- Bien Venca, pues vamos a hacer unas pruebas. Vamos a intentar ver como se te da eso de esquivar los golpes. Practiquemos una dote que te servirá solo contra un enemigo... adelante!
De pronto el sátiro se desvanece de allí y los árboles que hay a tu alrededor también, la hierba parece desaparecer y convertirse en un terreno arenoso y sin ninguna pizca de vegetación. De pronto un pequeño abultamiento parece salir del suelo y comenzar a formar una columna que se extiende hasta un metro y medio de alto. De pronto la columna estalla en pedazos y ante ti, aparece una figura un tanto extraña.
Practiquemos algunas cosas!
Ataca y esquiva, luego veremos como usar tu magia.
El tamaño no es proporcional al de la imagen. Es un poco más pequeño que tu.
Prueba a atacarle y a esquivar sus ataques.
¿Pero qué...? grité asombrado mientras veía surgir esa cosa del suelo.
Un poco aterrado, levanté la espada. No sabía muy bien que hacer, pero tenía claro que ese bicho no me iba a tocar.
¿Y esto qué come? pregunté.
La criatura hizo un movimiento, y gritando de miedo ataqué
Motivo: Ataque
Tirada: 1d20
Resultado: 20(+4)=24
Motivo: Daño
Tirada: 1d8
Resultado: 7(+3)=10
¿Confirmo crítico? XD
Buen golpe, dijo una voz idéntica a la del sátiro pero que no sabías de dónde procedía. Pero ahora porque no pruebas a concentrarte y a añadir algo de magia a ese golpe, eh?
Tú puedes, solo tienes que pensarlo y notar como la magia fluye por tus venas y como se prolonga por tu espada.
No hace falta.
¿Magia? ¿Estás loco? ¿Desde cuando existe la magia? grité asustado. Aunque claro, la magia no existe, pero desde cuando criaturas de ese tipo salen del suelo...
Un rugido de la criatura hizo que me cayera al suelo. Empecé a ir hacia atrás todavía sentado. Mi mano tocó una piedra y la cogí. Me dispuse a lanzarla, pero era obvio que no le iba a afectar en absoluto.
Si al menos pudiera hacer que la piedra ardiera... Quizá podía hacer que el monstruo se quemara pensé absurdamente.
Pero de pronto, como si fuera algo natural, una especie de energía empezó a recorrer mi cuerpo hasta llegar a la mano donde tenía la piedra. Ésta empezó a cambiar de color y, como había deseado, empezó a arder.
Sin saber muy bien lo que hacía, levanté la mano hacia la criatura y soplé la piedra, que salió volando hacia ese bicho
Motivo: Proyectil igneo de kelgore
Tirada: 1d6
Resultado: 5