Per un momento diérame la sensación que Lázaro nun m'escuchara y que iríase raudu de los alguaciles y de mí. Pero non, equivocárame. Con un sigilu que nun tendría d'estrañame nél, pudo entrar ensin qu'el so persiguidor pudiera dase nin cuenta de que desaparecía ante les sos propies ñarices.
Pero había que tomar decisiones y, salir en busca d'una posá como faláramos, nun me paecía la meyor opción. Meyor quedaríamos naquella casa abandoná que, a lo menos, ofrecíanos refugiu y un poco de tranquilidá, pos pasar la nueche nun calabozu nun me facía nenguna gracia.
—Quedémonos hasta l'alba, equí nun creo que nos atopen y de camín vamos ahorranos unos dineros.
A lo menos yo traía estera y cobertor que, por precaución, había coyíu antes de salir de la mio cabana y, anque nun taba segura de poder pegar un güeyu en tola nueche, a lo menos fríu nun pasaría.
Mas esperé la decisión del Lázaro por si los sos planes fueren otros.
¿Y si vuelve algún bandido? ¿O ese alguacil? -le repuse-. No me hace gracia volver a salir ahora, pero tampoco me siento seguro aquí... Vayamos a una posada, Nela. En esta bolsa -me toqué junto a la cadera, para que resonaran las doblas de aquel misterioso tipo- hay suficiente como para dormir seguro un año. Busquemos, ¿de acuerdo?
Uff, me da mala espina ese sitio. Si hemos entrado ahí nosotros tan fácilmente, quién no podrá hacerlo...
Nun pudi evitar una sorrisa ante los temores que mostraba el Lázaro pos yo, acostumada vivir sola nel monte pendiente de cualquier soníu estrañu que pudiera alteriar la paz, sentíame más segura so la protección d'eses parés derruíes qu'él, más avezáu a atopase arrodiáu de xente. Y a mi la xente, cuando yera mucha, sí que me daba mieu.
Pero ¿cómo podría convence-y? Salir de nuevu a la escuridá de les cais, con alguaciles buscando lladrones y lladrones buscando oru, nun me sentía ná segura pos yá viera de lo que yeren capaces unos y otros.
—Si vais tar meyor nuna posada... —Notábase que nun taba demasiáu convencía con esa idea.
Sin embargo, ¿cómo diba poder convence-y? Nin me conocía nin yo conocía-y a él, asina que poques opciones tenía pa tratar de quita-y aquella idea de la so cabeza y pocu tiempu había si queríamos folgar un pocu antes de l'alba. Sería meyor resigname y nun discutir.
—Ta bien, como queráis, anque sigo pensando que salir a la cai agora ye una llocura. —Coloqueme de nuevu'l zurrón al hombru dispuesta salir—. Oh, esculpái... tovía nun vos pregunté ¿táis mancáu?
Mancau → herido, dañado.
Hay palabras que las cambio para que se entiendan, pero mancar (herir, dañar), me niego a hacerlo ya que, junto con prestoso/a y prestar, son palabras muy típicas de Asturias que, si alguna vez venís, escucharéis muy a menudo ;)
Hicieron bien en dejar atrás aquel abandonado caserón, otrora ocupado por dignas gentes, más ahora terreno de ratas y murciélagos. Y camino a cualquier posada o taberna, que poco importaba cual, pudieron ver la imponente catedral que se apreciaba desde prácticamente cualquier calle de la ciudad. Y así, magna e imperturbable, observaba ésta, de tanto en tanto y cuando los edificios y templos colindantes lo permitían, a los dos apresurados que devoraban callejas a golpe de zancada. Oviedo, la muy noble y leal ciudad, saludaba con familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre en la Santa Basílica. La torre de la catedral, poema romántico de piedra, delicado himno, de dulces líneas de belleza muda y perenne. La vista no se fatigaba contemplando horas y horas aquel índice de piedra que señalaba al cielo; no era una de esas torres cuya aguja se quiebra de sutil, más flacas que esbeltas; era maciza sin perder nada de su espiritual grandeza, y hasta sus segundos corredores, elegante balaustrada, subía como fuerte castillo, inimitable en sus medidas y proporciones. Y como prodigio de juegos malabares, en una punta de caliza se mantenía, cual imantada, una bola grande de bronce dorado, y encima otra más pequeña, y sobre esta una santa cruz de hierro. Y bajo la mirada de tal magnificencia en clara noche de luna, resaltando en un cielo puro, rodeada de estrellas que parecían su aureola, doblándose en pliegues de luz y sombra, fantasma gigante que velaba por la ciudad pequeña y negruzca que dormía a sus pies, hubieron de llegar sin más demora a la anhelada posada que descanso, por fin, habría de darles.
Llegáis a la posada sin contratiempo alguno. Pagáis por una modesta habitación (cena incluida) y allí os encontráis ahora mismo. Os dejo unos últimos posts y finalizamos introductio.
Bueno Nela, pues aquí nos hallamos... -la dije en bajo, justo después de haber pedido cobijo al dueño-. Non digáis nada de lo acontecido: ni de las doblas, ni del alguacil ni de aquesta herida. Nada. Tratemos de dormir un poco, ¿de acuerdo? Resoplé un poco, a sabiendas que quién sabía si en esa taberna paraban alguaciles a la noche cerrada o tal que maleantes de mal beber (incluso el tipo que me atacó). Intentaría dormir esa noche, pero sería de manera intranquila por contra.
¿Me resto algunas monedas?
-Lázaro: no hace falta que restes nada.
-Nela: Si vas a aplicar alguno de tus "conocimientos" curativos, éste es el momento
Dempués la caminada que diérame pa llegar a Uviéu, más la que llevaba enriba una vez llegué a la ciudá, con tola tensión vivida y toles emociones notábame tan cansá que creía nun poder dar un pasu más, eso ensin cuntar con que la pierna taba doliéndome pos la forzara demasiáu.
Por fin llegamos a una posada onde poder comer algo y folgar el pocu tiempu que nos faltaba. Llancéme al platu que punxerenme delantre, dándome cuenta de la fame que tenía y lo bien que sentaba pa recuperar unes fuerces mermaes.
—Non te preocupes, que nun voi dicir ná. Pero respecto de la ferida... —Baxé la voz por que naide pudiera oyenos—. Depués, cuando naide veanos, quixera esaminala. —Poco m'importaba qu'él fora a rechistar.
Una vez tuvimos alejaos d'oyíos y güeyos estraños, obligué a Lázaro a que m'enseñara la ferida y, dempués de sacar un botecillo del mio zurrón, llavela con aquel bálsamu de fragante golor.
—Yá vais ver, mañana vais tar muncho meyor. —Guardé con delicadeza de nuevu'l bote na mio bolsa dispuesta yá a dormir un pocu—. Folguemos pues.
Motivo: IRR
Tirada: 1d100
Resultado: 31(+70)=101
Motivo: PV
Tirada: 1d3
Resultado: 3
A ver, que en lugar de dificultad puse en modificador... La tirada se pasaría pero si quieres la repito.
Folgar → descansar (por si acaso)
La tirada es correcta. Lázaro recupera todos sus PV (y como fin de la introductio, también todos sus puntos de Suerte).
Actualizo la ficha y espero que el bandido cierre la introductio con un último post :).
Aun no entendía porqué aquella mujer estaba conmigo en aquella tenebrosa empresa (que no entendía ni yo). O ni tan siquiera porqué entró en la taberna y vino a sentarse directamente conmigo. El caso es que incluso logró curar mis heridas milagrosamente, y yo quedé admirado, pues aunque cicatriz en el brazo quedárame (no demasiada, pero algo así), que no sentía ya dolor alguno, y empezaba a preguntarme quién diantre sería aquella ¿Tal vez un ángel del cielo? ¿Y porqué a mi? Si en cuantiosas ocasiones había robado y asaltado, y también matado alguna que otra... Sin decirle nada de esto tan sólo me limité a descansar.
Gracias -le dije cuando terminó-. Cuando nos atacó ese bandido creí que te ibas a marchar definitivamente. Habrá que cuidarse bien en estas lides, muchacha. Creo que nos hemos metido en algo más simple que un simple encargo...
No tardó en caer rendido el bandido. Que el masaje que la pelirroja le hubo de dar, más el reconfortante calorcillo que emanaban tales ungüentos, le transportó rápidamente a un sueño sosegado y reparador. Empero, en contra, difícil fue conciliar el sueño para Nela, quien atormentada por por extraños sueños no hubo de hallar descanso hasta bien entrada la madrugada.
Ya el gallo cantaba, y el sol pronto saldría. Era hora de ponerse en marcha...
FIN de vuestra introductio.