— Si son guardias, con suerte llevarán armaduras y no podrán subir por donde yo lo haré.
Observo con desconfianza el acantilado, que tiene una altura considerable y da respeto pero como no tengo muchas más opción, me subo un poco el vestido, le hago un nudo para que no moleste y empiezo a subir.
—Pues cuando subía acantilados en casa, no parecían tan terribles y amenazadores. Hay algo extraño que rodea la tierra de este país... o su magia, o los seres que viven en él... pero es un brillo diferente.
Motivo: Músculo + Trepar
Dificultad: 0
Tirada (3): 3, 8, 1
Guardados (2): 8, 3
Total: 11, Éxito
Comienzas a subir por la pared. Por suerte la superficie rocosa te otorga suficientes asideros como para facilitarte el trabajo. Aun así, tu subida es lenta y apenas llevas dos metros cuando a lo lejos ves como unos hombres salen a la playa. Desgraciadamente no llevan armadura, si no uniformes y alabardas. Hacen algunas señas y gritan algo que no logras oír de tan lejos. Inmediatamente empiezan a correr hacia tu posición.
Tienes que seguir trepando.
Me distraigo observando a los guardias que vienen hacia mi, lo que consigue que avance menos de lo que está en mis capacidades naturales.
—¿Guardias sin armadura? Al menos... un poco de cuero, ¿no? Céntrate Clady, que el hacha traspasa bien la tela, mucho mejor.
Con determinación, empiezo a escalar de nuevo, aunque las heridas y el dolor de cabeza me entorpecen y hacen que suba muy despacio. Aún tengo algo de ventaja pero sé que esta se va reduciendo cada minuto que pasa.
Motivo: Músculo + Trepar
Dificultad: 0
Tirada (3): 3, 6, 2
Guardados (2): 6, 3
Total: 9, Éxito
Una mano a un lado, un pie en el otro, otra mano en... La piedra a la que ibas a agarrarte se desprende y tu cuerpo resbala. Por suerte consigues sujetarte a tiempo y no caer, pero el tropiezo te ha robado tiempo, y apenas has avanzado nada. Los guardias están llegando y en breves los tendrás debajo. Son 5.
No caes, pero no subes más. Vamos, Clady, que tu puedes.
— Pues sí que se lo voy a poner fácil... —pienso mientras me detengo dos segundos a recuperar el aliento y la compostura.
Con ánimos renovados, empiezo de nuevo la escalada. Despacio, respirando con calma a pesar del dolor del costado, subo poco a poco, intentando, al menos, mantener la distancia entre mis perseguidores y yo misma.
Motivo: Músculo + Trepar
Dificultad: 0
Tirada (3): 9, 4, 6
Guardados (2): 9, 6
Total: 15, Éxito
Con mayor determinación, subes varios metros de golpe. Deben faltar apenas 5 metros para llegar a lo alto. Un empujoncito más y estarás a salvo. Abajo, dos de los guardias dejan sus armas y se encaraman a la pared.
Intentan trepar un par de veces, pero la ropa les dificulta la acción, así que parecen desistir y observan como vas subiendo el acantilado.
Tirada oculta
Motivo: Trepar
Dificultad: 10
Tirada (2): 3, 2
Guardados (2): 3, 2 (Se tiran de nuevo solo los dieces guardados)
Total: 5, Fracaso
Ahora que empiezo a avanzar con ritmo, me siento más segura. Con cada pequeño avance me siento más segura y tranquila y con más posibilidades.
— Vamos, vamos. Si has sobrevivido a un mar embravecido y a un pequeño mequetrefe, bien puedes subir un acantilado. Como si no lo hubieses hecho mil veces con los ojos cerrados para ganar una apuesta estúpida— pienso dándome ánimos.
Pensar en mi padre y en mis hermanos, a los que espero volver a ver, me da las fuerzas que necesito para subir un poco más.
Motivo: Músculo + Trepar
Dificultad: 0
Tirada (3): 6, 5, 9
Guardados (2): 9, 6
Total: 15, Éxito
Al fin tus manos tocan la cima. Un suave manto de hierba sustituye al áspero tacto de la roca. Miras por última vez hacia abajo para ver el rostro indignado de tus perseguidores, pero en la cara de todos ellos ves una amplia sonrisa. Cuando alzas la cabeza por encima del borde descubres por qué.
Otro grupo de guardias, también de 5 hombres, te espera en lo alto del acantilado. Detrás de ellos ves los muro del pueblo. Dos de los hombres te apuntan con sus mosquetes. Al lado se encuentra el joven de antes, con una sonrisa complaciente.
- Suba y deje las armas inmediatamente en nombre de la guardia. Si hace cualquier movimiento brusco le dispararemos. - Dice uno de los guardias que te apunta.
Mi gesto victorioso se congela en la cara cuando veo quién me espera arriba. Mi pequeño amigo, otra vez. Me aparto el pelo de la cara, me deshago el nudo del vestido y dejo caer a tela con sencillez.
—Bueno, bueno, ya llevo bastantes heridas por hoy, tampoco hace falta seguir con ello— digo mientras me encojo de hombros con una sonrisa.
Pongo las manos en alto, sin tocar el hacha.
—Viendo como ha acabado el vestido de vuestro... señor... tal vez deberíais coger vosotros mismos el hacha.
—Porque si la toco yo, voy a hacer una tontería y todos lo sabemos...
El hombre se queda mirando el arma.
- Esta bien. !Tu, coge el arma! - le ordena a otro de los hombres. Éste se acerca a quitarte el hacha, mientras los otros dos siguen apuntando. El que ha hablado te mira fijamente con el caño apuntando a tu pecho. - Y nada de tonterías...
Como son demasiados y me voy a quedar sin hacha, me tomo la situación con toda la calma que puedo. Me aguanto las ganas de sacarle la sonrisa de la cara al niñato con un buen par de guantazos, y hago todo lo que dicen.
— Tranquilo, ya me ha quedado claro. La cortesía avalonesa es impecable, sin duda—digo sin poder morderme la lengua.
—Y ahora, toca estar tranquila. Ya me liaré a manporrazos más tarde...
Te quitan el hacha y te atan las manos a la espalda. Azuzándote con la espada, los guardias te ordenan que te muevas.
- ¿Cortesía? - dice el joven con sorna - ¿Qué sabrá una sucia extranjera de cortesía? Pagarás muy caro lo que me has hecho. Creeme, cuando mi padre se entere de ésto, desearás estas muerta. - Una risa nerviosa se le escapa entre los dientes, mientras camináis hacia el pueblo.
— Mi hacha, que ha hecho años de camino conmigo, que me ha encontrado tras perdernos en el mar... mi hacha— pienso triste mientras se la llevan de mi lado.
—Pues espera a que se entere el mío de lo que has intentado hacerme— murmuro de mal humor.
—Y se enterará... como si no tuviésemos forma de enterarnos de lo que nos pasa. Vamos a ver como arde tu pequeña aldea. Más te vale que no me pase nada—pienso cada vez más enfadada.
Después de un largo "paseo", te llevan hasta un edificio de piedra tosco y sucio. Todos en el pueblo se paran a mirarte, murmurando, cuchicheando. El joven se va hacia un edificio inmenso, pero no te da tiempo de ver ningún detalle ya que rápidamente te meten en lo que descubres que son los calabozos. Te encierran en la celda de una sala, donde hay otras celdas, y otros prisioneros.
El guardia cierra con un chasquido la puerta metálica y te mira a través de los barrotes. Sin decir una palabra, da media vuelta y se marcha.