La ciudad contiene la respiración. Una rara tensión subyacente se ha apoderado de ella, y las malas nuevas llegan y se instalan. El rey Eodred II está enfermo. No es una sorpresa, casi era esperado. El viejo rey tiene suerte, ha vivido más que muchos de sus antecesores pero no tiene descendencia... La sombra de la maldición que durante 300 años ha azotado la ciudad, se cierne de nuevo, un rey enfermo sin descendencia...
Pero eso no es problema tuyo. Son juego de las altas esferas y de los poderosos. Tu sigues a lo tuyo, intentando localizar al indeseable Lamm, pero te esta siendo más difícil de lo que pensabas. y ya han pasado unos días, lo has logrado encontrar su maldita madrigera, y comienzas a desesperarte.