Partida Rol por web

Uno a uno subimos al preciado Walrus, el viejo compañero de buenas y terribles ocasiones las cuáles quedaban marcadas en sus innumerables reparaciones de su casco. Le doy la mano a mi amada Marie y noto su ceño fruncido ante uno de los comentarios de mi intendente. -Ya te acostumbrarás a la tripulación...- sonrío amable perdiéndome en esos ojos verde esmeralda. -Cada hombre y mujer que a dado todo por mí y este barco se merece toda mi confianza y aprecio pues una vez que eres aceptado por la tripulación esta se convierte en tu familia, hay códigos muy respetados, si alguien sangra por tí, bueno, para eso no hay paga alguna... ya habrá tiempo para charlar al respecto.-  finalizo sonriendo a mi amada Rogue.

Una vez que entre varios marinos han subido y asegurado las cargas de provisiones y botes, me dirijo a al segundo timonel.

-¡RAYA!... SUJETE ESE CABRESTANTE Y ELEVEN ANCLAS, EXTIENDAN VELAS, CURSO NORNORESTE, PREPAREN AMARRAS, ¡NO QUIERO QUE LA MEDIA NOCHE NOS ALCANCE CERCA DE CARLEON, NI DE NINGUNA CORBETA REAL!-

Luego me dirijo a Pew. -¡SEÑOR PEW!... asigne a estos dos hombre hamaca y cajón de pertenecias en los dormitorios, luego indique al señor Silver donde se encuentra la cocina del Walrus y al Montaigne -señalo a Billy Bones- lo envías a mi camarote en una hora para una entrevista... por ahora no quiero que me molesten a menos que esté listo y preparado el banquete en mi camarote, solo invitaré a oficiales, una vez que salgamos del rango real la tripulación se puede relajar y disfrutar del ron avellanado que les he compartido.- Asiento con el mentón al primer timonel y con un ademán le indico que se apresure con las indicaciones que le he dado para luego dirigirme a mi amada Marie.

-Vamos a mi camarote Marie... tenemos mucho de que charlar después de la última vez que nos vimos en la Roca de guía...- Tomo de una mano a Rogue y me afianzo de su breve cintura de manera galante para conducirla al camarote principal del Walrus mientras las velas se despliegan lentamente en medio del griterío entre marineros movilizando al Walrus hacia aguas más seguras.

-¡AYE CAPITÁN FLINT!-

El rudo marinero toma su puesto en el timón y se dirige a otros marineros en cubierta.

-¡YA ESCUCHARON AL CAPITÁN, TODOS A TODO TRAPO, CURSO NORNOROESTE, HASTA ALCANZAR EL CENIT DE LA LUNA QUE NOS ESPERA UNA NOCHE DE RON, MÚSICA Y BUENA COMIDA!-

Varios marineros comienzan a girar en torno al cabrestante empujando las palancas para subir el ancla mientras otros más toman sus puestos trepando por las escaleras de cuerda que nacen desde las garruchas de ambos lados de la fragata.

Al extenderse sus velas el Walrus comienza a moverse empujando lentamente por aquel viento de verano a lo largo de la costa de Carleon.

Y ya estamos en aquella majestuosa embarcación, la misma que ha mantenido abstraído durante largos viajes a mi amado y ahora por obra del destino, me toca compartir esto con él. Por esa razón ya cambiando la expresión de mi rostro al sentir el calor de su mano cuando la sujeta junto a la mía, sonrío para él. Es inevitable. Luego cuando me explica sobre su tripulación y la relación que tiene con ellos, asiento mientras lo relaciono con mis chicas. Ese tipo de confianza es única, ahora he comprendido el punto. 

—Lo entiendo, mi Capitán— respondo en un tono suave. 

Aún a su lado comienza a dar las directrices a su tripulación, haciendo que me quede allí fascinada por su obrar y ese toque tan varonil. Una vez terminan las indicaciones, muerdo mi labio inferior al escuchar sus palabras de lo sucedido en Roca Guía. Ambos sabemos lo mucho que hemos disfrutado en ese lugar, pese a la interrupción y lo que acontece después. 

Ya permitiendo ir uno muy pegado al otro, notando el calor de su mano en torno a mi cintura, rápidamente sigo sus pasos con la intención de conocer el camarote de mi amado. Sin evitar el echar un ojo a las velas, que majestuosas se abren para jugar con el viento. Un verdadero sueño el estar aquí arriba. 

—Asi es, hablaremos todo lo que quieras. 

-¡Aye Capitán!...- Una breve sonrisa desdentada aparece en el rostro de Pew respondiendo las indicaciones de Flint, hace una breve reverencia a Marie como dándole la bienvenida a cubierta y se dirige a los dos nuevos integrantes de la tripulación del Walrus.

-Siganme, vamos a la panza del viejo Walrus.- Pew se dirige a una reducida escotilla rectangular situada en el suelo de la primera cubierta y justo entre dos puertas del castillo de proa señala una antes de descender por la escotilla del alcazár. -Por aquí  hay que bajar a la cubierta de armas y ese es la cocina, tu nuevo lugar de trabajo Silver.-

Al bajar sortean las mesas del comedor y los cañones del Walrus hasta cruzar el cabrestante y enseguida llegan a las hamacas, un poco más adelante se alcanzan a distinguir los camarotes privados para oficiales. -Elijan la hamaca y el cajón desocupado que más les acomode, aquel lugar es para oficiales, por ahora solo está ocupado el camarote de León, los demás tragaron ancla...- El señor Pew se pasa un dedo por el gaznate.

-Silver, en cuanto termines de acomodarte sube a presentarte a tu cocina, Billy, tienes un poco más de tiempo, en una hora te presentas en la puerta del camarote del capitán en el castillo de popa justo detrás del timón.- le guiña un ojo de manera socarrona y se despide silbando de regreso a la primera cubierta.

              - !No necesitas creer demasiado en el destino o en mi guapo!    !Ya que normalmente tampoco le preocupas demasiado ni al destino ni a mi, excepto que tu destino nos pueda perjudicar o beneficiar con importancia!     Así que no esperes que a ti o a cualquier otro trate de convencerle de la veracidad de mi servicio ... espiritual! -     Responde con tono místico y misterioso mientras que barajeaba y revolvía con velocidad y elegancia el mazo de cartas que Pew le acababa de pasar, entonces tras hacer un corte tras una pausa con la que señala cada uno de los puntos cardinales imaginarios toma la mano del marinero boca arriba para dar con las cartas una palmada para dejar las cartas boca abajo y tras un momento agacharse para darle un beso, entonces le susurra al oído de Billy bones:

              - Por favor amigo haz un par de cortes al mazo, uno boca arriba y el otro boca abajo y devuelve me mis cartas al término, que en un momento mas te explicaré mi interpretación! -    Tras decir lo anterior la primera de las cartas boca arriba fue la fuerza y la segunda boca abajo tras un momento de suspenso ... fue la legión ... entonces la intendente sonrió y le miró por un momento a los ojos en silencio antes de decir con voz alta:

              - ¿Te digo mi interpretación en público o en privado marinero? -  

Billy estaba por responder y es interrumpido por el señor Pew, así que con una sonrisa coqueta, el pirata responde - ¿Sera en Privado...?- El pirata toma sus cosas, empieza a caminar para seguir al señor Pew... levanta una mano al aire en señal de despido y dice - Nos veremos más tarde... si así lo quiere el destino.- para después darle la espalda a Leonorilda y seguir a Pew hacia la escotilla.

Una vez abajo, Pew los ha conducido a él y a el otro hombre con quien aún no había cruzado palabras hasta un lugar con cajones y hamacas sin ocupar. - Debo de estar loco, no me han dicho aún cuanto será mi paga y ya estoy aceptando trabajar aquí- pensó el pirata. Detuvo el paso del señor Pew y pregunta en un tono serio - ¿Cual es el siguiente destino del Walrus?-

Tras escoger catre y arcón, el joven Silver respiró profundamente, captando el olor a humanidad que impregnaba cada rincón de aquella cubierta.
- Si no me necesitan, iré a la cocina, a ver con qué cuento para el banqueta de hoy. Un placer haberles conocido hoy Dicho ésto, se perdió en dirección a la cocina.
Una vez allí, se plantó en medio de la comuna, y sonrió. Volvía a estar un barco, tan solo después de una semana, había conseguido volver a embarcar. Y nada menos que en barco del capitán Flint.
Colgó su tricornio en un viejo clavo, se arremango las mangas de la grisacia camisa, y empezó va pelar patatas. No le gustaba nada pelar patatas, nada de nada.

        - Esta bien novato camarada! ...  Bienvenido al Walrus!    Por cierto ... ¿Cómo te llamas, de donde vienes y cual es tu profesión?    -     Leonorilda le alcanza a preguntar a Billy Bones antes de que se aleje junta a Pew y tras escuchar su respuesta le admira por un momento al alejarse caminando por la cubierta hacia la escotilla, entonces tras saludar a algunos marineros de la tripulación de camino hacia su camarote privado para guardar algunos enseres que trajo de la superficie y sus cartas, se tiró un momento a la hamaca para descansar y relajarse antes de volver a ponerse de pie para dirigirse hacia la cocina para saludar de nuevo a Jhon Silver:

        - !Buenos dias Jhon Silver!   ¿Te molesto si platicamos mientras que trabajas?   ¿Si es necesario te puedo ayudar un poco con respecto a tu trabajo amigo? -     

Al abrir la puerta del camarote principal del Walrus al cuál el capitán ha dejado estrictas órdenes de que este siempre limpio, ordenado e iluminado, los recibe un ambiente tranquilo y cómodo cosa que el Sr. Pew siempre a mantenido a la perfección desde que Flint ha sido capitán de ese barco.

Llama la atención en primer lugar una gran estantería llena de libros del lado derecho de la cabina denotando la pasión de Flint por la lectura.

Las luces a medio tono dan un toque suave y romántico a la cabina que en conjunto con el olor a madera y canela terminan por enmarcar una agradable vista a la invitada de honor del capitán Flint.

Luego de dejar en orden la cubierta y que el Walrus se pone en marcha para alejarnos de Carleon y su guardia real extiendo la mano para permitirle el paso a Marie hacia mi camarote sin soltarle la cintura.

Apenas cierro la puerta bajo llave mis brazos la rodean completamente y busco las mieles de sus labios fundiendo entre ellos esta pasión que me consume y había quedado inconclusa después del atrevimiento de Stephenson en el Kraken. Mientras mis manos recorren sus caderas para aferrarme a ellas como si en ello me fuera la vida la mullida cama nos recibe con los brazos abiertos para dar rienda suelta a nuestro más fervoroso amor, mis labios se deslizan magistralmente de su boca a su cuello y culminan entre su delicioso escote el cuál me recibe orgulloso palpitante ante la fogosidad de mis caricias.

-Oh Marie, mi Marie, que felicidad es tenerte entre mis brazos después de tantos desvelos y tristes noches estrelladas en alta mar...-

Silver se sorprendió al ver a la oficial de artillería entrar en la cocina. - No esperaba tal visita, mi señora. Comentó al ver a Leonorilda. - Creía que estaríais debatiendo sobre la fortuna y el destino con el apuesto del señor Bones.

John había acabado de pelar algunas patatas, y se disponía a ponerlas en agua, mientras se dedicaba a pelar algunas zanahoria. Había encontrado algo de tocino y alubias rojas, así que se disponía a hacer un guiso con aquellos ingredientes. Las alubias parecía que hacía días que estaban en remojo, seguro que el anterior cocinero pensaba hacer un guiso con ellas. Silver sintió un escalofrío al pensar en la suerte que debió correr su antecesor.

- No me molestan en absoluto... Le puedo llamar Leon? No se ofenda si le parece un trato demasiado familiar. Parece usted una persona importante en este buque, y no quisiera contrariarla. Silver se concentraba en cortar el Rif no en porciones similares mientras conversaba con Leonorilda.

- Si quiere picar algunas cebollas... Sin duda será de utilidad. Dijo mientras señalaba con la cabeza el tonel lleno de ellas.

- Que es eso de las cartas que mencionó antes? El apuesto rubio no pareció hacerle demasiado caso, yo por el contrario, respeto mucho a la fortuna y sus presagios 

Ya siguiendo los pasos de mi amado recorriendo aquel enorme barco lleno de aromas y mucha historia, llegamos a su camarote que a simple vista me deja completamente anonadada por su belleza y ese toque muy suyo. Sin dudarlo doy un paso adelante en el interior de aquel bonito espacio íntimo, solo para dejarme atrapar por esos brazos fuertes que se aferran en torno a mi cintura. 

El beso es fuego puro, habla de tantas noches dónde ambos nos hemos echado de menos y la necesidad imperiosa de este ahora que comenzamos a construir juntos. Y en medio de tantas caricias dónde en el camino voy quitando toda ropa que me impida el roce de mis manos con su piel, me dejo caer en la cama mientras la falda queda un poco subida con sus enaguas y medias a mitad de muslo. 

Rápidamente siento el calor de su aliento sobre el cuello, momento en donde un jadeo se escapa de mis labios y al continuar descendiendo hacia mis pechos, un tímido gemido endulza aquel silencio. Dispuesta a terminar lo que habíamos comenzado, la yema de mis dedos recorren su espalda, ardiendo ante el roce, fascinada por su olor y ese toque tan masculino que tiene. 

—Mi dulce amor, tantas noches esperando por ti. El futuro es nuestro... Te amo mi Capitán—confieso.

Y busco con mis manos su rostro para acercarlo al mío, así podemos mirarnos a los ojos para profesar tanto amor. 

—Hazme tuya, como siempre.

       - Mis amigos pueden llamarme León y no soy amiga de cada persona que conozco querido Jhon, siquiera hasta que la conozco lo suficientemente bien como para saber si me gusta dicha persona! -   Le responde con una sonrisa Leonorilda al nuevo cocinero tras escuchar su primer respuesta, ver como comenzaba a preparar la comida y tras escuchar la propuesta mira a las cebollas sin mucho animo, pero las toma tras lavarse las manos y el cuchillo para comenzar a cortarlas con cierta velocidad mientras que mira de reojo al cocinero mientras que complementa su respuesta con una sonrisa pícara:

       - Sin embargo respeto y tal vez coincida contigo en que el Señor Bones te parezca apuesto, tal vez mas que a mi!   En cuanto a las cartas ... las uso desde hace años para saber un poco acerca de las personas, a veces algo que ellas quieren ocultar y en otras ocasiones las que quieren descubrir! -    Responde la intendente mientras que continua y termina de cortar las cebollas y tras escuchar el resto termina por decir:

      - ¿Si quieres puedo leerte las cartas ahora mismo cariño? -     Sola  tras guardar las cebollas y limpiar se las manos espero su respues

- En ese caso, seguiré llamándole Leonorilda, hasta que usted crea oportuno. Respondió con una sonrisa tímida mientras ponía los ingredientes en un gran olla de cobre desgastada por el uso.

- ​​​​No me mal interpreteis, mi señora, pero me pareció que el señor Bones era más su tipo que el mío. Particularmente, el vello en la cara no me causa excitación alguna. Añadió mientras se encogía levemente de hombres. Aprovechó un instante para añadir algo de sal mientras removía con parsimonia el guiso.

- En cuanto a las cartas, si no le es molestia, por mi puede proceder. Sin duda a captado mi atención. Alimentó el fuego con un par de pequeños troncos, dejando que todo hirviera lentamente.

- Veamos que dicen esas cartas.

       - No tengo ningún inconveniente en que me llames Leonor y la barba me encanta pero no me atonta, porque así como te acabo de decir no abro mi confianza tan fácilmente a cualquiera, sino hasta que me gusta lo que conozco de las personas!     Por favor permíteme por un momento y regreso! -     Leonorilda le sonríe al cocinero al terminar con su parte y tras una seña se retira para regresar a su camarote por el mazo de cartas y de vuelta con Jhon Silver comienza a barajear la frente a el con habilidad, tal y como lo hizo antes revuelve la gitana con velocidad y elegancia el mazo de cartas entonces tras hacer un corte tras una pausa con la que señala cada uno de los puntos cardinales imaginarios toma la mano del marinero boca arriba para dar con las cartas una palmada para dejar las cartas boca abajo y tras un momento agacharse para darle un beso, entonces le susurra al oído de :

              - Por favor amigo haz un par de cortes al mazo, uno boca arriba y el otro boca abajo y devuelve me mis cartas al término, que en un momento mas te explicaré mi interpretación! -    Tras decir lo anterior la primera de las cartas boca arriba fue la carta de El mago luego eligió la carta de la Legión, entonces la intendente sonrió y le miró por un momento a los ojos en silencio antes de decir con voz alta marinero

              - La carta de El mago volteada viene siendo el ambicioso que se deja llevar; luego elegiste la carta de la Legión, que en posición frontal normalmente significa que eres Perspicaz, combinación que puede ser muy interesante y útil, aunque también peligrosa, para ti y los que están a tu alrededor guapo! -

El joven Silver pareció sobresaltarse un instante al ver las cartas y escuchar lo que Leonorilda decía de ellas. Acaso esa mujer conocía su secreto? Como era eso posible?

- Que sorprendente resultado...Leonor... Pero soy un simple cocinero, cómo podría causar peligro a los que me rodean? Podría salirme mal el guiso, entonces si que me podría poner en peligro por las diarreas causadas a la tripulación, pero a parte de eso. Dijo intentando recomponerse de la zozobra que le había causado ver aquellas cartas.

- Sin duda poseéis una habilidad nada despreciable, interpretar la fortuna... Que cartas sacó nuestro capitán? Preguntó con curiosidad.

- Y otra pregunta, si me permitís la osadía. Que hace una mujer hermosa como vos en un barco pirata?

Mis labios se funden con los de mi amada mientras nuestras ropas se desvanecen dando paso a las sábanas de mi solitario lecho las cuáles se enredan en nuestro cuerpos tratando de arropar la intensa pasión que nos consume en esos instantes dentro del castillo trasero del Walrus.

Mis manos recorren todo el cuerpo de Rogue hasta sujetarse de su breve cintura para y anclarme a su nivea piel arremetiendo contra ella sin poder contener este ardiente deseo de hacerla mía.

Invado su intimidad hasta el tope de mis fuerzas embistiendo una y otra y otra vez mientras leves gemidos y jadeos se esparcen por toda la cabina del capitán, mi boca busca la de Marie  para deleitarme con sus mieles y ahogar sus gritos de placer con mis besos apasionados.

Su cabello rojizo fuego me es impresionante al extenderse por toda la blancura de la cama y me embelesa mientras continúo dando y recibiendo placer a manos llenas.

El calor de su cuerpo y el aroma de los dos entremezclados transforma esta dulce melodía en un tono más íntimo, desenfrenado y pasional. Ni siquiera me he dado cuenta del momento en que estoy completamente desnuda, pero poco importa cuando en mi interior se encuentra unido en cuerpo y alma, encadenando su corazón al mío. Mis ojos verdes se pierden en los suyos de color marrón, fascinada por su fuerza, extasiada por el vaivén de su cadera y como las sensaciones se esparcen por cada rincón de mi. 

Los besos se comparten desde la voracidad y el deseo del momento, mordiendo su labio inferior de forma salvaje mientras los gemidos son callados por su boca. Mis manos se aferran con fuerza desde su espalda y pasean a través del roce sólo para encender un poco más este fuego que desbocado está. Podría vivir todo el tiempo encerrada aquí con él a mi merced o viceversa. Soy adicta a su deseo, a esa necesidad de tomarme allí sin que importe nada más. 

Ya separando un poco más las piernas siento lo muy adentro que está de mi, como se contrae mi interior y lo lubrica para que sea simplemente perfecto. Todo mi cabello descansa en la cama mientras recorro su cuello, lo lleno de besos, mordidas y lamidas que osadas quedan allí sobre la piel. Tanto que me impregno de su aroma, de aquella mezcla entre el salitre y su olor natural. El primer orgasmo de tantos que puede obtener de mí surge, salvaje, entre gritos que mueren en sus labios y una sensación perfecta, adictiva que se comparte. 

Pero bien sabe él que no me conformo, siempre quiero más. 

          - ¿Un simple cocinero?    !Por supuesto que lo dudo!      No solo por haberlo leído en las cartas, sino porque normalmente soy buena leyendo a las personas y sus reacciones cuando se les toma por sorpresa como yo a ti hace un momento ... -    Responde la intendente mientras que toma la carta y la mira por un momento y sonríe como si un chispazo de ingenio le hubiera dado una alternativa interesante, pero la mujer de Vodacce guardó silencio y negó con la cabeza tras la pregunta acerca del capitán, entonces le responde con un susurro: 

         - No somos aún amigos cariño y por lo mismo con buena razón me guardas tu secreto, el que si es como supongo tienes buenas razones en cuidar.     Pero en cuanto a nuestro capitán ... como debes suponer no puedo contarte información valiosa y secreta acerca de él excepto que quieras confirmarme lo que supongo de ti, ya sea aquí o en un lugar mas ... privado!    Prometiéndote de antemano ser celosa de dicho secreto!      Supongo que mi curiosidad, discreción y ambición como la tuya me han traído a un lugar como este

- Más privado? Dijo el joven levantando levemente la ceja con una medio sonrisa mientras se lavaba las manos en un viejo delantal que había encontrado en la cocina del barco.

- Y donde sería ese lugar más privado en el cual sincerarnos? Algún lugar donde poder hacernos amigos íntimos tal vez. Seguro que podemos explicarnos muchas cosas en la intimidad. Añadió travieso.

Silver cogió una desgastada cuchara de madera, le pasó un trapo par limpiarla, y probó el guiso que estaba preparando. Con cuidado de no quemarse la lengua, sopló un poco, enfriando el contenido del quiso que había recogido con la cuchara.

- Mmmmm, si. Listo. Un par de minutos más al fuego y listo. Quiere probarlo? Ofreció Silver a Leonorilda.