Partida Rol por web

Las palabras de Totó hicieron que la mujer volviera a mirar al esburrillo verde, sobretodo porque tampoco la parecía algo tan raro que se estuvieran poniendo trabas entre ellos ya que estaba aburrida de escuchar las palabras de todos los esbirros que había tenido a lo largo de la historia. Siempre venía a ser parecido, aunque claro, con pequeñas variaciones dependiendo de a dónde los enviaras.

- Yooda... así que fuiste tú el que drogó a tu compañero... Ya ya, se te había olvidado comentarme ese pequeño detalle ¿ no? Ahora es cuando me tienes que explicar por qué lo hiciste y lógicamente cómo volvisteis a entrar en Umbría...

Según se iban inculpando el uno al otro a diestro y siniestro, como debía ser muy a pesar de todo, la mujer iba perdiendo cada vez un poco más la mínima paciencia que le quedaba, así que el final le tocaría el gordo a uno de ellos, eso estaba cantado.

¿Eh? ¿YO? ¿Acaso cree su malignidad que yo haría algo así de cruel y rastrero? - pregunta yooda sorprendido por la falacia escupida por totó hacía su persona. Me temo que ahora comprendo lo que ocurrió... cuando nos acercamos a ese lugar pude presenciar unas extrañas aves negras que no paraban de observarnos con sus ojos brillantes. En ese momento no sabía que se trataba de los cuervos que protegen comunidad umbría pero ahora que puedo verlo con retrospectiva entiendo lo que ocurrió. Debieron ser esas criaturas las que invocaron a los legendarios administradores externos - yooda hace una pausa al ver la cara de desconfianza de totó y la cara de poquer de la señora oscura.

Si, no recordáis cuando en aquella ocasión en la que [Censurado por los administradores externos]. Y así fue como ocurrió... ¿Sigo?

Totó mantuvo su sepulcral silencio ante las palabras de Yooda, quien hizo recordar a la ama muchas cosas con eso de los administradores externos y la dejó pensando en sus cosas unos instantes, aunque siempre estaba pensando en alguna maldad y era mejor no preguntar.

De todas formas, no tardó en volver a centrarse en lo que se traía entre manos y volvió a mirar al ahora abuelo Yooda, pues lo había hecho arrugarse tanto como a una pasa.

- Sí, recuerdo a esos desgraciados que son peor que la SGAE... - que venían a ser la competencia en cuanto a maldades se refería, pues obligar a la gente a seguir escuchando a Ramoncín siempre era algo que se la tenía que haber ocurrido a ella primero, era toda una tortura.

- ¿ Qué pasó con esas defensas? Conseguisteis pasarlas o dejasteis que os largaran como a perros?

El pequeño hombrecillo verde no fue capaz de articular palabra y vuestra ama, que siempre lo interpretaba todo como la daba la gana, se lo tomó como un silencio porque sabía que la culpa de que no hubieran conseguido llegar a Umbría y cumplir el plan a la perfección había sido de él.

La respuesta a aquella falta de palabras fue más que contundente y Yooda comenzó a envejecer aún más, tan rápidamente que para cuando Totó quiso mirar qué era lo que estaba pasando ya sólo había un montoncito de ceniza a su lado, mientras que la mujer gritaba insultos a diestro y siniestro, todos, dirigidos a sus esbirros y lo inútiles que resultaban siempre.

Pasados unos minutos en los que pensó que le iban a convertir también en puré, la mujer le miró.

- ¿ qué haces aquí todavía? Sal de mi vista!

Y así, las puertas se abrieron para que Totó pudiera largarse casi olvidándose hasta de su propia sombra, pero al menos, vivo, que ya era más de lo que muchos podían decir.