Partida Rol por web

Podría ser cierto lo que decía sobre su arma. Los siervos de los dioses eran gente rara.

- ¿Kraken? ¿Algo de un culto? Son unos con los que ya tuvimos un encuentro. Atacaron a un gigante de las nubes que nos llevó en su nube. Un buen gigante, bastante majo, la verdad. – le comentó a Jaime – Cuando vinimos hacia aquí conocimos a un gigante de piedra que no era leal a Kayalitica, pero estaba moribundo y apenas tuvimos ocasión de hablar con él. Imagino que habrá más de esos gigantes por las montañas, que huirían de Kayalitica, sus rocs y sus gigantes. – se encogió de hombros – Imagino que con el tiempo volverán aquí.

- Lo de los bárbaros serán “oso azul”, la tribu que les ayudaba y que te tenían retenidos. – le explicó conforme andaban.

Se puso cómodo mientras esperaba. Miró a Tasae.

- ¿Hay algo más aquí que debamos investigar? ¿Vamos a descansar y después miramos la estatua esa de ahí fuera? Quizás mientras descansamos las respuestas esas terminaran de escribirse. A saber. – se encogió de hombros.

Mientras le fue explicando a Jaime.

- Parece ser que los Gigantes antes se guiaban por una cosa llamada el Orden, como una serie de normas que decían cuáles de ellos estaban por encima de los otros y como debían comportarse con las razas que somos más pequeños que ellos. – le explicó – Desde hace unos meses parece que ese Orden se ha ido a tomar viento, que su dios principal, Mamón, les ha dado permiso y ahora están todas las razas de Gigantes peleando entre sí para ver cual va a ser el nuevo Orden y eso nos ha pillado a los demás entre medias. Cada raza parece tener un plan diferente a las otras para hacerse con la victoria y a nosotros parece que nos ha tocado arrimar el hombro para pararles los pies y restaurar el Orden. – concluyó su relato – No está mal el dinero que se saca de esto, pero a saber cuanto nos queda después de tener que resucitar a nuestro amigo Thöras.

—Prefiero echar un vistazo ahora— dijo Tassae estirándose; estaba cansada, pero también sentía el subidón de la hierba de Yondala. Claro, que aunque se sintiese más despierta y poderosa gracias a esa hierba no parecía que le hubiese ayudado demasiado— Miramos la estatua esa del gigante, nos acercamos a ver los bichejos de las jaulas y nos vamos a descansar estas heridas... y ya si eso, cuando nos levantemos continuamos revisando. Tenemos que pensar en ver quien nos puede ayudar a traer de vuelta a Thoras... No sé, los tipos que despetrificaron a Izztyl quizás... pero necesitamos a alguien que esté cerca. No sé como funcionan esas cosas, pero sé que cuanto menos tiempo pase, mejor.

Realmente habían evolucionado mucho desde que se habían conocido, especialmente desde que había conocido a Ajo, con quien llevaba desde antes incluso de entrar en las minas. Meses atrás no habían podido siquiera plantearse traer de vuelta a Darumg. Como lo echaba de menos, a él y a sus collejas. Sus sermones de Ilmalter no tanto. Eran tan aburridos como las mierdas del equilibrio de Izztyl, solo que al enano no se le podía picar como al drow llevándole la contraria o rebatiéndole. Esperaba que funcionase... en realidad no había garantías y eso preocupaba a la gnoma, aunque no dijo nada al respecto.

Tassae se dirigió hacia la estatua. Tenía mucha curiosidad en examinarla, aunque no creía que fuese  a sacar demasiado en claro, especialmente mirándola desde cerca.

—Creo que necesitaré la escoba para mirar por arriba— comentó. No le gustaba nada volar con aquel palo entre las piernas, pues sentía que el equilibrio era precario. Prefería volar transformada o agarrada la espalda de alguno de sus compañeros, pero era la mejor opción para maniobrar y mirar desde todos los ángulos ¡Si tan solo pudiese volar como su tío!— Sí, teníamos un par de pistas con respecto a esa gente. Cuando estemos en una ciudad costera me pasaré por algún templo de Umberlee a ver. Por cierto, no deja de ser curioso. Una secta acuática y una caracola gigante. Sospecho que es una de esas conchas que nos dijo Zephyros. Al fin y al cabo, esa tiparraca era una líder. Estoy pensando... Si realmente lo son podríamos robar la otra concha a los gigantes de las colinas. Así no podrían usarla. Nos vendrá bien tener más de una.

Enfilasteis vuestro camino hacia la cueva del norte donde habíais visto un grupo de bárbaros. Seguramente alguno de los que visteis que huía vendría de aquí, a estas alturas ya estaban fuera del cañón.

Al llegar a aquella caverna os encontrasteis una escena dantesca, había 4 cadáveres recientes de aquellos bárbaros. Las criaturas de las jaulas habían muerto y yacían justo dentro de las jaulas que ahora estaban completamente destrozadas. Los cuerpos estaban cerca de la cueva natural que seguía y había marcas en el suelo de haber sido arrastrados hasta el centro del lugar por varios metros.

Lo extraño es que en el centro de la otra caverna habíais visto una gran estalactita que ahora había desaparecido.

Rebuscando cosas de valor no encontrasteis nada, aunque parecía que alguna gran fuerza había arrancado de cuajo los cinturones y las mochilas de los bárbaros caídos.

- Dejemos este lugar. Lo que sea que ha destrozado a estos bárbaros podría rondar todavía por aquí y no estamos para muchos trotes. Vamos a ver esa estatua. - los urgió Ajo.

Los Gigantes de Piedra crearon esta gigantesca estatua trabajando la piedra de la parte mas profunda de aquella grieta. La estatua mide unos 150 pies de altura y representa a su dios Skoraeus HuesosDePiedra, ya que su nombre está grabado en muchos lugares cercanos. De su cabeza salen una especie de pinchos, como si ilustrasen su santidad o poder.

El monumento quita el habla, es increíblemente grande y está detallado de una manera impresionante.

Pequeños ríos de agua van recorriendo toda la estatua como si el río surgiera del propio monumento, desembocando todos en el origen del largo río que habíais estado siguiendo.

- ¿Qué decís? ¿Algo más aquí? No sé si queréis que intente romperla. A lo mejor si me subo arriba del todo y hago fuerza con las piernas y la espalda apoyada contra la pared puedo empujarla y derribarla. Quizás los gigantes escondan más tesoros detrás de la estatua, pero eso seguramente cabreara a los gigantes que estaban contra Kayalithica. – comentó con ganas de irse a descansar.

La impresionante estatua me resulta de lo más curiosa y le echo un buen vistazo por si acaso tuviera algo especial, como ojos hechos de piedras preciosas o algo por el estilo. Mis compañeros han manifestado en reiteradas ocasiones que pretenden revivir a alguien y seguro que les viene bien tanto dinero como puedan conseguir.

Después de eso, estoy bien dispuesto a retirarme a descansar pero me ofrezco a realizar la primera guardia si ellos lo prefieren así.

Tras revisar la estatua, Jaime se dio cuenta que el ojo derecho parecía diferente y especial. Parecía ligeramente brillante y a diferencia del otro que era piedra tallada, algo había embebido en la cuenca de esa estatua.

Sin mucho problema, con las habilidades del grupo para volar y levitar conseguisteis quitar aquel orbe.

El orbe parecía de granito, del tamaño de un puño humano. Había una runa escrita muy parecida varias que habíais visto talladas por los gigantes, pero esta parecía integrada en el orbe formando unas venas cristalinas a través de la superficie.

La gnoma miraba asombrada aquel orbe, sosteniéndole con las dos manos. Aunque no fuese tamaño gigante, al ser ella tan pequeña daba la impresión de que aquella piedra era mucho mayor de lo que era en realidad. Depues de rascarse la cabeza unos minutos y de examinar la runa, explicó a sus compañeros lo que hacía.

—Vaya... ojalá lo hubiésemos encontrado antes. Con esto no puedes quedarte petrificado, podrías darte un bañito largo en ese barro asqueroso y no pasaría nada. También dificultará que te puedan empujar o que puedan pasar cerca de ti.—Tassae entrecerró los ojos y empezó a farfullar algo en un idioma raro, como si hubiese algo que no encajase y estuviese maldiciendo por no darse cuenta. De pronto, esbozó una sonrisa y exclamó— ¡Aha! Esto era. También se puede transferir su poder a un escudo para que las flechas no te hagan daño o a unas botas para que no te tiren al suelo. Que curioso... aunque se perderían los otros poderes, que me parecen bastante mejores

Ajo escucha atentamente las explicaciones de Tassae, pero no parece muy impresionado con sus propiedades.

- Parece interesante. ¿Crees que nos podrían dar un buen precio por él? – preguntó pragmático como siempre.

- ¿Vamos ya a descansar? – insistió después si ya habían terminado de explorar todo lo que querían explorar. No iba a discutir con Jaime si quería hacer él la primera guardia; necesitaba descansar.

~ Escena tras derrotar a Vezsrack, el archidruida de la Raíz Oscura ~

El drow contaba con múltiples heridas en su cuerpo que se habían trasladado tras extinguirse la transformación del tiburón gigante. El agua se estaba escurriendo por el acuario hacia un sumidero en el nivel donde ahora había 3 cadáveres de mantícora.

Vezsrack sonrío con amargura mientras las sangre manaba de su boca y se colaba entre sus dientes afilados.

— Enhorabuena Tylz’tleh, me has derrotado y ahora eres el nuevo líder de la Raíz Oscura. Pero partes de cero como lo hicieron nuestros antepasados, estás solo pues yo maté al resto de druidas... así lo quiso el Kraken por capricho y yo obedecí. Él me dio el recurso para engatusarte y servir a sus designios. No fue difícil ajustar tu memoria y tus pensamientos... — volvió a toser sangre.

— El Oasis de Eldath no existe.. no se puede buscar.. porque no se encuentra. El Oasis de Eldath es una leyenda.. sobre conseguir el equilibrio absoluto entre la Superficie y la Infraoscuridad. Siempre has sido un soñador y un cabezahueca Izztyl.

Volvió a toser y tuvo un espasmo de dolor que le tensó todos los músculos del cuerpo.

— Los Gigantes están tomando la tierra que fue suya en los tiempos de Ostoria y dentro de poco ya nada podrá detenerlos. El Innombrable está consigu...

De repente visteis como unos tentáculos empezaron a salir de su garganta hasta fuera de su boca, pegándose por toda la cara del viejo drow. Su mirada era de completo pavor. Antes de que nadie pudiera hacer nada por reaccionar, su cabeza explotó en mil pedazos, salpicando sangre, hueso y cerebro por todos lados.

Del amasijo de sangre y restos salió una criatura parecida a la que había salido de la nariz de Izztyl, una especie de pulpo-calamar con facciones insectoides. Tal cual salió, perdió toda su fuerza y murió.

Aquel día Tassae acudió a desayunar de buen humor, aunque algo preocupada. Había podido darse un baño caliente y quitarse la mugre que habían acumulado durante aquellos días. Aunque no era nada maniática con la limpieza después de toda la mugre que había acumulado entre explosiones rayos y humo volcánico, bucear en un agua que olía a pescado muerto no era precisamente algo que contase como baño.

—Sigo pensando que deberíamos ir al templo ese de la Espina del Mundo— insistió Tassae, aún sabiendo que seguramente cayese en saco roto— Estos gigantes de las colinas son mediobobos. Fuertes pero mediobobos. No sabemos si ahí vamos a encontrar pistas, en cambio, sabemos que en el Valle de Khendrim nos pueden guiar hasta el Oráculo donde "sí" tenemos pistas. Cazar Orcos y Gigantes de las Colinas podemos hacerlo después de esto ¿no creéis?. Además, guerreros que puedan vencerlos seguro que hay más que gente dispuesta a investigar esto. Que ya que estamos aquí podemos investigar un poco sobre la Sociedad del Kraken, sobre todo ver si los zhents tienen alguna relación con ellos. Pero creo que el Oráculo corre más prisa.

Observar mi reflejo en el agua o en los espejos de plata bruñida de la posada sigue resultándome entre cómico e inquietante. Lo que no tiene para mí tanta gracia es recordar cómo llegué a convertirme en este tipo tan apuesto. No es que esté resentido por que los gigantes de piedra me mataran, eso le puede pasar a cualquiera, es que no me puedo quitar de la cabeza la desolación de Orlbar.

Y pensar que eso vaya a repetirse aquí, tan cerca de mi hogar... Me enferma imaginar los Goldenfields, Amphail, Vadragón o la Posada del Barquero reducidos a un puñado de ruinas irreconocibles y a sus gentes vagando sin rumbo en busca de cobijo y un mendrugo de pan para sus hijos famélicos.

¿Y por qué no me sorprende que los orcos sean en parte responsables de tanto sufrimiento? ¡Precisamente los Muchasflechas! Todavía guardo buen recuerdo de la lluvia de jabalinas que me echaron encima y de cómo maldijeron mi viejo arco para que ninguna flecha pudiera alcanzarles. Y también recuerdo cómo asesiné al terrible Brughor Muerdehachas cuyo cráneo despellejado guardo en mi mochila como recuerdo.

—No cazamos orcos por diversión. Ni siquiera porque sean unos trofeos preciosos para decorar salones. Lo hacemos porque son una plaga que hace daño a la gente humilde y buena que no puede defenderse a sí misma. Como a la pobre tribu de Ajo, ¿por qué nadie piensa nunca en los huerfanitos bárbaros? Los orcos van, vienen, matan gente... El que seguro que no se va a mover de donde está es ese templo enclavado en la maldita Espina del Mundo. Vamos, al menos yo no he oído de ningún templo que se mueva, salvo que sea como la torre de Zefiros... Si yo fuera un templo que vuela, también me iría a toda velocidad de esas montañas heladas.

Pongo mi mejor cara de lagartija azul buena:

—Por favor, Tassae, danos a Ajo y a mí un par de días para ver si podemos acabar con el problema de la zona y después te prometo que te sigo hasta donde quieras. Como si te da por volver a la cueva de los dragones. Vamos, animate, ya sé que para ti es aburrido porque ya habéis matado a una reina de los gigantes, pero yo me he perdido toda la diversión. Venga, di que sí, hazlo por tu viejo amigo Thöras...

Por mucho que la ciudad y yo mismo hayamos cambiado últimamente, Aguas Profundas siempre será mi hogar. Incluso aunque haya pasado, literalmente, una vida desde la última vez que estuve aquí.

Sé dónde encontrar a los gremios de reputación más dudosa¹ y estoy dispuesto a pagarles bien si me ofrecen la información que busco. Quiero averiguar tanto como pueda sobre esa sociedad del Kraken; tengo una daga, una máscara y la túnica de uno de estos líderes cultistas y espero que eso me ayuda a averiguar algo cerca del puerto.

Y también quiero informarme tanto como sea posible sobre los orcos y gigantes que asolan la región. Esta vez estaría bien no morir a mano de una de estas criaturas por no estar lo suficientemente preparado. Todavía conservo en alguna parte la insignia de mi rango militar cuando serví en la milicia. Dudo que nadie se acuerde de mí, pero se acordarán sin duda de Sildar Hallwinter y confío en que el relato de nuestra amistad y de lo que le ha sucedido me abra las puertas de la Alianza de los Señores. Necesitarán toda la ayuda que puedan conseguir y la que podemos prestarles mis compañeros y yo no es nada desdeñable.

Ajo se debatía entre su deseo de acabar con los Muchasflechas y los razonamientos de Tassae. Quería acabar con los orcos, pero llevaba razón.

- Está bien, Largartija, iremos al Valle de Kenny a buscar ese Oráculo, pero cuando regresemos de allí lo primero será ir a acabar con los Muchasflechas.  – miró a Thoras – Los huerfanitos bárbaros aprendemos a salir adelante porque somos duros y si no restauramos el Orden habrá más huerfanitos bárbaros que los que pueda haber por culpa de los Muchasflechas. Hace años que quiero acabar con ellos, podré esperar unos días más para hacerlo. – aunque se ahorró decir que él sí se divertía cazando orcos, aunque eran unos trofeos horribles para decorar salones.

—Anoche, antes de ir a dormir fui a investigar el bicho que llevaba Izztyl. Temía que si dejábamos esperar mucho tiempo se desintegrase, reventase o algo y empecé a darle vueltas, así que me levanté— dijo como si aquello tuviese relación con los ruegos de Thöras. La gnoma miró a su alrededor, no estaba segura de que nadie les estuviese escuchando o incluso vigilando de otra manera. Finalmente bajó la voz —Y me enteré de varias cosas que tenéis que saber. No muy buenas. Lo primero, es muy posible que nos estén espiando con métodos mágicos. No podemos saberlo, al menos yo no sé magia para evitarlo. Y los del Kr...pulpo deben estar interesados en nosotros. Son esclavistas, asesinos... en fin, de todo y malo

Tassae cogió aire para dar la segunda mala noticia. Era bastante peor que la primera, sobre todo por inesperada y era el motivo principal por el que había vuelto a sacar el tema de ir al norte, aunque ya había aceptado ir al sur a matar a los Muchaflechas y a combatir gigantes de las colinas, pero aquella nueva información cambiaba el asunto por completo.

—Me dijeron que Everlund ha sido atacada, aunque los arpistas repelieron el ataque, aunque hirieron y mataron a varios. Fueron los gigantes de las nubes y por orden de la condesa Sansuri, que está buscando unos artefactos mágicos... Parece que tío Aurelius no logró hacerla entrar en razón. Por eso creo que debemos ir antes al norte. Watersdepp tiene grandes milicianos. Podemos convencerlos para que vayan a proteger los alrededores, si queréis. 

Tassae miró a Ajo y asintió.

—Y te ayudaré a hacerlo. Tú eliges si los prefieres achicharrados o fundidos.— después de sonreir a su compañero, contenta de haberlo convencido se volvió hacia el escamoso, vivo y mejorado Thöras— Si los detenemos o retrasamos en el Norte, quizás los retrasemos en todas partes. Incluso aquí.

Sé dónde encontrar a los gremios de reputación más dudosa¹ y estoy dispuesto a pagarles bien si me ofrecen la información que busco. Quiero averiguar tanto como pueda sobre esa sociedad del Kraken; tengo una daga, una máscara y la túnica de uno de estos líderes cultistas y espero que eso me ayuda a averiguar algo cerca del puerto.

Volviste a aquellos lugares que recordabas, aunque muchas cosas habían cambiados, las raíces siempre eran las mismas. Se hablaba sobretodo del tema de los Gigantes y como muchas ciudades y asentamientos estaban siendo arrasados. Las ciudades grandes estaban siendo abarrotadas de refugiados y eso provocaba inestabilidad. Por otro lado estos problemas también generaban grandes oportunidades para el mercado negro, delincuencia y todo tipo de trapicheos.

Casi nadie parece saber sobre la enigmática Sociedad del Kraken y los que saben algo no quieren casi hablar o nombrarla por miedo. Poco se sabe y lo que se han metido o interpuesto en el camino del extraño culto ha acabado realmente mal. Normalmente se sabe que su área de actuación es en ciudades costeras pero incluso algunos chismes indican que incluso han llegado a verse por ciudades como Triboar o Yartar.

Y también quiero informarme tanto como sea posible sobre los orcos y gigantes que asolan la región. Esta vez estaría bien no morir a mano de una de estas criaturas por no estar lo suficientemente preparado. Todavía conservo en alguna parte la insignia de mi rango militar cuando serví en la milicia. Dudo que nadie se acuerde de mí, pero se acordarán sin duda de Sildar Hallwinter y confío en que el relato de nuestra amistad y de lo que le ha sucedido me abra las puertas de la Alianza de los Señores. Necesitarán toda la ayuda que puedan conseguir y la que podemos prestarles mis compañeros y yo no es nada desdeñable.

Sildar Hallwinter es una leyenda entre la milicia de Aguas Profundas como la Alianza de los Señores. Entre eso y tu antigua pertenencia a la guardia de la ciudad consigues tirar algunos cables. Al parecer los Gigantes de las Colinas solían ser nomadas o dispersos pero parece que se han unificado bajo un nuevo mandato del "Jefe Guh". Se han dedicado a arrasar pequeñas villas y aldea para robar ganado y comida, aún así gozan de cierta permisividad dada la situación ya que son los menos problemáticos si se comparan con las otras razas. Al parecer se han aliado de alguna manera con la Tribu de los Muchasflechas y al parecer tienen un pequeño contingente de esclavos de una antigua tribu de bárbaros llamados Lanzaslargas y otros humanos raptados de sus saqueos. Parece que residen en algún lugar del Valle Dessaryn no muy lejos del Bosque Alto.

Ajo entrecerró los ojos.

- Y ¿cómo te enteraste de esas cosas exactamente? – dijo en un tono bajo que sonaba amenazante aunque lo más fácil seguramente sería ignorarlo confiando en que simplemente era el carácter de Ajo y que a ella nunca le había hecho nada – Tienes muchos secretos tú últimamente. – entrecerró más los ojos – O más bien siempre los has tenido.

- Es mala noticia que los gigantes de las nubes también se hayan unido a los ataques. Si no encontraron lo que buscaban en Everlund volverán a atacarlo, aunque creo que lo encontraron y por eso se marcharon. Ahora los Arpistas se creen que fue por ellos. – se encogió de hombros como si aquello en verdad le diera igual – Pero tienes razón que Waterdeep tiene buenos milicianos, pero nosotros no vamos a convencer a nadie de nada. No somos nadie allí y no tienen ningún motivo para escucharnos. Vayamos al norte porque nadie más va a ir a buscar ese templo helado y confiemos en que los señores de Waterdeep tengan la cabeza suficiente para organizar sus tropas y frenar a los gigantes hasta que podamos regresar a acabar con ellos y los orcos.