Partida Rol por web

Era el momento de hablar.

Ajo le dio un par de palmaditas en el hombro a Tassae indicando "esto es lo tuyo".

- Muchas gracias, señora. En el proceso uno de nuestro grupo pereció en acto de servicio a la ciudad... - dejandolo ahi para darle el pie a la Lagartijilla.

Tassae se iba frotando los brazos. Le dolían mucho de haberse pegado el viaje volando a toda velocidad ya que, aunque podía haber convertido a alguno de sus compañeros en alguna de las tandas para descansar, era mejor que ellos fuesen preparados por si se acercaba algún peligro. También estaba terriblemente cansada, pero lo cierto era que habían hecho la distancia en un tiempo admirable. Pero ya estaban allí, y gracias a Thöras habían encontrado a una gran maga que podía indicarles como proceder. 

Cuando le llegó el turno, la gnoma estaba nerviosa y se esforzaba por no rascarse las pequeñas escamas cobrizas que adornaban parte de su piel. Habitualmente era capaz de liar a cualquiera, pero desde hacía algún tiempo tanto su magia como sus habilidades fallaban más que los inventos de su hermano Petrus. Por culpa de Petrus, cuando eran niño, sus habían tenido que idear un sistema de extinción de incendios para no quedarse sin casa. Pero luego ella era la incorregible. El pequeño toque de Ajo en el hombro la tranquilizó aun más que la hierba de Yondala, de la cual había tomado una pequeña pizca antes de entrar. La gnoma dio dos pasos al frente para hablar

—Es cierto— respondió la gnoma inclinándose ante la maga para saludar. Al levantarse, se colocó la capa, dejando ver a la maga durante unos segundos el símbolo del arpa que llevaba colgado en el pecho antes de que este desapareciese. Suponía que estarían más dispuestos a ayudar si veían que había un arpista en el grupo.— Liberamos al territorio de la presencia de esa giganta loca, igual que antes acabamos con la líder genocida de los gigantes de piedra. Ambas intentaban llamar la atención de sus dioses, pues, como seguramente sepa, quieren alterar el equilibrio. Itzzyl, nuestro amigo caído, sabe mucho del equilibrio.

Tassae miró con tristeza la bolsa donde descansaba el cadáver del drow, probablemente hecho un gurruño y envuelto en un montón de cosas raras.

—Entendemos el esfuerzo que supone esas quinientas monedas, más no estamos haciendo esto por dinero. Ese dinero estará mejor invertido en arreglar los destrozos que esos seres han causado, en componentes para hechizos y en ayudar a la población. Lo que necesitamos es alguien que devuelva la vida a nuestro compañero para llegar al origen del problema y solucionarlo. Sin él no podemos hacerlo— Tassae miró a la maga, estudiando su rostro, pues estaba dispuesta a ofrecer todos los recursos necesarios para que les ayudase —Sé que muchos dirán que debemos pasar página, dar sepultura a nuestro compañero y buscar otro para ir a arreglar los problemas. Pero no solo es un compañero, es un amigo. Y es una pieza fundamental para que podamos salir victoriosos. Hemos aprendido a luchar juntos y a confiar entre nosotros. Somos... como un engranaje. Si no fuese así, habríamos muerto todos hace mucho tiempo. Waterdeep tiene grandes clérigos. Sabemos que están ocupados, pero nosotros cubriremos todos los gastos y haremos todo lo que nos pidan para devolverle a nuestro lado. 

Thyriellentha apenas había levantado la vista de los muchos libros, pergaminos y notas que tenía encima de la mesa. Ahora levantó la vista y os miró concienzudamente. Se quedó pensativa y chasqueó los labios en un gesto de molestia.

Pareció pensarse un par de veces su siguiente acción, y decidida arrancó un trozo de pergamino y escribió algo en él rápidamente. Luego murmuró un leve y rápido encantamiento sobre el trozo de pergamino, dejando caer un poco de arena encima de él, que desapareció en el contacto.

— Insisto, llevaros estas monedas de oro. — volvió a acercaros la bolsita de oro de la recompensa prometida pero esta vez añadió el trozo de pergamino enrollado.

— Tal y como están las cosas, ningún clérigo capaz y dispuesto de la ciudad resucitará a un drow. Todas las miradas están sobre ellos y sería un desastre para la reputación de su iglesia. 

Hizo un ademán para que os marcharais. Enseguida, abrieron la puerta para invitaros a salir y un ayudante de la maga os hizo señas para que despejarais la sala.

— Que los vientos de Mystra os protejan.

Casi sin daros mucha oportunidad a réplica os encontrasteis de nueva fuera del despacho y siendo acompañados hasta la salida del Palacio Ducal.

Tassae iba a replicar, molesta por la situación. No sabía como se había enterado la maga de que Izztyl era un drow, pero tenía muchos argumentos para rebatir aquello. Sin embargo, al ver el pergamino, decidió no hablar mas que para protestar mientras la acompañaban, sin armar demasiado escándalo, con la esperanza de que en el estuviese la clave de la ayuda que habían solicitado. Con todo, y aunque no fuese una ayuda, irían a algún templo. Ilmaster era una diosa compasiva. Compasiva y violenta, como había aprendido de Darumg, pero sin duda, más dispuesta a resucitar a un drow que otros dioses más estirados.

—Tengo una idea

La gnoma hizo un gesto a sus compañeros para que la siguiesen. Tenía que encontrar un lugar discreto donde examinar ese pergamino. Y tenía una vaga idea de donde hacerlo, al fin y al cabo, uno de los favores que le daba el ser arpista era el tener un lugar discreto. O relativamente discreto, ya que por mucha protección contra hechizos de vigilancia que tuviese, estaba convencida de que los arpistas si escucharían sus conversaciones.

El Circulo de Teletransporte de Aguas Profundas se encontrada dentro de una cripta elevada en el cementerio de la ciudad. La cripta tenía dos pisos y el nombre de MYRNA estaba escrito en una placa metálica a lo alto de la entrada.

Una joven doncella estaba arreglando unas flores cerca de la cripta y enseguida supiste que era una Arpista, seguramente la guardiana designada del Círculo. Tras unas breves presentaciones, Thestryl Mellardin, que así se llamaba la agente, os dio paso a la cripta.

En la planta de arriba había un bonito estudio equipado y decorado con mucho encanto (a pesar de estar en medio del cementerio) y en la parte del sótano había un sarcófago y un Guardián Escudo observando impasible. Thestryl os dijo que al pronunciar "MYRNA" el sarcófago se abriría dando paso a otro nuevo sótano con el círculo de teletransporte. Además os dejaba el estudio para que descansarais o hicierais lo que necesitarais.

En el estudio abriste el pergamino. En cuando terminaste de leer, el pergamino se desintegro en tus manos, así que tuviste que pararte a memorizar bien lo que acababas de leer, por suerte era corto.

Calle de la Anguila, Tienda de sombreros (cerrada). Clave: "Las plumas de Jarlaxle"

 Thoras conocía la calle en el Distrito del Puerto.

- No pone hora, así que podremos ir ya, ¿no? - comentó Ajo.

Le seguían pareciendo raras todas estas cosas de magos y sus cosas, como tener un piso bonito en el cementerio, pero a todo se acostumbra uno y mejor acabar cuanto antes con esto para poder dedicarse a lo del norte. Brrr, que frío iban a pasar.

—Cuanto antes, mejor— Tassae parecía aliviada por el hecho de que el pergamino contuviese una ayuda. Por un momento había pensado que en el mensaje iba a aparecer un "que os den morcillas". Algo muy divertido de hacer, pero poco divertido para que le hiciesen a uno. Y que probablemente le haría sentir deseos de derretir el edificio entero. Afortunadamente, aquellos magos eran más serios que ella y parecían estar dispuestos a ayudar—Vamos antes de que se pase el efecto de la hierba, Thoras, llevanos, ¡por favor!

Muy agradecido con la comandante Snome por habernos recibido, por la recompensa y por su curiosa forma de ayudarnos con el asunto de Izztyl, nos retiramos para estudiar el pergamino en un lugar privado.

No creo que a nadie más que a nosotros le importe mucho lo que pone, pero Tassae insiste en que debemos leerlo donde nadie pueda escucharnos. Creo que la muerte de nuestro archidruida y el agotamiento de traernos volando hasta aquí han dejado en la pobrecilla importantes secuelas físicas y emocionales que ahora se manifiestan en forma de manía persecutoria y paranoia, pero me aterroriza llevarle la contraria.

Así pues terminamos en el cementerio, metidos en una cripta secreta de los arpistas, viendo cómo nuestra pequeña pirómana convierte en cenizas el pergamino nada más leerlo.

—No os preocupéis, yo os guío, conozco la calle. La sombrerería no, pero si está cerrada yo puedo abrirla. He estado practicando con el juego de ganzúas de vuestro amigo Vorndar y creo que he mejorado bastante desde mis primeros intentos en las minas de Phandelver. Por cierto, ¿Jarlaxle no os suena también a drow? —divago, mientras avanzamos por las atestadas calles de la ciudad en dirección al puerto.

- A mime suena a pecador de la pradera, pero no me hagas mucho caso - encogiendose de hombros.

Ya oscurecía pero vuestra incesante búsqueda os hizo deambular por media ciudad de Aguas Profundas, que no era justamente pequeña. Thoras os guió desde el Cementerio hasta el Distrito Portuario. De camino quisisteis pasar a cenar en algún lugar pero os fue imposible encontrar nada con sitio por lo que os contentasteis con unas raciones de viaje que aún llevabais encima. Si no os pararon 40 mendigos (de todo tipo) no os paró ninguno.

Finalmente llegasteis al destino y paseasteis por la calle de mala muerte hasta el final que había unas escaleras que bajaban a unos soportales. En uno de ellos había un cartel viejo de una antigua tienda de sombreros. Parecía que llevaba cerrada decenas de años.

Me asomo a la puerta de la sobrerería y llamo con los nudillos.

—¿Hola? ¿Las plumas de Jarlaxle es aquí? —pregunto a quienquiera que esté dentro, dándole unos segundos para contestar.

Si pasado un tiempo prudencial no contesta nadie, como parece, espero hasta asegurarme de que no haya ningún transeúnte por la zona y comienzo a forzar la cerradura.

—Ni idea, pero un pastel de bayas y nata seguro que no es— respondió la gnoma esforzándose por mantener el ritmo de sus compañeros. Ni por un momento se planteó que podía ser una trampa, al fin y al cabo, toda una comandante de los magos miliestirados no iba a rebajarse a algo así. Al llegar al callejón, el corazón se le aceleró. Aquella sombrerería parecía abandonada, pero no estaba saqueada, lo que teniendo en cuenta el tipo de barrio en el que estaban, implicaba que no era lo que parecía. Antes de que Thoras pudiese hacer nada con las ganzuas, la gnoma le paró, pues sabía que tenía poca paciencia para esperar respuesta— Espera un poco más; si es un sitio secreto seguramente te caiga un caldero de agua o algo así si fuerzas la puerta. Y donde digo caldero de agua quiero decir ácido. O una piedra. O una lanza... vamos, trampas. Probemos  decir la clave, y si no, abrís como queráis. Pero comprobando antes

Estaba en silencio. Pasó un rato y cuando Thöras empezaba a sacar las ganzúas escuchasteis unos pasos, al acercarse empezó a abrir varios cerrojos y abrió la puerta un enano con la piel grisácea y los ojos saltones. Ni os miró, sacó la cabeza y miró a un lado y al otro de la calle y rápidamente os hizo señales para que entraseis.

Dentro parecía una tienda abandonada y polvorienta a todas luces. El enano soltó un "seguidme" con un acento un tanto extraño, que os recordaba al común de Izztyl pero algo mas brusco.

Tras la puerta del mostrador se abría un gran almacén que al parecer lo habían reconvertido en una especie de templo. La luz era muy tenue pues había un par de lamparas de aceite encendidas para toda la estancia que estaban detrás de unos plafones de madera con una tela que hacía el efecto de una luna llena.

Al fondo había lo que parecía un altar hecho de un metal oscuro con un dibujo grabado y pintado en él con diferentes tonalidades de blanco: en el salía representada una mujer drow blandiendo una espada, con una larga cabellera y la luna llena de fondo.

Al fondo de la estancia había una mujer alta y delgada con la piel oscura-grisácea como Izztyl con una larga melena y varias trenzas. Unos extraños tatuajes decoraban su mejilla y parte de sus brazos. Los mas avispados también pudisteis ver como sus ropajes escondían varias cicatrices por todo el cuerpo visible.

La mujer parecía alerta y pendiente de vosotros, aunque tras su apariencia joven seguramente aquella mujer había vivido cientos de años. Su mirada era segura y os examinaba de arriba a abajo.

— Disculpad mi.. desconcierto, no estamos acostumbrados a recibir visitas de rivvin en el templo. Pero si sabéis donde estamos y conocéis la palabra de paso entonces es que tendréis una buena razón.. y me temo que no venís a buscar consuelo divino ¿cierto?

Su acento era muy marcado aunque hablaba el común perfectamente.

Ajo siguió al enano observándolo todo con suspicacia. El acento parecido al de Musgo ya aventuraba lo que se iban a encontrar. Sí que lo de Jarlaxle iba a sonar a drow, pero la boca se le quedó un poco entreabierta cuando vio a la drow. Bueno, si había podido hacer una excepción no matando a Musgo podía hacer otra con la mujer drow. ¿Cómo se habría hecho esas cicatrices? Se fijó más en ellas sin importarle que pudieran pensar que se estaba fijando en otras cosas, lo cuál siendo extraño era segundo en importancia para él en este caso.

- Tenemos un amigo, como tú – dijo Ajo señalándola en general – No es mala gente. Al menos no del todo, supongo. Murió luchando junto a nosotros acabando con la líder de la gigante de las colinas para evitar que siguieran haciendo sufrir y matando a la gente de Aguas Profundas, y eso que no quería subir… Bueno, el caso es que está muerto, queremos traerlo de vuelta y que nos ayude a seguir con esto de salvar los Reinos y restaurar el Orden, además que aquí la dragoncilla – señalando a Tassae – y el elfo – señalando a Thöras el dragonborn – le han cogido cariño y eso… - ahorrándose mencionar sus propios sentimientos - y es complicado encontrar a quien esté dispuesto a resucitar a un drow – tuvo la cortesía de ahorrarse un “como es normal” – Esperábamos que nos pudieran ayudar.

Aquel extraño entorno fascinó a Tassae, ya que nunca había visto nada así con sus propios ojos, aunque había leído sobre ello en las aburridísimas lecciones de Thelos. Aquella cultura, tan alejada de la luz solar había desatado su curiosidad los suficiente como para poder recordar muchos detalles, que le ayudaron a reconocer que se encontraban ante un templo de Eilistraee. Por un segundo, Tassae temió que a Ajo se le fuese la cabeza ante la visión de tantos seres de la infraoscuridad.

—Es un templo— le explicó en un susurro que, como era habitual en la gnoma, no fue demasiado discreto. Afortunadamente, no parecía haber problemas con el bárbaro, aunque Thoras estaba a punto de líarla— De Eilistraee. Os caería bien aunque sus seguidores suelen buscar métodos más... pacíficos que los vuestros. Les gusta la caza, la libertad, la vida... por eso la adoran los que se escapan de la Infraoscuridad, como Izztyl. 

Una vez segura de que Ajo no la liaría, Tassae se acercó a la drow e inclinó la cabeza a modo de saludo. Ni recordaba las fórmulas que usaban ni era capaz de ser demasiado diplomática, por muy hábil que fuese con las palabras. 

—Me llamo Tassae, y venimos a pedir su ayuda para resucitar a un amigo... Me temo que es el único templo donde podemos buscar ayuda para él, ya que es un drow. Perdió a todos sus compañeros, a su maestro... merece una oportunidad para encontrar su su sitio. Además, ahora mismo estamos intentando parar el conflicto de los gigantes que nos amenaza a todos, seres de la superficie y de la infraoscuridad. Izztyl es una pieza fundamental para lograrlo, le conocemos desde hace tiempo y confiamos en él. Hace muchos siglos, razas que ahora son amigas eran enemigas y aunque vuestra relación con nosotros es complicada, tiempos como estos son perfectos para limar asperezas y unirnos, ¿no cree?

Lo cierto era que no había esperado encontrarse con una clérigo drow, de modo que tenía menos problemas para convencerla que si fuesen otros. A no ser, claro, que tuviesen problemas con ellos por ser gente de la superficie.

—¿Así que esto es un templo de Lolth?¹ —pregunto con auténtica decepción— Yo esperaba que sería un lugar mucho más impresionantes, lleno de mujeres mitad drow y mitad araña, armadas con látigos de serpiente y todas esas cosas que cantan los bardos. Aunque es verdad que el sitio está bastante sucio y veo telarañas en los rincones, así que supongo que puede ser...

Mantengo mi mano descansando sobre el pomo de mi espada por si acaso la cosa se complica de repente, mientras miro a mi alrededor esperando ver surgir una araña gigante en cualquier momento.²

La sacerdotisa miró a Thöras de reojo y se rió con amargura, pensando en cuanto tenía que cambiar y evolucionar la sociedad de la Superficie para llegar a poder entenderse. Ese era el camino que se le planteaba, vivir entre las sombras como criminales a pesar de ser todo lo contrario.

— Hemos oído hablar de vosotros, sobretodo ha llegado a nuestros oídos que un drow formaba parte del grupo, aunque muchos lo achacaban a desinformación o simplemente para hacer crecer la leyenda.

Una repentina mirada de reojo hizo captar a los mas perceptivos que había un par de personas mas en la estancia, escondidos entre las sombras. No parecían una amenaza pero os podíais imaginar que viviendo al margen de la ley tenían que tener sus métodos de protección.

— Mostradme a Izztyl, quiero verlo y conocerlo. Lo que pedís es algo muy especial... y muy caro. Solo los elegidos de La Dama son devueltos de entre los muertos para seguir su camino bajo la luna. Habladme de él, que lo hace especial para conseguir vuestros objetivos.

Os señaló el altar para que pusierais al cadáver encima.

- Lo de la confiar en él es cosa vuestra, ¿eh? – se apresuró a apuntillar – A mí todavía me… estamos en ello, aunque que no haya intentado envenenarnos por la noche en todas estas semanas le hace ganar puntos… y que no huyese frente a Guh le suma más, pero eso de sisar hierba ts, ts, ts… la hierba se comparte con los amigos… - con un tono más de decepción que por estar enfadado realmente.

Se encogió de hombros yendo hasta el altar sacando a Izztyl para colocarlo encima de donde le decía la mujer drow.

- Es archidruida, ¿sabe? – le dijo Ajo a la drow – No es muy bueno, pero le estamos enseñando. – le aclaró – Allí abajo, en la Raíz Oscura, le enseñaron unas cosas muy raras de druida, pero nosotros le vamos explicando y algo parece que se le va quedando. Ahora es el último de sus amigos druidas y creo que eso le va a venir bien. – Ajo no tenía claro eso de que Musgo había huido de la infraoscuridad, él había entendido que lo mandaron aquí con una misión que era mentira – Reidoth le podría enseñar muchas cosas. De hecho, ya le estuvo explicando como resucitar. Musgo le ayudó en el ritual para traer de vuelta al elfo – dijo señalando a Thöras – y mira que guapo nos lo trajo, to’asulón y reshulón – dijo con orgullo al ver a su compañero dragonborn.

- Por el dinero... bueno, hemos juntado algunas monedas. Espero que podamos cubrir esos gastos. ¿Cuanto sería? - preguntó Ajo con curiosidad más que preocupación.

Para estar rodeado de gente de la infraoscuridad estaba extrañamente tranquilo para ser él.