Partida Rol por web

Las semanas que siguen a la batalla son muy intensas para los esclavos de Cavar: el líder de la rebelión no se fortifica en las minas, aprovecha la desbanda imperial para lanzarse a la ofensiva.

Abandonando las minas ataca a nobles, alienta revueltas y en general intenta hacerse con el control efectivo de un territorio. Pone todas sus fuerzas en convertir su rebelión en una organización capaz de hacer una guerra seria y conquistar territorio. Y poco a poco lo logra. No solo absorbe, organiza y une varias nuevas rebeliones, también toma ciudades y acepta la lealtad de una multitud de nobles a los que perdona a cambio de la liberación de sus esclavos. Dejando la parte militar principalmente en manos de Norm(1) se dedica a todo el trabajo administrativo que conlleva la creación y organización de un estado (2).

Mientras Cavar consolida su estado, la batalla de la mina tiene repercusiones mucho más allá. En todos los lugares del imperio decenas de revoluciones de esclavos suceden una tras otra. Todas ellas en nombre de Jerik, el gladiador que desafió al emperador. La maquina de matar que gano el solo la batalla (1)

La mayoría son pequeñas y mal organizadas y son rápidamente eliminadas por los nobles locales. Pero son tantas que casi aparecen más rápidamente de lo que lo que las fuerzas del imperio tardan en borrarlas del mapa.

Jerik, y con el muchos de sus gladiadores, no tarda en mucho en verse seducido por estos cantos de sirena y abandona a Cavar, dispuesto a liderar alguna de estas rebeliones, dispuesto a morir o a vencer con gloria en vez de tanto consolidar posiciones, asegurar suministros, establecer sistemas judiciales, labores policiales, recaudación de impuestos, etc... en los que Cavar gasta el tiempo.

La situación no tarda en hacerse insostenible en el imperio. Apenas empieza el verano cuando el emperador se ve obligado a llamar a todas sus legiones del sur, abandonando a efectos prácticos la guerra.

Del sur solo llegan noticias de reconquistas y ciudades que vuelven al poder de los reinos, y de como estos amasan a sus ejercitos para caer sobre el Maelstorm y recuperar Freyda.

Pero cuando Darleni pisa suelo imperial ocurre algo no totalmente imprevisto. Al mando y con la lealtad de las legiones del sur proclama la incapacidad de Harkon para gobernar y se declara a si mismo emperador.

La llama, una vez más, parece dispuesta a devorarse a si misma: una guerra civil a tres bandas rodeada de decenas de rebeliones.

La batalla había terminado y Jerrik, al final, había sido una espada de doble filo. Por su culpa muchos esclavos habían muerto pero también habían roto definitivamente el espinazo de las Legiones Imperiales. Sin dejarlas atrincherarse, consiguiendo una victoria sin paliativos y todos sus suministros  

Al final habían muerto más legionarios en las ejecuciones posteriores y de hambre al escapar que en la propia batalla, porque Norm y sus comandos, ayudados por Flog, no habían parado hasta acabar con el máximo posible de enemigos, persiguiéndolos hasta el fin. 

La batalla había logrado muchas más cosas: Había subido la moral ¡Nadie podía detenerles! Había creado un ejército de veteranos... o al menos de antiguos esclavos, ahora soldados con experiencia de combate, de verter sangre y luchar ante terribles posibilidades. Y Cavar no era mal organizador. Además que cumplía su palabra de liberar a los esclavos, logrando partidarios por doquier. 

Y no había que descontar la gran cantidad de equipo de batalla que había traído la legión. Si antes las tropas tenían equipamiento mediocre, las miles de armaduras que habían logrado, junto con los miles de armas y equipo hizo que a partir de entonces incluso un pequeño grupo de rebeldes fueran algo que temer. 

Norm había dado órdenes tras la batalla. Nada extraño, sólo de recuperar equipo, rematar (sin dolor), ejecutar y enterrar cautivos (salvo algunos importantes que serían vendidos por grandes rescates). Cuando Cavar les necesitó, sus hombres (y mujeres y niños) estaban dispuestos. 

Cavar dejó entonces la parte militar en manos de Norm, pero este incluyó al orco en sus deliberaciones, para las que antes sólo había considerado dignos a Flog y a veces a Bastia. Y bueno, a Abot... Varag se encontró acudiendo a defender multitud de sitios peligrosos y a hacer incursiones en las que por mala suerte, salió triunfal. 

Norm trató de convertir el ejército de esclavos en una fuerza móvil y flexible, en unos policías también que se encargaran de vigilar la creación de un sistema justo... que a la vez recaudara para el reino que se estaba montando Cavar. En un Imperio regido por la ley del más fuerte y entregado a las peleas, muchos administradores eran esclavos y a pesar de las ganas de Norm de meterlos en un cobertizo y prenderles fuego, suponía que un nivel elevado era imposible manejar un reino sin escribir algo alguna vez. Los ahora campesinos serían oprimidos por las hojas de pergamino... de todas formas era mejor ser oprimidos así y tener algo que ser esclavos. Ahora no serían propiedad. 

Siempre en movimiento desde la mina, de ciudad en ciudad, encontrando cada vez más partidarios, podían hacer un pequeño país. Hasta que otra guerra civil más lo devastara, claro. Pero así los Reinos del Sur se recuperarían. Jerrik sería la leyenda y Cavar sería al que acabarían agradeciendo cuando les protegiera del resto de legiones cuando vinieran. Porque vendrían. 

Tras la batalla llegaron tiempos convulsos. El poder de Cavar y su ejército de esclavos se iba consolidando a medida que las noticias sobre su gran victoria se propagaba por todo el continente. Lo cierto es que los primeros días fueron aburridos pora Flogdegnurt. Reuniones de largas horas para organizarse, líos de papeles, informes, mapas...

Pero pronto empezaron a llegar esclavos venidos de todas las esquinas del continente que habían escapado para unirse a su causa. Algunos durante un traslado. Otras, luego de pasar a cuchillo a sus amos. Sí, eran tiempos difíciles, pero tiempos de esperanza. Del mismo modo, las tropas de Cavar se movilizaban para liberar campamentos, haciendas y todo tipo de lugares en los cuales hubiese esclavos que añadir a la causa. Flogdegnurt tomó parte en estos pequeños asaltos. Explorando la zona, localizando nuevos puntos donde encontrar esclavos que liberar para la causa y ayudando en los asaltos.  

Lo más épico que vivió en estos tiempos, fue cuando después de tomar un emplazamiento portuario imperial, atracó en él un barco de guerra para repostar víveres y agua. Quiza fueran pocos hombres para tomar el barco, pero no iban a perder la oportunidad; de modo que asaltaron el barco. Mientras sus compañeros se peleaban con la dotación del barco,' Flogdegnurt se coló en la bodega y comenzó a liberar esclavos, que en seguida se unieron a la causa. Para cuando empezaron estaban en inferioridad numérica. Pero cuando acabaron, el capitán del barco había muerto pisoteado por las botas de 10 solsados de diferentes orígenes. Flogdegnurt izó la bandera de Cavar en el mástil más alto y en uno de los pequeños, una con dos franjas verdes y una negra y condujo el barco hasta zona segura, cerca de las minas. Por el camino, hizo lo propio asaltando pequeños puertos y emplazamientos. En cada lugar que visitaba ofrecía a los esclavos la posibilidad de unirse a la causa y dejaba al resto a su suerte, llevándose todas las proviisones y agua que pudiera conseguir. Para cuando volvieron al campamento, Flog estaba satisfecho y henhido de orgullo. 

Despues de ganar la batalla, empezó el trabajo real. Habia que cimentar todo lo que habian conseguido, que era mucho, para asegurarse de que tenia las consecuencias necesarias. Mientras que otros podrian haberse sentido despechados, Varag no tenia ninguna ambicion, ni por liderar a otros ni ser el centro de atencion. Por ello, no le sorprendió e, incluso, le parecio bien  que los esclavos y el Norte en general aclamaran a Jerrik como el autentico heroe de la batalla. Era un hombre ya muy conocido y una leyenda incluso antes de unirse a Cavar. Aunque los Exploradores habian sido determinantes para cambiar el rumbo de la batalla, todos los esclavos y gladiadores habian mantenido la moral gracias a Jerrik. Ademas, era importante que la victoria fuese del Norte y no de los Exploradores, lo que hubiese creado mucha mas resistencia entre los nobles.

Igualmente, a Varag no le importó que Norm dirigiese los ejercitos de Cavar y el se dedicase unicamente a aconsejar, lealmente, cuando era consultado. El arquero era un soldado competente, al fin y al cabo, y cuidadoso. Exactamente lo que necesitaban en ese momento. Cierto era que Varag siempre acababa en las misiones mas complicadas, defendiendo posiciones insostenibles y atacando objetivos aparentemente inexpugnables. El orco nunca se quejó ya que, al fin y al cabo, estaba de acuerdo con su amigo (Norm era un hombre de personalidad complicada y limitada capacidad emocional, pero el orco no dudaba de su amistad): Mandar a otros en esas misiones era condenarlas al fracaso. El guerrero orco recibia con alegria esas misiones y no temia las posibles consecuencias de fracasar. Lo cierto era que el destino de la rebelion no estaba ya sobre sus hombros, como cuando luchó contra Bra'zis, y eso era muy liberador.

De hecho, se sorprendia con frecuencia imaginando que caia en batalla, liberando los Reinos del Sur y vengando a Oberwald y a los suyos. A pesar del tiempo que habia pasado, a pesar de todo lo que habia ocurrido, el orco no olvidaba. Atras habia quedado el joven guerrero que evitaba matar y veia el mundo con lentes de un color mucho mas amable. La muerte de los suyos le habia cambiado y aun les echaba de menos. Lo unico que le mantenia en pie era la Mision y su lealtad a los Exploradores. Eso y la posibilidad de volver a luchar en el frente contra el Remolino y hacerles pagar por lo que habian hecho. Por ello, cuando oyo que las tropas de Kal-A-Nar se retiraban de los Reinos del Sur imagino que su tiempo en el Norte estaba tocando a su fin.

La batalla habia sido encarnizada, Ragnar persiguio a sus enemigos, y rugiendo ante ellos los retaba para destrozarlos poco despues de que escucharan su rugido ... dias gloriosos ... pero claro, la batalla acabo a los pocos dios, y de repente sus compañeros de batalla parecia que comenzaban a  ... hacer papeleo ... con Norm a la cabeza ... todo aquello sonaba demasiado mal como para quedarme alli demasiado tiempo ... con la confianza que tenia ese tipo por sus compañeros, de seguro terminariamos siendo comida o algo peor, asi que me uni a los grupos de Cavar para seguir conquistando el resto de la región ... Tal vez las habladurías y los supersticiosos hombres del imperio dijeran que un humano acabo con ellos, pero la sangre que corria por sus garras en cada nueva conquista ... ragnar era una criatura de acción y no iba a dejar sin ayuda a acabar con la opresión de la región.

Durante la lucha tal vez no reconocieran pero tampoco le importaba, Ragnar no lo hacia por fama ... sin embargo despues de toda la conquista, en los rincones más secretos del imperio temeria a los brinchie aunque no fueran capaces de admitirlo por verguenza ... o porque ya criaban malvas.