Ir pues, pero pensar que ser importante encontrar al sacerdote probablemente estar herido y gente del pueblo ya empezar a creer lo que nosotros decir del enano...
De acuerdo, vayamos a ver qué tiene que decirnos.
Digo mientras nos dirigimos hacia la posada. La gente nos echa miradas de desaprobación según vamos pasando, intento aparentar serenidad. Aunque me hace sentir bastante incómoda.
Camináis con paso decidido hacia la posada. Pasáis de largo el salón, subís la escalera y os encontráis ante los guardias apostados en la puerta de la habitación. Después de un breve registro al que decidís que es mejor no oponerse, os permiten la entrada.
Allí se encuentra Gotilgún solo, tumbado en la cama y mirando al techo, como si la cosa no fuera con él.
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