Partida Rol por web

Gamma estaba en las ultimas, estaban luchando contra si mismas por culpa de algo que las habia vuelto unas contra otras, asi que Ania supo lo que tenia que ocurrir.

-Aquí Gamma. Estamos frente s una gema que irradia una especie de energía y esta volviendo locas a algunas de las Nyxides. Solicito bombardeo destructivo en mi posición por ser demasiado peligroso intentar extraer ese objeto. Repito. Bombardeo destructivo EN TODA LA ZONA.

Los disparos sonaban de fondo durante toda la transmisión y la voz estaba teñida de desesperación y determinación, como cuando alguien sabe que tiene que hacer una cosa que no quiere hacer.

Oxyla hizo un gesto y todas las Nyxides cambiaron la munición de su rifle de francotirador, sacaron unos tripodes y abrieron fuego. Esos disparos sonaron como pequeños cañonazos que dejaron bocas de armas humeantes antes de dirigirse todos hacia uno de los grandes cañones.

El paso de la máquina gigante se hizo gradualmente más lento hasta que se detuvo a un tiro de piedra de las barricadas. Las armas de los Portadores de la Llama no dejaron de disparar ni un sólo momento y en el momento en que los escudos de la bestia mecánica fallaron los proyectiles de tólker lo bañaron de chispas al estallar sobre su estructura como una lluvia de muerte. Sus brazos-cañones ardieron antes de que pudiera emplearlos contra la fortificación pero todavía era un adversario gigantesco y terrible.

El pecho del titán meltisaru empezó a brillar. Una serie de pitidos de cadencia irregular empezaron a atronar por todo el campo de batalla. Una ristra de luces rojas empezó a apagarse en orden en uno de sus hombros.

El titán se ha detenido. Su cerebro computerizado os ha calibrado como un enemigo demasiado poderoso para él y su respuesta es un Ctrl+Alt+Supr Meltisaru de catorce megatones.

¿Qué vais a hacer?

* * *

Un Portador de la Llama con la armadura a medio poner se cuadró ante el capitán Torbik:

-Señor, hemos podido recuperar dos halcones en condiciones operativas y cuarenta y seis caballeros espaciales podrán volver al servicio en menos de un mes. Tenemos las coordenadas del Destacamento Gamma para el objetivo a bombardear.

Torbik asintió. Muchos de sus guerreros habían tenido que abandonar trozos de las armaduras, recuperar otros de los muertos y recurrir a toda suerte de soluciones temporales para permanecer en condiciones de batalla.

-Correcto. ¿Algo más?

-Tenemos la posición de la Séptima y lo que queda de las compañías Octava y Décima y detectamos unas lecturas energéticas en crecimiento exponencial: algo grande va a detonar allí en los próximos minutos. 

Quinta, tienes dos opciones:

• Ir a bombardear la gema gigante. Esto será un éxito automático porque es un objetivo estático y no necesitas ser sutil. El Destacamento Gamma acabará reducido a cenizas pero así es la guerra.
• Intentar ir a evacuar a tus compañeros. Con el movimiento Hermandad Inquebrantable, una compañía Mecanizada puede evacuar a otra compañía si saca un 7+. Eso sí, "otra compañía" son tres puntos de tropas y en el fortín de la Séptima hay 7 (corregidme si me equivoco). Podrías coger a parte de cada compañía aunque la rifa para ver quién sube a los aviones sería una fiesta.
• Por supuesto, estoy abierto a sugerencias. Es un buen momento para que discutáis opciones en el offtopic.

Los gritos de júbilo al ver detenerse al titán dieron paso a la preocupación entre las filas de los Caballeros Espaciales al ver la evidente cuenta atrás. El Ignis Prime lo tuvo claro desde el principio. - ¡Portadores de la Llama! ¡Hay que detener el colapso del núcleo! ¡Partidlo en pedazos! - Y, para dar ejemplo, el líder de la Orden saltó de su posición, avanzando a toda velocidad hacia el gargantuesco monstruo. La Séptima, como un solo hombre, gritó y avanzó detrás del Ignis Prime, avanzando por entre el terreno destrozado, en una loca carrera por llegar hasta el artefacto a punto de explotar.

Los primeros Caballeros comenzaron a abrirse paso hacia el monstruo haciendo uso de sus tolkers, sus obliteradores y hasta sus espadas (*), en el caso de las escuadras de asalto. Como hormigas abriéndose paso a través de un enorme cadáver, en busca de un modo de detener la explosión del núcleo.

El clima de angustia y terrible pérdida que reinaba en la Quinta, fue sustituido en un primer momento por uno de cierta calma y resignación, hasta finalmente convertirse en un estado de alegría contenida, a medida que iban apareciendo más y más caballeros de entre los amasijos metálicos informes en los que habían quedado reducidas muchas de las naves de la compañía. Desde el puesto de mando Torbik coordinaba las acciones de la compañía, a la vez que estaba pendiente de lo que ocurría en los otros frentes.

El teniente Donovan se acercó a informar, tras lo cual Torbik le contestó.-Gracias teniente, la operación de rescate ha salido mejor de lo que esperaba, es una gran noticia que muchos de nuestros caballeros aún estén con vida.-A continuación se giro estudiando el gran mapa holográfico y tras mantener varias conversaciones con el resto de las compañías, y dado que solo podría ayudar en un lugar, tomo una decisión que no le resulto nada fácil. Para aquellos que estaban en la sala de mando y que conocían desde hacía tiempo al capitán, no había ninguna duda de que Torbik estaba sometido a un gran tormento en su interior, si perecían las otras compañías no se lo perdonaría mientras viviese.

Cuando el tiempo apremia, este no puede ser desperdiciado, así que se repuso de sus demonios internos y se dirigió en tono firme y autoritario al resto de sus oficiales.-Mientras esa gema no sea destruida, no habremos acabado con la amenaza Meltisaru en Purgatorio. Así que ha de ser destruida inmediatamente, aunque ello conlleve la destrucción de un buen número de caballeros de la Octava compañía. Cinco halcones se adelantaran, y fijaran el blanco, a continuación todas las águilas que nos quedan, que no son demasiadas, y el resto de los halcones soltaran todo lo que nos queda para arrasar la zona.-Y tras un breve instante añadió.-Luego todas las naves escaparán a máxima velocidad para poner la máxima distancia en el menor tiempo posible, con la posición del Titan Meltisaru, por si este explota.

Torbik observo como sus oficiales daban las órdenes pertinentes y todo se iba orquestando de la mejor manera posible, para realizar un bombardeo rápido y eficaz. Y abrió comunicación con el resto de las compañías:-La Quinta se dispone a bombardear la gema, Octava habrá daños colaterales imposibles de evitar. Tras el bombardeo nos alejaremos para evitar la gran onda expansiva si detona el Titán. Luego volveremos con nuestros transportes para tratar de ayudar. Espero que se pueda detener la explosión. Pero no descarten tratar de poner a salvo parte de sus compañías. Les deseo mucha suerte.

Y partieron hacia la gema, donde las águilas y los halcones descargaron lo que les quedaba y sembraron un infierno de caos y destrucción, que se llevó a su paso numerosas Nyxides. Otro momento para olvidar, el tener que acabar con hermanas de la propia Orden. Un día muy triste y esperaba fervientemente que no lo fuera aún más, pues lo peor podía estar aún por llegar.

Castelferro y su vanguardia de catafractos avanzaba al mismo paso que el Ignis Prime y los caballeros de la Séptima. El resto de la compañía venía más rezagada, pero también se habían lanzado al combate cuerpo a cuerpo para tratar de despiezar aquel engendro antes de que volara por los aires.

—Si no salimos de esta permítame que le diga que, a pesar de todo, ha sido un honor servir bajo la misma bandera que su Excelencia —se sinceró el capitán de la Viento Ardiente con Anaximandr—. Lo que más me pesa es dejar esta Orden en manos de morralla incompetente y nuestro planeta en las garras de esas sanguijuelas corporativas.

Mientras se abría paso con su obliterador a través de las placas de metal del titán meltisaru, Anaximand miró a Castelferro. - Para mí también ha sido un honor, Capitán Castelferro. A pesar de todo. - Dicho lo cual, el Ignis Prime... sonrió.

Los tantas veces reformados escuadrones de parcheados cazas de la Quinta Compañía descargaron todo lo que les quedaba sobre la misteriosa gema amarilla. Los obuses cayeron en fila sobre el pulsante objetivo para estallar uno tras otro.

La primera explosión barrió por completo a las exploradoras del Destacamento Gamma. La segunda fue una sucesión de explosiones casi simultáneas sobre la enorme piedra preciosa que brillaba cada vez con más fuerza como si reaccionara al daño. Las lecturas energéticas crecieron exponencialmente como si su estructura molecular se sobrecargara hasta que estalló en un vórtice de luz que apartó la niebla de cenizas en muchos kilómetros a la redonda. 

Una capa de polvillo dorado cayó sobre la superficie del desierto para desaparecer casi a continuación.

* * *

-Joder, ¿qué ha sido eso?-preguntó el catafracto Garex con una espada-psi en cada mano*-¡La niebla se ha ido!

-¡Lo mismo nos pasará a nosotros si no desactivamos este chisme!-le contestó la sargento Mayanin-¡Ayudadme con esta plancha!

La mole caída del titán meltisaru estaba cubierta de armaduras rojinegras como un animal asediado por voraces hormigas. Todos golpeaban con la fuerza de la desesperación, sin saber muy bien que hacer y conscientes de que cada golpe de espada contra una juntura, cada disparo por un hueco podían ser los últimos o, peor aún, precipitar el inevitable final. Algo se estaba acelerando en las entrañas de la máquina lanzando unos pitidos cada vez más fuertes y frecuentes. El tono ominoso no se le escapaba a nadie.

Y entonces, se detuvieron. Un silencio sepulcral recubrió el campo de batalla cuando todos los brazos se congelaron con las espadas en alto.

-Lo tengo-dijo la sargento Oxyla saliendo por una escotilla con un puñado de cables en la mano-Creo.

Antes de que os rompáis los dientes de tanto apretarlos, me tomo la licencia de usar la hazaña que la Octava olvidó elegir (con un 10 en Guerra Interminable tenía DOS y sólo eligió "Destruir un cañón de los gordos") y hago que sea "Efecto Especial: detener la autodestrucción". Todo legal. 

Ahora, poneos todos unos calzoncillos limpios y pasamos a la escena final.

Ania alzó la vista cuando recibió la transmisión de la Quinta y no pudo evitar una ligera sonrisa al ver caer esos pequeños puntos directos hacia la gema. Sabía que no dolería, solo dejaría de existir, y lo mejor es que no habria pruebas de la debilidad de las Nyxides al volverse unas contra otras.

Oxyla, con los cables en la mano, se dejó caer y conectó su comunicador para poner al tanto a la capitana Ioma, para ponerla al corriente de la situación.

-Capitana, aquí Oxyla. La Octava encontró restos de tecnología extraña y los rastreó hasta el origen de un ejército de híbridos Meltisaru, además de encontrar el una gema que parecía ser un punto de origen. Creemos que esta gema era la "Madre Geolina" en sí, igual que el "Padre Oligionae" era una factoria viviente. Fijamos objetivos para el primer ataque contra el ejército de híbridos que surgió del desierto, combatimos junto a la Septima y la Decima para acabar con estos seres, nos enfrentamos a ese titán Meltisaru y conseguimos detener su autodestrucción. Mientras tanto, Gamma se sacrificó por mantener un contacto con la gema y que la Quinta pudiera barrer la zona.

Inspiró un momento para recordar lo que había pasado.

-Hacer de Purgatorio un lugar más seguro es algo importante para todo el sector, pero no podemos volver a dejarlo completamente desguarnecido. 

Lanzó un trozo de metal a las arenas del desierto de cenizas en un gesto de intentar dejar salir sus pensamientos.

-Creo que hemos aprendido algo sobre los Meltisaru. No es algo que ataque de forma directa, es una cultura insidiosa que se infiltra y empieza a corromper a los más débiles del planeta hasta ser lo suficientemente fuerte como para ser una amenaza. No sé qué habría pasado si no hubiéramos encontrado su base antes de que comenzaran los ataques. 

La batalla había llegado a su fin, pero el trabajo no había terminado. El Ignis Prime ordenó que se apilaran los cadáveres y restos de los invasores meltisaru y que se arrojaran a un cercano pozo de lava, para fundirlos por completo. Algunos de los especímenes menos destruidos fueron tomados como prisioneros bajo fuertes medidas de seguridad, con la intención de diseccionarlos y estudiarlos, aunque eso no era una tarea propia de Caballeros Espaciales; pero seguro que la Ordo Omnium Orbis estaría interesada tanto en ellos como en poder tener acceso a las ruinas bombardeadas de la fábrica. No les vendría mal congraciarse con la OOO, ahora que parecía que la fe de la Iglesia Plutónica en los Portadores de la Llama flaqueaba.

Los cuerpos de los Caballeros muertos se llevaron a la Catedral de Lava para llevar a cabo los ritos funerarios. No había quedado nada de la gema ni de las Nyxides que se habían sacrificado en el bombardeo, así que el Ignis Prime ordenó llevar a cabo los ritos más sagrados en ese lugar. Los espíritus del destacamento Gamma servirían por toda la eternidad como guardianes espectrales de ese lugar maldito.

Anaximand era consciente de las disensiones en el seno de su Orden. Pero hoy habían luchado juntos por purgar el corazón de sus dominios de la peste alienígena. Era necesario llevar a cabo una acción que borrara la sombra de la derrota y la guerra interna de las mentes de sus soldados. Una acción audaz. Una cruzada.

La Quinta había cumplido con creces en la batalla, habían logrado destruir la Factoría y la Gema. Por suerte, muchos de las bajas habían sido rescatadas y muchos caballeros pronto volverían a estar disponibles para el servicio. Pero pasaría algún tiempo hasta que repusieran los Halcones, pero sobre todo las Águilas caídas. Tendrían que encargar un gran número de naves, equiparlas y dejarlas listas. Estarían muy entretenidos durante algún tiempo, y aún no había nombrado el nuevo jefe de intendencia de la compañía, habría de hacerlo cuanto antes.

En el silencio que siguió al alto el fuego el capitán Castelferro se aproximó a sus hombres, aquellos que no tenían armaduras catafracto y habían luchado en segunda fila. Sonreía feliz, por primera vez en mucho tiempo y buscaba a alguien en concreto con la mirada.

El alférez Mika Yaombe se personó ante él, dispuesto a dar el reporte de bajas que, por desgracia, era demasiado elevado. Su rostro oscuro estaba perlado de sudor y sus ojos se movían nerviosos.

—¡Ah, estaba usted aquí! —le saludó el viejo capitán de la compañía al verle—. ¡Por las barbas del Patriarca, menuda jugada la suya con la Afer Ventus! Sin duda nos ha salvado el pellejo, muchacho. Reconozco que los tiene bien puestos... ¡Coño, si hasta creo que el Ignis Prime se ha puesto cachondo al ver descender esos rayos láser orbitales! —Castelferro palmeó las hombreras de Yaombe con entusiasmo—. Purgatorio no ha caído en manos de esa escoria alienígena y podremos dedicarnos ahora a otros menesteres... —dijo entrecerrando un poco los ojos—. En cualquier caso me temo que usted va a estar muy ocupado redactando los informes pertinentes y atendiendo a la comisión de investigación sobre el ataque meltisaru... Capitán Yaombe...

El alférez se habría quedado pálido de haber podido y era incapaz de cerrar la boca del asombro, por lo que recibió las primeras felicitaciones con aquella expresión de alelado. No podía creerse que Castelferro le acabara de ofrecer el mando de la Viento Ardiente.

Aziz Castelferro se alejó de sus hombres para regresar junto al estado mayor. No quería dejar mucho tiempo solo a aquella comadreja de Anaximandr, no fuera a ser que tratara de robarle gloria a los suyos...