- Finney, sé que todo esto lo hace para llamar la atención, pero lo que dice es muy grave. Acusar así, como si odiara a todo el mundo... no es la mejor forma de ayudar a descubrir a los infiltrados.
McCoy mira a Finney como si fuera imbécil, básicamente porque lo era. No tenía por qué ser un Romulano, aunque tampoco quitaba que no lo fuera, pero el doctor creía que sobre todo era como un grano en los testículos, una muela de juicio o algo así... aunque a este tipejo, con pasar de sus niñerías no podría hacer ningún daño.
Una vez en la cafetería cojo un buen puñado de pajitas y corto tres de ellas con las tijeras, las que a la postre decidirán quien se queda sin su dosis. Tras terminar reviso las cámaras frigoríficas y encuentro todo tipo de alimentos dignos de un buen bocadillo, pero con la prisa que tengo me limito a echarle queso, longaniza, chistorra y anchoas.
Mientras lo degusto tranquilamente me fijo en unas extrañas marcas que hay en el suelo y veo pequeños trocitos de sal esparcidos por el mismo."Que raro, han tirado esto y no lo han limpiado, no creo que esta sal le sirva al vampiro..."
Tras barrer un poco y terminarme el bocata vuelvo junto al doctor McCoy, con el estómago lleno después de haberme comido un buen bocadillo llego con un vaso lleno de cola fresquita y en la otra mano portando las pajitas.
- Listo, cuando querais podeis ir cogiendo pajitas, para que no dudeis de si las he trucado yo me quedaré con la última, pueden ir cogiendo.-Le digo al doctor antes de dar un pequeño sorbo a la bebida refrescante llena de extractos. Sabía que el capitán era Spock, pero McCoy me parecía mas simpático y no tenía cara de estreñido.
Spock se adelanta unos pasos y coge una ceremoniosamente, mostrándola a todos al abrir la mano.
Jana, siguiendo el ejemplo de Spock, se acerca a DeSalle y toma una pajita, para enseñarla luego a los demás.
Por favor, que no sea yo una de las elegidas, recien pagaron y quisiera unos cuantos salarios más...
[Palamas se acerca hasta DeSalle con solemnidad. Su rostro se ve serio, acorde a las circunstancias]
Pfff, estos guionistas. Estamos en una súper nave ultra mega guay y lo único que se les ocurre para generar aleatoriedad, es sacar pajitas... ¡Qué falta de imaginación! Hasta una partida de streap-poker hubiese estado mejor.
[Toma la pajita que le corresponde y vuelve a un segundo plano]
¿Me tocará a mí ser una de las "infectadas"? Definitivamente, cuando acabe este episodio despediré a mi representante...
Para dar ejemplo de su idea, McCoy coge uno de los palitos... lo sostiene con el puño cerrado con miedo por si es uno de los cortos.
"Es la manera más justa de repartir, pero menudos nervios que da la espera. Solo faltaba una música de fondo para darle más tensión al asunto".
Hansen tomo su pajilla en silencio mientras seguía buscando a la mujer por la que había votado sin encontrarla. ¿Se habría dormido? ¿La habrían echado? ¿Usaba sombrero?
Christine que había estado en segundo plano para no llamar la atención, se acerca en silencio a tomar una de las pajitas, y enseñar al resto cuál ha cogido.
Después se vuelve a su sitio, cerca del Doctor McCoy, tal vez la única persona en la que se fía, pues el doctor es el doctor, siempre ha velado por la seguridad de todos. No deja de mirar, al resto a la cara, sin saber en quién más fiarse, y con lágrimas en la cara por todo lo que ha pasado hasta el momento. Las muertes. Las vacunas. ¿Llegará alguien a terminar el viaje con vida, o la nave acabará en manos de los enemigos?
Acaba este día movido, y la computadora realiza el conteo automatizado de los votos. Finalmente en los monitores aparece la imagen y el nombre de la teniente Rahda. Todos callan mientras la teniente, que bien silenciosa que si es, se levanta despacio, resignada a su muerte. Es escoltada por dos camisas rojas hasta el laboratorio, donde se le administra vía intravenosa un potente e indoloro veneno. La mujer dedica (o no, de acuerdo con su ánimo) unas últimas palabras a la tripulación, mientras su ejecución es transmitida por las pantallas de la nave. Cuando cierra los ojos, la vida se ha escapado de ella. Y una comprobación correspondiente, demuestra que se trata de una inocente. No tenía nada que ver con los Romulanos.
Mientras todos parecen guardar silencio solemnemente, la nave se sacude y algunas pantallas reciben la información de un accidente en una de las turbinas. La comunicación con Ingeniería se establece.
-Capitán Spock, ha habido un accidente, uno de los propulsores provocó una explosión que ha destruido una sección del área de las turbinas, en donde se hacían reparaciones... por fortuna hemos sellado el área. Pero hemos perdido a cuatro hombres, incluídos el teniente Dave Bailey- anunció. Eso explicaba la marcada ausencia de Dave Bailey, se la había pasado los últimos dos días haciendo reparaciones por el bien de la nave.
Aunque no había cadáver, quedaba la tranquilidad de que no podía ser un mal hombre (y un Romulano no sería tan descuidado). Después de las malas noticias, todos revisan sus pajillas. Las más cortas le han salido a DeSalle, a Uhura y a Farrell. Los tres se resignan mientras enfermería se encarga de administrar la inoculación al resto de los tripulantes. Con esto, otro día se cierra en el Enterprise.
la teniente Rahda es sacrificada este día. No era un Romulano.
Dave Bailey muere por no votar dos veces seguidas. Tampoco era un Romulano.
DeSalle, Nyota Uhura y John Farrell no recibiran la inoculación, así que si están infectados, en el siguiente episodio amanecerán muertos. Ellos también se enterarán en el siguiente turno.
Comenzamos el turno nocturno. Esta escena quedará abierta hasta el próximo episodio o hasta que Rahda diga sus últimas palabras.
Entristecido observo como el doctor McCoy va suministrando las inyecciones a todos los tripulantes salvo al pelirrojo John "Ron" Farrel y a la exótica Uhura.
Me despido de todos y cada uno de los miembros de la tripulación especialmente de John y Uhura.- Ojalá volvamos a vernos el día de mañana, puede que no estemos infectados.-Digo sin mucha convicción de mis palabras.
Será mejor que me vaya a dormir, he dejado la nave en piloto automático y todos los controles funcionan correctamente, recuerdenme siempre así, ¡lleno de ira homicida!-Digo en tono jocoso recordando aquel capítulo de los Simpsons
Me dirijo a mi camarote, atranco la puerta para cercionarme de que no tenga visitas nocturnas y me dispongo a dormir con un tomo de la biblia entre las manos.
- Sabe que lo siento, Desalle, que la gente se quede sin vacuna es algo duro, por eso se hizo a suertes.
Mira entristecido a Desalle,
"¿Estará libre de impurezas radiactivas?" Piensa McCoy, Luego se gira hacia la teniente Uhura.
"¿Volveré a ver ese cuerpazo mañana? Espero que se libre de la muerte por radiación. Es lenta, dolorosa, insufrible y agónica. Nadie merece morir así, al menos nadie Romulano."
Ufff... pues parece que me ha tocado la loteria espacial, si ya lo decía yo, en esta serie los guionistas son unos racistas!
-Esto es porque soy negra verdad? claro, justamente a la única representante del Black Power que hay en la serie le ha "tocado", mira tú que casualidad, ser sacrificada con la infección esa- protesto, enfadada, para mi misma, mirando la pajita corta que me tocó.
Me resigno finalmente a mi situación, mientras miro como McCoy va distribuyendo las vacunas a todos menos a nosotros 3.
-Bueno, DeSalle, Farrell, que haya suerte- les digo a ambos hombres -Creo que me voy a mi dormitorio, si he de morir horriblemente, prefiero hacerlo en mis aposentos, creo que el capitán disculpará que no ocupe mi puesto de trabajo vistas las circunstancias...
Me marcho a mi habitación a estirarme en mi cama, algo baja de moral.
"Sobreviviré, cabrones! Sobreviviré! Esto no es justo!"
John Farrell sudaba y temblaba descontroladamente. -P-P-Pero... n-no quiero morir...- dijo asustado mirando para todas partes, pero resignado a su muy mala suerte. Se levanta, pálido y a punto de llorar, y sin más se retira tras de Uhura, rezando porque el gen no lo tuviera en su cadena de ADN y pudiera sobrevivir a la noche.