Podéis dejar vuestras historias en esta escena, marcando "solo para el director".
Un saludo.
Personaje de Érebo:
Se presenta el soldado Plo señor, para entregar su solicitud de ingreso voluntario en el batallón 323 de las fuerzas especiales. Estoy dispuesto a luchar con los mejores señor. Estoy dispuesto a ser de los mejores.
DESCRIPCIÓN
Baalik Plo es un tipo grande, pesado, fuerte. El ejército le ha proporcionado una agilidad que antes escaseaba así que ahora puede presumir de una gran forma física. Pero no es guapo. La cabeza demasiado cuadrada, los ojos un poco juntos, las cejas muy pobladas, la piel oscura, las orejas grandes. No es un conjunto armonioso ni bello.
HISTORIA
Baalik Plo
Nacido en ciudad Rordis, Nubia, Mundos del Núcleo. Edad: 26. Profesión: soldado. Familia: desconocida.
No hace falta que me pidas el expediente académico, yo te lo resumiré en dos palabras: un desastre. Tampoco busques un brillante aprendizaje de oficios, pasé por trabajos poco o nada cualificados como criador de rontos, estibador y minero. Nada me satisfacía y mi aparente destino era caer frito por un laser en cualquier alcantarilla. Broncas, peleas, noches en las mazmorras locales, amenazas, cicatrices. Todo eso cambió el día que me topé con el sargento Franz. Me tumbó en cuatro segundos y todavía no sé que vio en mi como para ayudarme a levantarme, pagar la siguiente copa y machacar mi cabeza con su interminable cháchara militar. El caso es que al día siguiente estaba firmando el formulario de ingreso en el ejército de la República. Con todas las oportunidades que había en Nubia para trabajar acabé convertido en soldado profesional.
En la primera semana estuve a punto de renunciar 4 veces. Cada día. Pero no lo hice. Cuando pensaba que no podía más con el agotador entrenamiento miraba a mi alrededor y veía un montón de pequeñajos dispuestos a seguir adelante. Si ellos podían yo no iba a ser menos.
En la quinta semana estuve a punto de renunciar 7 veces. Sólo en la primera hora de teoría. Pero no lo hice. Cuando creía que mi cabeza iba a estallar por todo lo que pretendían que estudiáramos ponía la mente en blanco, recordaba como el sargento me había convencido con labia y no a puñetazos y me decía a mi mismo que yo también era capaz.
En la octava semana estuve a punto de renunciar 1 vez. En cuanto nos dejaron en gravedad cero. Vomité. Todos se rieron pero eso no me importaba, me estaba muriendo. No por vergüenza ni asco, sino porque mis tripas se habían vuelto del revés. Pero pasó, aunque odio gravedad cero.
Desde ese momento y hasta que nos graduamos como soldados profesionales ya no quise renunciar. Hasta que tuvimos la primera misión. Entonces quise renunciar una vez más, cuando vi los cuerpos de mis compañeros freírse bajo los laser. Pero tampoco llegué a abrir la boca y esa noche en la cantina bebí con mis compañeros. Con los supervivientes. Desde ese día son mi familia. Una familia en la cual confío, nunca me dejarán tirado y yo no les fallaré a ellos.
¡¡hola¡¡
mi nombre es Daley, mi mayor placer en esta vida es viajar, me encanta ver mundos nuevos y el mejor trabajo para viajar, pero de verdad, no de turismo, es ser soldado. por eso me aliste . y de paso defender la republica.
donde este amenzado la republica yo ire a defenderla,
¡Aloha! XD.
Puñeta, no me había dado cuenta... Menos mal que me he vuelto releer el post XD. Bueno, ya te lo he enviado por MP, pero lo dejo también aquí... Pues eso, me gustaría intentarlo, así que ahí va mi PJ. Como ya he mencionado vía MP, el universo de Star Wars nunca ha sido mi fuerte, y menos aún el tema de "la antigua república", así que, bueno, es posible que haya algún fallo por ahí XD. Y bueno, si el PJ es incorrecto en algún sitio, o si tengo que cambiar algo, o si directamente este no te vale, tengo otros en mente, así que mañana mismo puedo enviarte otro PJ.
Pues, dicho lo cual... Ahí va:
Esta es la descripción física, y la foto:
El Sargento Breech es un hombre alto, de metro noventa y ochenta y cinco kilos de peso, de cuerpo atlético y musculoso, fruto de una larga carrera militar. De ojos marrones, pelo moreno cortado a cepillo, rasgos cuadriculados, y de mirada incisiva. Es fuerte, y de resistencia física entrenada, pero, dado su tamaño, es alguien que difícilmente pasa desapercibido. Además, no es excesivamente ágil, aunque si rápido.
La descripción psicológica:
Breech es solitario, y raramente conversa con nadie, si esa conversación no tiene ninguna utilidad. Normalmente da un trato lejano y frío, arisco y seco para los que insisten. Veterano combatiente, sus órdenes siempre son rápidas y, por lo general precisas. Raramente hace movimientos arriesgados, a veces parece incluso que le preocupe que alguien le clave un puñal en la espalda mientras duerme. De sueño ligero, normalmente siempre es quien hace la primera y la última guardia.
Es un hombre estable y realista, tranquilo, pero de una furia difícil de controlar cuando estalla. Aunque no lo demuestra prácticamente nunca, es un hombre de gran resistencia a la bebida, y muy capaz de tumbar a cualquier bebiendo. Su resistencia a los narcóticos parece sugerir que alguna vez los ha probado, aunque sus chequeos médicos no puedan probarlo de ningún modo.
Solo hay una cosa que pueda hacer sacar realmente de sus casillas a Leonis Breech, y es que le preguntes por su pasado. Siempre se ha negado, y nadie sabe a ciencia cierta quién es realmente.
La historia, digamos "oficial"
Leonis Breech siempre ha sido un Sargento de la república. Se supone que ha sido un soldado alguna vez en su vida, pero nadie puede estar seguro de eso. Sobre su vida antes del propio presente, poco se sabe. Según los archivos de la propia república, se alistó diez años atrás. Según esos mismos archivos, fue ascendido por su actuación, aún por encima de la de su propia unidad, durante una misión en el borde exterior, en el planeta Mustafar, del sistema del mismo nombre. Según los informes, la unidad de Breech tenía órdenes de encontrar a un personaje de gran interés para la República. La misión fue llevada a buen término, aunque costó 4 de las 6 vidas de la unidad. Quien era ese sujeto, o por qué era de interés para la república, es información clasificada, que nadie conoce.
En cualquier caso, fuera lo que fuera lo que hizo en Mustafar, le valió a Breech su ascenso. La información sobre Breech antes de alistarse, se puede medir con un cuentagotas. Solo se sabe que nació en algún lugar de la zona más pobre de Coruscant, que fue huérfano a temprana edad, y que se alistó casi a la fuerza, tratando de escapar de la recompensa que pusieron por su cabeza. Hay muchos rumores, unos dicen que era caza recompensas al que una misión le salió muy mal, otros que era un asesino a sueldo de las altas esferas de la política que fue traicionado, los hay incluso que lo mencionan como un criminal peligroso que enfureció a quien no debía, e incluso se dice que mató a un maestro jedi con sus propias manos. Aunque solo son rumores, la mayoría proferidos por soldados con demasiadas copas de más, si es cierto que la figura del Sargento Breech es enigmática, y a veces se puede percibir una cierta aura de oscuridad a su alrededor.
No obstante, lo que sí se sabe, y a ciencia cierta, es que es un soldado de expediente impecable. Respetuoso y obediente con sus superiores, leal a la república y eficiente en su trabajo. No hay misión que no haya cumplido con éxito. Y aunque es algo arisco en el trato para con sus subordinados, y severo, a veces incluso demasiado, es un oficial justo, que se preocupa por las vidas de los que están bajo su mando en todo momento. Por lo general, son pocos los que no han vuelto a casa bajo su mando.
Y la historia verdadera:
La verdadera historia: Ciertamente, Leonis Breech nación en Coruscant, y ciertamente, en los barrios bajos, concretamente de una mujer humana, que dejó a su hijo en adopción a temprana edad. No obstante, no nació con ese nombre. Su verdadero nombre es algo que Breech prefiere olvidar, por qué va unido a una historia demasiado desagradable para ser recordada. Criado en un orfanato, si es que se podía llamar así a un pequeño edificio construido entre dos inmensos extractores de humedad, siempre fue un niño callado, interesado en aprender todo cuanto pudiera. No obstante, en aquél lugar, en medio de ninguna parte, era poco lo que podía aprender. Siempre más interesado en aprender y en leer que en relacionarse, fue siempre un personaje solitario. Solo hablaba con su maestra, y la dueña de aquél lugar, una amable anciana Twi’lek.
Finalmente, creció, y tuvo que abandonar aquél lugar al que llamaba hogar. Aunque se le ofreció un lugar, el joven Leonis se negó. Quería buscarse un lugar en el mundo, fuera el que fuera. Dada su posición social, tardó poco en entrar a formar parte de una banda, que suministraba narcóticos en ciertos lugares de ambiente. Leonis aprendió, muchas veces de malas maneras, a adaptarse a un entorno hostil. Creció, y se enrudeció. Su carácter, austero, callado y obediente, hizo que escalase peldaños en la banda, donde además aprendió, poco a poco, a luchar, a manejar un bláster, un rifle, o hasta un simple cuchillo. Un día, consiguió llegar hasta uno de los suministradores de narcóticos. Lo capturó, y en secreto, le sacó información sobre las personas que suministraban aquella droga. En una sola noche, empezó una intricada persecución, de la que no había marcha atrás, que lo llevó desde las zonas más bajas hasta cúpulas más altas de Coruscant. Encontró al traficante cabeza de todo aquello, y acabó con él. Presentó su cabeza y dio toda la información que reunió a un buen postor, que se encargó de acabar con toda aquella organización.
Aquella acción temeraria, pero exitosa, le hizo ganarse un nombre. Así se convirtió en un caza recompensas. Poco a poco, fue aceptando trabajos cada vez más arriesgados y mejor pagados. Sus habilidades mejoraron, cada vez más. Al alcanzar los 27 años de edad, sus habilidades eran reconocidas, y sus servicios bastante caros. Eso le llevó a aceptar una recompensa que jamás debió aceptar.
Una chica, asustada, le vino a ver, en un día que Breech nunca podrá olvidar. Quería contratarle para un trabajo. Al parecer, un asesino la perseguía, y necesitaba protección. Un trabajo no demasiado difícil, al menos a primera vista. Toda una ganga. Breech aceptó sin apenas dudarlo. Así fue como Breech empezó un duelo contra lo que a todas luces parecía otro caza recompensas, un asesino, uno implacable. El duelo, que duró semanas, llevó a Breech a su rival por todo Coruscant. Daba igual donde se escondieran, su perseguidor, implacable siempre les encontraba el rastro. Finalmente, fue en una elevada cornisa donde el implacable perseguidor y Breech se encontraron, cara a cara. O más o menos. Dejando a la chica como cebo, el asesino cometió un error fatal. Se confió, y justo cuando el asesino sacaba algo de su cintura, Breech le cayó encima y le rebanó el pescuezo. Lo que en un principio fue una gran victoria, no tardó en convertirse en el peor error de Breech, cuando este vio lo que su rival llevaba en la mano. Un sable láser. Había asesinado a un caballero Jedi. La asustada chica tampoco era lo que parecía. Con una macabra sonrisa, la chica hundió otro sable láser, de color rojo, en el vientre de Breech, para luego huir.
Debía haber muerto en aquella cornisa, pero no lo hizo. Su vieja maestra, la Twi’lek del orfanato, lo encontró. Sanó sus heridas, y le ofreció ayuda para desaparecer. Se cambió el nombre, borró su pasado, y se convirtió en Leonis Breech. Sintiéndose, en cierto modo, culpable por lo sucedido, sintiendo que tenía una deuda, y sintiendo que, de algún modo, debía pagarla, y siendo, además, una oportunidad, no solo de redención por el asesinato de un jedi, sino para desaparecer e ir lejos de Coruscant, se alistó en el ejército de la República. Tardó muy poco en superar a muchos de sus compañeros, y menos aún en ser recomendado para las misiones más arriesgadas, que aceptó sin dudar.
Siempre logrando sobrevivir, y siempre logrando cumplir sus objetivos, encontró un nuevo lugar en el mundo. Su vida al margen de la ley tardó poco en ser algo del pasado, y se convirtió en el soldado Breech. Receloso a hablar de su pasado, y solitario en general, poco a poco olvidó todo lo ocurrido. Pero el pasado es algo de lo que no se pude huir. Y eso es algo que Breech descubrió durante una misión en el planeta Mustafar. Su misión era un individuo, un peligroso individuo que la República quería ver desaparecer. Su pista fue difícil de seguir, hasta que, finalmente, Breech y su unidad encontraron al peligroso objetivo. Solo que no era un criminal, ni un rival cualquiera. Era una Sith. La que, siente años atrás, había herido de gravedad a Breech. El combate fue encarnizado y brutal, aunque solo durara cinco minutos. El Sargento y tres de sus compañeros murieron, y el último superviviente quedó mutilado de por vida. No obstante, Breech logró lo imposible. Hundir un cuchillo en la garganta de una Sith. Gravemente herido, pero vivo, consciente y de una pieza, lanzó el cadáver de la Sith a la lava. Tras salvar a su compañero mutilado, y tras dar un breve pero honorable entierro a su Sargento y a sus compañeros caídos, y bajo el calor del amanecer de Mustafar, nació el Sargento Breech. Pagada su deuda, y liberado, al menos en parte, de su carga, ahora era una nueva persona.
Nombre: Blaze
El joven vivió junto con su familia en un planeta que estaba fuera del alcance de la república o de el imperio Sith,o al menos eso creían.El joven fue entrenado por su padre,ya que el quería que el joven fuera un gran luchador y defendiera con gran fuerza a las cosas a las cuales amaba,Así poco a poco el joven fue aprendiendo hasta convertirse en un gran guerrero con las armas aunque prefería el combate cuerpo a cuerpo.Un día mientras el joven buscaba madera y entrenaba en un bosque cercado a su casa,escucho una gran explosión que provenía de su casa,Se dirigió velozmente a la misma y se encontró con sus padres asesinados,y una gran multitud en la entrada,las cuales le habían dicho que unos Sith llego al planeta reclutando gente,y quisieron llevarse a su padre,pero el se resistió y los asesinaron.El joven se culpo por esto ya que el creía que si el hubiera estado en casa para ayudar a su padre no hubieran sido asesinados,sino que los muertos hubieran sido los sith.
Se mantubo todo el tiempo entrenando y haciendo pequeños trabajos en su pueblo para poder sobrevivir.
Un día la república llego,buscando buenos luchadores,El joven se sintió cautivado pro la idea de luchar contra los siths,y vengar a su padre,ademas se sorprendió al ver la cordialidad y que no obligaban por la fuerza a la gente a reclutarse,se vio "obligado" a enlistarse.El joven abandono su planeta en una nave de la república,pero juro volver en cuanto pudiera.En la república perfecciono su poder y aprendió a ser un gran soldado.
Nose si estara bien,la verdad no creo xD esque no se me ocurrio nada mejor o.O
Muchos dicen que no queda esperanza. Pero hay innumerables soldados que todavía se lanzan por la lucha y la defensa de la República. No soy el más valiente ni el más aguerrido. De hecho, mis fuerzas flaquean a menudo, hasta casi llegar el punto de querer abandonar. Pero hay causas que no pueden perdonarse.
Ariad, mi hermana, no sintió flaquear su valor. O al menos eso me demostró durante su vida... Y ciertamente pagó por ello. Su cuerpo quedó inerte entre la muchedumbre, la sangre. ¿Se pierde el espíritu una vez muertos? No puedo saberlo. No espero que su valor llegue a mí, pero cierto es que la rabia me impulsa a luchar. Tampoco tengo elección. Ambos eramos soldados, junto con los que son ahora mis camaradas, hermanos, padres. Compañeros de batalla. Nos queda la Esperanza, y Ella reside en la República. Merece luchar por ella aunque sea por borrar el miedo en las miradas de los niños.
¡Hermanos! Guardemos el último recuerdo, la última mirada esperanzada dedicada al campo de batalla. Eso será suficiente para continuar luchando.
R’all Darillian
Alias: “Nexu”
Planeta Natal: Cholganna
Edad: 21 Años
R’all nació hace 21 años en un apartado planeta del borde exterior llamado Cholganna. Desde pequeño, R’all creció escuchando las historias de lo dura que había sido para los colonos la vida en el planeta, pues desde el momento de la colonización por humanos, bothans y grans, el planeta se enfrentó a sus nuevos habitantes con todo lo que tenia: un clima duro por el frío y las numerosas lluvias, depredadores ágiles y despiadados, grandes bosques que dificultaban la construcción de espaciopuertos y grandes ciudades… El hecho de que la colonización se viese pronto seguida por dos grandes guerras, y que el planeta fuese tomado en las guerras mandolarianas como un puesto de avanzadilla llevó a la población a distanciarse de la república y aprender a vivir de forma independiente, volviendo a la república poco antes del inicio del conflicto actual.
En un mundo así, la infancia de R’all fue sin duda muy distinta de lo que habría sido en uno de los planetas del núcleo. Desde muy pequeño tuvo que aprender a obedecer a rajatabla los consejos de sus mayores y a comprender y respetar el entorno, lecciones que en un pueblecito apartado como el suyo son muy necesarias en cuanto comienzas el aprendizaje como cazador, pues si no estás muy atento puedes convertirte tu en la presa de algún poderoso depredador, como los nexus, nativos del mismo planeta y muy numerosos por la zona.
Cuando cumplió los 16, R’all decidió abandonar la mísera vida de cazador y marchar a la capital para entrar en la pequeña academia militar del lugar, recuerdo de los tiempos en los que los colonos tuvieron que luchar por si mismos sin el apoyo de la república. Pronto se destacó como uno de los mejores novatos, gracias al sigilo, astucia y pericia con el fusil, fruto del entrenamiento con su padre en la caza de criaturas más sigilosas y astutas que el humano medio.
Durante los primeros años de la contienda, las tropas de Cholganna se limitaron a pequeñas movilizaciones de entrenamiento por la zona, pero entonces se escucharon rumores de que los Sith planeaban un movimiento sobre Bothawui, el planeta natal de los bothan, y los bothan de Cholganna presionaron para que el gobierno enviase refuerzos y víveres al lugar. El destacamento “Nexu” arribó apenas un día antes del ataque, y fueron enviados a proteger una colina próxima a un colector de energía, una posición estratégica de gran relevancia en una zona fría y boscosa, un lugar perfecto para los Cholganianos.
Los acontecimientos de la batalla de Bothawui son sobradamente conocidos, la republica logró contener el avance Sith, y esa fue una de las primeras chispas de esperanza en una guerra que parecía perdida de antemano. No obstante, al destacamento de R’all no le fue tan bien. Al caer la noche, las fuerzas Sith cayeron sobre las posiciones de los “Nexus”, el balance no era nada favorable, 3 a 1 habría sido una cifra justa en comparación con lo que allí sucedió, pero no fué la diferencia numérica lo que acabó con la ferrea defensa de los Cholganianos, sino los jedi oscuros... Ninguno de los jóvenes que componían el escuadrón se había topado antes con la fuerza o con un sable de luz, y aunque consiguieron mantener la compostura y los enfrentaron con gran valor, no eran rivales para el poder desatado del lado oscuro... R'all lo sufrió en sus propias carnes cuando su capitán perdió literalmente la cabeza frente a uno de esos guerreros oscuros y cargó contra el con ira... el enfrentamiento fué breve pero intenso, el sith desvió todos los disparos que R'all realizó mientras cargaba, y cortó en dos el fusil antes de empujarle mediante la fuerza contra el tronco de un arbol. R'all no se arredró y, sacando su vibromachete, se alzó y volvió a intentarlo... una breve sucesión de golpes furiosos terminó cuando el sith atravesó su torso en un diestro movimiento con el sable de luz... la magnitud del dolor, las oleadas de intenso calor... todo duró unos solos instantes cuando la inconsciencia fruto del dolor atroz calló sobre el, invitándole a un dulce sueño... lo último que pude ver fué la sádica sonrisa del sith y a algunos compañeros callendo a su alrededor bajo la lluvia de disparos de bláster.
A pesar de la terrible desventaja, los hombres de Cholganna lucharon con valor hasta el último hombre, llevándose consigo cientos de droides y guerreros de los Sith. La batalla se prolongó aun un poco más, sin embargo, para cuando llegaron los refuerzos al amanecer, el único superviviente que encontraron fue a R’all, rodeado de cadáveres y mas muerto que vivo, aunque el caer inconsciente había salvado la vida. Cuando trataron de moverle, un grito de dolor fué lo único que salió de su boca, antes de dormir de nuevo gracias a los sedantes que le proporcionaron los del equipo médico.
Cuando, tiempo después, R’all terminó de recuperarse en un tanque de bacta, un tipo del ejército de la república acudió para mantener una charla con él. Resultó ser un oficial de alta graduación que, enterado de la valerosa defensa de la colina, quería probarle para incluirle en un batallón de las fuerzas especiales de la república. Sin pensárselo dos veces, R’all se levantó con dificultad y se ofreció para las pruebas… La muerte de todos sus compañeros requería una venganza, y sin duda éste hombre le estaba dando la oportunidad para llevar a cabo su vendetta contra los Sith.
Era tal la determinación de R’all que en las pruebas a que fue sometido que dio de sí más de lo que cabía esperar, lo cual, sumado a su notable instinto de supervivencia y grandes dotes para el combate en entornos duros, impresionó a sus superiores, por lo que pronto se vio incorporado al batallón 323, con destino a Alderaan.
A la edad de 21 años R’all había salido por primera vez de su hogar, y ahora estaba dispuesto a llevar el nombre de Cholganna y de los Nexus a todos los rincones de la galaxia, por sus compañeros que los Sith tendrían pesadillas cada vez que escuchasen la palabra “Nexu”…
He supuesto que los acontecimientos suceden tras la batalla de Bothawui basándome en el timeline de la web de swtor, si no es así puedo adaptarlo sin problemas.
No es uno de mis mejores escritos, pero la idea que tenía en mente de un personaje del borde exterior, con gran talento para el combate de guerrillas pero poco conocimiento de la mecánica de la república no me terminaba de inspirar para mi forma habitual de hacer historias, asique eso es lo que me ha salido... Espero que te guste. :P
Hans Gretel nació hace veintidós años galácticos estándar en el apartado planeta rural Dantooine.
Fynnizak es bajo para ser un zeHethbra, midiendo sólo 1.90, aunque es ancho de espaldas y fornido. Su mote se lo ganó en la unidad por el color de su vello corporal, color rojo óxido; además una estrecha banda blanca le cruza desde la punta de la nariz hasta la espalda, siendo la única ruptura en su uniforme color rojizo. Algunos en cambio le llamarían "Smelly", por su habilidad de feromonas nativa, pero no a la cara, para evitar descubrir los límites de su temperamento...
Mi padre soldado, mi abuelo, soldado, mi visabuelo, soldado. Toda mi "grandiosa" familia han sido militares. Todos varones al servicio de la República. Todos condecorados sino muertos, por las muchas batallas libradas en servicio, para salvaguardar el honor de "la familia" y la República, por supuesto.
Sí señor, nací mujer en una familia de soldados. Única hija del malogrado Sargento Isaias Crow. Os lo juro, no fue fácil. En la base, donde residíamos, eran casi todo hombres. Las únicas chicas que estabamos allí, compartíamos... mejor dicho, nos obligaban a compartir enseñanazas. La teoría de "todos iguales" era una bonita frase, pero a casi nadie le gustaba compartir clase con chicas. Esto era una norma estricta de mi familia, donde los hombres recibían medallas e insignias y morían por defender en lo que creían y las mujeres se dedicaban a otra cosa. Y esto cuando era solo una cría.
Ya de adolescente, la cosa cambió. El hecho de que hubiera más hombres que mujerers, la verdad es que me gustaba, sobre todo por que me alegraban la vista y, que coño, porque como estoy muy buena, pues todos estaban detrás de mí como perros en celo. Qué gracia me hacía el entrar en cualquier sitio y que todos se me quedaran mirando. Lo mejor de todo es que a mi padre y a mi abuelo, les jodía un montón, tanto que me obligaban a llevar ropa que no insinuara nada, más bien alejara a los moscones. Sin duda alguna fue la mejor época. Aprendí un montón de las relaciones personales y de cómo tratar a la gente para conseguir lo que quería o para ser una igual con la tropa.
Pero ampezó lo duro. Mi padre murio en una batalla en el borde exterior. No supimos nada hasta bastante después de lo ocurrido, cosa que siempre recordaré. No porque me doliera que no me lo hubieran comunicado, sino por que por aquel entonces era un como un grano en su culo. No había día que no discutieramos y no había día que no me castigara por ... lo que fuese. Yo quería entrar en la academía y formarme como uno más de los que allí estaban. Pero mi padre, fiel a la forma de actuar de mi familia, se negó en rotundo.
El día anterior a su muerte, discutimos tanto, que me marché de casa. Me fui con el primer tipo que salió de la base, no me importaba quien fuera. Quería salir de ahí. Me colé en una nave de polizón, con tan mala suerte, que en ella viajaba mi tio, otro militar, como no. Me bajó de la nave y me llevó directa al calabozo. Allí me tuvieron... no sé, mucho. Salí cuando me dieron la noticia de mi padre.
Fue mi abuelo, un coronel retirado, el que abrió mi celda y me lo contó todo. Lloré, no por la muerte en sí, sino por el mal rollo que teníamos y las contínuas discursiones en las que nos embarcábamos.
En fin, no sé que vió mi abuelo en mí, pero esa misma tarde, me trajo un macuto con todo lo necesario para la academia y me dijo "chico, no sé como coño lo harás, pero se un buen soldado y honra a tu familia". Lo de chico me trajo sin cuidado. Lo importante es que estaba en el ejército.
Tras siete años de duro entrenamiento, salieron plazas para formar una compañía de fuerzas especiales. Mi mladita memoria funcionó, que curioso Recordó las palabras de mi abuelo "... honra a tu familia". Qué mejor forma de hacerlo que pertenecer a lo mejor de lo mejor, dentro del ejército.
Las pruebas fueron duras, pero mi tesón y mi valia... que cojones, por lo cabezona que soy, que cuando me propongo algo, no paro hasta conseguirlo. Al final, entré, y no de las últimas, al revés, pero no quise saber en qué puesto, ni, sobre todo, el por qué... tal vez la sombra de mi abuelo es muy alargada aun, dentro del ejército, aunque quiero pensar que no.
Entrenamientos constantes. Especializaciones para crear soldados superformados. Intensas jornadas de estudio. Pruebas minuciosas y bastante jodidas. Todo por "honrar a mi familia".
Después de una larfa formación e instrucción, entramos a formar parte del batallón 323 de las Fuerzas Especiales. No fue un camino de rositas, pero aquí estoy. Padre, esto va por ti.
Sarah Crow
Lo primero, siento las palabrotas... no suelo, pero era para darle un aire duro.
Lo segundo, no lo he revisado, pues tengo un poco de prisa.
Lo tercero, darte las gracias por dajarnos darle a la imaginación y hacernos exprimir nuestras neuronas, para sacar de nosotros lo mejor.
Un saludo:
Deheval.
PD.- Si no fuese seleccionado, me gustaría que me avisases, para no estar esperando una "llamada" :)
Mi padre soldado, mi abuelo, soldado, mi visabuelo, soldado. Toda mi "grandiosa" familia han sido militares. Todos varones al servicio de la República. Todos condecorados sino muertos, por las muchas batallas libradas en servicio, para salvaguardar el honor de "la familia" y la República, por supuesto.
Sí señor, nací mujer en una familia de soldados. Única hija del malogrado Sargento Isaias Crow. Os lo juro, no fue fácil. En la base, donde residíamos, eran casi todo hombres. Las únicas chicas que estabamos allí, compartíamos... mejor dicho, nos obligaban a compartir enseñanazas. La teoría de "todos iguales" era una bonita frase, pero a casi nadie le gustaba compartir clase con chicas. Esto era una norma estricta de mi familia, donde los hombres recibían medallas e insignias y morían por defender en lo que creían y las mujeres se dedicaban a otra cosa. Y esto cuando era solo una cría.
Ya de adolescente, la cosa cambió. El hecho de que hubiera más hombres que mujerers, la verdad es que me gustaba, sobre todo por que me alegraban la vista y, que coño, porque como estoy muy buena, pues todos estaban detrás de mí como perros en celo. Qué gracia me hacía el entrar en cualquier sitio y que todos se me quedaran mirando. Lo mejor de todo es que a mi padre y a mi abuelo, les jodía un montón, tanto que me obligaban a llevar ropa que no insinuara nada, más bien alejara a los moscones. Sin duda alguna fue la mejor época. Aprendí un montón de las relaciones personales y de cómo tratar a la gente para conseguir lo que quería o para ser una igual con la tropa.
Pero ampezó lo duro. Mi padre murio en una batalla en el borde exterior. No supimos nada hasta bastante después de lo ocurrido, cosa que siempre recordaré. No porque me doliera que no me lo hubieran comunicado, sino por que por aquel entonces era un como un grano en su culo. No había día que no discutieramos y no había día que no me castigara por ... lo que fuese. Yo quería entrar en la academía y formarme como uno más de los que allí estaban. Pero mi padre, fiel a la forma de actuar de mi familia, se negó en rotundo.
El día anterior a su muerte, discutimos tanto, que me marché de casa. Me fui con el primer tipo que salió de la base, no me importaba quien fuera. Quería salir de ahí. Me colé en una nave de polizón, con tan mala suerte, que en ella viajaba mi tio, otro militar, como no. Me bajó de la nave y me llevó directa al calabozo. Allí me tuvieron... no sé, mucho. Salí cuando me dieron la noticia de mi padre.
Fue mi abuelo, un coronel retirado, el que abrió mi celda y me lo contó todo. Lloré, no por la muerte en sí, sino por el mal rollo que teníamos y las contínuas discursiones en las que nos embarcábamos.
En fin, no sé que vió mi abuelo en mí, pero esa misma tarde, me trajo un macuto con todo lo necesario para la academia y me dijo "chico, no sé como coño lo harás, pero se un buen soldado y honra a tu familia". Lo de chico me trajo sin cuidado. Lo importante es que estaba en el ejército.
Tras siete años de duro entrenamiento, salieron plazas para formar una compañía de fuerzas especiales. Mi mladita memoria funcionó, que curioso Recordó las palabras de mi abuelo "... honra a tu familia". Qué mejor forma de hacerlo que pertenecer a lo mejor de lo mejor, dentro del ejército.
Las pruebas fueron duras, pero mi tesón y mi valia... que cojones, por lo cabezona que soy, que cuando me propongo algo, no paro hasta conseguirlo. Al final, entré, y no de las últimas, al revés, pero no quise saber en qué puesto, ni, sobre todo, el por qué... tal vez la sombra de mi abuelo es muy alargada aun, dentro del ejército, aunque quiero pensar que no.
Entrenamientos constantes. Especializaciones para crear soldados superformados. Intensas jornadas de estudio. Pruebas minuciosas y bastante jodidas. Todo por "honrar a mi familia".
Después de una larfa formación e instrucción, entramos a formar parte del batallón 323 de las Fuerzas Especiales. No fue un camino de rositas, pero aquí estoy. Padre, esto va por ti.
Sarah Crow
Lo priemro, siento lo de las palabrotas, no suelo ponerlas, pero quería darle un aire un poco más duro a Sarah
Lo segundo, no se si te la he mandado antes, he tardado tanto en escribirla, que la pagina había caducado. Menos mal que había hecho un "control C" :)
Lo tercero, gracias por hacernos exprimir nuestras mentes en buscar una hitoria que merezca un puesto en la partida. Como puedes ver, la cosa promete y son muchos (y muy experimentados) los que optan a entrar... es todo un reto.
Nada más, un saludo:
Deheval
Pd.- En el cso de no ser seleccionado, si no te importa, me gustaría que me lo comunicases. Gracias nuevamente.
Andi Newman
Soltero 25 años natural de Coruscant. Mi adolescencia fue realmente desenfrenada, aprovechando que mi Padre trabajaba duramente dentro del Ejercito de la republica como Coronel y que mi madre tenia que criar a dos hermanos pequeños gemelos.
EN clase de primaria fui un chico normal lo saque sin sobresalir. Pero en secundaria la cosa cambio. Cuando veia a las chicas tan voluptuosas.
CUando llegue al instituto ya no me reprimi mas y empece a buscar diversión. COnocí a una chica y empece a dejar de estudiar y el caso es que a partir de ahi varios años me desmadré a provechando la ausencia de mi padre y volví loca a mi madre.
Dada la situación y la vuelta de mi padre del trabajo en el tercer año de repetir 1er curso consecutivamente las cosas se pusieron dificiles para mi. Mi padre tomo la decisión de si o si de alistarme a las filas del ejercito de la republica mandandome a una academia interno de preparación para oficiales.
Como se puede comprender no tube alternativa dada la situación y pasado el verano ingresé en la academia, al final me acabo gustando el tema todo eso de la preparación militar, conceptos tácticos y conocimiento de armamento y material de subterfugio.
La acedemia se regía por el ejercito a si que el regimen que tenia tambien era militar, teniendo que pasar las pruebas y el entrenamiento militar de cualquier soldado.
Pasada la instrucción y viendo mis padres que habia superado las pruebas y ya era soldado las cosas cambiaron para ellos y para mi empezaban de nuevo.
COntinué en la academia ya por voluntad propia y consegui aprobar el examen de teniente ingresando en infanteria.
Ahora quiero ser Capitan pero todavia espero mi oportunidad.
El ejercito a despertado en mi las ganas de conocer el universo y quiero prepararme para piloto de caza no se que llegará primero si Capitan o piloto.