Mientras uno posea el tapón y el otro la botella, sabrá lo que está pensando el otro, por lo que podréis hablar telepáticamente. Y para ello tendréis esta escena ajena a todos los demás. Si soltáis cualquiera de los dos objetos, perderéis el vínculo.
-¿Esto es de verdad? ¿Hola? Probando, probando...-Saturno tenia claro que le estaba pasando.
- ¡Uy! ¡Pero qué esto! ¿Qué oigo? -Emilia no tenía tan claro lo que estaba pasando-. Voces extrañas. Ay, que me está pasando como a Luciano. Este vino me está volviendo tarumba. Ay, ay, ay. Al manicomio que voy... Espera, Emilia, esa voz me suena de algo. ¡Pues claro! De Saimon. ¿Y por qué oigo yo la voz de Saimon si no está abriendo la boca? -Abrió los ojos como platos mientras, por fin, cayó en la conclusión-. ¡Estoy oyendo lo que piensa! Entonces... ¿él estará escuchando lo que pienso yo? Ay, qué horror, madre mía. A ver qué va a sacar de mi cabeza este hombre. Ejem... ¡Muy buenas, Saimon! ¿Me recibe usted?
-Alto y claro querida, creo que esto tiene algo que ver con la botella, me parece que acabamos de descubrir su utilidad, supongo que el que no se vacié nunca es un extra, lastima que sea vino podrido. -Se confeso con la señora.
-Bueno creo que esto podría ser interesante, tal vez nos hubiera valido a modo de walkie-talky. -No tenia muy claro si así era como se llamaba el cacharro. -Para saber que pasa la gente de arriba.
- Uy, sí, esto podría ser útil para hablar sin que nos oigan los malhechores -pensó Emilia, intentando con todas sus fuerzas tener solamente lo que quería que Saimon leyera de su mente. No era tan fácil como parecía, la mujer tenía muchos pensamientos-. O para hablar mal de las vecinas con Nati delante de ellas... ¡No, no, eso no!
- Uy, ahí aparecen esos dos -pensó cuando vio a Judith y Jesús- ¿Qué habrá pasado? No parecen heridos ni muertos. O sea, que nadie más haya muerto. Ellos no van a estar muertos, claro, porque están ahí delante... Bueno, que me lío. A ver qué quieren.
-Mmmm... me empieza a mosquear tanto secretito, ¿Y que es eso de la traca final? -La voz de Satur ya no sonaba tan afable como siempre, claro que dicen que no todos piensan igual que hablan. -Mirelos... y ahora van con cuchicheos.
- A mí me mosquea desde hace rato. Esa jovenzuela se cree que es la jefa de todos y va por ahí de diva marimandona. ¡Ni siquiera se digna a contarnos qué ha pasado! -Emilia se emocionó al ver que al fin había encontrado otra mente con la que malmeter-. Pero podemos devolvérsela. No le contamos lo que hemos descubierto de la botella.
Un rato después, vio que Saimon subía por las escaleras-. ¡Adónde va! A ver si a esto se le va a ir la cobertura o algo. Bueno, usted me va contando por aquí qué ocurre allá arriba, ¿eh? ¡No me deje con la intriga!
-Hay que probar la distancia de esto, señora mía. -Volvió a su tono afable -Pero no se preocupe la mantendré informada.
Durante un rato, la mente de Emilia parecía estar vacía... O, al menos, nada coherente se escuchaba. Pero, entonces, volvió a pensar con claridad.
- Sí, sí, es una buena idea. ¡No, no lo es! Emilia, estás loca. Que sí, mujer, que ya verás que esta vez sale todo bien -La conversación bipolar consigo misma duró un par de minutos más, hasta que recordó que alguien más estaba escuchando eso-: Saimon, ¿sigue usted ahí? No le diga nada a la malhumorada esa ni a nadie, pero voy a probar algún otro objeto. Yo le tengo informado también, ¿eh? Hale, voy a por la jarrita ahora, a ver qué tal me sienta el trago de vino picado.
-Emilia recule, que creo que nos la han jugado. Si a entendido como usar lo del tiempo, haga algo si a entendido la situación. -La verdad es que ni el la llegaba a entender del todo.
-Llamame desconfiado, pero no creo que la chica este muerta, sino que el gitano y ella se han aliado con el loco de los rayos.-Pensó con la esperanza que ella le escuchara.
-¡Ay, que ya sabía yo que esa no era de fiar! Una pelandusca, eso es lo que es. ¡Bueno, y el gitano! Tsk... Ya se les veía, ya. Esos se han aliado para luego robarnos a todos, ya verá usted cómo tengo razón. Pues no lo van a conseguir, ¿eh? -le respondió telepáticamente a Saimon, con los pensamientos alterados.
-Mejor nos vamos... que están jugando al despiste, por cierto señora, ¿Que tal la taza? A conseguido algo? -el pensamiento de Saimon ya no era tan jocoso como cuando comenzó la noche, parecía con prisa por que terminara todo aquello.
Tenga cuidado compañera, algo lleva el gitano escondido entre sus ropas, a saber que es y que trama. -Penso con rapidez el hombre tras observar detenidamente al peligroso Jesús.
Uy, la taza, amigo mío... -pensó, radiante de emoción-. No era lo que yo buscaba, pero ha resultado ser de lo más útil. Gracias a esa taza tenemos ahora una ventaja.
No se preocupe usted por el gitanillo, que ya tengo yo un as en la manga. Le acabo de quitar el arma al criminal, con ayuda de la taza. Bueno, eso creo, porque lo que le he quitado es ¡un peine! La verdad es que la gente mete poderes a las cosas más extrañas -pensó Emilia, dirigiéndose a Saimon-. Ahora lo que no sé es cómo usarlo, pero al menos ya no lo pueden usar en nuestra contra.
-¡Madre mía Emilia! Usted si que es una caja de sorpresas. -Se notaba bastante motivado. -Si, eos deberia de ser el arma, creo que tiraba descargas por un peina ahora de usarlo ni idea. Tenga usted mucho cuidado, a saber lo que son capaces estos locos. -Se quedo un segundo pensativo. -¿Y como se puede robar un peine con una taza? -La verdad es que ese hecho le había dejado un tanto extrañado, pero confiaba en la palabra de la mujer.
- Ay, Saimon, la historia del robo se la cuento cuando salgamos vivos de aquí. Que ahora me he vuelto loca del todo. Ya verá usted, como se enteren de que no sé usarlo me van a matar entre los dos, el gitano y el calvo juntos. Ay, dios mío, ay, ay... A ver si se acobardan y al menos nos dejan marcharnos de aquí.
La voz del pensamiento de Emilia estaba bastante menos tranquila que la que estaba usando para hablar con Jesús. Por su mente solo pasaban deseos de suerte, maldiciones a sus propios impulsos y rezos varios.
-Ay Emilia, igual debió también quitarle el arma o lo que esconda al Gitano, que esa etnia esta muy loca. Rezare a su dios para que no suceda nada malo. -Dijo sincero.
- No tuve ocasión. ¡Si apenas tuve tiempo para registrar al criminal ese! Como estoy apuntando al gitano, si se acerca empezaré a toquetear las púas del peine, a ver qué pasa.
-Esperemos que podamos salir sin mas de aquí o vamos a tener muchos problemas, que piensa usted. esta claro que este hombre conoce la utilidad de todos los objetos.