Partida Rol por web

Alice esquiva su mirada, nerviosa ahora, la conversación se había ido finalmente por derroteros serios y aunque el tono de Frisbee no era de bronca...le pedía explicaciones. Y Alice no sabía si sus explicaciones serían satisfactorias para Frisbee pero no tenía otras.

-Una cosa es jugar y otra la vida real. No puedo permitir que se mezclen, Frisbee, no podemos usar lo que decimos durante el juego para marcar nuestra relación fuera de este cuarto, esta casa. No es eso lo que quiero ¿es lo que quieres tu? No significa que te mienta, pero no estoy dispuesta a llevar una especie de relación pública de sumisión o como lo queramos llamar.

Suspira, habla tranquila en tono de confesión tambien, apoya su cabeza en el pecho de la tatuadora.

-No todo es sobre mi ni sobre BDSM ni...no no va de eso. Va de lo que queramos las dos, pero creo que cada día esto es más incómodo para ti y creo que te obligas a hacerlo para complacerme. Si quieres que juguemos menos, puedes decirlo, no me voy a largar corriendo, no va de eso. Me gustas Frisbee, me gustas más allá del BDSM. Aunque también me gustas como Ama, eso es innegable, no voy a renunciar a esta nueva yo que he descubierto. Pero podemos dosificarlo para que tu estés cómoda. Y si, pienso en tus sentimientos hacia mi pero no lo pones fácil, siempre ocultándote detrás de tus maneras duras y sabiendo lo mucho que me gusta eso...lo haces adrede y lo sabes.- le recrimina medio en broma, tocándole la punta de la nariz con la punta del dedo.- Creo que no te gusta hacerme daño...pero te sientes compensada porque ves como me pone y eso es lo que te excita. 

Frisbee besa ese dedo juguetón, lo atrapa entre sus dientes, lo acaricia con la lengua, besa de nuevo y te lo devuelve. Sus manos juegan con tus cabellos mientras reposas la cabeza en su pecho. La oyes suspirar y continua la alegre cabalgata en su corazón.

-Me pone mucho verte tan cachonda, es la puta verdad. Has descubierto una nueva sexualidad en mí, otra forma de vivirla. -te besa en la frente- También es cierto que no me gusta pegarte. Ayer te solté la bofetada y me aterré...se me escapó...Y resultó que tú te pusiste como una guarra. Jajaja. -su risa es más bien cínica. -No se, Alice, una cosa son unos pocos...latigazos...y otra el nivel al que estamos llegando.

Hace una pausa, pensando, buscando las palabras- No me gusta esa jodida violencia...y a la vez tú me estás arrastrando más a ella, me digo a mí misma que te mola y sigo y sigo...Y empiezo a sentir cierto placer malsano cuando te golpeo. Me da miedo...sí, tengo algo de miedo porque no se cual es tu límite...Cada vez lo subes más...-menea la cabeza, confusa - Podemos dosificarlo, sí, a ver qué tal...Pero qué pasaría, ¿lo buscarías en otro lugar? He visto videos...es una puta locura algunas cosas que hacen...

Coge un cigarrillo, lo enciende. Se está sincerando más que nunca -Me gustas muchísimo...joder, creo que me estoy enamorando de ti...

Alice la escucha en silencio, su mensaje cala hondo en ella y es consciente de que...si, de que justamente la está arrastrando. De la misma manera que hubiera hecho con Michelle...de la misma manera que habría hecho con cualquiera que se hubiera dejado. La pregunta era...¿le gustaba la tatuadora lo suficiente como para tener una relación con ella sin BDSM? ¿no era ese un lugar reservado solo para Michelle? Eran preguntas realmente difíciles. Pero había llegado el momento de la sinceridad y con tal arma le respondió a Frisbee.

-Si. No puedo mentirte, Frisbee, buscaré en otro lado, y eso está bien. Si esto no es lo tuyo, lo que importa es la estabilidad mental que las dos. Si tu quieres, podemos dejar la violencia fuera de nuestra relación...en la medida que tu te sientas cómoda. No quiero que vuelvas a hacer nada sólo por complacerme. La realidad es que yo si necesito...más. Y no sé dónde está el límite pero no puedo pedirte a ti...ni a nadie que me acompañe hasta allí porque...joder porque te hace daño.-suspira y eleva una mano con dificultad hasta que ésta sale por arriba del jersey y acaricia la base del cuello y la punta de la barbilla de la tatuadora.- No te gusta esta violencia...pues yo no soy quien para cambiar eso de ti porque una relación...no va de eso. No va de cambiar para gustar más a la otra persona. Yo estoy...estoy loca por ti Frisbee...siento verdadera necesidad de ti, y no se si es por el BDSM o...no lo sé. No me atrevo a decir que estoy enamorada...pero siento una...una dependencia que da miedo si lo pienso. Y quiero que sea por ti, no por el Ama que quieres ser para complacerme.

La chica te va escuchando. Cierra los ojos a tus caricias. -Es complicado. Joder. Es una puta mierda. Le da una calada al cigarrillo y te lo pone en la boca para que también fumes.

-No puedo dejar que te pires a otro sitio con alguien que te use, aunque tú lo desees. Eso me raya del todo. -se acaricia una de las sienes- No se...Esa dependencia de la que hablas creo que es tanto por mí como por el hecho de que sea tu ama...Las dos cosas están interrelacionadas...Tú me gustas por todo tu yo. Y eres Alice y a la vez mi sumisa...mi esclava...

Toma el cigarrillo para darle otra intensa calada- Nos hemos creado esta jodida relación día a día...no funcionaría si somos una pareja convencional. No lo veo. -niega con la cabeza- Quizás no sea necesario cada semana tener estas sesiones. Podemos intentar el sexo "normal" y...coño, no se, ver cuánto tiempo aguantas...Como me pasa a mí con el mono de la puta coca. ¿Qué dices a esto?

Deja que hable sin interrumpirla, va dando calada al cigarro y devolviéndolo, a este paso tendrán que encender otro, ya pronto llegarán a la colilla de éste.

Cuando Frisbee termina de desahogarte, Alice se da cuenta de que tiene medir sus palabras para no empeorar la situación y al mismo tiempo quería ser sincera y no endulzar las cosas.

-Frisbee...no puede evitar que salga con otras personas. Ni dentro ni fuera del BDSM. Se que no es tu intención hacerlo, creo que quiere protegerme pero...no necesito que me protejas. Es más...lo que necesito es que confíes en mí.- le dice suave, despacio, tierna.

-Yo también creo que estoy pillada de ti también, con y sin BDSM. Me gusta cómo eres, me gusta que vayamos a sitios que salgamos a cenar, que bailemos y que veamos películas juntas. Me gusta como somos juntas, incluso cuando follanos sin...atrezzo extra.- le confirma con una sonrisa- Claro que hay cosas que ti que no me gustan y cosas que mi que no te gustan...pero todas las parejas son así...

¿ah si? Dime una sola cosa que no te guste de Michelle.

calla, no es el momento.

-​​​​​​-El dolor que...que necesito experimentar no es como la cocaína Frisbee. Pero bueno, entiendo tu comparativa más o menos. Salvo porque...no hay nada malo en que yo no quiera dejar el BDSM. La cocaína...has decidido dejarla porque sentías que no te hacía bien. 

Las cartas sobre la mesa, un poco más de lo mismo. Te tiene pillada, sí, pero no anulada tu voluntad. Quizá solo cuando estás con ella, que ya es mucho. Tú quieres tu libertad. 

¿En serio? ¿O te engañas a ti misma? Solo sales con Michelle, no lo has intentado con nadie más, ni siquiera lo has probado. La rubita casi es historia ya. ¿No te da tu ama lo que necesitas? Te estás arriesgando siendo sincera, excesivamente sincera. ¿Engañosamente sincera? 

Frisbee fuma y mantiene un silencio que no presagia nada bueno. Oyes los engranajes de su cerebro reflexionando sobre lo que le dices. ¿Y si decide dejarlo correr? Si se arma de valor y cierra esta aventura. ¿Encontraría a una chica como tú? No, eres única.

Sucedáneos. Gatita. Carlota, Brenda. La mujer que quiera puede llevarse a la cama. 

bom.bom.bom.

Los latidos de ambas se unen. Te parece que no palpitan al mismo ritmo. Está dejando la coca, está nerviosa, confusa. Inquieta. Puede estallar. Te puedes quedar sin ella. ¿Lo has pensado bien? O puede que la arrastres definitivamente contigo. 

-No te digo que lo dejes. Sino el tiempo que puedes estar sin ello -rompe el silencio. Frisbee da una intensa calada a su cigarrillo, lo quema casi entero con una segunda. Una premonición. El fuego que lo quema todo. A vosotras dos. 

-Te iba a pedir que te vinieses a vivir conmigo. Una compensación para toda la mierda que tengo que tragar. Pero no va a funcionar, muñequita. -se le quiebra la voz, por una vez, a ella, a tu Ama.

-No podré soportar lo que me pides, tarde o temprano habría bronca. Me conozco. No quiero caer en ese puto engaño. -su ritmo cardíaco se acelera.- Tu franqueza es aplastante y me gustas todavía más por eso. No funcionará. -repite- No voy a presionarte ni a manipularte...Sinceridad por sinceridad. Mejor cortar ahora que no cuando nos odiemos. No deseo esa puta mierda para ambas. No lo merecemos. 

El mundo se detiene. Crac. Un chasquido. Algo que se quiebra. No, Alice no había imaginado este final para esta conversación. Sus pupilas tiemblan un poco...mucho, se le ponen los ojos vidriosos. Termina por bajar la mirada y apoyar su frente en el pecho de Frisbee. Respira. Guardia silencio varios segundos que se hacen eternos.

Y en su mente sólo un pensamiento. Ella tiene razón...esto no puede terminar bien, o yo dejo de hacer lo que me gusta o...ella hace cosas que no quiere. Así no son las relaciones.

-Es...verdad.-dice finalmente dejando salir un quedo suspiro.-Lo siento Frisbee. Pero creo que...si, será...será lo mejor para las dos.- alza la vista, contiene las lágrimas, le brillan los ojillos.- Nos merecemos...más y...acabaremos intoxicándonos ambas por complacer a la otra, haciendo cosas que no queremos o viendo que la otra hace cosas con las que no estamos de acuerdo. Te quiero Frisbee, has sido...genial conmigo, has tragado mucha mierda. Y no debió ser así, nunca...te mereces alguien que te quiera como tu quieres que te quieran. 

Cuando alzas la mirada también te encuentras con lágrimas en sus oscuros ojos. Lágrimas cargadas de pesar y de pena. Frisbee no es tan insensible, nunca lo ha sido. Va de tía dura, y seguramente lo es. Pero tiene corazón, emociones, sentimientos.

Y valor. Las dos tenéis coraje para enfrentar esta decisión.

-No jodas con eso de tragar mucha mierda. No es verdad. Vale, yo lo he dicho, pero no quería decir esa gilipollez. -le da una calada al cigarrillo, intenta no llorar- EL humo...jajajaja -bromea.

-Tú también has tenido que aceptar mis...mis putas locuras...Pensé que estábamos hecha la una para la otra, sabes...Dos locas intrépidas y salvajes, fuera y dentro de la cama. 

Te abraza con fuerza. Intensamente, como nunca antes. -Te quiero, muñequita -transcurren unos segundos así, solo el bombeo de la sangre y el latido de los corazones en tus oidos...

-Te hago ese tatuaje que querías, ¿vale? Un último regalo...penúltimo...no digamos nunca último...Podemos continuar en contacto...quien sabe...un polvazo de vez en cuando, jajajaja, ¿no? Eso estaría cojonudo, claro. 

-Bueno dejémoslo en que toleraste cosas que estaban fuera de tu ámbito.- dice como eufemismo a aquello tan soez de "tragar mierda". Aunque a fin de cuentas, era lo mismo. Alice no se muestra disgustada, pero si triste y resignada, aceptando que su castillo de naipes tenía que caer. Y, como decía Frisbee...mejor que cayera ahora antes de engancharse más y hacerse verdadero daño.

-Precisamente quizás por eso no seamos buenas la una para la otra...dos locas aventureras, salvajes y desbocadas...piénsalo...lo que pasó ese día en la moto...no hubiera pasado de no ser por la...mezcla que formamos. Como mentos y cocacola.- es una metáfora bastante apropiada y desenfadada.

Se deja abrazar, lo devuelve con tantas fuerzas como tiene, aunque no se puede comparar con la tatuadora, claro. Nota que le resbalan dos lágrimas por la cara. Esto era...¿real? Lo era...lo sentía...pero su corazón postergaba el momento de romperse...quizás para no hacer daño a Frisbee...tenía que ser fuerte hasta que se separaran.

-Claro que me lo vas a hacer. -afirma con un fingido tono indignado-Porque te lo pienso pagar, eso acordamos ¿recuerdas? Guárdate lo del penúltimo regalo para otra ocasión.- desdeñosa y divertida, falsa, pero quizás con el humor que ambas necesitaban.-Un polvo, dos...tal vez más, según lo que preescriba el médico ¿vale? jaja...- risas...risas...tenía que ser fuerte. Aunque le temblaba la voz.- Lo iremos viendo...necesitaremos algo de tiempo y lo sabes ¿vale?- más serena, pero esperanzada, tal vez autoengañándose sin saberlo.

-Yo también te quiero, Frisbee. Eres genial y ojala encuentres alguien con quien ser la mejor versión de ti misma.

Pues ya estaba. ¿Estaba hecho? De pronto, de súbito, lo mismo que aquella primera bofetada de tu ama tan imprevista. Sin embargo esta ha sido muy dolorosa sin ningún placer. En absoluto.

-Gracias. Ojalá fueses tú. -suspira, tus lágrimas se mezclan con las suyas. -También tú encontrarás a ese alguien, seguro. Tu Michelle. Quizás ella sí. -Frisbee aprieta los labios. Apaga es cigarrillo agotado. 

-Pero puedes volver a mí. No cerremos la puerta del todo. -No responde a lo demás que comentas. No quiere entrar en ello, no quiere hablar de tiempo ni de más locas aventuras ni...ni de nada. Lo que hace es besarte con esa pasión que te vuelve enferma de ella, un beso sabor a tristeza y a sal. 

El finde es tranquilo, casi como si no sucediese nada. Las dos aguantando a que la otra no esté. Hay risas, y pelis, y observar juntas metiditas en la misma manta como la lluvia cae incesante. Un telón apropiado para la ruptura. Ruptura...tan solo haria falta que cada una cediese un poco, aquí, allá...pero tú sabes lo que deseas, y ya durante mucho tiempo has hecho lo que otros te decían o aconsejaban. No más. Más o menos.

Un canuto. Dos. Cigarrillos. Una raya compartida.

Y llueve. Y también hay sexo suave. Os amáis, dos mujeres entregadas en la cama, en sus corazones pero que no pueden seguir juntas. Sexo vainilla, plácido, tranqui. Y el tattoo, delicadamente, entre besos y miradas y caricias. Un bonito tatuaje, que se lo pagas con una transferencia. 

Lloviendo. Un último polvo como a ti te gusta, tumbada en la cama, tu ama...tu ama...sobre ti, a tu espalda, esa manera de hacerte el amor sin  tiempo ni prisas, piel con piel...profundo y largo...te derrites y lloras y ella contigo, abrazada a ti. 

Se termina.

Llega el domingo noche, ninguna ha tenido la fuerza para dejar a la otra. ¿Te quedas esta noche y mañana te vas directa al trabajo, o prefieres que te acompañe a la pensión y allí encerrarte en tu abismo de soledad y olvido?

Se queda a dormir el sábado, no tiene fuerzas para irse a ningún lado, la cabeza de la vueltas de un lado para otro, no se atreve a quedarse pero tampoco a irse. Se deja llevar un poco más, flotando ligeramente en una nube de irrealidad. 

Llueve y ven pelis, casi como si no hubiera pasado nada...pero Alice siente un nudo en su corazón cada vez que sus miradas se cruzan y ella aparta los ojos...y a veces es Frisbee quien rompe el contacto. Si. Es real lo que ha pasado. Sólo que es fácil olvidarlo.

Frisbee insiste en hacerle el tatuaje este mismo finde, Alice protesta, pero finalmente le enseña unos bocetos apenas delineados que ha dibujado en unas servilletas. Es una cadena que se debía enroscar en su muslo, como si imitara la liga de una media, pero con eslabones realistas* y no demasiado bastos, seguro que Frisbee sabía darle un toque fino y algo femenino.

Ese polvo último en la tarde del domingo...es hermoso a su manera, sabe a despedida, es agridulce. Las lágrimas son duras, terminan enroscadas, duele darse cuenta de que el amor no es suficiente. Y aún dolerá más cuando los días pasen y se haga todo real. Que no volverán a sentir el contacto de la piel de la otra...por el bien de las dos así había de ser. Al menos un tiempo...al menos hasta que hubieran pasado las dos el síndrome de abstinencia. Porque eso eran ahora la una para la otra...una droga tóxica, más que el dolor para Alice y más que la coca para Frisbee. La dependencia mutua que se habían creado...debía terminar para que ninguna de las dos se quedara en la estacada. Alice sabía que tardarían...meses en volver a quedar. Y esperaba que Frisbee lo supiera, aunque no se atrevió a sacar el tema. Como tampoco se atrevió a decirle que no volverían a estar juntas...tal vez un polvo causal dentro de un tiempo...pero...eran tan terribles la una para la otra.

-Tengo que irme. -dice de pronto, un poco sin venir a cuento mientras las luces de la ciudad se extinguen.- No quiero que cojas la moto con esta lluvia, quizás sea mejor que llame a un taxi.- aunque no hubiera pasado lo que había pasado, Alice habría insistido en no ir en moto lloviendo, era tremendamente inseguro para las dos. Esperaba que la tatuadora lo entendiera.

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Un taxi. Frisbee entrecierra los ojos al humo de su cigarrillo, un velo fantasmal que os separa la una de la otra. 

-Vale -te da la razón sin oponer ninguna resistencia. Ella misma llama al taxi con su móvil. Después hay silencio. Demasiado. Flotan alrededor la tristeza, la ansiedad, la ira. Sin pudor, Frisbee se mete otra raya. Necesita de esa coca para superar el momento. 

Y cuando llega el taxi, apenas llueve. La despedida es intensa y breve, concentrada en ese último beso demoledor para ambas. Te vas con lágrimas y tu maleta con todos los juguetes que han compartido la aventura contigo. Dejas atrás a Frisbee, a tu ama. También llora, la tatuadora llora. Lágrimas negras igual que el tattoo que piensa hacerse en la cara.

-Eres una tía de puta madre, Muñequita.-¿Quién te volverá a llamar muñequita?

El taxi se aleja. Se sumerge en la circulación nocturna.

Tú lloras.

El taxista, un hombre de mediana edad, de mirada comprensiva y empática, te observa a través del retrovisor interior.

-¿Se encuentra bien, señorita?

En cuanto arranca el motor que debe devolverla a la paz de su rincón, Alice se rompe sabiendo que se alejaba definitivamente de una de las personas más importantes de su vida. Nunca conocería a alguien como Frisbee, eso era una realidad que debía afrontar...pero dolía y quemaba y...las lágrimas cayeron de sus ojos como ríos de lava y momentáneamente, Alice olvidó que no estaba sola.

-Oh disculpe...e-estoy bien. Perdone. Sólo he tenido un...-¿mal día? en absoluto...este día como todos los pasados con Frisbee habían sido maravillosos. Pero eso se había acabado...el sueño había explotado como una pompa de jabón...porque sólo era eso...había sido un hermoso sueño. Y ahora caía en la realidad. Nada es para siempre, cuanto más intenso es algo más fácil es que se rompa. Como correr a toda velocidad...cuando más rápido te bombea el corazón antes tendrás que parar a tomar aire... y con Frisbee el corazón le había ido a mil por hora.- ...un mal día.- si, mejor di eso.