Partida Rol por web

"Claro, y de paso te traigo un café y charlamos un rato, no te jode".

Definitivamente no era el momento de pararme y obedecer (aunque de hecho desobedecer y romper reglas era lo que más me gustaba), sobretodo después de pegarle en las pelotas al otro hombre. De ese modo, ignoré por completo la orden y sin detenerme abrí la puerta que ya tenía al lado. Los agentes estaban al otro lado del pasillo, así que aún tenía un espacio de ventaja. Salí sin parar de correr y rodeé el edificio, y sin mirar atrás, entré a empujones entre la multitud y me abrí paso al otro lado hasta llegar al metro.

Aunque el metro era un lugar seguro y seguramente ya les había dado esquinazo, ya que estaban muy lejos de mí, no me detuve y corrí entre la gente que esperaba en el andén hasta la puerta del vagón. Una vez dentro, me recosté sobre las rodillas y respiré agitadamente.

Corres como si el mism o diablo te fuera persiguiendo y inesperadamente recibes ayuda de los manifestantes que se encuentran afuera. Te encontraste con que los ánimos se habían caldeado tanto entre los pronovas y los fascistas se han enfrascado en una batalla campal en las afueras de laguardería. Debido a esto puedes avanzar en el caos y llegar sana y salva al metro.

Pero la pelea no se queda afuera, ya que mucha gente entra escapando al metro. Pronto te das cuenta de la razón para ello. Un grupo de fascistas (los reconoces porque llevan bandas azules en los brazos con un raro rojo en forma de s) entran en busca de los amigos de los aberrant. Traen palos, manoplas, cuchillos y han emcontrado una presa. Un pequeño chico flacucho con ojos y cabello plateado.

No puedo evitar sentir inmediatamente la ira correr por mis venas. Normalmente soy muy misántropa, pero por encima de mi asco general a la sociedad, está el asco a descerebrados como esos fascistas. Además, son varios contra un pobre chiquillo, solo y asustado, con quien siento algún tipo de familiaridad. Puede que sea sólo que es bastante claro que es un Nova, o que su pelo me recuerde a alguien, quién sabe.

- ¡Ei! - grito mientras me interpongo con los brazos abiertos entre el chico y los fachas. -¿Qué pretendéis hacer? ¿No so parece cobarde atacar tantos y armados a un pobre chico? - y aunque lo siguiente era obvio e inútil con cabezas-huecas como estos...- ¿Y se puede saber por que queréis atacarle?

Mientras hablo observo detenidamente cuantos son y las armas que llevan. Sobretodo los que llevan cuchillos, puesto que en el peor de los casos, si consigo arrebatarselos, los manejo bastante bien.

Esos gorilas fachos parecen divertidos por tu actitud y te miran con una lascivia que te da un profundo asco. Uno de ellos, el típico rubio con corte de militar y tatuajes con svasticas, te observa por un momento y te dice:

- Es una pena que una chica tan guapa sea una amante de aberrant... aunque ese color de ojos tan peculiar puede significar que no solo eres una amante...

Entonces el sujeto te muestra una electromanopla, un artilugio que funciona como las manoplas normales pero que ademas da descargas electricas junto con el golpe. Entonces te dice:

- Lo bueno de los fenomenos como tu es que no son unos monstruos vomitibos, sino una guapa aberrant que puede tener un uso práctico... ¡Quien sabe! puede que resultes ser tan puta como para que esto te agrade.

Eran unos asquerosos bastardos, pero principalmente no te tomaban como una verdadera amenaza, así que esa podía ser tu ventaja.

Las puertas del metro se cerraron. Tenía unos tres minutos hasta la siguiente parada. Eran cuatro y además de ser como armarios iban armados. Eso era una clara desventaja. Mis ventajas jugaban con que me infravaloraban, mis poderes quantum y el factor sorpresa. Derrotarles a los 4 por completo y en un lugar tan pequeño sería una tarea más que difícil, pero conseguir derrotar a un par y mantener al resto a raya hasta la siguiente parada parecía ser factible. El cabezahueca con cuchillos debía ser el primero, ya que yo me manejaba bien con ellos, lo que me añadiría otra oportunidad a favor.

Para poder seguir manteniendo el factor sorpresa que brindaba el hecho de que no me temían (todavía), me encogí de repente como si todo el coraje del primer momento me hubiese abandonado y sus amenazas hubiesen funcionado. La verdadera razón era dejar caer mi maletín al suelo, ya que me molestaría, y contar con unos segundos para concentrarme y activar mis poderes.

Mientras te encoges, el que parece jefe de esos bastardos se acerca y te toma del pelo, obligándote a mirarle a la cara. La verdad es que tiene el aliento asqueroso de tabaco y alcohol barato, lo cual sientes cuando te dice:

- Con esa carita estoy pensando en tenerte como mascota.

Su aliento me provocó arcadas, pero no me iba a acobardar.

Hoy había engañado a un policía y burlado a un escuadrón de élite, ¿qué más podía pedir? Me sentía llena de confianza. Debía acabar con esto en 3 minutos, en la próxima parada, sobretodo porque iba a revelar mi condición.

Me concentré y la energía quantum comenzó a rodear mi cuerpo. Era una energía caliente, que abrasaba a quien me tocase. El tipo que me agarraba retiró la mano dolorido por la emanación de energia, lo que me dió la oportunidad de ir a por el que tenía los cuchillos.

Le di una patada en la entrepierna (benditos hombres y su punto débil...) y cuando de la inercia agachó la cabeza aproveché para darle un rodillazo en la cara. Soltó los cuchillos instantáneamente para protegerse las partes doloridas, lo que aproveché para cogerlos. Dos tipos pillados por sorpresa era un buen número, pero los otros dos se habían recuperado del shock. Su problema, es que ahora yo también iba armada, y además si me tocaban, mi energía les quemaría.

"2 minutos".

El tercer tipo se abalanzó sobre mí con toda su fuerza, lo que fue un grave error. Agachándome un poco de su trayectoria pero dejando los cuchillos por delante, el estómago del tipo se perforó al instante. Además, mi energía quantum le supuso unas quemaduras en el torso, en el lugar que tenía contacto con mis manos.

Al último no pude acertarle con tanta precisión, ya que yo no estaba en posición de ventaja, pero aún así acerté a hacerle un corte bastante profundo en el costado. Él, mientras, me había agarrado, seguramente para lanzarme contra la pared, pero el muy imbécil no parecía haberse dado cuenta de lo que pasaba cuando alguien me tocaba. Sus manos comenzaron a arder y a salirle ampollas, y otras partes del cuerpo sufrieron otras heridas, aunque menores, por la cercanía.

"1 minuto".

Cuando el primer bastardo de todos se recuperó de las quemaduras iniciales, vino hacia mi lleno de rabia. Con un moviemiento lateral, hinqué ambos cuchillos en su costado, entre las costillas, haciéndole soltar un rugido de dolor. Intenté enviar una desgarga de quantum a través de la herida, pero en ese momento el metro empezó a frenar. Miré al chico, que parecía demasiado asustado, y le grité con toda la autoridad que pude. En ese momento no podía tocarle, o sufriria las mismas quemaduras que el resto.

- ¡Corre, sal!

Saqué los cuchillos del costado del grandullón, cogí mi maleta y abrí las puertas, empujando si hacía falta al chico. ejor un par de quemaduras que 4 tipos furiosos y armados.

Esos asquerosos fachos ni siquiera se dieron cuenta que fue lo que los golpeó. Simplemente su reacción fue nula y se quedan tirados en el suelo. En tanto, el chico al que intentas salvar sale como si le persiguiera el diablo cuando le das ese empujón que le ha de dejar una fea marca en la espalda.

Por tu lado, tú también sales antes de que esos idiotas puedan recuperarse, pero de pronto un olor muy fuerte llega a tus narices, irritando tu garganta y haciendo que tus ojos piquen y se llenen de lágrimas. Se trata de gas lacrimógeno del que usan las fuerzas antimotines, pues de seguro afuera las cosas se habían puesto tan feas que los policias estaban tratando de disolver los disturvios con gases.

El servicio del tren se ha detenido totalmente, por lo que el tren apenas había avanzado unos metros en el anden y la gente entraba a raudales intentando encontrar un refugio de lo que ocurria afuera. Muchos hablaban de una mujer de pelo rojo y un ser hecho de electricidad que están luchando con los facistas.

No pude seguir la pista del chico, pues aparte de su huída, una masa de gente entraba al metro a refugiarse. Además, el gas lacrimógeno no me dejaba respirar y nublaba mi vista con las lágrimas.

"¿¡Pero la gente es imbécil?!¡¿Por qué entran a un lugar cerrado?!"

Empujando conseguí abrirme paso hacia la salida, pues al menos en un lugar abierto el gas se disiparía en el aire con más facilidad. Además, aquí ya no tenía a dónde ir y que el grupo que acababa de apalizar se recuperase no me parecía una idea agradable.

Mientras empujaba, escuché comentarios de unos nova, sin duda, que además debían de ser poderosos si se estaban enfrentando a los fascistas. Me quité la chaqueta para taparme parte de la cara y poder aguantar algo mejor el gas y en unos minutos, que parecieron eternos, conseguí salir del metro.

La diferencia de concentración del gas era considerable, y me sentía mejor, pero eso no quería decir que no hubiese gas. Secándome las lágrimas con las mangas de la chaqueta que usaba de mascara intenté vislumbrar dónde estaba la batalla para ver cómo iban las cosas y colaborar en caso de que fuese necesario y no un suicidio. No era cobarde, pero apenas había comenzado con mi "¿plan?" como para dejar que me matasen o me encarcelasen.

Lo que ves en la calle era lo que esperabas y mucho más. Hay policias antimotines peleando con los partidarios anti-nova, pero la verdad es que estaban siendo sobrepasados. Pero lo que más llama tu atención es un tipo enorme (casi de 2 metros de alto) que parece estar hecho completamente de un material cristalino como el diamante. Ademas, estaba un sujeto que parecia estar hecho completamente por electricidad, brillando como un arco de soldar. Hay otros que parecen humanos normales, pero con algunos novas nunca se sabe.

Pero lo más amenazador es ver como esos fachos, al verse sobrepasados por sus contrincantes, sacan de entre sus ropas unas jeringas llenas de un líquido amarila, procediendo a inyectarse ellos mismo. Por lo visto se trata de una especie de anabolico hiperfuerte, pues los músculos de esos sujetos se abultan desorbitadamente y sus caras reflejan un estado de euforia no natural. Son como bestias sedientas de sangre y violencia.

Eso se ponía feo. ¿Era acaso eso una droga derivada de los poderes nova? Sea como fuere, tenía que intervenir. Sólo era una, pero valía por 5. Además, aún llevaba los cuchillos que había usado para atacar a los fachas del metro.

"Benditos bastardos".

Volví a activar mi poder quantum y aprovechando el factor sorpresa, ya que yo seguía en la multitud de "civiles" mientras ellos se concentraban en el grupo de novas y policías, corrí hacia uno de los fachas en el flanco. Salté por su espalda, provocándole algunas quemaduras al rozar mi energía, pero mi ataque estaba concentrado en el cuello. Clavé los cuchillos hasta el fondo, pero noté que el crecimiento de sus músculos había desviado mi trayectoria un poco, con lo que su muerte no sería inmediata cómo había pretendido. No obstante, con esas puñaladas en el cuello, no aguantaría mucho.

Antes de que alguno contratacara o de que yo corriese a unirme al cuerpo central, tenía tiempo para otro ataque. Arranqué los cuchillos sin cuidado (además le desgarraba la piel, mejor) y giré sobre mi misma con los cuchillos por delante esperando dar al facha que notaba tras de mi.

Apenas conseguí darle en un costado de esos megamusculados abdonimales, así que acto seguido salí corriendo a unirme al grupo central con cuidado de no estar lo suficientemente cerca de ninguno de mis "aliados" como para causarle daño con mi poder sin quererlo. Me concentré al máximo para la lucha que se me volcaba encima.

"Hoy no es un día bonito para morir".

Con ambas manos armadas por esos cuchillos te lanzas al ataquey logras el cometido hasta llegar al lugar en que se encuentra el resto de los novas que están luchando. No obstante, a pesar de que las heridas que les infringiste eran profundas, ves con sorpresa cómo las heridas comienzan a cicatrizar de inmediato, lo cual no habías visto ni siquiera en un nova.

No podía creerme lo que mis ojos veían. ¿Pero qué se habían inyectado?

- ¿Qué demonios pasa con estos tíos? Y luego dicen los monstruos somos los nova...Sí, por supuesto, quién lo dudaría...

Esto se había puesto feo, muy feo. Pero yo no me iba a dar por vencida. Me quité todo lo que levaba encima y lo dejé en el suelo, quedando en una camiseta de tirantes y tejanos y los cuchillos en ambas manos.

- Más vale que no me toque nadie, sobretodo ahora - comenté en alto a la gente que tenía cerca y estaba en el mismo bando.  - Supongo que no hay ningún plan - añadí en voz alta por si a alguien se le ocurría algo.

Me preparé balanceando el peso levemente de una pierna a otra, preparada para atacar a cualquiera que se acercase.