Partida Rol por web

Tanto Jael como Nara están vestidos con unas ropas blancas, que os suenan de haber visto en algún lugar, pero ahora no sabéis donde...

- ¡Ay, quita hojalata!

Había estado haciendo cola, detrás de Mizaa y Teebo para ser examinado por el maldito droide médico y, como un cretino, me he quedado esperando a mi turno en vez de huir y esconderme bien lejos. Ahora lo pago caro, a base de tirones en el pelo.

- ¡Que no tengo piojos, cables en lata!

No sé qué extraño potingue echa en mi cabeza, pero huele fatal y el droide no para de tirarme de los pelos a cada pasada. ¡Seguro que a este paso me deja calvo, incluso! Ni siquiera sé qué coño son los piojos, pero ése trasto no para hasta que pasados dos minutos de eterna tortura parece que acaba y yo huyo de inmediato, no fuese a tener otra solución 'mágica' de las suyas.

Llega la noche y, descansado por no haber corrido en absoluto en más de... tropecientas mil horas... estoy demasiado despierto como para olvidar el dolor que me ha provocado el mata-sanos de metal. Definitivamente, no me gusta ese trasto y no volverá a tratarme así se me caigan los pies a pedazos.

Sigo sin protestar a Nara, incómodo ante el silencio que reina en la nave en estos momentos. Prefiero el ruido de las calles ya que, en su ausencia, te avisa de que un peligro se acerca. Me siento en el suelo, justo al lado de mi hermanita, y les miro, prestando atención... de momento.

No me dejan hacer gran cosa, no sé si es porque no se fían de nosotros o porque creen que no sabemos hacer nada, a saber, así que me aburro un poco, a mi lo del jueguecito ese que tiene tan enganchados a Teebo y a Achaikos no me emociona demasiado precisamente. Así que me dedico básicamente a pasear por la nave y aprendermela casi de memoria hasta que me toca la ronda con el bot médico. Me dejo hacer sin protestar ni ofrecer resistencia, aunque tomo buena cuenta de lo que nos hacen a cada uno de nosotros, por si acaso le da por introducirnos algo bajo la piel o dentro del cuerpo que no queramos. Tras sentirme algo "violada" por el bot (más limpia que nunca, me jacto mentalmente de mi misma), reviso el sueño plácido de los niños y me reuno con los dos jedis y mi hermano pequeño en la sala, para escuchar la famosa explicación que decían debernos.

Me siento con calma y escucho silenciosamente lo que Nara nos quiere decir, no entiendo casi nada, para que vamos a engañarnos pero bueno. "Nosotros también tendremos que vestir así? de blanco? El blanco me sienta muy mal, no me gusta, y además es muy guarro...". Sí, es lo único que se me ocurre al respecto. Intento esforzarme un poco más y concentrarme en lo que dicen de la Fuerza y recuerdo lo del cubo y lo que sentí cuando intentamos salvar a Teebo, siguiendo aquellas absurdas instrucciones.

"Bueno, todo encaja, la señora del cubo y estos dos hablan de lo mismo, así que están igual de locos, al menos cojean de lo mismo".

-Y como se supone que se hace eso?- interrumpo brevemente, preguntando acerca de ese último punto de "abrirnos" a la Fuerza, suena a destripe de pescado, no nos engañemos.

-Ahora os lo explicaremos.

-La Fuerza es un campo de energía que emiten todas las cosas vivas, está en todos nosotros, en los planetas, en las estrellas, en toda la Galaxia. Ya la habéis sentido. Ya la habéis utilizado. Y para hacer algo maravilloso.

-Mediante la Fuerza se puede Controlar el propio cuerpo, se puede Sentir a los demás, y se puede Alterar el universo. Por ejemplo...

En ese momento Nara cierra los ojos y de alguna manera escucháis su voz en vuestra cabeza.-Ahora estoy proyectando mi mente a las vuestras. Es un proceso complicado, o por lo menos es complicado aprenderlo. Tienes que sentir al otro, tienes que sentir su mente y enviar las palabras hasta allí.

-Todos podemos percibir la Fuerza de una manera u otra, pero no todos podemos utilizarla. Y hay cosas que son más fáciles para algunos que para otros. Vamos a hacer una prueba. Mirad esta lamparita. Cerrad los ojos e imaginarosla en su sitio, sentirla con la mente. E imaginad que se mueve hacia arriba.

-Vamos chicos, estoy seguro que podéis.

-Les pides algo bastante complicado.-dijo Nara... pero os contempló expectante, como si esperara acontecimientos.

Me rasco la cabeza durante la mitad del discurso sobre la Fuerza. ¿Soy yo el que no se entera de nada o es que están hablando en un idioma diferente? Me pongo nervioso, sí, claro que me pongo nervioso. Tantas explicaciones me dan dolor de cabeza y, lejos de entenderlo, lo único que mi cerebro es capaz de relacionar es que soy un tonto. Dirijo una lenta mirada a Lis, pensando si ella habría entendido o no.

Sentir la Vida... ¿Cómo puedo sentirla? Sigo mirando a mi hermana. Sí, está llena de Vida ya que sino estaría muerta, pero... ¿sentirla? Por no hablar de que me parece un rollo. Sin embargo, son las palabras de Nara lo que me mosquean. ¿Que nos piden...? ¿Demasiado complicado? Tras el intento de Lis, que hace que la lámpara se tambalee, llega el mío.

Miro a la lámpara de frente, como si fuéramos a batirnos en duelo y alargo los dos brazos hacia ella. La miro fijamente. No es una lámpara, es mi objetivo. Y el destino, el maldito techo. ¿Complicado? Imposible. ¿Cómo se puede sentir la Vida en algo muerto? Sin embargo, lo intento. Por supuesto, porque ha dicho que es complicado para nosotros. Mover una lámpara. ¡JA! Sigo intentándolo, poniéndole más empeño hasta el punto de empezar a gemir de puro esfuerzo. Y se mueve.

Suelto una risotada en medio de un jadeo, mientras la lámpara se eleva poco a poco. Al llegar a una altura considerable, me doy cuenta de que no es tan difícil. Basta con... ¿pensar? ¿desear? el lugar donde se moverá la lámpara y ésta lo hace. Arriba, abajo, arriba, a un lado. Vuelvo a reír.

El "obstáculo" del principio no... ¡ZASCA! Me encojo al ver que la lámpara ha salido volando estampándose contra una de las paredes de la nave.

- Ups.

Miro a Nara a los ojos, feliz pero sereno. ¿Complicado? Complicado es que hayamos podido sobrevivir tantos años. Y le dedico una ancha sonrisa a mi hermanita.

Liss trató de intentar lo que los dos chiflados le decían... porque ¿mover objetos con la mente? Eso solo ocurría en los holodramas malos, ella podría centrarse en un objeto, siempre había tenido una mente clara con las prioridades ordenadas, pero por más que pensara que la lamparita se iba a mover eso no iba a... Pero si estaba temblando... ¡Y en el sentido que ella pensaba! ¿Y si pudiera seguir empujando?

En ese momento sintió que la voluntad de su hermano, como un torrente imparable levantaba el objeto y empezaba a moverlo en todas direcciones.

Hasta estamparlo contra la pared, dejándo la sala a oscuras.

Porque soy educada les escucho e incluso intento aquella tontería de probar a mover una lamparita, como si eso fuera posible! Me concentro pero aunque parece temblar algo (seguro que ha sido alguna sacudida leve de la nave la que la ha movido), no va más allá hasta que Achaikos se pone a ello y la lámpara sale volando como si tuviera alas o algo así. Me quedo algo muda, especialmente cuando vuelvo a sentir esa energía que me inunda, procedente del contacto con mi hermano. Miro de reojo a Achaikos, algo contrariada.

"Nah, ha sido una corriente de aire u otra sacudida de la nave, que es imperceptible para nosotros pero no para un objeto que no se mueve ni está anclado ni tiene sentido del equilibrio. Es eso. Está claro". Mantengo mi mejor cara de firmeza, mezclado con algo de escepticismo, incluso cuando se apaga la luz y nos quedamos a oscuras.

Notáis que Nara toma algo de su cinturón.

-No ha sido ninguna corriente de aire ni sacudida de la nave.-dice, con sus palabras reflejando un eco de tus pensamientos.-Ha sido la Fuerza, aceptadlo, por favor, ambos sois fuertes en ella, ambos habéis sido agraciados con un poder que otros no pueden ni soñar. 

Pulsa un botón en el artefacto que ha sacado del cinturón y una línea de luz rompe la oscuridad en la que estabais sumidos.-Nosotros somos parte de la Orden Jedi, tratamos de llevar la Paz y la Justicia a la galaxia, luchamos contra tiranos, esclavistas y asesinos. Usamos el Lado Luminoso de la Fuerza y ayudamos a proteger a todos los inocentes. 

-Nos gustaría que os unierais a nosotros, que aceptarais ser entrenados y pudierais aprender a interpretar la voluntad de la Fuerza. Sois dos jóvenes muy valientes, y nobles, os queremos con nosotros.

Estar en completa oscuridad me provoca cierto sentimiento de nerviosismo, ya que me veo completamente incapacitado e indefenso ante los monstruos "que actúan en la oscuridad y te atacan cuando no los ves", y éso siempre me ha dado mucho miedo. Me acerco un poco a donde creo que está Lis, agarrándome a su ropa para tenerla bien cerca de mi.

Me sobresalto cuando Nara enciende una especie de lámpara portátil que ilumina ténuemente la habitación. La voluntad de que nos unamos a ellos, su discurso acerca de la defensa de los inocentes y sobretodo su, por enésima vez, mención a lo bueno que podemos ser me complace enormemente y hace que esté más que convencido. ¡Por supuesto que quiero luchar contra el Mal!

Miro a Lis, bastante sorprendido de que no me haya estrechado contra ella como hace siempre, y doy un pequeño grito al darme cuenta de que a quien cojo en realidad es a Jael. Humillado, tartamudeando y rojo como un tomate intento dar una explicación razonable:

- Es que... esto... L-Lis... yo... yo sólo... eh... pensaba que eras... yo creía que... hmm... Lis... oscuridad... yo... er... -Balbuceo, nervioso perdido. Por suerte, ágilmente cambio de tema: - ¡Yo sí quiero ser entrenado!

Doy un respingo al oir a Nara diciendo eso, como si me hubiera leído la mente. "O es que también pueden hacer eso?". Dubitativa no respondo nada en un primer momento, esperando a que volviera la luz o algo, aunque no me esperaba "eso". "Bonita lámpara portátil".

-Aceptarlo. Claro- es lo único que consigo articular, no exenta de mi escepticismo habitual, lo que no está pidiendo es un imposible, es que no son conscientes de ello?

Respiro hondo antes de volver a responder, es una decisión difícil aunque claro, qué nos esperaría si nos negamos? Volver a las calles, a pasar hambre y penurias? Escucho el balbuceo de mi hermano, no sé qué ha hecho esta vez pero seguro que la ha vuelto a hacer, no se está nunca quieto, ya me gustará ver como se las apañan para enseñarle nada...

-Está bien, aceptamos ser entrenados, supongo que algún día acabaremos entendiendo todo eso de la Fuerza...- me encojo de hombros en la penumbra, bajo el brillo azulado de aquella extraña lámpara.

La mujer continuó con una sonrisa.-Entonces empezaremos ahora mismo, os enseñaremos el Código Jedi, os enseñaremos lo que tratamos de hacer en la Galaxia. Y en unos días llegaremos a nuestra base, donde conoceréis al resto de nuestra Hermandad.

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FIN DEL PRELUDIO