Sentiste algo muy extraño cuando aquel aparato despego, oíste un sonido metálico, seguramente de un zombi estampándose contra la puerta lateral.
Todo fue muy deprisa y extraño, apenas habías podido pensar en nada en los últimos minutos, simplemente actuaste con tu instinto de supervivencia, que te había mantenido vivo hasta ahora.
Miraste a tu alrededor, la cabina era pequeña y aun sentías aquel ruido ensordecedor. La mujer que tenías delante llevaba unos cascos que la protegían de aquel ruido infernal, y seguramente la mantenía comunicada con el piloto. Veías su cabeza, detrás del asiento, parecía un tipo mayor, de unos 60 años.
Esforzándose por chillar, y apuntándote con la pistola, aquella mujer se mantenía alejada todo lo que podía de ti. Con la otra mano te señalaba un poco mas abajo. Siguiendo con la mirada aquella dirección, viste como la herida de tu brazo estaba al descubierto, con todo el esfuerzo y el salto al helicóptero, tu herida había dejado de estar oculta.
- Mierda, estás infectado. ¡¡ Joder !! Esto debería haber sido una recogida fácil. Lo siento, pero no puedo dejarte vivo aquí dentro ni llevarte a la zona segura.
Te apuntó con mas firmeza con la pistola y con el pulgar quitó el seguro de la pistola.
Debía ser la adrenalina, si, no podía ser de otro modo. Sino sería incapaz de explicar como narices había conseguido subirse a un helicóptero en tan poco margen de tiempo. Jódete Bolt. Una vez dentro de la cabina pudo ver como solo había dos personas en el aparato, la mujer amenzadora y un anciano. Después oyó como la mujer daba orden de despegar, estaba a salvo. Durante un minuto jadeó aliviado y apunto estuvo de vomitar de nuevo, pero paró de hacerlo cuando vio la pistola apuntándole de nuevo y los desorbitados ojos de la muchacha mirando hacia una parte de su cuerpo. Siguió la mirada y llegó a la herida. Había quedado al descubierto.
- No, no, no, esto me lo he hecho con unos cristales, no es una mordedura. Mírala, mírala bien - y Jorge Cobos esperó a que la muchacha se acercase a verla. Pero algo oscuro seguía creciendo dentro de él y, por mucho que quisiera negarlo, aquella herida parecía ser el foco.
La chica no deja de apuntarte con la pistola, pero notas como empieza a temblarle mucho el pulso. De repente empieza a soltar unas lagrimas que recorren por su mejilla.
- Joder! A mi nadie me ha entrenado para esto! - empieza a hablar entre sollozos. Toda la dureza y firmeza mostrada anteriormente se empiezan a desvanecer en aquella muchacha.
Como han podido cambiar tanto las cosas en unos pocos días. Gente normal y corriente que acaba viéndose forzada a matar y ejecutar para que el letal virus no se expanda.
Al ver como le enseñas la herida se acerca a verla, aunque no parece ser ningún medico ni nada parecido, seguramente necesita reforzar su teoría para reunir fuerzas y acabar con lo inevitable.
- Esta herida es horrible, joder, no entiendes que nos estás poniendo en peligro a todos. Haz mi tarea mas sencilla y reconocelo... por favor - su extraña y macabra petición suena casi a una suplica. Esa chica no tiene la fuerza de voluntad suficiente para apretar el gatillo.
- No, no, fue un cristal...míra, mírala bien... - No quedaba más remedio que hacer aquello, era él o la chica y a esa altura de la película no estaba dispuesto a dejarse matar. El infierno y la rabia seguían creciendo en su interior pero estaba seguro de que podía curarse o, quizás, solo eran imaginaciones suyas surgidas por la adrenalina desbordante. Cuando la muchacha estuvo lo suficientemente cerca Jorge Cobos hizo un movimiento rápido cogiéndola del brazo y arrebatándole la pistola. Tras ello, le apuntó con el arma, temblando y sudando como un poseso y le gritó. - ¡Quieta! ¡No te muevas o disparo!
Dime si tengo que tirar algo para hacer eso.
Aquella chica no estaba entrenada ni preparada para ello. Seguramente era una persona normal antes de eso. Con el miedo en sus ojos, tras arrebatar el arma, se desplazó lo que pudo hacia el otro lado del helicóptero, haciendo tambalear este un poco.
- Por favor, no me mates!. Yo... solo cumplo ordenes, nos obligan.. a disparar a todos los que estén heridos y puedan traer la enfermedad. Por favor.. - dice con voz temblorosa entre sollozos.
Por detrás suyo, el piloto del helicóptero, echa rápidos vistazos, con cara preocupada por la situación, aunque sin posibilidad de poder hacer nada al respecto. Parece que va hablando por el micrófono que los mantiene conectados.
ya he vuelto de vacaciones, supongo que podemos terminar esta escena sin mas percances :)
- ¡Yo no estoy enfermo! - gritó un enfurecido Jorge Cobos-. ¡Es un cristal, un maldito cristal, puta estúpida! Durante un instante pensó en disparar contra aquella mujer y después matar al piloto, podría irse con el helicóptero a dónde quisiera, volver a su casa. Estaba tan enfurecido por toda la mierda que estaba sufriendo que la rabia lo comía por dentro.
Es otra cosa, tú lo sabes.
- ¡Cállate! - la mujer pensaría que le hablaba a ella, pero solo estaba intentando hacer callar a la vocecita interior.- No estoy enfermo - repitió algo más calmado. - Llevadme con los vuestros, solo pido eso. Allí me podrán mirar la herida. Fue un cristal, un jodido cristal. - No dejó de apuntar a la mujer.
No fue un cristal...lo sabes.
Como si alguien te hubiera empujado o golpeado por detrás, te sacudes en un violento espasmo. El agudo dolor empieza por el brazo, donde tienes la herida, extendiéndose por todas las partes de cuerpo. Te retuerces, dejando caer el arma y desestabilizándote.
Cuando recuperas de nuevo el control de tu cuerpo, sigues notando un agudo dolor en el brazo, como una palpitación y empiezas a notar sudores fríos por todo el cuerpo.
Alzas la mirada y la mujer que hasta ahora te había apuntado con un arma, tiene la espalda pegada en la pared y te mira aterrorizada.
Motivo: resistencia
Dificultad: 0
Habilidad: 9
Tirada: 1 5 7
Total: 5 +9 = 14 Éxito
Mirando alternativamente al piloto y a ti, la cara de la mujer es puro horror. Parece que habla con el piloto aunque no consigues oír lo que esta diciendo, por el ruido del motor de aquel aparato, aunque por los aspavientos de la chica, parece que está apremiando al piloto.
Tras unos instantes, la chica mira hacia abajo, por una de las ventanillas del helicóptero, a la vez que empiezas a notar como aquel aparato inicia el descenso.
Cuando Jorge Cobos pensaba que tenía controlada la situación todo se vino abajo de nuevo.
No fue un cristal...
El brazo comenzó a dolerle de nuevo y a palpitarle como si fuera un ente diferente al resto del cuerpo
No fue un cristal...
Dejó caer el arma y cayó de rodillas al suelo del helicóptero.
No estoy enfermo -susurró mientras un terrible dolor se apoderaba de su cuerpo.
En posición fetal intentó resistir las embestidas que algo maligno dentro de él le sacudía.
No fue un cristal...
El dolor fue desapareciendo y, cuando tuvo minimamente el contro de su cuerpo, alzó el brazo y lo estiró en dirección a la mujer, la cual le apuntaba con el arma.
Cor...corrrr...corrttttt...¡Cortádmelo! ¡¡¡¡¡Sacadlo de mi!!!!! El gritó fue monstruoso, como si gastara las pocas fuerzas que le quedaban en él.
Tras tus últimas palabras a forma de súplica, caes al suelo como fulminado. Te has desmayado aunque, sigues escuchando sonidos a tu alrededor. Parece que el helicóptero se ha detenido y el sonido se va apagando.
Poco a poco, empiezas a oír voces a la distancia, y un par de ellas mas cercanas, seguramente de los integrantes del aparato, aunque no consigues entender nada. Solo puedes sentir el dolor palpitante en el brazo, aunque en tus adentros, luchas para mantenerte vivo y despierto, aunque sea en ese estado de semi-inconsciencia.
Notas como te mueven, te cogen, aunque solo vagamente, pues el dolor es demasiado fuerte para concentrarte en otras sensaciones. Ahora muchas voces se amontonan a tu alrededor:
- ... en el brazo, si lo recogimos en... - consigues discernir en una voz de mujer que reconoces.
- ... increíble... sobrevivir tanto... es un caso extraño.. - oyes otra voz que nunca habías oído antes. Suena en tono autoritario y fuerte. - ... nos puede servir para las pruebas... llevadlo a la sala 3...
Es lo último que oyes, antes de empezar a moverte, deslizándote hacia un sitio que no conoces, perdiéndote en la negrura de tu consciencia y sucumbiendo totalmente al desmayo.
Bueno y aquí el final, de la escena y de la partida (de tu parte jejeje). Te dejo si quieres concluir con un último post, totalmente libre y opcional.
A parte, comentarte que ha sido un placer jugar contigo, en lo que ya habrá sido un año de partida. Lamento los altibajos que ha tenido, marcada por ausencias tanto mías como desapariciones de otros jugadores, aunque supongo que es lo normal en partidas que se alargan tanto.
Tu has sido de los pocos que has sabido mantener la constancia y no lo solo eso, sino una calidad brutal en la interpretación y escritura de los posts.
Enhorabuena y espero que hayas disfrutado, porque yo si lo he hecho.
Era tarde para cortarse el brazo y Jorge Cobos lo sabía. Algo dentro de él había estado creciendo...algo perverso que se apoderaba de su ser a pasos agigantados. Debía haber tenido el valor y la inteligencia para hacerlo antes, pero nunca había destacado por tener una mente muy brillante ni una gran valentía...y ahora estaba pagándolo. Antes de perder el control pensó en su madre y sus días de niñez en el pueblo, los buenos tiempos. Antes de crecer y convertirse en el drogadicto que era ahora. ¿Dónde estaría la coca? ¿Dónde estaría su mochila? Le hubiera gustado despedirse colocado, como los cobardes. Y pensando en todo eso Jorge Cobos se desmayó.
Después vinieron las voces de gente extraña, pero ya no era él quién escuchaba, era el otro. Se había apoderado de todo, de su cuerpo y de su mente, y solo tenía hambre, mucha hambre. Hambre de carne humana, hambre de cerebros. Dentro de aquel monstruo, en las más remotas profundidades, los gritos de desesperación de Jorge se convertían en gruñidos al salir por la boca de aquella bestia. En el último resquicio de dominación, cuando todo estaba perdido, unas últimas palabras salieron de su boca. Po...por fa...vor...¡MATADME!
El placer ha sido mutuo...y claro que he disfrutado, sobretodo cuando estábamos todos, que jugar solo es más tedioso. Una putada que nos haya abandonado el resto del equipo, pero bueno, olé nuestros cojones que hemos terminado esto. :)
Me gustaría saber que le pasa a mi hombretón, pero supongo que eso será en otra partida. Si te animas a hacerla, más adelante, ya me dices.
Venga, tío, un saludo.
Tengo la manía de dejar los finales abiertos a veces, para una posible secuela, o incluso usar historias de la web para partidas o ambientaciones en mesa, o lo que se me ocurra.
De momento lo dejaremos así, nunca se sabe si me animo a hacer otra partida, como podría reaparecer tu pj.