Un ruido en la lejanía hizo que mirara de reojo por una de las ventanillas. Detengo el coche al darme cuenta de donde provenía; suelto una mano del volante y la llevo a la boca -oh Dios mío...- digo pausadamente y llena de miedo.
La situación en la ciudad, sin duda, era preocupante y por las palabras de aquella mujer, de aquella grabación, el país estaba en las mismas circunstancias -¡¿Qué pudo ocurrir?!- miro a Liz esperando una opinión por su parte.
Mi atención estaba fija ahora en los zombies, quienes estaban observando embelesadamente aquel "espectáculo". Aprovecho la situación y retrocedo mucho más el coche hasta girarlo y comenzar a salir de aquel lugar. No era mucha la distancia que nos separaba de las criaturas, pero con suerte, podríamos escapar ilesas.
Miro por ambas ventanillas delanteras esperanzada de que Marcos y Romo salieran, pero quizás era muy pronto, tan solo esperaba que estuvieran sanos y salvos; después de unas cuantas vueltas y de un momento propio, regresaría a por ellos y con suerte los zombies ya no estarían en el aparcamiento.
El coche rugía y los neumáticos chillaban en el asfalto mientras Liz, con el cinturón de seguridad puesto, se agarraba al asiento y veía caer un avión sobre el mar. "Sácanos de aquí Isabel, con suerte los zombis nos seguirán y despejarán el camino a los chicos... volveremos en un momento para ver si han salido de ahí... que complicado se vuelve todo...", exclamó mientras daba bandazos con el movimiento...
Al ver que no aparecen vuestros amigos, os alejáis de ese parking infestado. Al parecer el aparatoso accidente que presenciasteis, provocó un gran ruido en la zona, despertando todos aquellos seres que estaban aletargados. Al parecer habían salido de todos los lados, así que avanzasteis con la furgoneta sin un rumbo fijo, intentando esquivarlos en la medida de lo posible, aunque de vez en cuando, algunos de los zombis mas activos se echaban encima del coche y teníais que atropellarlos.
...
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Un tintineo os sacó de vuestro ensimismamiento, algo parpadeaba en el panel del conductor del coche. Algo que os temíais pero que no os queríais ni imaginar.
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El motor del coche empezaba a renquear y sabíais que de un momento a otro, se acabaría por detener. En una de las calles venideras, visteis además, un grupo de unos diez zombies que parecían rodear algo o a alguien.
¡ Marcos y Romo estaban rodeados por una horda de zombies, que los rodeaban en semicírculo y los mantenían acosados contra la pared! Romo se debatía desesperadamente con una palanca, mientras Marcos parecía intentar subirse a un balcón bajo, aunque sin demasiada suerte. Al parecer, les iba peor que a vosotros.
El sonido del coche hizo que volviera a la cruda realidad.
-Pero que coñ...- comienzo a decir y enmudezco al percatarme que el combustible había llegado a su fin -¿Acaso nos puede ocurrir algo peor?- golpeo el volante con ambas manos, con mucho enfado, frustrada por aquella situación y por haber dejado atrás a mi gran amigo y a Romo, al quién le tenía aprecio y gratitud en tan poco tiempo.
Comienzo a detener el coche, para pensar en algún plan y en ese mismo instante, un grupo de zombies en una de las calles llama mi atención. Comienzo a negar con la cabeza -Dios, ésto no pinta bien, Liz... tendrémos que bajarnos aquí y correr lo máximo que podamos si no queremos ser deb...- no termino aquella frase, pues algo me inquietó -Liz...- señalo hacia el grupo de zombies -esas dos personas...- digo con un hilo de voz y siento como mi corazón da un vuelco.
Sin decir nada más, cojo la herramienta que tenía y abro la puerta tan pronto como pude. Comienzo a correr hacia Marcos y Romo; no permitiría que muriesen de aquella forma, prefería antes morir yo que quedarme sentada en un coche y observando.
Sentía miedo y mucho, pero prometí a Marcos que lo protegería y que daría mi vida si era necesario y quizás había llegado el momento. Me enfrentaría por primera vez a esas criaturas y si existía un Dios, esperaba que nos ayudara a salir ilesos.
Al ver a salir a Isabel, Liz negó con la cabeza y se cambió al asiento del piloto; "¡No!, ¡Espera!, ¡Pueden morderte!, ¡Todavía queda un poco de gasolina!", le dijo intentando que se apartara. Se puso el cinturón de seguridad sobre el pecho y empezó a acelerar contra los zombis, alejando el vehículo de la pared para que no alcanzara a sus dos amigos.
"Aparta Isabel, aparta, que vamos a darle al coche un buen final... aaaAAAHHH", gritó mientras embestía al arco de zombis que rodeaban a Romo y a Marcos. Puede que el coche se quedara sin gasolina, pero tendría la suficiente como para impulsarse contra los zombis: esperaba coger al menos a la mitad, para hacer un pasillo a los dos chicos.