- Será todo un placer disfrutar de tan grata compañía. – contestó Alphonsus en tono afectado, tratando de que su voz sonara grave y educada, como de alguien acostumbrado a codearse con la nobleza. En rigor de verdad, solía tratar con nobles y otras gentes encumbradas, aunque jamás en un plano de igualdad y mucho menos por asuntos importantes. La mayoría de las veces hacía de simple recadero.
En otro tipo de situaciones, el mago hubiera intentado demostrar cierto interés por el atractivo de la hermosa mujer, colmándola de halagos y cortesías. Sin embargo, le bastaba solo una mirada superficial para reconocer el carácter de la muchacha. No iría lejos con aquella estrategia. Sobre todo con la escena que había podido presenciar en el mercado. Lady Alyena no parecía alguien fácil de engatusar. Lo mejor era demostrar respeto... y si podia, algo de poder.
- Mi nombre es Reynard, por cierto. Disculpad mi torpeza. Alphonsus Reynard III. – se presentó con una sentida reverencia mientras andaban por los jardines. – Y lamento enormemente no poder satisfacer del todo vuestra curiosidad, milady, pues yo mismo tengo pocos datos que aportar. Al parecer algo o alguien ha tenido el descaro de atacar la mismísima torre, con todos sus grandes prohombres en ella. Las defensas absorbieron lo más terrible del impacto, y los que allí morábamos solo sentimos algún leve temblor. Lo cierto es que se desconoce la identidad de los atacantes, o los motivos que pueden haberlos impulsado a cometer semejante acto.
- Gadaner, aquí presente aventuró algunas hipótesis, y yo mismo tengo algunas ideas, pero poco más. He sido enviado aquí para encontrar alguna solución a este dilema, y me han dicho que tal vez vos podrías ayudarme. Si es así, os estaría eternamente agradecido, lo mismo que mi Orden y todos los practicantes del Arte. No creo necesario instruirla sobre la gravedad del asunto… imagino que todos aquí sabemos lo que está en juego. – el rostro del mago se tornó sombrío y muy serio, y su mirada se mantuvo firme en los ojos de la muchacha.
Pese a su mirada llena de preocupación, el semblante de Alyena no perdía un ápice de belleza. Caminaba con elegancia adecuando sus pasos al ritmo cansino de Gadaner, pues el anciano hacía tiempo que había perdido el vigor del que había disfrutado en sus mejores años. El vestido morado de Alyena se movía acompasado con el movimiento y parecía reflejarse en su larga cabellera morena, emitiendo destellos morados que parecían brillar en contacto con la dorada diadema que adornaba su frente. Sus ojos castaños parecían cambiar al color verde cuando la luz incidía directamente sobre ellos. Alphonsus diría que su sola presencia valdría para hechizar a cualquier persona, no hacía falta ser muy sabio para saber que la mirada de Alyena estaba llena de poder. En el fondo, el mago agradeció que Alyena volviera la vista al camino cuando éste mantuvo firme su mirada en sus ojos.
- Allí estaré, milady. – Alphonsus saludó a la joven con una sentida reverencia y observó su partida con gesto sombría. Parecía segura de sus convicciones, y no mostraba el menor signo de miedo. Eso preocupaba al mago.
Si las sospechas se confirmaban, todos ellos se encontraban en un peligro mayor del que hubieran temido jamás. Enfrentarse a una deidad era un acto de demencia absoluta, simple y claramente, y Alphonsus rogó que la mujer estuviera equivocada.
- Bien, compañero… - dijo a Gadaner luego de un largo silencio. – Parece que se avecinan tiempos oscuros. Muy oscuros. Creo que debo comer algo, descansar y pensar un poco en todo este asunto. Desearía compartir el optimismo de la muchacha…
El anciano no cambió su semblante mustio, únicamente asintió ante las últimas palabras de Alphonsus. Comenzó a caminar de nuevo hacia el invernadero, sabedor de que el mago le acompañaba. Parecía estar absorto en sus pensamientos.
-Siempre he pensado que la ambición acaba por destruir a un mago, -dijo Gadaner que pese hablar en voz alta daba la sensación que lo decía más para sí mismo-, pero por lo que dice Alyena está claro que la ambición de un dios puede destruir el mundo por completo... si estamos ante tiempos oscuros...
Antes de llegar al invernadero, el anciano se detuvo un instante
-Descansa, Alphonsus, te vendrá bien. Es preferible que tengas la mente lúcida para la reunión que planea Alyena. Daré instrucciones a los guardias para que no te pongan problemas esta noche cuando vuelvas, te esperaré a la entrada para acompañarte a la sala de reuniones.
Gadaner te acompaña hasta la puerta del castillo y te dice que debe volver a sus obligaciones en el invernadero.
Bien, tienes la tarde libre para comer y buscar alojamiento si así lo deseas. En el siguiente post ponme lo que haces durante la tarde, donde comes, donde buscas alojamiento o lo que quieras hacer durante este tiempo.
La parte de la reunión la haremos en otra escena diferente en cuanto tenga al resto de pjs más o menos en la misma línea temporal de la historia (calculo que mañana o máximo el viernes).
Dedicas el tiempo que queda hasta medianoche ha comer algo y descansar, pues la noche anterior (la del ataque a la torre) no dormiste mucho ya que madrugaste para trabajar en los pergaminos que te mandó Seivan y luego los acontecimientos se precipitaron y no has tenido tiempo de descansar, e incluso tu mente está ligeramente agotada después de tener que asimilar tanta información en poco tiempo.
Durante todo el tiempo no dejas de darle vueltas al ataque a la torre y la opinión de Alyena de que Raistlin es el que está detrás de todo.
Si quieres hacer algo más durante la tarde dímelo, porque mañana te postearé en tu nueva escena y ya será medianoche.
Ánimo que la historia está a punto de coger forma...
Te he posteado en la escena de "El castillo de Kalaman", tu historia continua allí. No obstante dejaremos esta escena abierta por si tu maestro se pone en contacto contigo, ya que el resto desconoce que puedes contactar con él.
Por cierto, ¿sigues por aqui no?. Que me tienes algo preocupado, xD
Sigo aca !!! Sigo aca !!! Tengo un revuelo terrible en el trabajo (curro, como le dicen ustedes) y ademas rindo el jueves 5 un materion infernal en la facu. Estoy a los tumbos con mis partidas, pero más o menos las voy llevando.
No tenia pensado hacer nada durante el día, más que lo que ya pusisite en el post. Estos magos necesitan muchas horas de sueño...
Y ciertamente, la historia se esta poniendo interesante.
Ok, ya me quedo más tranquilo.
Bueno, paciencia con el trabajo y ánimo para la facultad... o viceversa xD
Mientras cabalgas con tus nuevos compañeros hacia las montañas de Dargaard intentando adivinar que os deparará el destino en el Alcázar, vuelves a notar el hormigueo en el dedo donde reposa el anillo que te entregara tu maestro en Wayreth. Desvías la vista a izquierda y derecha comprobando que el resto sigue cabalgando con la vista fija en el horizonte. Disimuladamente haces que tu montura se retrase un poco para cabalgar por detrás de Elendorn, Tajpuk y Tordek, en cuanto al kender, al cabalgar con el pony se encuentra algo más retrasado y viendo lo bien que se lo pasa observando el paisaje y tratando de hablar con el animal sin éxito, deduces que no se dará cuenta de que centras toda tu atención en la conversación con tu maestro. Por fortuna, la conversación telepática pasara inadvertida para el resto.
-Alphonsus, me alegra comprobar que estás bien… tengo algunas noticias… y me temo que no son alentadoras. Espero que las tuyas sean mejores mi joven aprendiz, -las palabras de Seivan denotaban una clara preocupación.-, … aunque noto que tienes el pulso algo acelerado, ¿ocurre algo?
Esta conversación ocurre antes de que pareis a descansar a medio dia, mientras vais cabalgando. Lo sé, debí ponerla antes pero se me pasó, xD
- Al parecer, vuestras más oscuras sospechas se han consumado, maestro. Nos enfrentamos a un enemigo de inmenso poder… el mundo entero corre peligro. Al menos si los dichos de lady Alyena son ciertos. Cree que una tremenda y demencial batalla se está desarrollando por sobre los cielos de Krynn, y los mismos dioses están implicados. En particular uno de ellos… aquel que hace no mucho solía caminar por los mismos pasillos de nuestra amada Wayreth.
Alphonsus notó la inquietud de su maestro pese a no tenerlo delante. Tardó unos segundos en responder, como si estuviera meditando la respuesta.
-Entonces... te has visto con Lady Alyena... créeme, Alyena casi nunca se equivoca... y si Raistlin está detrás de todo eso confirmaría las últimas investigaciones. -Seivan volvió a hacer una pausa-, sus nuevos seguidores están buscando artefactos mágicos por todo Ánsalon... imagina cuanto poder acumulado Alphonsus...
-Por otro lado las sospechas sobre Ladonna siguen sin aclararse, sigue en paradero desconocido. Por lo que sabemos marchó a la torre de Palanthas poco antes del ataque, al parecer para verse con Dalamar, el elfo oscuro, quien fuera el aprendiz de Raistlin. Desde el ataque Dalamar tampoco responde a los mensajes que se le envían desde Wayreth... Justarius cree que ha abandonado su puesto en Palanthas... y ahora la implicación de Raistlin... si mi buen aprendiz, empiezo a pensar que puede estar involucrado, ¡maldición!, esto es harto peligroso... sin embargo Ladona... ¡No, ella no puede tener nada que ver en esto!...
-Transmitiré las nuevas que nos traes al consejo. Ahora dime, ¿hay algo que se le haya ocurrido a Lady Alyena?, ¿hacia donde te encaminas Alphonsus?, si hay alguien en quien tu y yo podemos confiar es en lady Alyena...
El rostro del mago se contraía levemente por el esfuerzo de la comunicación, pero intentaba mantener una postura relajada. Le estaba costando bastante, dadas las noticias que recibía.
- Lady Alyena a reclutado un grupo de desesperados. O varios, si es verdad lo que dice. He conseguido infiltrarme en uno de esos grupos, y en estos momentos nos dirigimos al Alcázar de Daargard. – El mago dejó unos segundos de silencio telepático, dando tiempo a su tutor para que asimilara la terrible información. – Las cosas parecen ser tal como decís, maestro, pues hay un repentino interés por varios de los objetos mágicos más poderosos de Krynn. Lady Alyena cree que nuestro Enemigo intentará hacerse de uno de los Orbes del Dragón, aprovechando la súbita desaparición del Caballero Caído que lo custodiaba. Nuestra misión es impedir que ello ocurra.
- No necesito deciros, maestro, que nos movemos prácticamente a ciegas y que cualquier ayuda será bienvenida. Personalmente, veo tengo muy pocas esperanzas en esta expedición.
-El alcázar de Dargaard…, -las palabras del maestro le llegaron a Alphonsus como si las trajera el mismo viento que le azotaba el rostro, el tono de su maestro denotaba cierta intranquilidad-, el hogar maldito del caballero maldito… Alyena debe estar desesperada si ha decidido recurrir a un grupo de desesperados como dices…pero Alyena no suele dejar nada al azar, normalmente actúa después de meditar las cosas, lo cual me lleva a pensar que realmente, la recuperación del Orbe de los dragones debe ser importante.