Partida Rol por web

-La aventura espera jedis.- Dijo la Regente. -​​​​​​Espero que sea un viaje muy tranquilo, pero sería la mejor estrategia interceptarnos antes de llegar a la fragata.- Miró a Umi y subió la rampa con decisión.

-Recuerdo mi primera vez.- Dijo vuestra maestra mientras Bo-Katan se alejaba por la rampa. -​​​​​​Era un manojo de nervios y estaba deseosa de probarle a mi maestro de lo que era capaz.- Con un suspiro os miro y sonrió. -​​​​​​No fue muy bien y por mi culpa hirieron a mi compañero. Si no hubiera estado el maestro allí... Seguramente hubieramos muerto.

—Vaya, maestra qué... —el chiss buscó las palabras adecuadas pero no terminaba de encontrar algo que no sonara a burla—. Qué poco tranquilizador. Espero de corazón que tengamos más suerte que tú.

Saludó con un leve cabeceo a Kryze y esperó a que ella subiera. Desde aquel momento empezaba su papel como guardaespaldas y era cuestión de empezar desde cero. Dedicó una última mirada a la zona de aterrizaje y se permitió esbozar una leve sonrisa. Era la segunda vez que apreciaba esa vista desde ese mismo lugar y él no era el mismo aprendiz de entonces. Los nervios eran otros y, si bien tanto Sena como Wistie también habían llegado con él, ambos también habían cambiado. Habían sufrido derrotas y traiciones, pero habían aprendido a sobrevivir y hacerse más fuertes.

-No dejaré que cometais los mismos errores que yo-.  Contestó inmediatamente Umdala a Kanuth. -​​​​​-Por eso lo comentaba.- Añadió con una sonrisa. -Si os digo que corrais corred y si os digo que ataqueis, atacad sin cuestionarlo, sin pensarlo. Vuestra prioridad es la vida de la Regente Bo-Katan, la cual, como bien explicó Sena, es muy capaz por si misma, pero nunca está de menos una ayuda adicional.- Umi metió los brazos dentro de los pliegues de su túnica ceremonial, dejando únicamente que su cabeza y sus pies sobresalieran de ella.

-Despejad dudas y temores, dejad que la Fuerza guíe vuestro camino. Forzar el destino, a la propia Fuerza, es propio de los Sith. No sigáis ese camino.

— Usted es nuestra líder, Umi. Yo intentaré hacer todo lo que yo pueda para no fallarle. — Le dijo  a Umdala realizando una pequeña inclinación de su cabeza. — ¿Cómo lo hizo Yenden?

-Yenden...- la voz parecía que se le iba a quebrar.

Kanuth no dijo nada, pero se notó cómo censuraba la forma tan despreocupada con que Wistie había preguntado por el joven Yenden. Habían pasado años, pero a veces todavía soñaba con la expresión que tenía cuando el traidor Uksun le estrangulaba usando la propia Fuerza que ellos enarbolaban para proteger la galaxia.

Una expresión de incomodidad, un tanto extraña, se dibujó en el pequeño rostro de Wistie y este apartó la mirada a un lado para no ver el gesto de disconformidad que Kanuth hizo. Entonces, Wistie caminó hacia Umdala hasta estar a su lado y colocó una mano en la pierna de su maestra. Y le dirigió una mirada apenada que buscaba conectar con la mirada de ella, la cual parecía haberse perdido en algún recuerdo.

-Yenden y Arlene fueron buenos padawans y grandes amigos.- Consiguió articular por fin. ​​​​​​-Vosotros sois vosotros, no teneis que compararos ya que cada individuo tiene su personalidad, su carácter y habilidad.- Dijo la maestra mirándoos a los tres mientras tocaba suavemente la mano que Wistie le impuso. -Si en algún momento, presente o futuro, yo no estuviera con vosotros, debéis protegeros mutuamente, conocer las habilidades del otro y saber usarlas en beneficio del bien.-

Dicho esto, la maestra os invitó a entrar a la lanzadera. 

En cuanto entrásteis y tomasteis asiento, casi de inmediato lanzadera despegó. Una sensación se apoderó de vosotros en el estómago, aunque no sabríais decir si era por volver a volar, por ser vuestra primera misión o las dos cosas juntas.

Pronto la lanzadera dejó atrás la pista de aterrizaje subiendo cada vez más hasta llegar al límite de la atmósfera. Allí una corbeta, con los colores rojos de las naves consulares, esperaba la llegada de su Regente.

Tras in breve intercambio de códigos, la lanzadera se acopló a la escotilla lateral de la corbeta dando luz verde al traspaso de ocupantes. Las puertas se abrieron y una delegación formada por dos droides, uno protocolario y otro médico, recibió a la regente que de inmediato comenzó a dar órdenes.

  -Volvemos a Mandalore en cuanto la lanzadera se aleje. Preparad las defensas automáticas por si no llegamos a entrar al hiperespacio.- Bo-Katan parecía ahora mas un mando militar que una embajadora en misión pacífica. -Quiero que la potencia de los escudos sea derivada a los motores con impulso al ciento cincuenta por ciento. Notifíquenme de cualquier anomalía por nimia que sea...- dijo volviéndose hacia vosotros. -...y a ellos también. Cinco cabezas piensan más que una.

El transporte comenzó su separación de la corbeta comenzando esta a impulsarse con sus motores para tomar la dirección correcta y saltar al hiperespacio. Algo que no tomó demasiado tiempo, debido a una previa preparación por parte de la regente, antes de bajar a la academia, varios días antes.

En cuanto la corbeta saltó, una sensación de alivio se apoderó de todos. Ciertamente el mayor peligro hubiera sido un ataque antes de saltar al hiperespacio, ya que debido a los protocolos de seguridad diplomática, las rutas de naves con embajadores eran codificadas con un alto estándar de seguridad, y acertar a sacar una nave específica en medio del espacio era prácticamente imposible.

La corbeta era pequeña y maniobrable con una capacidad de fuego bastante superior a la de una corbeta normal. A parte de eso, solo los restos calcinados en la mampostería, techo y algunas cerraduras, indicaba el hecho de que en esa nave había tenido lugar una batalla. Motivo por el cual la tripulación se componía exclusivamente de droides que operaban la nave en semiatomático. La tripulación y amigos de la Regente, descansaban en bolsas preservadoras para cadáveres en la bodega de carga del transporte. Varias veces pudisteis encontrar allí a la Regente durante los días en que duró vuestro viaje.

No le sorprendió en absoluto el cambio de actitud de su protegida, dado que ahora se encontraba en territorio conocido y llevaba la voz cantante, pero sí se notó incómodo por viajar en una nave que había sido testigo de una matanza hacía poco tiempo. ¿Acaso no le importaba a Bo-Katan? Lo que estaba claro es que no era asunto suyo, así que después de reconocer la nave para saber dónde estaba cada cosa, ubicó un camarote, dejó sus cosas y se reunió con la maestra Neweba.

—Si no tiene ninguna petición en especial para nosotros durante el viaje, maestra, sugiero mantener nuestra rutina de ejercicios en la zona de la bodega de carga y adaptar el sueño a nuestro destino —comentó, formal como siempre era.

-Diga que si maestra-. Sena apoyó la petición de Kanuth. -Necesitamos ejercitarnos durante los días que estemos de viaje, ya que no es necesario estar continuamente detrás de la Regente.- 

Umi asintió. -Ese era mi propósito, ya que parece ser el lugar idóneo para ello. 

¡¡¡MEEEEC-MEEEEC-MEEEEC!!!

Las alarmas comenzaron a sonar tras tres días de viaje. Os habían sacado del hiperespacio a la fuerza. La sacudida la sentisteis mientras entrenabais en la bodega. Después vinieron los ataques.

 -¡Kanuth, Wistie, Sena!.- La voz de vuestra maestra os llamó apremiante. -Reuníos con nosotras en el puente. Rápido.- 

En el momento en que fueron atacados, Kanuth guiaba a sus compañeros en un ejercicio que implicaba mover objetos usando la Fuerza y pasándoselos los unos a los otros. Era algo fácil para quienes, como ellos, se habían criado en la Academia. Pero el chiss insistía en que había ocasiones en que repetir los fundamentos básicos era crucial.

— ¿Maestra? —el joven había llegado el primero al puente, seguido de cerca por Sena. Una fina capa de sudor cubría su frente y se dispuso a secársela con un pañuelo porque no quería parecer irrespetuoso, aunque estaba seguro de que su aspecto no sería un problema bajo un ataque.

Wistie había pasado la mayor parte de su tiempo en aquella bodega, sentado en el medio meditando. En aquella nave aun podían sentirse los ecos en la Fuerza del que fue el combate que tuvo lugar, y restos de la Fuerza en aquellos que murieron aun emanaban. Era un lugar... interesante, para mditar en la Fuerza. La propia Bo-Katan, de hecho, también frecuentaba aquel lugar para realizar su propia meditación.

Pero también se había decidido establecer una rutina de entrenamientos, en el tercer día se encontraban realizando un ejercicio propuesto directamente por Kanuth. Wistie no dijo nada, pero notó como su compañero parecía perfilarse como el segundo al mando justo después de Umi.
Durante el entrenamiento suena una alarma y la maestra Umi los convoca al puente de mando...

El puente de mando estaba a rebosar de luces parpadeantes que pitaban con urgencia. En el centro, enfrente de la silla de mando se desplegaba un mapa holografico con dos naves situadas en el enorme espacio. Una era la representacion de la nave consular mamdoloriana, la otra un destructor imperial clase Interceptor. Sus grandes cupulas dobles lo delataban a distancia.

-Nos han sacado del hiperspacio-. Aclaró vuestra maestra. -Preparaos para lo peor.- 

-Pero maestra,- intervino Sena -las rutas trazadas son irrastreables, ¿Cómo nos han encontrado?

-O tienen mucha suerte o alguien se ha ido de la lengua-. Respondio la regente que ahora llevaba la armadura mandoloriana puesta, en vez de su ropa de "trabajo". 

-De cualquier manera estamos rodeados sin posibilidad de escapar. Nuestra nave no tiene armas para enfrentarnos a esta amenaza, y tampoco podemos saltar al hiperespacio. Hoy toca luchar y morir como un guerrero.-

Las ultimas palabras de la regente se clavaron en vuestra mente como un hierro frío. ¿Morir?¿En vuestra primera misión? Nunca habríais pensado en esa posibilidad, incluso después de que vuestra maestra os adviertiera de lo que le pasó a ella misma.

Todo parecía surrealista.