El silencio del páramo fué roto por el alocado galopar de un jinete y los gritos guturales de los orcos montados sobre Huargos. Los orcos gritaban y gesticulaban en persecución del solitario jinete. Poco a poco disminuía la distancia entre ambos pese a los esfuerzos del atribulado jinete.
Hirnass miró hacia atrás entre el violento ondear de su capa y por un momento, pudo distinguir a los tres jinetes orcos y sus temibles monturas. Su caballo comenzaba a dar muestras de cansancio y no aguantaría mucho más aquel ritmo. "Dame un poco de tiempo, Agonath" - pensó - "un poco de tiempo". Con gesto diestro, descolgó el arco de la silla y preparó la flecha. Esperó un tramo liso y se volvió en la silla mientras apuntaba al orco más cercano. Apenas cincuenta metros le separaban de él. Disparó y con un grito de agonía el orco cayó de su montura, rodó por el suelo hasta pararse y ya no se levantó. Una sonrisa apareció en le rostro de Hirnass, mientras preparaba una nueva flecha. Los ollares de Agonath, se abrían desesperadamente buscando aire, mientras empezaba a perder fuerza. "Sólo unos metros, unos metros..."
LA FORTALEZA PERDIDA
PRÓLOGO
Después de la muerte de Elendil e Isildur, hubo ocho ALtos Reyes en Arnor. Tras la muerte de Eärendur, décimo Rey de Arnor, el reino se repartió entre sus hijos y así se crearon Arthedain, Rhudaur y Cardolan. Arthedain se encontraba en el noroeste e incluía la tierra entre el Brandivino y el Lune, y también la tierra al norte del Camino Grande hasta la Colina de los Vientos. Rhudaur era el más septentrional y se extendiá entre los Páramos de Etten, las colinas del Tiempo y las Montañas Nubladas, además de incluir las tierras entre el Fontegrís y el Sonorona. Cardolan estaba al sur y sus límites eran el Brandivino, el Aguada Gris y el Camino Grande.
En Arthedain, la línea de Isildur se mantuvo y perduró pero no así en Cardolan y Rhudaur. Lo cual llevó a disputas entre los reinos lo que motivó su declive.
Debido a su posición estratégica, el reino de Rhudaur era el encargado de detener las incursiones orcas procedentes del norte, de las Montañas Nubladas y del Reino de Angmar. Para detener el constante acecho de los orcos desde el norte, se construyó una poderosa fortaleza en el desfiladero del norte. La construcción se inició en el año 1293 t.e. y finalizó en el 1298 t.e. Debido a las constantes incursiones de orcos, la guarnición de la fortaleza era permanente. En el año 1404 t.e., el Rey Brujo lanzó un ataque sobre la fortaleza como paso previo al ataque sobre Arnor. La fortaleza fué tomada y la guarnición aniquilada mientras esperaba refuerzos. El Rey Brujo estableció allí su cuartel mientras lanzaba la conquista de Arnor. Aprovechó la constante enemistad de los reinos Dúnedain, para lanzar su asalto. El primer objetivo fué el reino de Rhudaur, pues allí los Dúnedadin puros eran pocos y el Rey Brujo colocó a un hombre mavado en el poder .En los días de Argeleb hijo de Malvegil, de la línea de Isildur, los reyes de Arthedain volvieron a reclamar el trono de Arnor. Rhudaur se opuso, pues allí los dúnedain eran pocos y estaba gobernada por hombres a las órdenes de Angmar. Argeleb fortificó las Colinas de los Vientos, pero fué muerto en la batalla contra Rhudaur y Angmar.En el 1405 t.e., un poderoso ejército procedente de Angmar, cruzó el Fontegrís y derrotó al ejército del rey Arveleg en los alrededores de la Cima del Tiempo (hoy cima de los vientos). Arveleb, hijo de Argeleb, con la ayuda de Cardolan y Lindon, expulsó al invasor de las Colinas del Viento y por muchos años Cardolan y Arthedain, se mantuvieron fuertes en sus fronteras. En el año 1409 t.e. un nuevo ejército salió de Angmar, penetró en Cardolan y sitio la Cima de los Vientos. Los Dúnedain fueron derrotados y Arveleg fué muerto en la lucha. La torre de Amon Sûl, fué arrasada pero el Rey brujo no pudo hacerse con el Palantir que había allí. Rhudaur fué invadida por Orcos, Trolls y hombres malvados y los pocos Dúnedain que quedaban huyeron al oeste. Poco después, Cardolan fué arrasada por La Gran Peste y los ataques de Angmar.
En el 1974 t.e., el Rey Brujo lanzó su asalto sobre Arthedaín y ocupó Fornost, con lo cual acabó para siempre el reino de los dunedaín del Norte. El rey Arveduí, logró huir de Fornost y se refugió en el norte. Círdan, de Lindon, envió un barco a buscarle pero el barco naufragó con el rey abordo, y así desapareció el último de los reyes de los Dúnedain.
La línea de los reyes de Arnor, continuó en los capitanes dúnedain que vagaban por ARthedain y cardolán, de los cuales Arahael, hijo de Arvedui, fué el primero.
En el año 1975 t.e., el Rey brujo fué derrotado en el vado de Fornost por un ejército procedente de Gondor que desembarcó en Lindon y lo persiguió hasta el norte, aunque lo perdió en las Landas de Etten. A partir de entonces, no se volvió a saber del Rey Brujo en el Norte, aunque las tierras del antiguo reino de Arnor han quedaron desiertas. La fuerza victoriosa tomó de nuevo el castillo, repuso la guarnición y comenzó a reforzar sus defensas. Al cabo de seis meses se dejaron de recibir noticias del castillo y sus defensores.Los mensajeros y patrullas enviados a recoger noticias, tampoco regresaron. La guerra estaba a punto de comenzar en el sur y los ejércitos se encaminaban hacia allí. Un grupo de selectos guerreros fueron enviados a investigar, pero no se volvió a saber de ellos. Pronto creció la leyenda de una maldición sobre el castillo. Su memoria fué olvidada por las subsiguientes generaciones, olvidándose su localización. Poco a poco, la vida volvió al sur de Cardolan, dónde aún florecen algunas poblaciones, tales como la Comarca. Ahora en el mes 9 del año 2064 t.e. tan sólo unos pocos Dunedaín vigilan los páramos, los orcos, Trolls y otros seres campan a sus anchas en estas frías tierras. Actualmente, el castillo y su posición son desconocidos pero se mantiene viva la leyenda de las grandes riquezas acumuladas allí por el Rey Brujo. El camino es peligroso, pero éste ha sido un año frío y un gran hambre azota el norte. Muchos se aventuran en busca de riquezas que palien sus carencias. Son estos malos tiempos. Mientras, del sur, llegan noticias del resurgimiento de Saurón. Pero para la gente que intenta sobrevivir en el Norte, el Sur y Gondor, quedan muy lejos...
CAPITULO 1 – Cameth Bain
El sol se hundía en el oeste sobre las montañas de Lune, convertido en una enorme bola roja. La neblina que se alzaba del río comenzaba a dar a la ciudad un aspecto fantasmal al que contribuía el humo de las chimeneas que se fundía con ella. Aunque hoy había hecho menos frío, el sol apenas había calentado la aterida tierra. El último tramo del camino del sur avanzaba desafiando la niebla hasta perderse en las puertas de la ciudad...
Cameth Bain, es una ciudad de apenas 800 habitantes situada al norte del bosque de los troll en la orilla oeste del Fontegris, sobre un altozano. En su día formó parte de las ciudades fronterizas entre Arthedain y Rhudaur. Aún permanece en pié la torre vigía situada en la parte norte de la ciudad, convertida ahora en criadero de cigüeñas. Sus 800 habitantes no son lo que le dan a Cameth Bain su importancia, sino el ser los centros de reunión de todos aquellos aventureros y montaraces que pueblan el Norte. Junto a la puerta sur de la ciudad, se encuentra El Orgullo de Arnor, un aseado y bullicioso lugar regentado por Melf Aldrick. Melf, es un fornido y entrado en años hombre de ascendencia Dúnedain, que cuida el local con esmero y se afana en mantenerlo limpio (para los cánones del norte). Su mujer, Gransy, se ocupa de las cuentas y de la cocina con su aspecto estirado imponiendo orden y su lengua viperina dispuesta a saltar en cualquier momento. Rosita y Flora, son las ya entradas en años y en carnes "doncellas" que atienden con paso diligente y rápido a la multitud que juega, bebe y ríe en el local bajo la atenta mirada de la señora Aldrick. Un no demasiado espléndido fuego crepita en la chimenea en el centro del local con las mesas arracimadas alrededor. Al fondo, está la barra que Melf limpia una y otra vez. La decoración es sobria pero ajustada a la clientela del local.
En esta tarde fría del mes de Narwain (enero), los personajes llegan por separado a la posada procedentes del sur, de la vieja Ultima Posada, con un aviso en el que se buscan aventureros, para viajar a los helados páramos....
13 de Narwain, atardecer, -4º C y cielo despejado.
Nartron se detiene junto a la posada y observa el cartel. Sus doloridos pies le están reclamando una pausa urgente y también le vendría bien un trago. Alto aún para ser un dúnedain, duda un momento antes de echar a andar. Su mano roza l pomo de su espadón. Con mirada desconfiada, Nartron, entra en la posada. Lentamente observa a la multitud mientras se dirige a la barra.
La vociferante y alborotada multitud, tiene su atención centrada en el lado derecho del salón dónde un norteño, evidentemente ebrio, se encuentra encaramado encima de una mesa cantando a voz en grito una soez y común canción del norte mientras agita una jarra de cerveza en la mano. El resto de la multitud corea la canción con alegría y alboroto. Nartron pide una cerveza al posadero mientras observa desconfiado a la multitud sin quitar la mano del arma.. No sabe por qué pero tiene una extraña sensación. Los pelos erizados de su nuca le indican que hay alguien observándole.
Fuera de la posada una pequeña figura seguida de una mula, se detiene junto al cartel de la posada. El hobbit mira el cartel, la posada y la oscura calle. Decidido, se dirige al patio colindante y busca un lugar donde dejar a la mula. Encuentra un sitio ideal con paja fresca y ata el animal.
- Bueno, Cleo. Tú espérame aquí, ¿vale?
Rorimac, el hobbit, se introduce en el local mientras el norteño borracho continúa con su canción y los demás le corean,. Su sonrisa se ilumina: un buen fuego y una buena cerveza es lo que necesita ahora, después del frío que ha pasado hasta llegar aquí. Se acerca a la barra, abriéndose paso entre la multitud. Según va pasando, la gente que es consciente de su presencia, agarra desconfiadamente su bolsa.
- Buenas tardes, maese posadero. Desearía una habitación, pero antes que nada ¿qué os parece si me servis una buena pinta de esa deliciosa cerveza que está usted sirviendo?
El posadero se inclina sobre el mostrador:
- Buenas noches, mi pequeño señor. ¿Una cerveza? Por supuesto...
En espera de que el posadero le sirva la cerveza, se gira un poco para observar a los que le rodean. Quien sabe si entre ellos estará su futura "víctima....."
El posadero le sirve la cerveza mientras mira con gesto desconfiado a uno y otro lado:
- Verá, pequeño señor. Esta es una posada tranquila. No quiero problemas. Usted ya me entiende. ¿verdad?
Dicho esto se aleja a atender al recién llegado que acaba de atravesar la puerta envuelto en pieles. Con el frío calado hasta los huesos, Galko el norteño, busca algo más que un lugar caliente. De pelo rubio y espesa barba, Galko ha vivido siempre de aquí para allá ofreciendo su espada por dinero. Se dirige a la barra:
- Saludos posadero - Su voz granulosa y ronca resuena en la estancia - Quisiera comer algo caliente. ¿Sabe usted con quién debo hablar sobre la expedición al páramo..? - enseña un sucio papel al posadero.
- Bueno, señor, como comida le puedo ofrecer algo de venado, pero créame, está muy seco, o jabalí. Respecto a lo de la expedición, no entiendo a qué se refiere...
Mientras, el norteño borracho, continúa cantando:
- ...y le levantó la falda. Y la muchacha...
Llegado a este punto, el borracho cae estrepitosamente de la mesa entre las risotadas y jaleos del personal. Rápidamente, una nube de proyectiles de todo tipo (trozos de pan, restos de comida, restos de verduras, jarras, botellas...) vuelan hacia el caído norteño que hace fútiles esfuerzos por levantarse de encima de los espectadores próximos.
Alguien más entra en la posada. Angros, el semielfo, observa el local de forma reposada buscando posibles problemas. Sus rasgos élficos apenas se notan en la semipenumbra. Asiente con la cabeza y tras quitarse la capa se dirige a la barra.
El posadero le atiende mientras se aleja de Garko.
- Buenas tardes posadero, sírvame una cerveza.
Angros, busca con la mirada una mesa tranquila separada del bullicio.
- Una cerveza para el señor. – El posadero le sirve la cerveza.
- Sírvame también algo de comer, me sentare en aquella mesa de allí - indica con el dedo la mesa elegida y se sienta en ella a disfrutar de su cerveza pero sin preder detalle de los acontecimientos que ocurren a su alrededor.
Tras sentarse Angros en una mesa algo alejada del centro de atención, se acerca a él Rosita:
- Buenas y frías noches, señor. ¿Jabalí o venado?
Afuera, una mujer observa la taberna dudando si entrar. Los de su raza nunca han sido bienvenidos en sitios como aquel. Pero ella es un espíritu libre y nunca se ha sentido sujeta a su raza ni a nadie. Su contínuo vagabundear por la Tierra Media la ha enseñado muchas cosas haciendo de ella una excelente montaraz.
Dextra, la elfa, entra en cuidadosamente en el local observando con sorpresa la lluvia de proyectiles que en ese momento cae sobre el norteño. No ha dado un paso cuando un brazo la agarra fuertemente mientras una voz le susurra en el oído:
“Cuidado muchacha. Los tuyos no son muy bien vistos por aquí. Yo que tu me cubriría.”
Acto seguido el brazo la suelta y Dextra sólo tiene tiempo de observar a un hombre alto, de pelo negro, que sale de la posada.
Mientras las risas continúan, un fuerte brazo aferra con fuerza a Rorimac de uno de sus brazos y le sube de un tirón a una mesa
- Eh, muchachos. Mirad lo que tenemos aquí. Un pequeño de Bree!!! - grita el norteño mugroso que lo ha atrapado.
Risotadas. Treinta pares de ojos se vuelven hacia el atribulado hobbit que se encuentra encima de la mesa.
- Cántanos algo muchacho!!!
Desde diversas partes del local se oyen peticiones:
- Sí, que cante la del Rey caído.
- La de Me subí a la verja. Esa,esa.
- No, la de la cortesana y el clérigo.
Multitud de risas acompaña a cada petición así como golpes, pataleos y agitar de puños...
Rorimac, encaramado a la mesa, intenta convencer a su ebria audiencia de sus escasas dotes para el canto pero no parece que sirva de mucho.
- Que baile. Que baile.
- No, que cante algo
Mientras, el nivel de la juerga y las risas sigue aumentando de volumen.
- La del Rey, la del Rey.
- No que recite una poesía...
- No que haga juegos malabares.
- Tú te callas, Pres. Que tú no sabes ni lo que es eso...
El Hobbit se aclara la garganta, ante la expectación del personal.
- Ejem, ejem....de acuerdo, de acuerdo. No me haré de rogar más, pero antes debo aclarar mi voz.... y lo mejor para ello es una buena pinta de cerveza, que creo que esta mía se ha acabado...
Vuelca la jarra para que la gente vea que es verdad.
- Las hojas eran largas, la hierba era verde,
las umbelas de los abetos altas y hermosas
y en el claor se vio una luz
de estrellas en la sombra centelleante.
Tinúviel bailaba allí,
a la música de una flauta invisible,
con una luz de estrellas en los cabellos
y en las vestiduras brillantes.
Rorimac piensa para sí - ”Bueno hasta ahora no ha salido nada mal, lo malo es que el resto de la canción me la se muy mal, si ya lo decía mi padre, hijo, dedicate a lanzar tus boleadoras, esto del noble arte del canto no está hecho para tí. “
- Allí llegó..... llegó.... – “¿Quién llegó? no recuerdo...” - llegó, bueno que más da quien llegara, el caso es que llegó al fín y anduvo extraviado entre... ¡las hojas! - “eso sí lo recuerdo “
Nueva pausa para otro trago...
- y donde rodaba el Río de los Elfos - dos tragos seguidos
“Creo que o dejo de cantar o de beber, las dos cosas son incompatibles"
El hobbit canta lo mejor que puede pero al final se le produce un lapsus mental que le deja petrificado e incapaz de continuar....
- Por todos los dioses. Eso es una canción o están matando un cerdo. - grita alguien
- Por todos los orcos de Mordor. Haced que se calle. - le apoya otro.
El público, prosigue con sus risas y peticiones, mientras el atribulado Hobbit mira en derredor y ve a un extraño que le hace un gesto de que se acerque.
Angros se entretiene comiendo su jabalí en un rincón observando nervioso la atribulada situación del Hobbit. Masca con paciencia y acompaña con la cerveza. Nunca le han gustado los problemas y esto va en camino de convertirse en uno.
Nartron, apoyado en la barra y con una jarra en la mano, observa al extraño personaje que acaba de entrar y se acerca despacio a la barra tratando de pasar desapercibido. El norteño, intenta ver el rostro oculto bajo la capucha pero es inútil pues el recién llegado no levanta apenas la vista. Sin embargo, le nota extrañamente nervioso pero desconoce el motivo así que decide salir de dudas.
- Eh tú! si, es a ti así que no disimules. Te estado observando, ¿quién o qué eres? ¿y por qué estas intentando ocultarte de la multitud? - mientras dice esto último señala con la jarra de cerveza a la multitud. - o ¿quizás es que no te gusta la canción del mediano? - dice entre sonoras carcajadas sin dejar de estar atento a cualquier movimiento amenazador del encapuchado.
La elfa, alza los ojos mirando directamente al gigantesco dúndedain. Le contesta lo mas tranquilamente que puede y despacio para que le quede lo bastante claro.
- Qué o quién soy no te interesa, ni siquiera la causa. He venido a esta Posada porque estoy demasiado cansada para discutir y en busca de un trabajo que se ofrece.
Con esto cierra la conversacion con el hombre, se acomoda en la barra a un par de metros del nórdico y pide al posadero una buena habitación y comida caliente acompañada de buen vino.
- Desde luego que tenemos habitaciones, señorita , un jabalí, estupendo y el mejor vino de la zona. Todo ello por la modesta suma de 2 monedas de cobre y 2 de estaño.
Mientras, el personal comienza a impacientarse ante las dudas del hobbit y algunos proyectiles vuelan ya hacia el blanco aunque ninguno de ellos logra impactar el atribulado Rorimac.
Es en ese momento cuando Galko acude en ayuda del hobbit. Se aparta de la barra y con rápidos y elásticos pasos se aproxima a la mesa en la que se alza el hobbit esquivando por el camino un trozo de col y un mendrugo de pan.
- Vaya,vaya pero si es mi buen amigo Nok, qué haces por estas tierras bribonzuelo... - dice esto mientras le abraza y le susurra al oído - "sígueme la corriente" - vuelve a alzar la voz - qué alegría me da verte, vente a mi mesa que tenemos muchas cosas de que hablar...
Le ofrece la mano para ayudarle a bajar y logra sacarlo de la escena aún corriendo el riesgo de ser impactado por algún proyectil.
Al desaparecer el hobbit de escena, la atención del personal se gira hacia la izquierda.
- Dejad que se largue ese grillo.
- Sí. Que nos cuente Kriep, cómo mató a ese Troll sólo con sus manos.
- Sí. Sí
- ¡No. Otra vez no!.
- ¡Mejor, metamos al hobbit en un barril y lancémoslo al río!.
- Cállate, estúpido. El señor pequeño tiene amigos importantes que podrían oirte
- Blablabla...
Ambos se desplazan junto a la mesa en la que está Angros. Galko se presenta.
- Hola muchacho - extiende su mano al Hobbit- Soy Galko, hijo de Galadar, extranjero en estas tierras y en busca de la poca o mucha fortuna que en ellas pueda encontrar. De momento he visto que puedes buscarte problemas si aquellos hombres se emborrachan más. Permanece cerca de mi si puedes.
El dúnedain envuelto en pieles, mira a Angros le saluda con la cabeza, echa un trago de su pinta y acerca la cabeza a ambos para bajar un poco su estruendosa voz.
- Por cierto, ¿habéis oído hablar de una expedición que se está organizando con punto de partida en esta taberna? Es extraño pero el posadero no suelta prenda...
Rorimac mira agradecido al simpático gigantón y al otro tipo sentado a la mesa.
"Caramba, pues tampoco lo he hecho tan mal, total porque me he olvidado de parte de la letra" - piensa, y se presenta tras recupresarse del asombro por la cálida bienvenida del grandullón y la ayuda del otro humano. Alzando al fín la mano para estrechar la de Galko se presenta.
- Encantado, me llamo Rorimac Brandigamo, de los Brandigamo de Los Gamos, en la Comarca. Gracias por salvarme de la situación, la verdad es que lo estaba pasando francamente mal, con lo bonita que es esa canción, y... la gente no sabe apreciar lo bueno de verdad -
Mientras habla, les saluda estrechándoles la mano fuertemente para que piensen que es un tipo duro y fuerte, como ellos.
Angros le devuelve el saludo a Rorimac mientras se sienta de nuevo.
- No hay de qué - dedica al hobbit una escueta sonrisa y le estrecha la mano - Mi nombre es Angros.
Nartron, observa la reunión del grupo y con una sonrisa en los labios se acerca a ellos aunque se dirige al dúnedain de las pieles.
- Jajaja. Cada vez hay más extraños por nuestras tierras. Aunque supongo que a todos nos une un propósito en común. Tu tambien buscas aventuras y algo de acción para acabar con este frio, ¿me equivoco?
Nartron saluda a Angros y Galko con la cabeza y le da la mano a Rorimac a la vez que piensa con una sonrisa: "ohhh, este hobbit es tan duro como nosotros. "
Angros a Nartron con gesto serio mientras observa al sujeto de la capucha, que está cerca de ellos, con cierta desconfianza.
Dirigiéndose al encapuchado le comenta:
- Tranquilo,amigo. Puedes descubrirte, ya no da el sol.
Al oír estas palabras, Dextra le contesta
- No es necesario que descubra mi rostro ahora mismo y aqui. He decidido que voy a seguir el consejo de un amigo hasta que estemos en un lugar más..... privado - hace un gesto hacia el resto de la gente.
Los tres hombres se miran entre ellos y se encojen de hombros.
El posadero observa al grupo reunido, y se acerca a ellos. Está evidentemente nervioso, y mira a los lados mientras intenta hablar en voz baja de forma desconfiada:
- Verán, señores, no es por molestar, pero el señor - señala a Galko - me habló de una expedición al páramo, y aunque en principio, no me suena haber oído nada parecido, ¿No tendrá esto que ver con unos pergaminos requiriendo aventureros?
Al oír lo del pergamino, Dextra se acerca y escucha atentamente.
- Yo también tengo uno de esos. ¿Qué significa? - pregunta - ¿Me puede decir algo más de esa aventura en los paramos?
Señala a los demás con un gesto de la mano.
- Me parece que esta gente también han venido por eso al igual que yo.
- Vaya al parecer todos estamos aqui por lo mismo, sugiero que vayamos a un lugar más... privado y menos bullicioso. - añade Angros mientras echa miradas desconfiadas en derredor.
Galko, que está aún midiendo distancias con los bulliciosos bebedores del local, simplemente comenta,
- Si, no es mala idea retirarse a hablar a un sitio más tranquilo, pues parece que a los cuatro nos reúne aquí el mismo asunto... -
Dirigiéndose a Angros añade
- ¿De dónde sois, señor?
- No suelo revelar datos sobre mi a personas que acabo de conocer, pero si esto te va impedir domir... vengo de Rivendel - contesta Angros, y luego dirigiéndose al tabernero añade - Cóbrame la cena y la cerveza de antes. Ahhh tambien quiero una habitación, me parece que pasaré la noche aquí.
Galko recibe con frialdad pero comprensión la contestación de Angros.
- Oh, desde luego que tenemos un lugar más tranquilo, pero comprenderán los señores que sea un poco más caro el servicio - Comenta el Posadero mientras los acompaña hacia unos reservados al fondo.