Miro a Ruthiel y a los otros dos, y me doy cuenta que esta es una batalla perdida. Ruthiel, por mi, bien puedes largarte donde te de la gana, no voy a pelear contigo dado que estoy agradecida, pero no por eso dejare que me atropelles, y dado que ustedes, miro al anciano y a la señorita, tampoco piensan hacer mucho, no me descastaré en hacer que entres en razón, así que por Novata que sea, no sere la idiota otra vez... por mi parte puedes irte.
Cuando me pregunten dire, que escapaste... o sufrire un dolor de cabeza diciendo que no recuerdo que pasó.
Niego con la cabeza.
No actues como un tonto, y baja esa hacha... o largate, sí te da igual...
Me encuentro de mal humor no quiero hablar de ese asunto. Los hombres son unos tarados que actuan como animales, por muy ángeles que sean.
Me acerco a Evangelia, me concentro y oro a los angeles para que curen el cuerpo de la humana. No se sí funcione, pero tratare igual.
Tirada: 3d6
Motivo: tratar de curar
Resultados: 2, 4, 1
Me río, no, sonrío, y ya me duele, la cara me duele, tal vez haya recibido también algun balazo en la cabeza, miro bien al vikingo que se lleva ya las manos al hacha - Tranquilo cerebro de serrín, que era una broma, deberíamos intentar invitarte a cuanta cerveza puedas beber por toda la ayuda que nos has prestado en nombre de Alexandra, aún si nos exigieran ir a por ti, no sería este el momento ni la ocasión.
De todas maneras, aprovecharé para darte un consejo, no juzgues a un ángel por el cuerpo en el que haya entrado, nosotros somos solo luz, y no sabes cuanto podemos brillar sea cual sea nuestra carcasa, jajaja aunque yo si brillo sería como una esfera de discoteca.
Gracias Anastacia, tal vez a mí sí debais llevarme a Ewald, tal vez alguien en el claustro pueda recuperarme con discreción
-Eva tiene razón. Comentó Zadkiel. Pese a nuestras sospechas iniciales, nos has ayudado a combatir al enemigo en el momento más necesitado, no sería de agradecidos actuar de esa manera ahora. De momento bastante tenemos con curarnos las heridas de la batalla.
Zadkiel se acercó a Evangelia y le preguntó: pasó uno de sus brazos por encima de su hombro
-¿Puedes caminar bien? Te echaré una mano hasta que ese cuerpo mortal se haya recuperado un poco. Y dicho aquello le ofreció su hombro para que pasara uno de sus brazos por encima del mismo, y ayudarla a caminar.
Para cuando a me dieron ocasión de hablar... no tenía nada que añadir a lo dicho por mis compañeros así que mostré mi faceta escueta:
- Gracias por todo, Ruthiel. Sin ti no lo habríamos logrado y eso se antepone a las órdenes de Ewald. - digo en tono serio pero intentando sonreír. Esquivo las miradas del anciano y la mujer, seguramente no estén de acuerdo en dejar marchar al ángel pero ítampoco iban a meterse en la pelea si la había así que era absurdo seguir luchando dadas las circunstancias.
Sin quitar la vista de encima a Ruthiel y a su imponente hacha me acerco a ayudar a mover el peso casi muerto que ahora es Evangelia.
- Sí, será mejor que la llevemos cuanto antes a algún sitio donde puedan mirarle esos boquetes del cuerpo si queremos que el cuerpo de la mujer sobreviva a esto.
Ruthiel da dos pasos, no dice nada, no suelta el hacha.
-Supongo que solo me resta el permiso de Jeremiah y de todo el escuadrón anti-muertos-vivientes...- dice seriamente. Hay un silencio seco, mientras el anciano observa al rudo ángel, y los otros cuatro se apartan finalmente. La tensión crece por momento, casi desbordando la expectativa, en cualquier momento Ruthiel saltaría con su hacha y seguro que los otros dos ángeles usarían su artillería pesada, aquello sería un pandemonio divino... literalmente...
-Aunque Ruthiel se hizo presente en la batalla, cuando Jeremiah y yo llegamos, ya había escapado.- recita Ann, con un tono serio, desprovisto quizás de emociones. -Mientras que los novatos estaban malheridos e incapaces de detenerle, lo intentaron según su versión- finaliza. Observa de forma seria, no hay movimiento, no hay expresividad, y ese aspecto lastimero choca con su falta de emotividad.
Una vez acaba, Ruthiel se relaja. No dice nada, mientras el hacha se va desvaneciendo en sus manos lentamente. Se aleja del grupo y cuando ha caminado unos cuantos metros, gira la cabeza un poco.
-Si encontráis a ese Hijo de Puta, llamadme. Tenemos una cuenta pendiente aún- dice mientras empieza a caminar con mayor rapidez, manos en los bolsillos se aleja hacia la puerta sin que nadie le detenga ya.
Anastacia retira su imposición de manos, sin ver ninguna mejoría en Evangelia y suspira. Si tiene algún poder curativo, no parece estar haciendo efecto ahora tampoco. Guarda también un silencio largo.
-Habéis hecho lo correcto- dice el anciano tras unos minutos de silencio, observando la partida de Ruthiel -Ruthiel no es un renegado, solo va a su bola y dudo que se aleje del lado correcto- dice mirando ahora a los ángeles -os habéis ganado un buen aliado. Aunque no puedo decir que ewald vaya a estar contento. Pero eso ya lo sabíais.- les dice.
De nuevo silencio, una brisa fresca parece dar algo de alivio a todos, los olores parecen perderse en una fragancia lejana, de tranquilidad, del final de aquella misión.
-Por cierto...- interrumpe Jeremiah -No lo veaís como que érais nuestras cobayas. No había forma de saber como actuaríais y con la falta de personal disponible, no podíamos contar con nadie más. Aunque os hayamos seguido, también teníamos otros asuntos de los que no os habéis enterado.- dice el ángel con aspecto de viejo.
-Ah y Evangelia- dice mirando a la que está en peor estado de todos -Recordad que los demonios juegan con los cuerpos recientemente muertos. No solo los viejos son propensos a la muerte. Espero que hayáis aprendido una lección...- y mira hacia el otro lado.
-Descansad un momento, luego os llevaremos a vuestros hogares... nosotros nos haremos cargo por ahora. Avisaremos a Ewald que os presentaréis en cuanto Evangelia esté mejor... nosotros le daremos los detalles mayores.- y sonriendo da la vuelta y camina hacia el jardín.