Partida Rol por web

Viendo que las últimas revelaciones habían calado hondo en el ánimo de los investigadores, Armitage pensó que lo mejor para retornarlos a su actitud inicial era que se pudieran en marcha.

-Caballeros, cómo bien apuntaba el profesor Diehl y a falta de más pistas, deberían hablar con Bannon. Quizás él pueda decirles dónde encontrar el cuadro perdido. Tienen que encontrarlo y traer ambas obras aquí para cerrar los portales- les pidió.

Mandarles a hablar con un gánster podía ser peligroso, pero en aquellos momentos no se le ocurría una idea mejor.

-Si deciden ir les recomiendo que se preparen y no pierdan demasiado tiempo, entre nuestra conversación y la búsqueda y ejecución del hechizo se ha pasado el día y pronto anochecerá-.

- Jim, usted reconoció a su socio ayer en el museo. ¿Se le ocurre dónde podemos localizar al tal Bannon? 

Seguro que tiene en su poder el cuadro que actúa de puerta de entrada. Y quieres cruzar Phileas. Vaya que si quieres. 

-Ayer a la vuelta me puse al día con nuestro hombre, un auténtico cabrón hijo de Sicilianos.-Reconoció a sus compañeros- Iré a hacer unas pesquisas en una de sus tapaderas más reconocidas, no debería pasar nada pero nunca se sabe. No conviene que civiles como ustedes se impliquen en esto. –Su tono autoritario no resultaba frío, se palpaba preocupación en aquella reprimenda.

-Apariciones, portales a otros mundos… ¡Qué coño! se van a meter en este asunto de todas formas.-Pensó para sus adentros.

-Al menos en estos temas de la mafia. Estos italianos no son cosa de broma.

-Yo sé dónde vive Bannon- Dijo John -Quizás sea mejor ir directamente a su casa para no perder más tiempo, es fácil que lo encontremos allí- Intentó plantear lo que tenía en mente de manera que Robert no se opusiese. -Creo que sería buena idea que fuésemos los cuatro y no nos andásemos con rodeos sobre el motivo que nos ha llevado a su casa, dejándole clara la importancia del asunto y que no tiene nada que ver con asuntos delictivos- Después de su propuesta John paseó su mirada por las caras de sus compañeros para ver qué reacciones había provocado en ellos.

-Yo también. –Reconoció el detective Graves -Sin embargo no creo que sea apropiado presentarnos en su casa. Aun con su mala leche tiene un ego bastante desmesurado dado sus éxitos en el hampa, a consecuencia de ello le gusta pregonar una actitud de respeto hacia su persona-. Informó el agente

-Yendo a una de sus tapaderas estamos pidiendo permiso para visitarle, yendo a su casa estamos violando su intimidad y “faltándole el respeto”. –Opinó en voz alta –Cosas de italianos.

Phil sólo tenía en mente una cosa: entrar en casa de Red Bannon y buscar el cuadro. Queria comprobar cómo era un portal de entrada. En su cabeza se imaginaba una pintura flexible que pudiese ser atravesada, pero por suerte aún estaba en sus cabales. 

- Creo que es más sensato lo que propone el señor Graves. Pero no sé cómo encajaríamos nosotros en esa visita detective.

-Está bien detective, quizá tenga razón. Quiero terminar con esto cuanto antes y eso hace que me haya dejado llevar- Reconoció John - Y dónde propone que podríamos empezar a buscar?

-Vayamos al Paulie’s. Es un bar en el que suelen pasar el rato. De vez en cuando se hacen redadas y sabemos que suelen hacer sus trapicheos en la trastienda. Supongo que bastará con informar al barman que queremos ver al hombre. –Esto último dejaba claro que nunca había ido allí con una cita.

-¿Tenemos alguna otra cosa pendiente? -Preguntó a sus compañeros. –Sería interesante que nos dividiésemos si fuese el caso, si no… Preferiría que esperasen ustedes fuera, si tardamos, pongan los pies en polvorosa y avisen a la policía.

Escuchando el buen hacer del Detective, sólo pude afirmar con la cabeza.

-"Buena estrategia, si señor. Pongamos a ello cuanto antes."

Pero mis verdaderos pensamientos estaban en la conversación con el Profesor Herny: Mundos paralelos, dimensiones, hechizos, portales, otros seres...

-"El compinche del señor Bannon, había salido del cuadro....¿cómo era posible?"

Los cuentos que contábamos a los niños en la universidad empezaban a tener cierta verdad, una verdad oculta, pero cierta después de todo. Y eramos nosotros los afortunados en conocerlas y más aún, en saber que nos estábamos locos. Al menos de momento.

-"¿Nos podremos tomar alguna copilla?" sonreí al grupo.

- Siempre podemos dividirnos para dar un vistazo a su casa mientras ustedes estan en el bar. Pero usted mismo descartó esa opción antes.. 

Vamos Phileas, ve al Paulie's. Seguro que allí sí que sirven alcohol, y te mereces una copa. ¿Hace cuánto que no te tomas una?

-Perfecto, vayamos al Paulie's y una vez allí decidimos quién entra con usted, Robert, a ver qué podemos conseguir

Con un nuevo destino en mente, los cuatro investigadores se despidieron de su anfitrión y salieron por la puerta de uno en uno.

Una vez en el campus desandaron el camino que habían seguido a su llegada bajo la mortecina luz de las farolas y del sol del ocaso hasta que llegaron a la verja que daba acceso a la universidad y en este caso, a la calle.

Se montaron en el tranvía 16 que llevaba al centro hasta uno de los bares de moda entre los mafiosos de la ciudad: el Paulie's.