Partida Rol por web

Silencioso estruendo.

Desgarradora implosión.

Tonos infinitos que se opacan.

Destellos brillantes que se apagan.

Nada es perceptible, solo interpretable.

Todo es verdadero, nunca subjetivo.

Se apaga la consciencia.

Y se abre la verdad.

Un punto de inicio.

Un punto de quiebre.

Un cambio en la pendiente del gráfico que es tu vida. Un mes ha pasado ya desde el comienzo de las clases como tales, del año escolar. Ahora estas exactamente a 1 de Mayo. Te encuentras en un lugar bastante cómodo.

Tu cama.

Una gran cama, que tu tío, Hanoto Meishi, ordenó especialmente para tí. Al parecer el investigador te ve como una santa, una angelita con un aspecto tanto o más bello que el de su hermana menor, tu madre. Una niña adorable y bondadosa.

Quizá su percepción está un poco errada... O quizá no. Quizá es un visionario, después de todo, sabes que es muy inteligente. Después de todo, enseña Geo-Política y Comercio Tecnológico. Sólo por eso, sabe mucho de Historia, sabe varios, por no decir muchos Idiomas, y sobre la Lengua en sí misma, sabe además Matemáticas de todo tipo, necesarias para el asunto de la Economía, así como Sociología, además de, al tratar con Tecnología, tener que saber de la misma con lujo de detalle. Sabes que tiene varios discípulos que ya son Profesores en sí, y que le apodan de manera respetuosa como "Sensei", ¡Siendo Senseis ellos mismos!. Supones que tiene alta influencia en la escala piramidal de Gakuen Toshi, pero no te ha comentado nada.

Ahí está el otro asunto. Nunca has visto sus carpetas de trabajos personales, excepto por ocasionales vistazos, en los que solo has notado algunas imagenes de cosas como ciudades, o papers largos, muy largos. Nunca te ha mostrado nada de su trabajo, nunca has visto nada de lo que hace en su propia gran habitación separada, casi como un sub-departamento. Sabes que te dejó una buena parte del mismo, que no es pequeño, y que está ubicado en un lugar bastante lujoso de Gakuen Toshi, para que pudieras vivir, pero también tiene lo suyo, y aún, irónicamente con tu Poder de Sentidos, no has sabido nada sobre lo de él.

Sobre la Organización de Gakuen Toshi... Si, es el otro asunto. Sabes algo como que la organización estructural de nivel social en la Urbe funciona de una manera Piramidal. "Abajo", estan los estudiantes, y civiles. No es que no tengan derecho, ni sean esclavos, pero si digamos que no tienen mucho derecho a voto, excepto por sus méritos, logros, o aportes a la sociedad directa, sea de manera humana, o científica/ilustrada. Arriba de inmediato, estan los Senseis, Profesores, Maestros, y a su lado, Científicos, Médicos, Experimentadores, Investigadores, además de Supervisores, que revisan que todo esté bien. Dichos, suelen poder ser los que tienen algo de control sobre el "Estrato de abajo". Después, estan algo así como Supervisores de los Supervisores, de los Senseis, Senseis de los Senseis, y Científicos mas Altos, Directores de Escuelas o Universidades, y Líderes de Laboratorios, Jefes de Anti-Skill (Fuerzas de Defensa de la Ciudad). Luego, arriba, se empieza a complicar la cosa. Hay una serie de hilos, y enredos mayores, dependiendo de específicamente donde y cuando se aplique el "Orden" o "Dominio". Hasta una punta de la Pirámide... Que nadie conoce, ya que todos, por separado, sólo conocen a sus superiores directos. Al final supones que hay "Supervisores definitivos", "Profesores/Directores jefes" y "Científicos de alto rango", que estan en ese estrato, justo antes del final desconocido y misterioso.

Tu Tío, debe estar al menos en el 2º o 3º estrato mirándolo desde abajo. Sensei de Senseis, pero claro. Fué, después de todo, el mentor del conocidísimo Katsuhiro Kurai, reconocido por excavaciones en China, además de muchas otras proezas. Teniendo en cuenta que tu Tío no es tan viejo, es un mérito notable. Supones que Gakuen Toshi fue su "Punto de apoyo", donde posicionarse al volver.

Pero el asunto es que... ¡Volvemos a Tí! A la hermosa, elegante, adorable, y deseada por todos "Hanoto" Lilith-san. Ayer recibiste 6 cartas de amor. Tu promedio usual oscila entre las 5 y las 10, diarias, haciendo un total de entre 25 y 50 semanales. Mayor parte, o sea 4 de ellas, son normales, con adornos leves o simplemente intentos de "Poseerte". Sin embargo, hay dos que resaltan notablemente, contrastando cual Yin Yang.

La primera, hay una que es de color azul, calipso, casi de un tono verduzco. No está nada mal hecha, y dirías que el nivel de detallismo del que la hizo es exagerado. De hecho, tu propia observación, aún sin usar tu Poder, te hace ver que... La hizo a mano. Completa-mente. Sencillamente impresionante. Casi le faltó armar el papel desde la celulosa misma, pero eso sería demasiado... ¿O no? Sea como sea, esta bien sellada, y solo parece poder leerse a través una vez que la abras directamente. Su único problema, es que carece de remitente, y casi no posée ningún kanji mas excepto los de "Hanoto Lilith" para que sepas que van para tí. La caligrafía usada es muy pequeña, lo que da un poco de escalofríos.

La otra, sin embargo, es todo el inverso. Una carta hermosa, sin duda, tanto que deslumbra tu vista, tus bellos ojos. Sin embargo, todo en esta es comprado, o conseguido de algún lugar. Pero el lujo en dicha es tan, tan grande, que te hace imaginar que se tuvo que gastar un buen tanto. ¿Tanto es el amor? ¿O el deseo? Al parecer... Sï. Porque los hombres, no son más que zánganos, después de todo, y lo sabes. O al menos, los que no logran cosas como tu Tío en vez de ser infieles, crueles, o babosos. Aún así, tiene todo un detallismo, y dice "Para Hanoto Lilith-sama, de mi parte, deseoso de poder recibir su respuesta". Poético, sin duda, hecho con una caligrafía que dudarías es la propia, o quizá sea lo único suyo. El color de la carta es claro, con un tono pastel, agradable a la vista.

Por último, son las 8:05, en todo tu comodo estar en la cama, han pasado 5 minutos. A las 9:30 empiezas tu clase. Sociología por primera vez. Te acuerdas también de que habías enviado los papeles para Psicología y que tienes que ir a revisar a la otra Universidad para ver si te tenían respuesta o no. Aún siendo todo tan tecnológico, al parecer esa universidad, Nagatenjouki, conserva algo de su tradicionalidad en sus métodos, o quizá es la necesidad simple de sentirse especiales, importantes.

Así, comienza un nuevo día.

Ante tus ojos.

Un día de...

¿Descubrimientos?

Me incorporé para acabar de degustar el momento de mi reposo. Ciertamente tanta comodidad me podia llegar a corromper la mañana siguiendo durmiendo, pero no me gustaba mucho la impuntualidad. Así que tras un bostezo consentido daje caer mis piernas encima de mis zapatillas. Eran de lo más graciosas, con dos peluches con forma de conejo blanco. Me excitaba la suabidad de estas, cosa que me hacia lebantar de mejor humor. Al lebantarme el camisón negro "transparente" con bordados florales que intentaban tapar y difuminar los pechos sin sujetador aún, me molestaba.  Recuerdo la obligación impuesta por mi tio de ir más cubierta por casa, pero no podia evitar setirme incomoda durmiendo con ropa.

No pensaba ni en las cartas, ni en toda la faena que podia tener que organizar en poco menos de una hora. No perdiendo mas tiempo, me dirigi hacia el baño. Era una estancia poco más pequeña que mi habitación. Muy bien iluminada con varias tipicas lamparas japonesas del siglo XIX. Ese detalle era otro de las muchas rarezas que suele coleccionar mi tio. Cuando terimine de ducharme, en 10 minutitos me maquille resaltando los ojos y deslastimando mi piel. Tenia que ser coqueta, no para toda la gente que se giraba al pasar yo, si no para cuidarme dia a dia. Alise mi pelo y me dirigi al dormitorio. El armario ocupaba gran parte del espació de la estancia. De todas las cosas que tenia mi tio era los cuantiosos regalos economicos en días especiales. Por no decir como le gustaba a mi padre intentar comprar mi perdón, probando imitar el mismo sistema con el que mi tio hacia sentirme comoda en su hogar. Era fascinante como dos hombres tan distintos sacaban el dinero cuando me veian enojada. Me decidi por un conjunto muy mono, porque antes, al pulsar el up de las persianas observe que el dia no era muy caluroso. Esta vez no podria mostrar mi ropa interior roja... o seguro que me resfriaria. Un jersey de ese color daria el pego para evitar mi enfado y una faldita tejana a cuadritos no me sentiarian mal... 

Cuando cogí la mochila tirada encima del estudio me di cuenta que la noche anterior no tube tiempo para sacar la PDA ni mi móbil. Así que mire la mensajeria de estos, mientras me dirigia hacia donde guardaba las dos cartas. Seguro tendre tiempo de leerlas cuando este almorzando en el bar de la facultad. Para no perder más tiempo corri hacia la entrada colocandome el abrigo ceñido. 

Al llegar me miré al espejo y recorde que me dejaba el colgante que me regalo mi madre. Era de oro blanco con una forma lunar en su amuleto. Pero ya eran las 8:45 y no sabia muy bien el camino. Así que sin mas dilación escogí unas botas de piel y dejé en el mismo sitio mis aconejadas zapatillas. Cogí las llabes y me fuí.

Pasear por la ciudad con la bici era algo ultimamente más frecuente. Podia llegar rápido a mis destinos pero no podia llebar mucha compra con esto. Cuando llege a la universidad eran ya las 9:10 y tenia una hambre que me superaba. Decidi aparcar la bici en un parquing especial para ellas y me dirigi hacia el primer bar universitario que vi cercano. Pedi un cafe con leche y dos bollitos. Siempre solia elegir empezar con algo dulze y el chocolate era mi preferido. Me lo sirvieron y yo estaba centrada en abrir las dos cartas y rebisar que decian de interesante en su interior.  

Así, había comenzado tu día.

Ordenando tus vestimentas sobre tu cuerpo, consigues una combinación armónica, tras haber salido de tu bata, en la cual te encontrabas sin ropaje alguno más que sólo una tela. Aquella sensación de libertad, agradable, en la contraria, pero complementativa sensación de protección que ofrecía el departamento, pasó a una sensación de independencia, y de gloria personal, al verte agradable, al ser coqueta, pero sólo por tí misma, pudiendo salir a moverte sin problemas, dejando aquel lugar lleno de lujos y de ideas conocidas, para enfrentarte a la ciudad misma, a Gakuen Toshi, que era un lugar con ideas también conocidas, pero mas variables, debido a que era un sistema mas abierto.

Te movías por las calles modernas, rodeadas, o de calles y edificios, o de pasto y parques, así como aceras. Una mezcla fascinante entre ecología y tecnología. Una ciudad iluminada, ilustrada. Aunque aún, después de todo, humana. Se podía oir el sonido de la bicicleta rozando contra la tierra, y los pedales moviéndose suavemente, causando un sonido fluctuante, mientras tus piernas subían y bajaban junto a tus pies. Más de alguna persona te miró, curiosos de ver tu método de transporte tan distinto. Después de todo, tu eras distintas. Tenías cosas que te diferenciaban de otros. A voluntad propia. A consciencia propia.

Finalmente, te encontraste ubicada, tras estacionar tu bicicleta en el aparcamiento de la universidad, en una especie de bar universitario que también servía como fuente de sodas, para momentos como este, el día, principalmente, teniendo el área exterior mucho mas "Amable" y menos "Siniestra" de lo que se vería en la noche. Muchas veces es cosa de percepción, ya que no hay demasiado cambio a nivel físico, sólo el "Sentimiento", que ahora lo deja ver como un simple lugar inocente donde se vende comida y donde viene la gente a pasar. Se encuentra justo frente a tu universidad, por lo cual tuviste que cruzar la calle para llegar.

A lo lejos, ves el nombre de tu facultad, y de la institución completa. Nokori Seito. Significa muchas cosas, pero principalmente, "Supervivencia", en el sentido del kanji leído, o legible. Sobrevivir es lo que Darwin explicó como fundamental para la vida, y como esencia de la vida, tanto en el tiempo que uno viva como en la eternidad, traspasando su existencia. Tales pensamientos se vacían cuando oyes los pasos del camarero llegando finalmente a tu lado, y entregándote los dos bollos de chocolate, abundantes en dicha sustancia, así como tu café con leche, humeante, que mostraba la disolución ocurrida dentro de la taza, exacta para una buena degustación.

Apenas comenzaste a probar tu primer sorbo, se fué desentrañando el hilo de los eventos. Todo comenzó con las dos cartas. Una de ellas, calipso, de un tono acido, pero a su vez "Cálido", extraña, pero hecha con mucha, mucha dedicación. Y la otra contrastante, sujeta por tu misma mano, por tus dos dedos entrepuestos, de color pastel, muy bella, pero no hecha, sino que mandada a hacer, preparada calculadoramente. Tal como el Yin y el Yang. Te preparas a abrirlas, al mismo tiempo, porque no es como si tus... Sentidos, ni normales, ni especiales, no pudieran hacerlo. Una mujer puede ver varias cosas al mismo tiempo, poseyendo una percepción expansiva, y en tu caso, no es nada menos que cierto, por no decir que absoluto. Una vez ambos sobres son abiertos con delicadeza, y sus contenidos son liberados, observas, y además Observas.

Al abrir la carta calipso, notas claramente como se desplaza hacia afuera, observando con tus ojos, no sólo bellos, y profundos, sino que además hábiles, todo lo que contiene esta carta. Tu Poder al usarla no se ha logrado activar... Pero ha sido suficiente, y más que suficiente tu propia, natural habilidad. Sientes de manera concisa el tacto que produce la carta al desplazarse hacia afuera. Observas el papel, forjado de manera... Manual. Sí, parte por parte, pieza por pieza, fué diseñado hasta quedar tan armónico que, al ojo experto incluso, es decir, el tuyo, pareciese un papel "Normal". Se notan pequeñas esquirlas colocadas encima de dicho papel para darle un brillo subliminal a la vista, de modo que estimulase aún más los sentidos, tus sentidos. Se trata de un papel claro, pero con esa "Sensación" inquietantemente agradable, la cual, aún conociendo el porqué de que ocurra, sigues sintiendo. Aquellas pequeñas, casi invisibles esquirlas de polvo colorido, el papel armado manualmente, y su interior, escrito casi como si cada trazo de tinta fuese... No, espera. Lo fué. O al menos, cada frase es hecha por un distinto periodo de tiempo. No tanto como con tinta distinta, pero si pudiendo notar tú que el remitente, el creador de la carta fué escribiendo frase por frase, dejando entre cada una que la tinta se secara primero, para que fuese perfecta. Sinceramente, es la locura mas grande que hayas visto... O al menos, visto en una carta de amor. Finalmente, su contenido hecho con una caligrafía también pequeña, pero visible, cómoda, y bastante personal, aunque a su vez respetuosa.

'¿Que es lo que realmente pretendo con esta carta?

Atar... Mi corazón... Junto al tuyo...

Llamar tu atención, hacer que tus ojos me miren...

Aún si no me conozcas, ni sepas quien soy...

Porque cautivado me encuentro, y lo estuve, desde que te contemplé por primera vez...

葉野途 リリトグ...

Quiero saber cómo tomar tu alma...

Y como poder entregarte la mía...

Si respuesta de tu parte obtengo...

Sólo un petalo de cerezo deja en el borde de tu casillero...

Tuyo siempre...

Aquel que te ama...'

Anónimo. Ausente de nombre alguno. Tu nombre, escrito en unos kanjis tan detallados que casi parecen vibrar por sí mismos, resalta en medio de la carta. Te fijas en el significado de tu apellido materno, o más bien, lo recuerdas. "Camino de campo de hojas". ¿Que significado podría ofrecérsele? Sea como sea, te haría falta tu Poder para saber quizá de que forma exacta fue trazada toda la carta, o que "Sentimientos" la imbuían, o al menos la forma física en que fué hecha, mas allá de todo lo que ya has notado. Sin duda, su contenido, puede ser visto de muchas formas, sólo tú siendo la jueza definitiva de dicho.

Luego, la otra carta. Tu observación, de nuevo normal de esta, no fué tan intensa como con la carta calipso de tu enamorado anónimo. Al mismo tiempo, no pudiste usar tampoco tu Poder en dicha, para lograr mirarla mas profundamente. Quizá tu propia mente, o realidad personal te decía que no era necesario, causando este resultado. Fuese como fuese, tus propios sentidos hicieron lo suyo, comenzando a observar.

Se trataba de una carta sumamente elegante. Un tono pastel en la hoja semejante al del sobre, una ausencia notable de sonido al deslizarse hacia afuera, demostrando pulcritud casi maniática, pero no innecesaria del papel y su pureza. Se trataba definitivamente de un material costoso y altamente selecto. Hasta recuerdas haberlo visto en alguno de tus paséos al centro, paséos aquellos en los que dejabas a medio público masculino babeando. Curiosamente, te fijabas que no había mucha gente ahora, que se fijase en... Tí. Siguiendo con la carta, notaste que tenía adornos alrededor, no exagerados, sino exactos. Aquel que los hizo, supones, debe tener un conocimiento íntimo de Antropología, o Sociología, tal como tú. Todo un experto, sin duda. Alguien con empatía para saber exactamente lo que una mujer quiere, llegandote de manera suave y sutil, y no quizá... ¿Abrumadora? Como el posiblemente exagerado esfuerzo del Otro joven anónimo. Se notaba un texto mandado a hacer, pero bastante cómod a la lectura, además de formal, y menos... Personal que el del joven anónimo de la carta calipso. Justamente eso, ausencia de persona, aun en presencia de la misma, puesta en la carta misma. Una paradoja interesante. Proseguiste a leer su contenido.

'Querida Hanoto-san...

Mi gusto es, poder llamar su atención, teniendo en cuenta que sea usted la que está leyendo esta carta. He de decir, como inicio del mensaje, que su aspecto es, todos los días, y a todos tiempos, maravilloso. Su belleza sin igual sin duda me hace dudar de mi estoicismo y autocontrol natural, determinando al final el envío de esta carta, en pos de vuestra atención.

Fuese como fuese, ahora que ya nos estamos comunicando, aún sea a distancia, y de manera inerte, permítame decirle que mis intenciones con usted son tal cual las piensa, pero sin pasar a extremos incorrectos, por mucho que mis deseos mas... Primordiales así lo anhelen. Siendo sincero, pienso, efectivamente, ganarme su aprecio, y agrado, personal, como pasional, pero también considero respetarla en todo momento...

Yendo más al meollo del asunto, me gustaría reunirme con usted, si es posible, para una posible primera cita, o cita preeliminar, en pos de conocernos mejor, en pos de intimar, o iniciar a intimar. Me sometería a cualquier condición que tuviese usted, siempre dentro de lo lógicamente aceptable. Por lo demás, no tengo problemas, como un caballero, en aceptar sus peticiones.

Sin más, espero su respuesta, y su potencial aceptación. Siendo un beso mi despedida, suave, sobre el reverso de su mano, delicada y sensual, aguardo su decidir final.

Atento, y ansioso...

Fujiwara, de Nagatenjouki'

Nagatenjouki... Te suena.

Sí, claro que te suena.

No es nada menos que la Universidad a la que pretendes ir a estudiar Psicología.

Fujiwara... Fujiwara... Sólo ha dejado su apellido. No tan enigmático como el joven anónimo de la carta calipso, pero si misterioso, mostrándose interesante. Si te ha dicho su institución así como su apellido, podrás saber de él lo suficiente. Quizá como una prueba para ver si te interesas tú también, y no sólo el. Sin duda un tipo hábil en los asuntos sociales, que te hace explotar todos tus análisis propios del campo Sociológico.

Finalmente, como añadido, a medida que ya llevas la mitad de tu cafe, y te has comido el primer bollo, comenzando con el segundo, que están bastante ricos, por ser los primeros de la mañana, y estar siendo comidos en el ambiente de la misma mañana, fenómeno psicosocial ya científicamente comprobado, ves otra cosa más, y una última en este panorama inicial.

Un joven, alto, bien parecido, de pelos castaños oscuros, como un barniz suave, como el color de la madera pura expuesta ante el claroscuro, delgado, y de buenos rasgos, posiblemente en parte extranjeros, tal como los tuyos, repartiendo una especie de entrevista, de manera bastante poco preocupada. Su atractivo cautiva sutilmente tus propios receptores químicos internos, aunque no lo suficiente, obviamente, para "Sublimar" tu voluntad. Parece algo aburrido, aunque no escatima en repartir aquellos papeles, que parecen interesarle a aquellos que los ven, para luego rellenarlos con un lapiz que el mismo ofrece, y luego entregárselos de vuelta al mismo joven, quien los guarda al final del montón. Ya son las 9:20, con lo que te has tomado entre comer, y ver las cartas. Aún te quedan 10 minutos, y sabes que llegar temprano es visto algo extraño, y siempre llegar puntual para tí, exactísimamente puntual, causa una mejor impresión en todos, en muchos, muchos sentidos...

¿Que hacer, que pensar?

Sólo tu lo puedes decidir.

Era extraño que en mi almorzar ningún chico se hubiese acercado a impedir una comida tranquila. No me hacia falta seguir curioseando en esas dos cartas. Tampoco entendía como me había llegado a levantar de aburrida, que hasta le dedique parte de mi tiempo a estas. Así que decididamente las guarde en la mochila. Tirar las cosas que han sido regaladas de cualquier manera podría traerme algún que otro disgusto. Mientras terminaba mi segundo bollito seguí observando a ese joven. Era curioso como se le veía que no era lo suyo estar repartiendo papelitos entre los estudiantes. Al acabar el café dejé dentro, la servilleta usada para quitarme el típico marroncillo feo de los labios. Al levantarme para dirigirme a pagar el apetecible tentempié matinal, tuve que retocarme la falda. Ciertamente podía llegar a ser incomodo ir en bicicleta vestida así, pero la comodidad del abrigo hace que sea más fácil. De alguna manera, a lo largo del día solía estar pendiente de si hacia viento, pasaba por encima de una alcantarilla de un parking o hasta por la calle cuando hay tanta gente apegada.

Al guardarme el cambio y recolocar el monedero dentro de la bolsa, pensé en que 10 minutos en llegar hasta la universidad de psicología para ser puntual... debería ser corriendo. Mi afición del ejercicio llegaba hasta ir en bicicleta, no correr como una incivilizada por el campus.

Siempre podía decir que no encontraba el lugar. Que había mucha cola al ir a buscar el almuerzo. Puede que hasta podría decir que se me salio la cadena de la bici... ¿Pero se creerían que nadie me ayudaría a arreglar en un momento mi vehiculo? Sinceramente, ni yo me lo creía. Que empezaba con mal pie... quizás si. Pero hay más días que panes pensé entre risas. Con esto unos chicos habían arrojado sin querer encima del acérrimo repartidor, uno de los recipientes llenos de café. La bandeja se balanceo con los demás vasos debatiéndose por llegar a caer. La suerte no fue tan desafortunada para él porque el chico algo rellenito para mi gusto tubo la gran idea de dejarla en la primera mesa que vio. Mucha gente empezó a reír. Lo que me pareció algo descarado por su parte. Me giré para terminar de pensar en mis cosas mientras esperaba que el paso hacia la salida fuese menos concurrido debido al “accidente”.  

Por ese motivo volví a pensar en ese papel que repartía. Me fascino el interés con el que la gente rellenaba esos formularios. Siempre con una sonrisa al recibir el lápiz de ese chico... Y ahora estaba allí de pie con la camiseta manchada de ese líquido nada atractivo. ¿Seguiría con su trabajo? La gente se fue esparciendo siguiendo con sus rutinas. Así que pensándolo mejor me dirigí hacia él. Me extraño que la gente no pidiera información sobre el tema en cuestión antes de rellenarlo. ¿Quizás seria para apuntarse en alguna fiesta? Pero al ser así, el muchacho se lo tomaría con más ganas y no estaría en una cafetería llena de estudiantes medio dormidos y a su manera “revolucionados” a las horas que estábamos.

Me acerqué, se le veía algo tenso y no era de extrañar. Podían ser por tantos motivos… El caso es que le pregunté si estaba bien para proseguir a curiosear sobre de que se trataba la información que repartía. ¿De qué trataría? Podía ser una forma distinta de entrar algo más en la vida rutinaria de la universidad. Me quedé frente a él, jugando con la punta del pie izquierdo encima del ya casi seco suelo del bar. Esperando una respuesta me cuestioné si seria necesario tener que llegar tarde por un simple cuestionario.

Ya seria más tarde que llegaría en la universidad... ¿alguna excusa mostrando algo de preocupación serian suficientes para pasar el mal trago? Me pregunte por mis adentros. 

Fuiste así, donde aquel joven. Parecía algo cansado, sin duda. Y su estatura le hacía resaltar aún peor después de la pequeña circunstancia que le afectó. Parece sin duda hastiado, aunque mostrando suficiente autocontrol para no parecer directamente cabreado. Le logras oir suspirar de manera audible, cerrando sus ojos al hacerlo. Posteriormente, vuelve a su postura erguida, dejando así que su pelo corto y claro ondeé contra el viento mientras su traje, manchado, pero bien sujeto a su cuerpo se mantenga perenne e inmóvil a pesar del extraño clima.

Llegaron entonces, tus palabras, a él. Parpadeó un par de veces, bastante curioso, al haberte mirado. Además, notas que es posiblemente unos de los pocos machos vivos y conscientes capaces de no sonrojarse, sentirse "Estimulados", o reaccionar de manera nerviosa en cualquier tipo ante tu mera presencia, y más aún teniendo en cuenta que te has acercado. Sólamente hace un poco la cabeza hacia atrás como signo de sorpresa debido a tu súbita manifestación, para luego responderte, llevando consigo los interrogatorios intactos, distinto de sus ropajes.

- Umm... Sí. Supongo. Nada que no pueda arreglarse realmente...

Tras decir eso, vuelve a cerrar sus ojos, como en un gesto de resignación inevitable, a lo que luego, por fin parece estar completamente listo para explicarte, y mostrarte de que va el cuestionario, o entrevista, o lo que sea que tiene en sus manos y reparte con tanto éxito a pesar de su posición espacial y temporal. Alcanzas a ver como se mueve su mano, mostrando algo blanco, y con muchos adornos, diseñado de manera hermosa, y conservadora...

Porque después, no ves nada más.

Oscuridad.

Sí, algo que sí era posible, para una persona capaz de Superar sus propios Sentidos.

Para Alguien que es capaz de Absorber la Verdad de toda una habitación, sin mínimo detalle alguno perdido.

Por primera vez en mucho tiempo, desde que obtuviste tu poder, hace un tiempo ya, sientes eso, la sensación de oscuridad.

Sientes la ceguera, la ausencia de sentidos. Algo irónico, y que debería ser imposible en tí, y de hecho lo es.

Tu Poder se activa por sí mismo mientras estuviste inconsciente.

Lograste sentir varias cosas, mientras eras llevada.

Asfalto...

Arena...

Metal...

Árboles...

Y una distancia aproximada de 300 metros.

Finalmente, te empezaste a despertar.

Atada, de manos, y piernas, tus hermosas piernas, mas bien los tobillos, y las rodillas.

Anulada, completamente, al menos en el asunto de desplazamiento general, imposibilitada de pararte, o caminar.

Podías mover la cabeza, como mucho, y era todo. Al parecer habías sido sedada muscularmente con algo.

Y además, notas que a tu lado, está nadie menos, que el jovencito alto.

También atado, y anulado móvilmente.

Ambos hais sido supresos de forma experta, o al menos, suficientemente hábil.

Os encontráis en una bodega, por dentro, un almacen vacío, y metálico, que da la mejor idea de la situación en la que estáis.

Un secuestro.

Un. Jodido. Secuestro.

Si el jovencito este trajo mala suerte a sí mismo con el café, supones que acercártele fué una mala idea, porque eso...

Sí que es mala suerte.

Pensar así podría ser mala onda, por otra parte.

Aquel lugar donde estáis, mide exactamente 5 metros de ancho por 10 metros de largo.

Al frente de vosotros, una vez que despertáis, miráis.

A un sujeto.

Usando una máscara.

Una máscara no gruesa, pero tampoco frágil, y que tiene unos cuernos, como un híbrido entre máscara de teatro, y la clásica calavera de antílope que aparece en varios medios y referencias.

Temible, teóricamente al menos, sin duda. Ya que sus ropajes bajo su cuello son normales, de calle.

No es siquiera muy fuerte visiblemente como para haberos raptado a los dos de una, sino que más bien es flaco. Dirías que hasta demasiado flaco.

A su lado, lleva algo, una herramienta, una deliciosa llave de tuercas.

Miedo daría, además de su máscara, pero, notas que el Joven a tu lado, que repartía papeles, suspira.

- Menuda mala suerte... Tsk, me pasa por tomar un trabajo para esos estirados...

Sólo es eso, lo único que dice.

Por otra parte, tu misma...

Te sientes valiente. No parece ofrecerte ningún miedo extra, aunque tampoco te alcanza para sentir temeridad.

Suficiente es, para sentirte completamente tranquila. Eres una mujer fuerte, y tras lo de tu Padre, sin duda esto no es tanto.

Ambos son mirados por el Secuestrador, que espera, al parecer, a que habléis...

Mientras, en aquel silencio sepulcral, recuerdas lo Sentido durante el viaje en el que os llevaban hasta aquí.

¿Donde podrían estar?

Una idea te haces, pero segura no estás, ni comunicación tienes con el exterior, sólo, con tu nuevo compañero.

Aquel joven, de papeles, repartidor. 

El efecto de estar inmobilizada en un lugar totalmente ajeno a mis planes e asuntos hacían sentirme molesta. El mismo tiempo pasaba a formar parte de mis pensamientos. Como mis pasos hacía ese repartidor alteraron mis atenciones a intentar apuntarme en la universidad. Tanto empeño anteriormente en automotibarme a no ofuscarme por no ser puntual en mi primer dia de clases y pasar a revisar la inscripcion en la facultad de psicologian, los vi reducidos a un secuestro.

Miré mi entorno intentando encontrar cualquier tipo de detalle para saber como era la sala donde estabamos apresados. Algun olor, algun ruido sospechoso… despertarian en mi las ganas de interpretar ese desastre…  Entendia que mi sensualidad podria ser un problema en las obsesiones de cualquier chico con algun trastorno compulsibo. Pero eso era extremado. Añadia el hecho de que mi tio era alguien con reconocimiento en la ciudad. Retenerme así podria ser motivo suficiente como para obtener las quizá solicitudes impuestas.

Por otro lado, no ir a mi primer día de clases supondría no estar marcada en las primeras listas de asistencia. Mi apellido no pasaba desapercibido…  Dudaba que fuera una novatada por parte de algun grupo de estudiantes, por lo que la mascara de ese individuo me hizo pensar en alguien perturbado y discreto.

Recordé que en el bar antés de pedirle información a ese joven despreocupado hasta estando “secuestrado”, yo llevaba mi bolso. Eso significaba haber perdido todo lo que poseia el primer dia en que empezaba otra etapa en mi vida. Mi suerte no podia caer más bajo.  Por no decir que estaba en una maldita cafeteria… ¿Como podrian habernos sacado de allí sin que nadie se percatará de nada? Evidentemente no parecia muy llena, pero eso no quitaba que dos clientes salieran cedados del local. A parte no podía creer que nadie viera ni alertó la atención del individuo o individuos que lo hicieron.  Encima tampoco habia visto que tipo de información había en la papeleta tan bien adornada. Movi la cabeza para ver si encontraba mi bolso… pero era evidente que seria dificil puesto a que mi visibilidad estando atada de ese modo era reducida.

Sentí la necesidad de hablar con el chico no sin antés mirar la silueta del secuestrador. Queria saber que complección podria tener. Me seria de utilidad para identificar alguna referencia sobre él. Podria tener algun simbolo en su chaqueta o alguna joya o tatuaje del cual más adelante serviria para investigar. De todos modos, mi lenta respiración y mi calma sucedieron a que se viera en mi expresion un claro sentimiento de frialdad ante tal situación subrealista. Con voz alta y clara me dirigi al repartidor… Perfecto chico, ¿en que carajos me has metido?  ¿siempre tienes tan buena suerte?

A tu alrededor...

Nada.

Sencillamente, una habitación pulcrísima. Tenía oxidación, sí, y no estaba en el estado que un laboratorio de esos de alta seguridad que había sobretodo en esta ciudad, pero sin duda era un lugar que había sido pulcramente preparada por este secuestrador. Sospecharías que algo así como un "Punto preparado" por él. No hay nada que resalte, todo está indudablemente vacío, limpio incluso, como podrías notar. Lo único que resalta un poquito, es arriba, el techo, que parece haber sido víctima de algun tipo de impacto, o semejante, o quizá simplemente se encuentre en un poco de mal estado. Se encuentra sin embargo a bastante distancia, unos 4 o 5 metros de altura al menos, por lo que tratar de "Quebrarlo", o algo, no es taréa fácil, más que nada por alcanzarlo primero, aún con el joven alto que tienes a tu lado, viendo que no hay cajas, ni nada que pueda ayudar a dicho cometido.

Siguiente, en tu observar, se encuentra tu bolso. ¿Donde podría estar tu bolso? Piensas que una opción lógica es: Fuera del lugar. Sin embargo, te fijas mejor, y logras notar, a la izquierda, y al fondo, en la pared de una de las esquinas de la habitación, una línea sutilmente cubierta, que termina por formar una especie de tapa, cubriendo una especie de depósito, no muy grande, como lo que sería un casillero, o un "Túnel de la basura" que existe en los pasillos de edificios departamentales, bien oculto, pero que tus ojos capaces han logrado diferenciar. Ahí, y específicamente ahí, tiene que encontrarse tu bolso. Algo te lo dice. Si se trata de un sujeto neurótico y controlador, querrá tenerlo cerca. Quizá ahí también se encuentren las cosas del Joven repartidor. Sin embargo, está lejos. Según tu posición actual, está a unos 6 metros diagonales de tu posición, de vuestra posición actual, que se ubica un poco tirado hacia la derecha de la habitación, mirando desde la orientación de la entrada, atrás tuyo.

Finalmente, te fijas en el Secuestrador como tal. Su ropaje... No ayuda en nada. Sus pantalones, son unos jeans que no están ni nuevos, ni desgastados, con jirones, ni nada. Más bien parecen precisamente lavados, y cuidados, aún estando poco cuidados, en una paradoja auténticamente neutralizando. Se encuentran puestos justo sobre sus piernas, sin indicar ninguna actitud o postura preferencial, o incluso para alguna función, de su ropa (Como por ejemplo, ocultar cuchillas, u objetos en las hebras del jean). Luego, su polera, puesta directamente sobre su tórax, volviendo a hacerte ver lo que ya viste, que era flaco, que es lo suficientemente flaco. Quizá come poco, quizá come bien, o quizá ambas. Se trata de una polera simple, verde, con una línea amarilla de menos de un centímetro que rodea transversalmente el sector inmediatamente superior a donde se posa su ombligo. También tenía un nivel de uso medio, preciso. Finalmente, su chaqueta, de color oliva, desgastada en algunas pequeñas partes, y nada más. No tenía ningún colgante, ni parche, ni marcas de haber poseído algún parche. Sólamente se encontraba posicionada alrededor de su polera, cubriéndolo parcialmente. Una vez más, el mismo patrón de uso, de gasto. Al parecer, este tipo tenía claramente medido lo que usaría, y tiene estas ropas como "Previamente dispuestas" a ser las que usará en estas "Misiones" específicas. Lo único que tiene que pueda decir algo, u ocultarlo, son bolsillos en su chaqueta, varios.

Finalmente, tus palabras hacia tu compañero en el hecho de ser una víctima. Joven repartidor-san. Se encontraba tan molesto como tú, y tan calmado como tú. Hacían una buena pareja. Aquel hombre con máscara os miraba fijamente, o más bien, se encontraba posicionado firme, frente a vosotros, con la llave pesada, y gorda, así como metálica, en su mano derecha, colgando diagonalmente. Oíste, en un manifiesto de sonido, que irrumpió el silencio, su respuesta hacia tus palabras, mientras te miraba a los ojos, con un gesto hastiado, generalizado, no necesariamente dirigido hacia tí.

Joven repartidor - Al parecer sí... Sobretodo cuando chicas lindas, pelirrojas, y curiosas, están involucradas... ¡Como tú! ¡Sí, como tú! ¡Aaaaaaargh!

Se movió, en un gesto que sospechabas, por el movimiento de sus hombros y manos, como que intentaría sujetarse la cabeza, o el pelo con los dedos, para tirárselo en desesperación, pero que no le salía, resultando en un ridículo, y, quizá chistoso vaivén de su cuerpo como si fuese una pelota, una esfera sin dirección. Finalmente, tras el agotamiento de tal gesto, te miró de vuelta, y luego, de reojo, al Secuestrador. Se puso mas serio, hablándote sobre dicho, en un cambio total de ánimo situacional y personal.

Joven repartidor - Fíjate bien, pelirroja-san... No se ha movido. Sabe que no le tenemos miedo, no como él esperaría, y sólo se queda esperando, paciente, a que nos pongamos nerviosos con el tiempo. Sin duda es alguien que sabe... Que tal sí...

Y entonces, pensó en en susurrarte. Si se inclinaba mucho hacia tí, sabía que podría obtener una reacción del Secuestrador, por lo que entonces, logró susurrarte, moviendo los labios de forma maéstrica, y así haciendo que lo oyeras, sin que, suponiblemente, el Secuestrador se diese cuenta. Tu pudiste notar que dicho, no lograba escuchar lo que Repartidor-san te decía, dado a que el movimiento de sus piernas, y sus brazos, aún si cubiertos tácticamente por ropas, así como su cuello, no cambiaba, o no reaccionaba al oir algo importante. Sabía que susurrábais, pero no sabía del todo qué susurrábais.

Joven repartidor - Tiene que ser un Psíquico. Un usuario de poderes. Al menos un... Nivel 2, por lo que calculo. Me arriesgo a decir que un Nivel 3 incluso. Si es el caso, no se esperará de mi algo como valentía, o coraje. No estoy tan templado como tú, niña extraña, pero si analizo correctamente, podría lograr algo. No por algo me apodan Shizuo...

Fué entonces, cuando le "Habló" al Secuestrador, más bien haciendo un sonido con su mandíbula para llamar la atención del Secuestrador. Tras dicha "Distracción", lo que haría, sería tirarse temerariamente, poniendo la cabeza en el piso, y en parte su torso superior, para dar una patada, hacia arriba, a la cabeza del Secuestrador, con una notable velocidad...

Sólo para ser detenido, por un, no impoluto, sino que afectado, pero ágil de movimientos Secuestrador, que le empujaría por el mismo pié que Repartidor-kun lanzó hacia él, para hacerle caer, de manera simple. No parecía haberle dañado mucho a Repartidor-kun... No demasiado al menos. Miró luego, sin haberse movido de su posición, pero si habiendo subido un poco su presión arterial, por lo notorio de sus arterias del cuello, hacia donde estabas.

Aquel que decía ser apodado "Shizuo", tu compañero de pelos claros, castaños, mechones cortos, estatura alta, cuerpo sedentario pero flaco, debido a dicha estatura, y mala suerte, miró de costado, aún en su pose de caído, buscando re-arrastrarse y posicionarse donde estábais. No era un mal plan, pero su "Gafe"-ismo lo jodió. Aún, nada hacía, el Secuestrador, excepto contemplaros. Por ahora.

Tratas de recordar, como asunto aparte, el papel tan bien adornado, pero nada. Nada. Tu memoria se ofusca, se contráe. ¿Quizá el valor inicial se te está yendo? ¿Se te apaga, poco a poco el coraje, por los nervios, por el fallo y mala suerte del Joven repartidor, por la espera, paciencia del Secuestrador? No sabías, pero empezaba a molestar más, y no sólo molestar medianamente. Haciendo algo de lógica, piensas que... Si es un Esper, tal como te dijo tu compañero de secuestro, entonces... Su poder tuvo que darle la chance de poder raptaros con facilidad. Sobretodo si es un nivel avanzado.

Opciones hay... ¿Pero explotarlas hay que saber?

Las primeras palabras de ese joven, me dejaron atonita, mirandolo de igual manera. Sus bruscos movimientos, su grito, el tipico comentario de hombre hacía mí... era una situación imprevisible. Ese chico lo era. No pude evitar volver a mirar al sujeto de delantre nuestro. Antés del intento frustrado de dar una patada al secuestrador, pensé en que podria ser un nivel 2... un psiquico... Demasiadas cosas extrañas como para determinar en ese momento su verdadera importancia, al ver como el chico se venia a mi rehuiendo del hombre que nos apresaba.
No me sentia lo suficientemente tranquila en esa posición y menos en cuando ví la habilidad con la que pudo resistir el impulso del joven, inciso que me sorprendio. Tanto que me recline, subiendo el torso hacía adelante mientras intentaba mover las piernas que para aún estando atada, volvia a sentir su presencia. Sentí mis cabellos recorrer mi espalda al mismo tiempo que el jersey se deslizó junto al mobimiento dejando mi hombro timidamente al descubierto. En cuanto el chico se canso de hacer el tonto, con su efusividad dejé de mirar al secuestrador para prestarle algo de atención. Era como si quisiera mostrar una ilusión de nerviosismo anté el secuestrador, un acto reflejo para pensar en qué hacer... ¿Se burlaba de nuestra posicion de reclusión? Además, estar involucrada ¿en qué?... eso era otra tonteria del repartidor, el suertudo, la última persona que vi, después de despertarme en este antro.

Aún no podía creerme como mi atención se centro en el secuestrador. La mascara escondia su real personalidad. Esa parte que me hacía reflexionar. ¡Un hombre que cubria sus emociones para yo que sabía qué! Me indignaba la situación a la vez que me desconcertaba. Por lo que antes de mediar palabra miré a mi alrededor con una especial tranquilidad para luego cerrar unos instantes los ojos e intentar atar alguna imperfección. Algun detalle que hiciera menos confuso todo ese rocambolesco hecho. Había de haber un minimo margen de error, como muy bien supe el día en que acabe de confirmar que mi padre era infiel. Esa manera de mentir a mi madre, sus gestos que llevaban a convertir la realidad en una invención... Esa mirada discordante a sus palabras, junto a su cambio de tonalidad de voz... Ese leve recuerdo impulso en mi una rabia, al pensar que me sentia igual de presa junto a lo desconocido y peligroso de estar delante de algo que no comprendia.

En decimas de segundos, quizás algo más, sabíendo que en abrir los ojos solamente estaría alerta a los actos de ese individuo. Para poder esquibar algun ataque de locura, pudiendo ser también un reflejo para protejerme de esa condición, estar atada. Por lo que esa postura vigilante hizó prestar una especial concentración hacía un sujeto que me producía ya a esas alturas, curiosidad. Tal vez en ese momento cambio un aspecto en mi, la seguridad tanto en mis palabras como en mi mirar. Una inspección hacía él, justo en sus ojos; esa parte que reflectia tanto los deseos y los primeros cambios de actitud.  Interesante estrategia, secuestrarnos en un sitio publico para llebarnos al lado mismo de donde nos apresaste... -negé con la cabeza con ironia al igual que mi tono de voz, sin dejarle de mirar . Si quieres hacernos algo, hazlo rapido. Has sido perfecto en todos tus actos a excepcion de uno... no conocer a tus victimas. Quizá no tengas mucho más tiempo...

Quizás por todo lo que dependia recordé a mi tio. Como aún no sabía nada de él al haberme ido de casa tan deprisa. También por entender que estaría ya de camino a la universidad.... Por eso continué hablandole con un tono irritado y igual de seguro. Con la posición alertada y sensual al estar atada de esa manera. Hoy era mi primer día en la universidad, del cual se pasa lista para conocer a los nuevos miembros. Lugar dónde trabaja mi tio el cual sabe de mi costumbre en la puntualidad.  Seguramente a la hora de cenar ya estaré en casa, lástima que tendré que recuperar los primeros apuntes... 

"Aquello que no es conocido, es lo que más miedo debe infundir..."

Fueron esas, las palabras de un científico prominente, desconocido a pesar de todo, hábil, pero no reconocido, citando tanto a Planck, como a Schrodinger. Y aquella, era la situación que te caracterizaba en aquel momento, que te aquejaba completamente. Un intento forzoso por parte de Repartidor-Suertudo-kun para romper la Caja, o Abrirla, resultó en un fracaso, ya que esta Caja de Schrodinger tenía púas, y más aún, un Poder, nacido de su propia Realidad Personal. O al menos, era muy posible que lo tuviera. Además, cubierto por una máscara estaba, que le hacía aún más lleno de incertidumbre, de posibilidad.

Oculto. A plena vista.

Torció su rostro "Shizuo", Repartidor-kun, mostrándose molesto, cabreado. Quizá la adrenalina de su intento le impedía manifestarse acojonado, pero a su vez era peligroso. Afilar los bordes significaba poder cortarse a sí mismo. Alterar su estado le daba, sí, chances de logro accional, pero también riesgo consecuencial por el fallo.

Fallo. ¿Que rango tiene de fallo este tipo?

Pudiste entonces concentrarse. Algo tenías que buscar. ¡Algo tenías que poder encontrar! Y lo hiciste. Apenas cerraste los ojos, estando en esa sexy pose de secuestrada casi cliché, pero a tu vez siendo única, tú misma, lograste, por fin, activar tu poder, no como con las Cartas de Amor. Quizá estar sometida bajo presión ayudó, haciendo que también empezases a sacar tu propio filo, alterando poco a poco tu estado, arriesgándote. Además, ser única, y con tu Propia Realidad, hizo que no sólo tuvieras ese poder, sino que, en ese momento, te pudiese ayudar.

Al extender tus sentidos, te pudiste sentir de un modo extraño. ¿Que era? Era como si no fueses tú, pero sin dejar de ser tú misma. Era como si tu cuerpo dejase de ser sólo esa figura deseable por hombres, anatómicamente hermosa, para volverse la extensión rectangular de la habitación, en un modo abstracto, pero a su vez muy físico, casi tangible, pero sin serlo. Te diste cuenta de tres cosas:

Primero. Todo el lugar está sumamente poco movido. Casi puedes "Oir" los electrones, y la oxidación moviéndose lento, muy lento, sin ningún estímulo. Puedes escuchar, sí, literalmente, el choque entre placas y placas de metal, forjadas, soldadas en algún momento del pasado, aún rechinando por ecos previos. Al final, esto concluye en una cosa... Que este lugar ha estado abandonado por una cantidad insondable de tiempo. Quizá semanas, meses incluso, ignorado por otros. Si fueses algo más emocional, dirías que puedes "Palpar" su "Soledad", pero es algo abstracto, y de "Menor" importancia en ese momento. Fuese como fuese, sientes que el edificio, molecular y físicamente reacciona al Secuestrador, de modo que es él el único que se ha acercado a este lugar, en todo este tiempo de abandono al edificio.

Segundo. Todo el lugar tiene una estructura homogénea. No ha sido alterado en ningún momento. Ni siquiera por fuera. Aquello te hace inducir que, sin extenderte hacia el exterior, este lugar está en un espacio apartado, o más bien, en un área del Sector en donde no fuese tomado en cuenta. Un lugar estratégicamente apartado de la vista, de modo que todos los ángulos desde donde se le pudiese mirar desde afuera, fuesen "Ignorables" por las personas que le viesen. Todo un asunto táctico, y meramente terrenal, casi geográfico incluso, pensado por el Secuestrador. Tiene que ser su "Base Principal", o de las principales al menos.

Tercero, y último. Tras analizar los dos aspectos previos, producto de la actividad de tu cerebro, obtienes el aspecto definitivo. Anomalía absoluta de este lugar. No hay una posición de aire, si, de oxígeno, y gases, coherente para la forma en que están. ¿Qué? ¿Qué sentido tiene? Pues no lo sabes. O al menos, no por mero razonamiento inconsciente. Pero sí, el aire, está mal posicionado, distribuído de manera irreal, sin que sobre, ni falte, pero si puesto de un modo que no hace ningún sentido a tus sentidos, juego de palabras aparte. Tan simple como eso, "Simple".

Por otro lado, buscas enfocarte en él...

Y obtienes resultados. Muy difíciles de procesar, pero reales. Hay algo en este Sujeto, Secuestrador, que no tiene ningún sentido. No es intocable, está nervioso, molesto por no verlos reaccionar. Podrías identificar fácilmente los signos de un sadista reprimido clásico. O más bien de alguien que quiere lograr resultados, y que se ennerva al no obtenerlos como deséa. Tal como un niño que no disfruta el modo en que se juega. Sin embargo te cuesta saber más por... ¿Porqué? Algo. Algo anda mal en él. Y crées que no es sólo su conducta, si no su cuerpo... Su ser.

Finalmente, hablas, provocadora, en el "Peor" sentido de la palabra, incitadora de la psique ajena.

Pero el Secuestrador sigue sin reaccionar. Ni un poco. No se mueve. ¿Que rayos? No tiene sentido. Pensaste por un minuto que iba a decir "No creas que no os conozco...", pero no. Nada. Un silencio molesto. ¡Molestísimo! Y por otro lado, que siga sin casi moverse. Sin casi emitir algo, sólo sujetando ella llave dura y maciza.

Y entonces, mencionas el Tiempo. "Quizá no tengas tiempo", le has dicho, pero eres tú la que no lo tiene. Ya quedan minutos, menos de 5, quizá 3, o 2, para que empiece, oficialmente, la clase de Psicología. Suponiendo que se puedan demorar unos cuantos minutos en que llegue el profesor, sería algo más... Pero no. Sabes que esa Universidad, Nagatenjouki, era tradicional. No se demorarían. No alcanza a dar para que manifiestes tu cabréo, instintivamente, pero tu interior es consciente de esto.

Aún así... No hay cambio que no ocurra sin una chispa. O chispa que no produzca cambios. ¡Algo ocurre!

Tu compañero, Suertudo-kun, se mueve, de lado, como una oruga, dando una patada que al girar casi te raja el vestido por su intensidad. Moviéndose cual break dancer por el piso, deslizante, logra impactar contra... Algo. A su lado izquierdo, y más a la izquierda tuya. ¿A qué esta atacando...? ¿No que el Secuestrador está al frente...? Notas que al pasar la pierna de Suertudo-kun al girar, cerca del Secuestrador que está a frontal, no se mueve, o más bien, algo le pasa, algo difícil de discernir, sí, aún a una observadora como tú. Luego, al pegar a su izquierda, Suertudo-kun...

Pega. Pega al aire, de modo que causa un sonido en medio del vacío.

Ahora entiendes todo. Te hace sentido, antes de que, tras pegar, Suertudo/Repartidor-kun trate de explicártelo. Primero que nada, el aire estaba movido de forma "Incorrecta" dentro del espacio determinado. Segundo, el Secuestrador frente a ustedes, no hacía ningún movimiento. Finalmente, esto te lleva a una conclusión que Suertudo-kun grita al lado tuyo, medio caído, y aún atado, mirando hacia tu cara, echado en el piso.

- ¡Maldito sea, es una jodida ilusión! ¡Nunca estuvo ahí!

Apenas lo dice, te mira el hombro que quedó algo descubierto por tu movimiento elevatorio leve, que desplazó tu camisa hacia abajo y tu cabello. Apartó rápidamente la mirada, tratando de evitar un sonrojo obvio, para luego mirar hacia donde dedujo, todo este tiempo que analizabas y manipulabas al Secuestrador, sonoramente, que estaba dicho. Apenas mira, pasan unos dos o tres segundos, y se forma una... Alteración en el aire.

Una figura borrosa, como de sombras que se hacen manifiestas, seguidas de distorsión lumínica, en la que el Secuestrador real aparece, llevando la Llave de Tuercas, notándose nervioso, respirando algo agitado, y teniendo una patada no muy bien impactada, pero si real, en su tobillo izquierdo, producto del ataque de Suertudo-kun. Aquel que era el Secuestrador ilusorio, al frente de ustedes, deja de estar ahí. Suertudo antes de pensar en nada, se impulsa a lo "Gusanito", usando su espalda y columba vertebral como resorte, pegado al piso, incómodamente, en pos de lanzarse con ambas piernas hacia el Secuestrador.

Aquel que llevaba la Máscara de Chivo, o Demonio, logró poner sus manos hacia el frente. ¿Detendría la patada de Suertudo-kun como si nada, de nuevo, del mismo modo? No. Antes de atacar, Suertudo/Repartidor-kun miró hacia tí, y tus ojos, porque dichos, tus ojos, miraron al Secuestrador de manera intuitiva, producto del Análisis previo que hiciste de dicho con tu Poder. No percibiste a la Ilusión a la que estabas Apuntando, pero si al Ser que estaba Oculto por sus Ilusiones, expandiendo y luego especificando los Sentidos. Aquello hizo que tus ojos apuntaran, y que al Suertudín Repartidor ayudaran. Tras mirar tus ojos y guiarse por el movimiento de ellos, creíste verlo sonreir.

Lanzóse hacia el Secuestrador, y le empujó, pegándole en el estómago, por muy poco. Alcanzó el Secuestrador a sujetarle los tobillos, y trató de lanzarlo hacia abajo, para hacer que su cabeza chocara contra el piso. Sin embargo, Suertudo-san sonrió más ampliamente, al ocurrir esto.

Al estar siendo casi lanzado hacia abajo como el gusano que parecía emular, logró girarse, de modo que pegó una patada lateral hacia la cara del Secuestrador. Tal, logró echarla hacia atrás, evadiendo tal zapatazo del no pequeño pie de Suertudo-kun. Sin embargo... Una pequeña cantidad de suciedad del piso quedó en su nariz, la cual el Secuestrador no pareció querer evadir. Tras eso, se echó hacia atrás, sobándose la nariz con una mano, la que no sujetaba la Llave. "Miró" a Ambos, o parecía hacerlo, y su gesto parecía preparado.

A tu lado, el Suertudo, caído de lado, sin haberse golpeado en su cabeza, pero sí en su hombro, que parecía inflamado, te sonrió de nuevo, susurrando en voz baja algo. Algo que no decía nada, lo sabías, lo notabas, aún sin estar tu Poder activado constantemente. Lo que verdaderamente quería decirte, era con sus ojos, que apuntaban a la nariz ensuciada del Secuestrador.

Ahora que había ensuciado al tipo, no podría Ocultarse con sus Ilusiones Ópticas. Aún si se sacara la suciedad, cosa que parecía haber hecho al tocarse la nariz, siempre quedaría un rastro a nivel molecular, rastro que con enfoque y concentración tú podrías detectar.

Al parecer, Suertudo-kun era bastante recursivo, para su propia condición de pésimo azar.

Ahora, sólo os quedaba actuar. Minutos quedaban, y cada segundo contaba...