Partida Rol por web

Knight escuchaba las respuestas del profesor mientras observaba las luces. Al menos media docena se movían hacia el camino. Pero eso no indicaba que fueran exactamente seis individuos. Estaba claro que varios podían compartir luz. Un cálculo matemático que estaba lejos de tranquilizar al informático.
 

Desde la parte de arriba, Todd miraba la luz del faro como una polilla a la llama de una vela.

Por un instante dudó cuando la luz azulada que salía del aserradero entró en su campo de visión y detuvo sus pasos, planteando qué hacer, si descender y correr al aserradero o comprobar si aquellos unos y ceros eran la salida.

Pero en ese momento bajó la mirada hacia el libro que aún sostenía y comenzó a avanzar hacia la escalerilla de la lámpara.

- Una puerta abierta en el cielo... - murmuró mirando aquel fallo en el programa.

Chris miró a Todd con las cejas a la altura de la nuca, más o menos. Pero no dijo nada, volvió la vista a las luces en movimiento un momento, frunció el ceño y se centró en el faro y los visibles fallos...

Mientras miraba la luz tuvo una idea. Aquello debía usar combustible para quemar. ¿Y si les enseñaba a los paletos éstos cómo iba un cóctel molotov? Repasó la sala en busca de los elementos básicos para hacerse con un pequeño arsenal mientras su mente analizaba el problema del fallo de la simulación.

Chris le daba vueltas al tema del fallo. ¿Qué era? ¿Qué podía pasar? Y sus conclusiones eran todas iguales: ni idea¹. Lo cual, desde luego, no le tranquilizaba. Como tampoco le tranquilizaba la evidente tendencia de Todd hacia las citas bíblicas.

Mientras pensaba en todo esto buscaba con qué hacer un cocktel molotov. En la planta baja había visto lonas y suponía que habría aceite para mantener aquella luz encendida².

Por lo de pronto Todd había alcanzado aquella zona superior donde estaba la llama - y el glitch - entrando en el pequeño recinto acristalado. El calor era, cuanto menos, reconfortante en aquel punto.

A Feelgood se le pasó una idea alocada por la cabeza —quizá demasiado lunática—. ¿Qué pasaría si arrojaban algo a aquella brecha binaria? ¿Funcionaría como un agujero de gusano? ¿Ocasionaría un error fatal en el sistema y les freiría en el cerebro, acabando de una vez por todas con toda aquella odisea? Trató de alejar aquellas ocurrencias suicidas de su mente, pero resultó inútil: tenía que probarlo.

Cogiendo carrerilla, volvió a subir los escalones hasta donde se encontraba Chris, que recolectaba ingredientes para un coctel muy especial. Sin pensárselo mucho, buscó cualquier cosa que pudiese emplear como proyectil y miró fijamente a la brecha. ¿Qué era lo peor que podría pasar? ¡Solo había una forma de averiguarlo!

 - Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas...

Todd recitaba con voz firme los salmos bíblicos mientras terminaba el ascenso y notaba aquel reconfortante calor que solo podía significar que estaba en el camino correcto.

Se detuvo un instante a observar el glitch, como si aquello fuera una pequeña obra de arte a sus ojos, y se avanzó hacia él con paso decidido.

Todd se metió en el glitch antes siquiera de que Feelgood comenzase a bajar por las escaleras. Todos notaron inmediatamente el efecto de aquella intromisión en la brecha de Victoriana, incluso Chris que se encontraba en la planta de abajo intentando recolectar materiales para montar un cocktel molotov.

Primero fue un cosquilleo. Luego Todd tuvo una sensación impresionante. Había buscado respuestas en tantos sitios: en los libros prohibidos de su infancia, en las experiencias insatisfactorias de su juventud, ya de mayor en el interior de las personas. Siempre había sido un incomprendido, un peregrino hacia otra realidad. Y ahora... ahora la estaba tocando con sus dedos. ¿Cómo se describe el tacto del infinito? Todd saboreaba ahora todo aquello: era un árbol en el bosque, era un furioso campesino armado con una escopeta mirando en la oscuridad, era la piedra del faro y el cadáver de una anciana a los pies de la chimenea, era la luna sobre ellos y el mar rompiendo en las rocas. Lo era todo y lo comprendía todo. Su mente se expandía sin ninguna limitación. Y quería ser libre. Debía ser libre.

El doctor Feelgood no podía apartar la mirada. Todd era un ser de luz. La brecha, el glitch aumentó su tamaño alrededor y vió como la Realidad se deformaba. ¿Estaba abriendo una puerta?

Pero de pronto hubo un estallido de luz y todos cayeron al suelo, como barridos por una explosión nuclear. El buen doctor a duras penas logró agarrarse a la barandilla mientras abajo Chris salía disparado contra unas cajas de lona cercanas. Todd atravesó los cristales de la zona superior y se desplomó en la terraza del faro.

Cuando todo pasó estaban allí, en la noche, confundidos y entumecidos. Todd sentía algo, una conexión, una meta. Sabía, sin motivo aparente, que la salida estaba en el aserradero. Sabía también que todos los aldeanos querían capturarlos para ofrecerlos en sacrificio a una absurda deidad inventada por uno de los programadores aburridos de Victoriana. Un juego que nunca debió ponerse en marcha, para el cual no había permiso ni protocolo, pero que por algún motivo se había activado al llegar ellos a la simulación. Sabía también que fuera ya no los estaban monitorizando. Estaban sólos. Lo que fuera que controlaba ahora Victoriana se había librado de sus cadenas como un leviatán enfurecido. Y ellos estaban a su merced.

—¿Y bien? —preguntó el doctor, tratando a duras penas de disimular su emoción— ¿Qué has visto? ¿Cómo te sientes?

Todd quería gritar de emoción hasta que sus pulmones se quedaran sin aire y a la vez adoptar la postura del loto y quedarse quieto observando la inmensidad de aquel universo de unos y ceros que se extendía a su alrededor.

¿Qué has visto?

- Todo. - dijo como única respuesta mientras se ponía en pie y miraba alrededor, tratando de buscar la mejor forma de salir de allí.

¿Cómo te sientes?

- Inmejorable. - añadió comenzando a descender del faro sin ni siquiera detenerse a ver si el profesor le seguía.

Una vez abajo, cuando se reunió con sus dos compañeros, se colocó con las manos en la espalda, más erguido que lo que nunca había estado y un tono de voz de tranquilo.

- Estamos solos, nadie afuera puede ayudarnos y el programa quiere acabar con nosotros. - esperó a que digirieran las explicaciones y continuó. - Tenemos que llegar al aserradero cuanto antes para salir de aquí.

Chris se levantó como pudo sacudiéndose el polvo. ¿Qué rayos había pasado ahora? -¿Más fallos de la maldita simulación? ¿Qué porras ha pasado ahora?- dijo mientras recogía la escopeta y miraba alrededor para buscar los ingredientes de su pequeña sorpresa inflamable...

Feelgood y Todd descendieron de lo alto del faro en el mismo momento que Chris apañaba un par de botellas vacías, trapos y aceite. Dos cóckteles molotov como dos soles. Todavía no tenía claro que había sucedido pero su parte del trabajo estaba hecha. Le sorprendió, eso sí, lo pletórico que descendía su joven compañero.

—El aserradero… —comentó el doctor pensativo mientras descendía los últimos escalones—. No tenemos nada que perder, mucho menos si estamos solos. Pero debemos tener cuidado. Lo que sea que esté controlando Victoriana querrá evitar que vayamos a algún punto importante.

El sentido común le decía que no debían acercarse al aserradero. A todas luces era una trampa, ¿verdad? La revelación, la idea de que estaban solos contra la máquina… Todo aquello olía a chamusquina. No obstante, no lograrían nada si se quedaban parados.

—De todas formas, todavía mantengo la esperanza. Davila y Szorowski todavía querrán contactar con nosotros. Debemos permanecer alerta. Esos cócteles que llevas, amigo mío, podrían venirnos muy bien en caso de problemas. Sobre todo si nos dirigimos a un aserradero.

- Están cabreados y armados, así que no perdería tiempo e iría con mucho cuidado. - Todd se dio cuenta que la biblia se le había caído arriba y no se había acordado de recogerla. No pasaba nada, había memorizado los pasajes.

Lo que sí llevaba era la escopeta y en ese momento por fin se acordó de recargarla.

- Tratad de no hacer demasiado ruido y no os quedéis atrás. - dijo apoyando la escopeta sobre el hombro mientras abría la puerta y salía hacia afuera.