Partida Rol por web

El agente Szorowski respiró hondo. No se sentía más tranquilo... si acaso se sentía más alerta. El hecho de que aquella instalación homicida hubiese enmudecido le ponía los pelos de punta. Sin embargo el objetivo parecía cumplido y todo, de nuevo, bajo control. ¿Por qué entonces Jacob seguía manteniendo la pistola en alto?

Regresó a la puerta y la abrió con sumo cuidado. Apenas asomó la cara un instante para tratar de ubicar en el suelo los drones caídos. ¿Estaban inactivos o simplemente estaban "en suspensión"? No se fiaba, naturalmente. Por eso se acercó a ellos y descargó dos tiros sobre cada aparato. Si el tal Demiurgo despertaba en el último segundo tendría que buscar otro modo de atacarle. Aquellos amasijos de chips y circuitos ya de poco valdrían. 

Un poco después Szorowski estaba en la sala central de pruebas¹. Se mantenía un tanto separado, junto a Lockhart, quien por fin había logrado aterrizar en las inmediaciones y contemplaba aquella escena con el rostro de un jugador de poker, probablemente calculando los millones que se habrían perdido en aquella operación. ¿Millones? Quizás el futuro de aquel proyecto quedaría enterrado bajo aquel fracaso. ¿Quién se fiaría de una máquina que decidía por si misma tomar el control? Era la pesadilla de cualquier tecnófobo y estaba claro que entre sus inversores abundaría dicho perfil.

El rostro de la doctora Mizarelli no escondía la tensión que el economista sabía ocultar tan bien. Su gesto era inquieto, se llevaba las manos al pelo una y otra vez mientras supervisaba como Davila repasaba los protocolos de desconexión de los durmientes. Sólo Zimmer parecía estar tranquilo allí, con esa sonrisa de medio lado, como quien conoce el origen de una broma. ¿Era eso? ¿Había sido Zimmer el que había orquestado aquel retorcido suceso? Pero si había sido él ¿por qué? ¿cuál podía ser el motivo?

Pero lo más importante era que, en ese momento, los tres hombres que permanecían conectados a Victoriana abrieron sus ojos. Habían logrado rescatarlos.