Las puertas se abren y las cortinas de velos son puestas para que los clientes, nada más entrar, sean conocedores del encanto que en breve descubrirán. No hay nada que más atraiga que una buena puesta en escena, una de la que disfrutará tu variada clientela. Sólo con ver la fachada del edificio está claro que entrar demanda una pesada bolsa de dinero, pero en la balanza del poder y las intrigas una buena información es igual de valiosa.
Tal y como sugeriste se hacen pequeñas persecuciones en distintas partes del salón principal. Samira acecha a Rena, la grácil gacela, que jugueteando con el agua de la fuente se mantiene ajena a lo que sucede a su espalda. Aunque aún no está repleto el cupo de clientes los presentes parecer estar disfrutando de lo que ven, de tal manera que animan a la pobre gacela a correr en cuanto se de la vuelta y descubre la presencia de la despampanante depredadora.
- Corre, gacela. Corre... -avisan entre risas y alcohol.
Otra escena, por ejemplo, mantiene sujeta a una columna a Lyna, cuyas alas luchan contra una improvisada red. Harwyn se jacta de su captura mientras es observado, como ahora eres capaz de apreciar, por un hombre entrado en años y de aspecto poco agraciado. Por las veces que ha solicitado los encantos del más caprichoso de tu casa debe ser el Sargento del que hablaba en el desayuno. Éste, ni corto ni perezoso, se acerca para con elogiar su caracterización y de paso tocarle con descaro, o manosearlo según quien mire. Un leve gesto cómplice con Lyna y se las apañan para proseguir la escena, haciendo que la interrupción del tal Mullyn sirva para que la pobre ave tenga una segunda oportunidad.
- ¡Cuánta razón! Esa red no es tan fuerte como las cuerdas -logras escuchar siendo como eres la anfitriona que a todos debe atender. Es entonces cuando Harwyn desata una fina cuerda cruzada en su pecho y, con sonrisa pícara, la deja caer por el cuello de su admirador-. Seguro que ésto es más resistente... -Y algo tremendamente excitante ha tenido que decirle al oído para que el Sargento se ruborice y se coloque sin disimulo la entrepierna-. ¡¿A dónde vas, pajarito?!
Mientras Harwyn sale en busca de su audaz presa Rena pasa a tu lado y parece quedar arrinconada entre tres clientes por un lado y la pared provista de mullidos cojines en el suelo. Samira se posiciona junto a ti mirando a la pobre gacela como si no hubiera nada ni nadie más a su alrededor. Sin duda no es mujer que se deje cazar, y sí disfrutar de la posición de desventaja de su presa.
- ¡No, no, por favor! Haré lo que quieras, pero no me des caza -ruega la atrapada gacela.
- ¿Y qué harás? -pregunta uno de los clientes-. ¡Desnúdate! -pide otro-. ¡Hazla tuya! ¡Sí, hazla tuya! -Es unánime la petición de los tres hombres que con sórdidas sonrisas observan la situación. Es ahí cuando Samira te mira, un tanto indecisa sobre cómo proceder.
No creí poder hacerte el post hoy, pero aquí tienes. La puesta en escena seguirá pero aquí te dejo un hueco para que pongas tu granito de arena e indiques cómo de picante, o no, te gustaría que fueran las situaciones. Puedes pnjtizar a quien quieras de tus amigos, simplemente escribe y lo arreglaré para crear un Pnj después. A tu gusto.
No me olvido de lo que dijiste a Harwyn, muy lindo por cierto, ni de la información que debe conseguirte Viktor. Todo se irá viendo ya que me gustaría desarrollar un poquito esta parte para que salga a relucir la faceta Madam de Tyella.
Tyella observaba en silencio, una sonrisa colgada de sus labios y el orgullo pintado en los ojos. Su mirada recorría lo que allí se representaba y los rostros y cuerpos de sus clientes. Todos se desenvolvían con la naturalidad que proporcionaba la experiencia, una experiencia que sin embargo era lo que no caracterizaba a Samira en aquel punto.
Los gritos jaleando, buscando el sexo explícito, no era algo que formara parte de su formación. Aún tenía mucho que aprender y Tyella era quien debía enseñarla.
Al ritmo de la percusión que llenaba el aire, Tyella comenzó a moverse suavemente. Su cintura se cimbreaba cadenciosamente, los brazos se elevaban y descendían casi etéreos, las rodillas se flexionaban, toda ella sensualidad. Su danza, iniciada con los ojos cerrados, reclamaba la atención de todos los presentes. La exigía. Se movió, rodeando a Samira, envolviéndola, acariciándola de forma aparentemente casual, haciendo de la provocación un arte sublime.
En su cimbreo, como un junco, los labios rozaron los lóbulos, besaron los labios y las manos, sutiles como plumas, recorrían el cuerpo de Samira.
La percusión creció y los párpados ahumados se abrieron dejando que el jade de su mirada lo devorara todo. La fina cadena dorada que ceñía su cintura refulgió súbitamente en una mano y acabó en torno al cuello de Samira.
-Soy el espíritu del bosque, hermosa cazadora -pareció cantar ante su presa. Un gesto a Rena bastó para que esta corriera en pos de su ficticia libertad-. Y en mi bosque, todos gozan de mi protección. ¿Qué harás ahora, cazadora cazada? -las manos de Tyella desnudaron hábilmente a Samira cuya vestimenta se deslizó por su cuerpo como una segunda piel, dejando su hermoso cuerpo al aire para goce de los presentes. Dedos largos y finos acariciaron la espalda de la muchacha, al son de la extasiante música-. La música que escuchas está por concluir. Besa antes mis labios y te perdonaré. Recházame y morirás.
Era el turno de Samira. Hiciera lo que hiciera sabía que todo acabaría allí, cuando las notas llegaran a su fin. Fuera como fuera, no necesitaría hacer más que lo que deseara y en uno ssegundos, todo habría acabado.
La idea de presentarte como el espíritu del bosque divirtió a habituales y agradó a primerizos en el oasis de placer y lujuria que regentas; un ambiente idóneo para la temática y rol que interpretas in extremis dada la notable inexperiencia de Samira. Es obvio que sería una gran cazadora, e intuyes por su seguridad que está capacitada para ello, aunque sus presas serían humanas. Es más, tal vez hasta disfrute de ello, pero verse metafóricamente atrapada en una situación de la que no sabe salir la expone y paraliza. Tal vez pasar por tus manos sea el mejor de los adiestramientos, ¿pero pasar por tus labios?
Tras abrir la boca y cerrarla un par de veces, como pez fuera del agua, nunca mejor dicho, sella sus labios para entregártelos a regañadientes. Eso sí, con ojos bien abiertos como no sería menos viniendo de ella. Hay mucho que pulir aún y el tiempo tal vez no sea suficiente, o puede que lo justo para cumplir su cometido. Con evitar que muerda a los clientes o los fulmine con la mirada podría bastar.
Las diversas escenas suceden de manera parecida, donde finalmente las presas son cazadas y exhibidas mostrando a los clientes, que ahora son partícipes como ficticios compradores, los hermosos ejemplares que pueden "comprar". Pero no es para menos que unos pocos se sientan atraídos por los salvajes cazadores, los cuales pueden compartir historias de caza, vino y el calor de sus cuerpos. Y así, haciéndose rogar, como no es para menos, Harwyn pone en marcha una parte del engranaje necesario al llevarse un babeante Sargento.
Esa noche el afortunado de tus encantos podría ser vital en muchos aspectos, aunque como siempre su reputación lo precede y aunque en apariencia no es "agraciado" es sin duda una herramienta útil y sobornable, por lo que ha llegado a tus oídos. Janos Slynt, Lord Comandante de la Guardia de la Ciudad, ha pisado en contadas ocasiones vuestro oasis de placer, pero en esas ocasiones tus asiduos eran de mayor interés. Aunque la información de Roes es bastante compartimentada está claro que la Fortaleza será el escenario a corto plazo. ¿Cómo de útil puede ser un Comandante dado a sobornos? Sería un arma de doble filo a la que bien podrías empuñar o tenerla en tu cuello. ¿Cuál es tu línea roja con un individuo con un poder corruptible y de carácter repulsivo? Tratar con alguien capaz de acabar con tu establecimiento es cuanto menos delicado.
Otros asuntos llegan a ti en los días sucesivos, tales como la escasa información que Viktor ha sacado sobre Alyssa Arena. No hay mucho más que sacar de una joven hija bastarda del mismísimo Oberyon pero de una mujer a la que pronto olvidó. Si tiene una misión alternativa no hay datos sobre ellos, o al menos sin arriesgarse a ser descubiertos en la pesquisa. Y aún hay un impedimento que deberás solventar ya que una doncella de la fortaleza no sería bien vista en un ambiente que pese a todo te sientes orgullosa de regentar. Pero, ¿cómo invertir en la interesante amistad sin despertar sospechas?
Lo siguiente que has de solventar es la entrevista con la joven madre, Eyme. Parece muy cariñosa con su hijo de nombre Henry, por el cuál es capaz de plantearse trabajar en una casa de placer. Sacas en claro que lleva unos pocos meses en Desembarco llegada del Norte, y no es ajena al trabajo de servidumbre. Tal vez haya trabajado en la casa de un noble o adinerado, pero no es detalle que revela. Sus palabras van encaminadas a proporcionar un futuro más cálido, y lejano, para su hijo. ¿Te interesa dar una oportunidad a la joven?
Por último, y no menos importante, toca afrontar la tarea de hacer de Samira una dama de compañía, o que lo parezca. No eres ingenua y sabes que requeriría mucho más de un mes para que la áspera mujer se convierta en seda. Y tal vez nunca lo sea. Es un reto digno de tu talla, pero sigue siendo un reto al que debes enfrentarte. La cuestión es cómo hacerlo cuando sin opción a réplica Samira se ausenta unas pocas horas diariamente. No sigue una rutina en cuanto al momento del día, pero a diferencia de los primeros días ahora solicita "amablemente" que ha de ausentarse. ¿A dónde irá y qué hará? ¿Te llama suficientemente la atención como para averiguarlo? ¿Tienes claros los riesgos que corres si fueras descubierta?
Antes de proseguir me gustaría preguntar algo. Hay varios frentes abiertos en la actualización. No sé si lo que quieres es un post con una declaración de intenciones o algo roleado por partes.
Y disculpa el retraso. Ando disperso tras una gripe que me ha tenido tirado una semana, problemas de mi costilla con el curro y la muerte de su abuela. Vamos, que no es excusa pero quería decirlo.
Disculpa, tampoco he estado pendiente a Umbria últimamente y no vi tus dudas.
Lo que pedimos no es tan fácil porque dependerá un poco de lo que otros jugadores decidan hacer. Por ejemplo, y para que lo tengas en cuenta en tu resumen relatado, resulta que Alyssa al final no se atrevió a visitarte pese a que merodeó por la zona (dejó claro que no hubo contacto). Tampoco fue muy discreta así que, si quieres, la viste pero debes dejar claro por qué no hubo reunión.
Deja tus intenciones sin parecer demasiado conclusas, a ser posible. Otras seguro que no hay problema a la hora de solventarlas. Puedes enviar un telegram si tienes una duda urgente, aunque ya estoy de regreso de manera diaria en Umbría.
El tiempo se había deslizado como las arenas de Dorne entre los dedos de Tyella. Los días se sucedían y la vida normal del burdel se solapaba con aquella que debería concluir en el satisfactorio fin de su misión. No obstante, todo demostraba que se hiciera lo que se hiciera, nunca sobraría tiempo sino más bien al contrario, siempre escasearía.
Samira había demostrado ser una mujer compleja. Tyella ignoraba su pasado, desconocía su verdadera naturaleza presente y solamente intuía parte de su futuro. Y aun así debía lograr de ella casi un imposible, una metamorfosis, siquiera temporal, que la dotara del adecuado disfraz que la condujera al éxito. Pero aquel disfraz no dependía únicamente de afeites y vestidos, de maquillajes, aceites y perfumes. Era necesario domar el salvaje instinto que la animaba, la llama que asomaba a sus ojos y que la revelaba ante cualquiera que mirara buscando la verdad.
Samira constituyó un reto. Tyella comprendía que era una mujer que no se doblegaba. Solo daría a otro lo que quisiera darle libremente y un intercambio mercantil de sexo por oro era algo que no sabría, ya no aceptar, sino gestionar siquiera. Y a ello se unían sus ausencias, inexplicadas. Inexplicables. Y aun conociendo poco a Samira, sabía que ordenar seguirla no era el camino para alcanzar la verdad. Para con ella, solo un camino parecía posible.
Resolver su rigidez, su estatismo revestido de peligro en presencia de potenciales clientes, exigió un elaborado juego de sexualidad sin sexo. Samira era una guerrera, una luchadora. Necesitaba alguien a quien respetar. Y a un tiempo que la respetara. Pero también necesitaba ser sorprendida. Y Tongue fue el arma elegida. El hombre sin sexo. El hombre al que Tyella había descubierto que su masculinidad no dependía de un trozo de carne extirpado. Durante días y por horas, siempre tras cerrar las puertas de La Ninfa de la Seda, Tyella los condujo a ambos por los senderos del cuerpo, de la sensualidad, de la sexualidad. Fue maestra, tutora y amante. Fueron individualidades las que gimieron bajo las sábanas de seda, dúos acompasados los que, sin pudor ni temor, gozaron ante los atentos ojos del tercero, tríos los que acabaron abrazados bajo una película de sudor y almizcle.
Sus paseos privados, sus salidas simplemente anunciadas, exigían de su atención, pero también de su prevención y cuidado. Y sabía que de resolverse, solo uno era el camino a seguir. El del diálogo. Y Tyella sabía que la palabra aderezada por la laxitud del sexo, era más tendente a la sinceridad.
-Samira, todos los días te vas. No me inmiscuiré en tus asuntos. No al menos mientras no afecten a los míos, -la voz susurraba cálida junto a su oreja, en la cama que compartían los tres, un protector brazo de Tongue sobre la cintura de Tyella- pero me gustaría saber, conocer la razón de tu marcha, tu destino en cada una de tus partidas.
Miraba a la mujer, en cuyo regazo jugueteaba su hijo. Necesitaba trabajar para mantener a su pequeño pero la cuestión no era aquella sino la de si Tyella la necesitaba. Todo en su ser le decía que prescindiera de ella, que bien podía ser un activo de alguien deseoso de saber qué se cocinaba entre las sábanas de la Ninfa de la Seda, que quizá fuera ojos y oídos de uno de los muchos buscadores de información de la ciudad. El riesgo existía. Pero no había sutileza en aquel disfraz si tal cosa era.
Tyella deseaba ver a una mujer, una madre que luchaba por su hijo, dispuesta al sacrificio de trabajar en un burdel a expensas de la fama que aquello pudiera proporcionarle. Y a un tiempo, aquel pequeñín era una garantía, un seguro, porque ¿qué madre expondría a su hijo? ¿O qué mujer arriesgaría la vida de un niño que hubiera podido crecer en sus entrañas?
-Te daré trabajo. Por un tiempo y a modo de prueba. Digamos que una semana. Tus labores serán amplias. Limpiar, cocinar, comprar... A cambio dispondrás de una habitación para ti y tu pequeño Henry durante este tiempo. Se te exigirá discreción absoluta y en ningún caso deberás hablar de cuanto acontezca entre estas paredes con nadie del exterior. Durante las horas de actividad de la Ninfa, estarás en tu habitación y no saldrás. No creo que eso te cueste demasiado -dijo sonriente-. Demuestra tu valía y tu discreción, y seguirás con nosotros. En caso contrario, la calle será tu destino.
Tyella se cepillaba la larga melena con lentos movimientos de raíz a puntas. En el espejo que se alzaba frente a ella, la imagen reflejada de Viktor mientras le hablaba de Alyssa Arena.
-He sido discreto y la discreción en estos asuntos, aunque te asegura que la sangre siga fluyendo por tus venas y no fuera de ellas, no es amiga del conocimiento. Apenas he conseguido nada acerca de la muchacha. Sí, es hija de Oberyon pero no parece que tuviera relación con ella pues su madre pronto pasó a un segundo plano, por no decir que no volvió a acercarse a Oberyon que se olvidó de ella -dijo Viktor-. No obstante, es una elucubración mía, pues no tengo constancia, ni en un sentido ni en otro, de que Alyssa y Oberyon se hayan relacionado o no en vida de este. Por otra parte, he visto a la muchacha pasear en las inmediaciones. No era casual. Su mirada se dirigía hacia nuestros muros pero sus pasos, nunca. Diría que vive una lucha personal. Quisiera adentrarse en este prohibido mundo pero no se atreve.
-Normal -respondió Tyella-. Son pocas las mentes capaces de ver más allá de la superficie de nuestro oficio. Lo cual también implica ciertas ventajas. Así que es una Serpiente. No negaré que me sorprende. Victor, ¿Alyssa tiene rutinas que hayas podido descubrir? Hablo de si siempre y a ciertas horas, sale y pasea con un rumbo definido. Algo que permitiera en un futuro próximo interceptarla. Con Eyme y el pequeño Henry aquí, ¿quién sospecharía de una madre que paseando a su hijo necesita descansar sus pies casualmente junto a la muchacha que se sienta en el banco elegido a tal fin?
No es habitual organizar una noche temática a diario, tal vez porque lo especial se da en contadas ocasiones y es más lucrativo que las lenguas hablen durante una semana sobre la velada tan excitante y única que tuvo lugar tras los muros de tu morada. Tus habituales, y los que no, salieron más que satisfechos y auguraron fidelidad y nuevas caras que trajeran consigo más que oro o plata. Tú más que nadie sabess del poder de la información, pero no siempre viene en bandeja de plata como los exóticos entrantes que ofreces a tu clientela.
Aquella noche, entre las verdaderas presas, un hombre de importancia cayó en tu delicada trampa. Janos Slynt, Lord Comandante de la Guardia de la Ciudad, sobornable hasta la médula, encontró en tu mirada a una mujer que pudiera doblegar a golpe de dinero y estatus. Pobre infeliz que desconoce quién lleva las riendas. En claro sacas que es tan mezquino como mediocre en la cama, del tipo que jamás se molestaría en complacer a una mujer ni aunque le fuera la vida en ello.
- Una belleza como tú debería pasearse por la fortaleza y enseñar a las remilgadas nobles lo que es una mujer.
Una novata se lanzaría a intentar hacer realidad esa ensoñación, pero no tú; y aprovechando el tempo dedicado a la conversación liviana comienzas a guiar charla. Trivialidades por aquí. Obviedades por allá...
- ¡Oh, sí! La fortaleza se está quedando sin habitaciones con nobles de cada rincón que llegan por el torneo. Y la ciudad no es menos -Caricias por aquí. Camino de saliva por allá...-. Estoy seguro que se dejarían una buena cantidad en tu establecimiento, si vamos a medias... Eres una mujer de negocio, soy intuitivo con eso, y los nobles tienen mucho dinero.
La propuesta fue más que interesante, y aunque no era lo que esperabas podría ser una sociedad bastante lucrativa. No te presionó de inmediato pero se invitó a tenerte varios días después para conocer tu respuesta, entre otras cosas. Tenías algo de tiempo para pensar sobre el asunto ya que también tenía sus contras. Hasta ahora habías sido bastante independiente, aunque como casi todos los burdeles necesitaban pagar para que las aguas estuvieran tranquilas.
De momento, justamente al día siguiente, debías tomar una decisión.
El rostro de la joven madre es el epítome de la alegría mezclada con una buena dosis de incredulidad. A cada propuesta asiente sin vacilar con entusiasmo pero con ese toque de conocimiento. Ciertamente no es la primera vez que escucha unas condiciones similares. Pronto se instala en la habitación con poco más de una pequeña bolsa de viaje. Calculas que llevará una muda de repuesto y apenas enseres personales.
- Gracias, mi señora. Gracias.
Lo dijo y demuestra cada vez que con una practicada reverencia de pleitesía se retira a continuar diligentemente con sus tareas. Por otro lado, y por fortuna, el bebé es bastante tranquilo y se convierte en un entretenimiento para tus a veces aburridas compañeras. Pero no son tontas, y el cariño no merece la pena si puede durar tan solo una semana. Tú, sin embargo, haces de lo nimio un interés.
- Cierto, Tyella. Puedes usar a la muchacha y su bebé como tapadera -asiente Viktor-. Buscaré el momento adecuado para interceptar a la Arena y mencionárselo. Hay zonas donde ambas pasarían desapercibidas y están en su ruta habitual, por lo que he indagado.
Tienes otra conversación pendiente, así como un diamante que más que 'en bruto' es cortante.
Samira, la difícil espina que has de limar para que no acabe incrustada en tu piel, directa o indirectamente. A regañadientes acepta los avances que pretendes en ella, más como un obstáculo a superar que una lección de vida que aprender. No se siente cómoda con su sexualidad, pero tal vez la elección de Tongue es la adecuada cuando percibe que no hay un deseo tan palpable en él. Y sin embargo, qué equivocada se halla cuando comprende que el sexo va más allá de un 'tú abajo, yo arriba'. Tal vez lo que más le ha costado seas tú. Tu presencia, tus caricias, tus palabras envolventes...
- Busco salidas, opciones de fuga si pese a fracasar saliera con vida. Y otras cosas... Necesito encontrarme con gente que no deseas conocer. Mientras menos sepas, te conozcan, mejor. Has hecho bien en no seguirme, Tyella. Roes tiene razón, eres muy inteligente y... -Su reacción es, por primera vez, apreciativa-. Ahora entiendo porque le gustas.
No sacas más en claro de ella, pero parece que realmente no quiere ponerte en medio de ciertas situaciones o personas que no te beneficiarían. Eres conocedora del oscuro mundo del que muchos pasan de puntillas.
Viktor había logrado llevar el mensaje a Alyssa, aunque al parecer le costó un venado de plata para comprarle un collar de coral rojo. No te pidió nada, e incluso parecía divertido ante la situación. Alyssa era una mujer un poco tímida, pero no tonta. Según su opinión no era ta cordero como aparentaba.
- Se acerca la hora, Tyella -te intercepta Viktor-. Le quedó claro que tenía dos oportunidades al día para encontraros. Si no las aprovecha y no se atreve a venir va a ser complicado. Tal vez hayas pensado en otra posibilidad.
Así era. Habías dado un par de posibilidades y te exponías bastante si había un ojo observador en las cercanías, pero la indecisión de la muchacha os había robado mucho tiempo. Tal vez estuviera recabando información, o simplemente consideraba que era demasiado riesgo entrar en tu esrablecimiento.
La hora estaba cerca y la dejabas en buenas manos para que estuviera apunto para esta noche.