Partida Rol por web

Mara, aun concentrada en la absorción de las esencias de vuestros hermanos, detiene sus ataques y espera vuestra decisión. Ante las preguntas de Raciel decide contestaros -Yo solo lucho por mi misma. La mayoría habéis dormido miles de años tras la guerra, yo he permanecido despierta, como guardiana, observando como todo lo conseguido se perdía. Nuestros líderes se equivocaron, aunque yo los obedecí ciegamente. Pero pronto seré más poderosa y nadie me dará órdenes -responde la Dama de los Sueños -El Paraíso ha sido cerrado, al igual que las puertas que separan los Cielos y los Infiernos...

¡Trata de manipularos de nuevo! Solo está tratando de ganar tiempo, de cerrar conjuros para dejar a vuestros hermanos dormidos y poder ocuparse de vosotros -la voz del crío retumba por toda la habitación, con un origen incierto -debéis detenerla de inmediato...

Escuché las palabras del niño con determinación. Él siempre ha estado allí, guiando, mostrando el camino, era evidente que iba a hacerlo una vez más.

Quizás la motivación de Mara era coherente ¿pero someternos a su voluntad y poder?¿Quién era ella? Tan solo Dios puede reinar, puede tener el poder. Ella no es Dios, ella no va a servirnos, no mientras pueda impedirlo.

Miré a Raciel fijamente.

- Ella ha dejado clara su postura, a veces pienso que el niño es el verdadero profeta, la verdadera palabra de Dios, y yo... yo voy a seguirla ciegamente - fruncí el ceño e hice más hincapié en seguir cortando los vínculos con los chorros de agua a presión. No iba a dejar a Mara ganar.

Todas las dudas que asaltaron a Raciel se disolvieron con la nueva aparición del niño... aquella presencia le infundía fuerzas cada vez que aparecía, gracias a él había conseguido despertar... por eso ya no dudo más.

- Aquibaat... te cubro- dijo con determinación, odbiando el dolor de las heridas mientras hacía danzar nuevamente el látigo contra Mara, debía ganar tiempo para que su compañero terminase con su trabajo, si perecía en el intento pero Aquibaat cumplía con el objetivo, habría merecido la pena- ¡Cumple con tu misión!- animó a su hermano
 

¡Deja de meterte en mis asuntos! -grita Mara a la voz del niño mientras os movilizáis para hacerle frente -os he dado una oportunidad para salir de este lugar con vida. Ahora no me queda otra que destruiros, de poner fin a vuestra existencia, por mucho que me duela hacer algo así con mis hermanos.

La Dama de los sueños, aun sentada en su trono y recibiendo energía de los féretros, vuelca toda su atención en vosotros. De la espesa sustancia viscosa surgen figuras bestiales que se lanzan a por vosotros, apoyadas por andanadas de fuego que la propia Mara crea desde sus dedos. No tenéis duda de que habéis conseguido enojarla.

Mara estaba cabreada, estábamos haciendo bien nuestro trabajo. No había dudas de que estos momentos eran complejos, sus ataques eran ahora más amenazadores y vista de ello son las criaturas que ahora nos amenazan ¿pero podrá mi hermana hacerles frente?

- Confío en ti plenamente hermana, debes protegerme, hazlo con tu vida si es necesario pues yo también entregaré la mía a la causa - grité

- No podemos ceder hasta que hayamos cortado todo vínculo y esas criaturas nos atacarán con toda su fiereza, debes detenerlas... entretenlas... sé que lo lograrás, si estás aquí es porque Dios te necesita -

No cejé en mi empeño, tan solo deseaba que Raciel pudiese aguantar lo suficiente para ver nuestra victoria.

Todo ocurrió como a cámara lenta... Raciel vio venir a las bestias convocadas por Mara hacia ellos... mostrando sus garras, su ira, su sed de sangre. Pero aquella imagen no hizo más que hacer arder la llama que ardía en el interior del ángel... ella ante todo era un guerrero, poseía un fuerte sentido de la justicia, el honor y la lealtad. Todo ello hacía que ante el inminente combate olvidase el dolor que hasta hacía unos segundos la había dejado paralizada, aferrando el mango del látigo extendió sus alas, agitándolas para desembarazarse de la sangre que recorría una de ellas. Al hacerlo sintió como si hubiera sido renovada con una nueva fuerza... era todo lo que necesitaba para luchar.

- ¡¡LO HARÉ!!- gritó a Aquibbat mientras hacía girar el látigo a su alrededor en una danza casi hipnótica, la cadena no necesitó mucho para obtener la velocidad adecuada...

- ¡VAMOS, CRIATURAS DEL AVERNO... YO SOY VUESTRO OPONENTE!- exclamó lanzándose hacia ellas con todo, blandiendo el látigo, extendiendo y plegando las alas, moviéndose con rápidez y atacando, para esquivar, esprintar y volver a atacar, entregada a la danza y el furor del combate.

Las bestias de Mara arremeten contra ambos, encontrándose en primer lugar con Raciel. Su látigo se mueve con rapidez, lanzando fulgores cada vez que impactan en un enemigo, destrozando sus extremidades y rasgando sus troncos con una facilidad inusitada, derrumbándose en el suelo y volviendo a su forma viscosa. Sin embargo, los enemigos se cuentan por decenas ya que cada vez que uno cae el manto de oscuridad se refuerza y da forma a una nueva monstruosidad. Pese a ello Raciel no cae presa de la desesperación y continúa su baile, dando tiempo a Aquibaat para que continúe destrozando los féretros sin problema.

La angelical portadora del látigo esquiva las garras de un enemigo, enrollando su brazo con las cadenas del látigo. Usando a la bestia como escudo Raciel arremete contra otras cinco figuras, lanzando a su víctima contra ellos y segando sus formas con las cuchillas luminosas. El sentimiento de satisfacción que siente se evapora en un solo instante cuando una andanada de bolas de fuego se estrellan contra ella, chamuscando sus alas y provocándole quemaduras en torso y rostro. Con el fuego siente que se evapora parte de su energía y, lo que es peor, de su espíritu de lucha. 

La Dama de los sueños, con el rostro marcado por la ira y el cansancio, aprovecha la ocasión para lanzar a sus horrores contra Aquibaat mientras continúa sometiendo a Raciel a una tormenta de fuego. El angelical manipulador del agua apenas sobrevive al embite, sintiendo como los colmillos y las puas de las sombras se clavan por todo su cuerpo. Pese a ello, no ceja en su empeño y continúa destrozando las tumbas. 

La pareja de ángeles parece perdida, con sus energías y esencia al mínimo por el combate y las heridas sufridas. Aquibaat lanza, con sus últimas fuerzas, un torrente en otro los féretros, reventándolo con un solo impacto. Las energías que unen las construcciones con Mara oscilan y cambian de color, expulsando sus energías por toda la estancia. El grito de vuestra enemiga os hiela el alma, un estruendo nacido de un sufrimiento sin par. La Dama de los sueños comienza a cambiar de color, al igual que las energías que van hacia ella, y su cuerpo comienza a inflarse y desvanecerse al mismo ritmo. En un último momento Mara hace un amplio arco con sus brazos y las energías contenidas por la estancia se expanden con fuerza, simulando una explosión de energía y esencias celestiales.

Cuando abrís los ojos no queda nada de la Dama de los sueños y su trono se encuentra completamente destrozado. La luz que iluminaba la estancia practicamente se ha extinguido, al igual que vuestras energías. En el lugar no queda ni media docena de tumbas intactas, la mayoría de ellas destruidas por Aquibaat.

La voz del crío os saca de la estupefacción y la extrema fatiga que sentís. Sus palabras os infunden cierta recuperación y ánimo a vuestros espíritus, quebrados por el envite.

Habéis despertado y derrotado a Mara. Casi toda vuestras esencias y recuerdos fueron absorbidos por ella pero, ahora que la habéis derrotado, esas energías están dispersas por toda la creación. Tal vez las recuperéis con el tiempo.  Como vosotros, yo estoy encerrado por fuerzas malvadas. Pero ahora que nadie os domina podréis ayudarme, podréis liberarme -os pide la voz, confiando una vez más en vosotros.

Os arrastráis hasta los grandes portones que aislaban la estancia y los abrís lentamente debido a su gran peso. Tras ello os aguarda vuestro hogar, una visión que os deja estupefactos ya que no reconocéis el lugar.

Vuestro viaje por el Averno acaba de empezar -concluye la voz del niño en vuestras cabezas.

El duro combate había dejado a Raciel exhausta, le dolía todo el cuerpo, surcado de heridas y golpes pero lo que sin duda más le dolía eran las alas... las sentía pesadas y quemadas, el angel guerrero era incapaz de levantarse... había quedado postrada de rodillas esperando la muerte hacia el final de la batalla... pero milagrosamente consiguieron derrotar a Mara... sin embargo, algo no encajaba... desde su posición vio como la esencia de sus hermanos e incluso parte de la suya era diseminada por el universo... se sintió extraña, diferente y con una honda tristeza en su interior... ¿Habrían obrado bien? ¿Habían decidido sabiamente? la duda y la desesperación comenzaron comenzaron a apoderarse de ella, sin embargo cuando volvió a escuchar al niño recobró las fuerzas... necesitaba creer en algo. Con dificultad se levantó del suelo... con el látigo aferrado enrroscado en su particular mango, una cruz.

Miró entonces a Aquibaat, sin sonreirle... el aspecto de Raciel era ligeramente distinto, el cabello parecía habérsele oscurecido, la ropa estaba rasgada y la piel llena de marcas y heridas, pero lo que parecía impactar más era su mirada, que parecía haberse imbuido del color del fuego.

- Vamos hermano... parece ser que nuestra misión aún no ha concluido, liberaremos al niño de su cautiverio- le dijo a su compañero animándolo a traspasar el umbral... al hacerlo y ver lo que se cernía frente a ellos, Raciel volvió a caer al suelo- ¿Qué hemos hecho?- balbuceó rompiendo en amargas lágrimas

- Lo que era correcto - musité mientras aún permanecía arrodillado en el suelo, con las fuerzas renovadas gracias a la voz del niño, un niño que para mi era la palabra de Dios, el verdadero mesías.

Sabía que haber llegado hasta allí conllevó sacrificios, aún mi hermana estaba recuperándose. Las dudas no podían obstaculizar nuestro nuevo camino, una nueva misión había sido revelada: él necesitaba nuestra ayuda y no íbamos a echarnos atrás.

Me reincorporé lentamente mientras poco a poco extendía mis alas, miré a Raciel con una mezcla de sentimientos, impotencia y rabia por no encontrar una alternativa a la "destitución" de Mara. Incluso la notaba distinta, pero eso ya no importa, ella debe seguir adelante, conmigo, juntos tenemos que finalizar lo empezado.

Hemos despertado, nuestra esencia aún no está por completo en nuestro ser, pero ya podrían arrojarnos a mil infiernos diferentes que no íbamos a detenernos. No ahora que sabemos que somos capaces de hacer girar el engranaje del destino.

La tomé de la mano y avancé, la suerte ya estaba echada. Nuestro "hogar" nos esperaba.