Nadie te ha llamado -dijo en forma de saludo Rorschach-. Ha llegado la hora de parar todo ésto, y éste -señalando a Keene- será quien lo haga posible... ¿Qué haces aquí? ¿No pretenderías... "salvarlo"? -esta pregunta retórica se hizo tenebrosa y sarcástica a la vez... terrorífica-.
¡A eso vengo, joder! Estás cometiendo un grave error, Rorschach; no te das ni cuenta... -respondió El Comediante-. Tenéis que largaros, en breves ésto estará lleno de policías: os están rodeando.
Uno de vosotros miró por las ventanas. Efectivamente, le confirmásteis dichas palabras a Rorchach, pues muchos policías estaban entrando a discreción en el edificio, pistolas y otras armas en mano.
Como os encuentren, os acribillarán, ¡Y creéme que si lo dejas con vida será lo mejor que puedas hacer! -dicha afirmación desconcertó a Rorschach-.
¿A qué te refieres? ¿De qué diablos estás hablando? -respondió Rorschach-.
Desparece, Rorschach -dijo El Comediante-. Olvida esa máscara y aléjate de todo. Vuelve a ser tú mismo -en realidad, Rorschach no era Walter Kovacs, sino que Walter Kovacs era Rorschach-. El Acta de Keene limpiará las calles, pero también contribuirá a levantar nuestro país... ¡y podemos estar exentos! No sólo nosotros vigilamos, ¡el Gobierno también nos vigila! Yo estaré exento de cumplir tal acto, pues el Gobierno me requiere..., ¡me ha contrado! ¡Servir a nuestro país, ¡como en Vietnam!
Rorschach no entendía muy bien, pero parecía que la misión de Keene ya había tenido éxito sin ser proclamada el acta ¿El Comediante había sido comprado?
¡El Gobierno nos requiere! -volvió a decir-, ¡Tu patria Rorschach! Es una buena manera de servir a tu país, porque... ¿qué es el bien y el mal? ¡Me enviarán probablemente a Sudamérica! ¡La Patria necesita eliminar la influencia roja y totalitaria de aquellas repúblicas!
Has perdido el juicio, Comediante -le respondió Rorschach dudando ya en su plan de evitar la declaración de Keene-.
No joder, ya sabes que te aprecio, Rorchach -le dijo con cierta jocosidad-; pero Manhattan está al corriente de ésto y le parece bien. No es un sentimental como yo -ahora bromeando-, pero sabe de la lógica de no estar en contra del Gobierno. ¿No eras tu quien hablaba de limpiar ratas de la ciudad? ¡Hagámoslo! ¡Pero no para esta urbe, sino en pos de toda la nación! ¡Hay que limpiar el mundo, Rorschach! Y lo mejor de todo -El Comediante rió-: El Tío Sam paga bien.
¡Mierda! -Rorschach estaba enterándose de las verdaderas intenciones del acta: evitar ver a los mascarados pasearse entre callejones, pero utilizarlos para misiones más drásticas, o vete tú a saber qué otras empresas-. A Rorschach no le gustaba ni un pelo el plan, pero estaba seguro que no podría retener un minuto más allí a Keene: El Comediante había venido a salvarlo, y enfrentarse al propio Comediante no era buena idea.
Prefiero limpiar la Patria desde mi tejado -anunció Rorschach-. Y aún hay muchas ratas que matar en Nueva York... empezando por aquí. Está bien. Nos iremos. Olvídate de mí, Comediante: no puedo aceptar tu cargo. Sería ilógico. Sólo te pido un favor -entonces el Vigilante os miró, y ordenó que comenzárais a votar-: mata a nuestra rata -le dijo al Comediante-.
Al parecer, éste último, ahora aliado del Gobierno, haría "los honores" al ejecutar al consensuado en votaciónes.
Entonces comenzásteis a votar:
VIGILANTE | VOTÓ A... |
Sadira |
Sir Rory |
Sir Rory |
Sadira |
Zateen |
Sir Rory |
ZurraLey |
Zateen |
Zateen: 1 voto
Sir Rory: 2 votos
Sadira: 1 votos
Fue entonces cuando El Comediante tomó su arma, apuntó a Sir Rory, y acabó con él de un disparo, delante del Senador y de todos vosotros... Sir Rory es historia.
El comediante disparó a Sir Rory, que no pudo hacer nada para escapar.
Fue entonces cuando escuchásteis numerosísimos pasos a la carrera procedente de los pasillos. El Comediante insistió en que os largárais, pues aquella era la mejor forma de preservar a los Vigilantes en general, y vuestras vidas en particular. Dejando allí maniatado a Keene, escalásteis por las ventanas y subísteis por las escaleras de emergencia hasta el tejado, donde saltásteis hasta el edificio contiguo y huísteis de la presencia policial. El Comediante fingiría haber salvado a Keene, y éste no diría nada (el propio presidente de los Estados Unidos ordenaría no abrir investigación sobre el breve secuestro para no revelar otros intereses de más importancia).
De Rorschach, pocas noticias tuvísteis desde entonces, concretamente desde Agosto de ese año, cuando se efectuó la Ley Keene, la "Ley contra los Vigilantes". Ahora, la ciudad estaba menos segura en cuanto a cuidado nocturno, pero la gente se sentía, curiosamente, más contenta de no verlos merodear por las aceras en detrimento de bandas callejeras...
Tiempo después, las noticias y goteos sobre vigilantes eran escasos en los medios de comunicación. Los medio se dedicaban a publicar alguna detencias de un Vigilante rebelde o a desenmascarar a base de rumores la identidad de "éste o aquel". Claro que, un mes después de los acontecimientos con Keene, Zurraley fue hallada muerta en un callejón de Queens.
A su lado había una nota, que la prensa no tardó en recoger y fotografías (aparte de ponerla en portada). "Un ajuste entre vigilantes" fue el titular, ya que en realidad aquella nota decía lo siguiente:
Habéis estado ciegos todo el tiempo: la hora de los vigilantes se acabó. ¡¡ANARQUÍA!! ¡¡ABAJO LOS VIGILANTES!! Vuestra querida SADIRA |
Finamente, la Infiltrada Sadira, miembro de un grupo radical anarquista de la ciudad, fue la artífice de acabar directa e indirectamente con muchos de los Vigilantes de Nueva York. La Ley Keene haría el resto.
- Ganan los INFILTRADOS -
:: FIN ::