Partida Rol por web

Hild giró la cara observando con atención los gestos de Jorunn, escuchando con suma atención cada una de sus palabras a la vez que asentía con la cabeza.

- ¿Pero no te das cuenta que en este tema no había nada que hacer? Sigurd tomó el camino que consideraba correcto, a sabiendas que quizás encontraría una muerte poco honrosa, pero demostró su valor.

De nuevo se mordió el labio evaluando si sería mejor continuar o zanjar allí el tema, pero la curiosidad pudo más.

- No encuentro mucho sentido a tus palabras, Sigurd es un hombre atractivo, eso no puedes negarlo, valiente y un buen guerrero, cualquier mujer estaría encantada de permanecer a su lado. Antes has tenido una reacción que podía llevar a equívocos, por eso te lo he comentado. Muchas cosas han pasado los últimos días y no me parecería extraño que, viendo cómo te protege y cuida de ti, que te sintieras atraída por él. Pero también te digo que es un hombre de carácter, bien lo ha demostrado, de sangre caliente, que sabe lo que quiere y si tú te muestras dubitativa en este tema... no esperes que se quede a tu lado. Por eso te digo que tengas claro lo que deseas. El hirdman es un buen partido, pero no es noble. Si tienes algún interés en él díselo directamente, sino será mejor que no vuelvas a decir cosas que podrían llevar a confusión.

Con el rostro ahora del color de la sangre, la chica comenzó a murmurar expresiones inconexas y a trabarse al hablar. Su amiga parecía hablar muy en serio, lo que hacía que Jorunn se pusiese más nerviosa y pensase menos lo que decía. Hasta el momento en el que la völva había dejado caer esa idea, ella no había pensado siquiera en aquella posibilidad. Eh...eh...Bueno, yo...creo que no es momento de pensar en esas cosas, Hild. Con lo que se nos viene encima...pero tienes razón. Cuidaré más mis palabras.—coincidió. Y pensaré en tus palabras, aunque no creo que lleven a nada...Y aunque yo sintiese "eso" bueno... Jorunn descansó la cabeza contra la pared. Su amiga le había dado algo en lo que pensar y que le hacía imaginar en imposibles.

La völva se levantó dejando a Jorunn pensando en lo que habían hablado. No había pretendido inmiscuirse en su vida pero consideraba que era lo correcto dado que, además de ser su líder, era su amiga, y sólo quería lo mejor para ella.

Sin saber qué más podía hacer mientras esperaba el regreso, si es que volvía como había dicho la Dama, de Sigurd y comenzó a recorrer la cueva fijándose en los detalles, sobre todo en el magnífico árbol de Yggdrasill. Pensaba en las brillantes runas que había visto y en todo el poder que encerraban. Quizás algún día ella consiguiera la sabiduría necesaria para ganarse el respeto de todos.

Tras una larga espera, al cabo de una hora Sigurd regresó con el resto...

Tras lo ocurrido en el lecho de la dama de la escarcha regresas algo aturdido junto a tus compañeros que esperan impacientes. La sensación de haber vivido una experiencia maravillosa a la par que aterradora no se aleja de tus pensamientos...

Tras su regreso, Sigurd no supo como debia sentirse.

El hecho de que todas las historias, o casi todas, sobre la dama fueran mentira le había resultado como una bofetada en la cara. Había aceptado eso creyendo que no tenía elección pero había resultado que sí ¿Pero se habría negado de haber sabido la verdad? Tampoco tenía razones, la dama era una mujer hermosa y atractiva, aunque la experiencia había sido tan extraña que incluso había aterrorizado, en parte, al hirdman.

Además, si a parte de esa aterradora experiencia algo había golpeado al hirdman fueron las palabras de Jorunn ¿cómo había podido decirlas? Era la hija del jarl, nadie en su posición lo hubiera dicho ¿qué se supone que debía pensar el hirdman? Esas palabras le habían agradado, más de lo debido, pero Jorunn era imprudente y tal vez debía achacarle esas palabras a que no había pensado en las implicaciones que llevaban. Aunque ahora no sabía cómo dirigirse a la hija del jarl.

-¿Y ahora?- Preguntó, estúpidamente con la vista en el suelo. Ahora lo que tenían que hacer era marcharse y volver a casa, sin poder darle al jarl la respuesta que buscaba.

Tras levantar la vista para comprobar que realmente volvía ileso, la líder del grupo suspiró aliviada y aún algo avergonzada por la conversación que había tenido con la völva. Sin embargo, como había pensado antes, habían tenido suerte. Estaban heridos y magullados pero el encuentro no había acabado con la vida de ninguno de ellos. Sin embargo, lo que sorprendió a Jorunn era la actitud del hombre después del encuentro con la Dama. Al fin y al cabo solo había sido un encuentro sexual con una mujer increíblemente hermosa. ¿Tenían esa expresión los hombres inmediatamente después del sexo? Bueno, no era algo que fuese a preguntar en aquel momento. Quizás a Hild, cuando estuviesen de nuevo en la aldea, si es que algún día volvían.

¿Ahora? —repitió— Ahora tenemos que buscar el rostro de Odhinn... No podemos volver con unas palabras tan vacías. Y sin embargo, tampoco podemos arriesgarnos a morir sin transmitir lo que sabemos. La joven se mesó el cabello suavemente. Lo mejor será que volvamos con los hombres de Osvif,por el momento. Necesitamos descansar .

Ellos enviarán el mensaje mientras nosotros buscamos la señal. Cuando la tengamos volveremos a casa.

Sigurd recibió otra bofetada al escuchar las intenciones de Jorunn. Incluso abrió los ojos sorprendido por lo que implicaban esas instrucciones. El jarl había dado unas indicaciones, indicaciones que habían cumplido y ahora debían volver, no seguir con la búsqueda del rostro de un dios. Si lo encontraban sería cuando Odhinn deseara, pero no antes ni después. Si el dios no daba señal alguna sería imposible lograrlo, y por otra parte es el jarl y no ella quien decide a donde van sus hombres. Nos había puesto a su mando para una tarea, una que no seguía este camino, camino sobre el que el jarl querría opinar si es menester tomar o no, no su hija.

Seguir ahora a Jorunn sería desobedecer al jarl, por otra parte Sigurd calló. Ya había ido en contra de Jorunn dos veces, por su bien, pero lo había hecho. Y ambas veces otros miembros del grupo le habían dado alas. No iba a volver a aconsejar a Jorunn para que Thorgrím o Klemet dijeran lo contrario. Sigurd obedecía al jarl, no obstante, si quería mantener su honor intacto debía oponerse rotundamente a lo que pretendía su hija...

Por otro lado, estaba el tema de que ahora no sabía si era bueno o malo darle demasiada confianza a Jorunn. Sin saber lo que significaban sus palabras anteriores, obviamente, no sabía qué hacer con ella.

Siempre creí que liderar era más difícil que seguir...

El hirdman decidió una solución intermedia, y se giró a Hild, amiga de Jorunn. La mirada era más que clara, poniendo los ojos en blanco y pidiendo en silencio que impusiera algo de sensatez a Jorunn. La völva era joven, pero inteligente, esperaba que tuviese el valor para ayudar a su amiga. Algo en lo que Sigurd había fracasado, más de dos veces, estrepitosamente.

-¿Podrías sacarla de su locura? Por favor...- Preguntó al oído de Hild, en un bajo susurro apenas audible. No quería tener que coger a Jorunn y atarla al mástil del barco de Osvif para que siguiera las indicaciones que había dado el jarl, y para que recordase que si se encaminan en otra expedición sería bajo las órdenes de su padre, no suyas. Por no hablar de que ¿por qué se iban a quedar ahí? ¿Acaso Jorunn es adivina y sabe que el rostro de Odhinn está por esta zona? La Dama había dicho que lo buscaran, no por donde debían buscar... y por ahora Sigurd no creía que tuviesen manera de saberlo, a menos que Odhinn se lo dijese a Hild. Pero si quisiera hacerlo, lo haría mediante la völva o mediante alguna señal.

El guerrero había pasado la última hora recorriendo el salón de la Dama de la Escarcha arriba y abajo sin descanso. Igual que un lobo al que hubiesen encerrado en una jaula demasiado pequeña, el berserk estaba inquieto, miraba a su alrededor sin fijarse en nada de lo que estaba viendo mientras sus pies no dejaban de moverse.

Por mucho que la risa de la dama y sus últimas palabras parecían indicar que el hirdman volvería con vida, el bersek no podía evitar pensar que en el fondo no era más que una bruja que evidentemente solo podía hacer cosas de brujas.

Cuando por fin volvió el hirdman, que parecía en bastante buen estado tras su encuentro con la dama, toda la tensión que había acumulado hizo que ni siquiera prestara atención a las palabras de Jorunn sobre buscar el rostro de Odhinn, ni a que el hirdman se acercara a hablarle al oído a Hild, sino que hizo que soltara el hacha y recorriera la distancia que le separaba y le diera un fuerte abrazo con la suficiente fuerza para partir la columna de una cabra.- Sigurd. Thorgrím se alegra de no verte convertido en una estatua de hielo.- Le dijo justo después de soltarlo e irse a recuperar su hacha del suelo.

La völva respiró aliviada al ver de nuevo al hirdman de una pieza, aunque su expresión no parecía indicar que hubiera pasado los mejores momentos de su vida. Pero la sonrisa que se empezaba a intuir en el rostro de Hild recibiendo al hirdman se quedó congelada al escuchar a Jorunn. De nuevo su amiga actuaba sin pensar lo que estaba diciendo. ¿Quién se creía que era para decir que las palabras de la Dama eran vacías? Conocía a Jorunn y sabía que podría llegar a ser una buena líder, pero por el momento no lo estaba demostrando. Un buen líder tenía que inspirar a su gente la suficiente confianza y coraje para querer seguirlo, pero cuando las dudas hacían mella entre los miembros del grupo tendría que replantearse su liderazgo. Todos podían fallar, por supuesto, pero cuando las decisiones equivocadas, las órdenes dadas sin pensar y quedar en evidencia ante sus hombres, era entonces cuando... Jorunn necesitaba no ser tan precipitada en sus órdenes y pensarlas detenidamente, y escuchar a los demás no era signo de debilidad.

Lo que Hild no esperaba era que Sigurd acudiera a pedirle ayuda. Entendía al hombre, la misión que le había encargado el jarl era cuidar y proteger a su hija, pero en más de una ocasión Jorunn le había tratado como un mero sirviente, haciendo caso omiso a sus consejos y a su experiencia y, para rematar, las palabras que le había dirigido antes de que el hirdman se fuera con la Dama. O Jorunn recapacitaba o la misión se iría al traste. Antes de contestar se quedó mirando al berserker y la alegría, a su manera, que demostró al ver a Sigurd sano y salvo.

- Lo intentaré, pero no te aseguro nada.

Con un suspiro de resignación se acercó de nuevo a su amiga. Una vez más tendría tenía que conversar con ella y Hild no estaba segura de que Jorunn, en esta ocasión, le fuera a hacer caso.

- Jorunn, tu padre nos mandó acudir a la Dama con una misión muy concreta, escuchar lo que tenía que decir y volver. No creo que sea buena idea ir de un sitio a otro buscando una imagen del rostro de Odhin sin que el jarl lo ordene. Además... La Dama ha hablado y aunque no entendamos sus palabras y tú las consideres vacías, son un tesoro. El rostro de Odhin... Tienes que entender que Odhin muestra distintas caras e ir de un sitio a otro buscando algo que no sabemos que forma adoptará es una completa locura. Llegado el momento te puedo asegurar que sabremos identificarlo. Pero creo que lo más prudente es volver, y si el jarl desea que emprendamos otra búsqueda lo haremos.

Con un par de apretones en los bíceps de Sigurd para asegurarse que estaba en perfecto estado y una sonrisa en los labios el berserk se separó por fin del hirdman. - Alegra esa cara. No todo el mundo puede decir que ha estado con una bruja y ha sobrevivido para contarlo. Si Thorgrim estuviera en tu lugar estaría pidiéndole a Yngwe que no olvidara nada de lo que aquí ha pasado.-  A vista del guerrero que un scalda formara parte del grupo no aportaba más que ventajas.

Con su hacha nuevamente apoyada sobre su hombro, el enorme guerrero caminó hasta pasar por delante de Jorunn, le caía bien aquella joven, tenía la temeridad y la insensatez propias de un gran guerrero, y un espíritu libre y aventurero, que el berserk no podía sino alabar y admirar. - No. - le dijo casi sin detener su camino en busca de la salida. - Thorgrím sí puede volver y es precisamente lo que va a hacer.

Aunque en un principio pareciese que no había prestado atención a ninguna de las órdenes que la noble había dado, lo cierto es que las había escuchado a la perfección. El Jarl Holf les había pedido que vinieran a consultar a la Dama, y eso era lo que habían hecho. Su obligación para con su líder acababa en ese momento y no pensaba recorrer scanía buscando algo que igual se encontraba en la aldea del clan Kjari, a menos claro que su Jarl se lo pidiera.

Sigurd había pedido a Hild que hiciera entrar en razón a Jorunn, pues él ya no se atrevía a aconsejarle y después de sus palabras no sabía ni cómo dirigirse a ella. Pero el abrazo del berserker lo pilló por sorpresa y casi lo asfixia, Sigurd era fuerte, seguramente ese abrazo le hubiera hecho mucho más daño de no ser así, pero durante unos momentos no pudo respirar.

-Thor...grím...- Dijo, asfixiado hasta que le soltó -gracias, yo también me alegro de poder veros...- respondió, cambiando algo de su humor sombrío por la espontaneidad del guerrero de Odhin. Sigurd no sabía si era bueno repetir lo que la dama había requerido de él delante de la hija del jarl, así que simplemente sonrió y dio una palmada al berserker. El cual le sorprendió por su reacción tan abierta...

Y ya van cuatro...

El hirdman torció el gesto algo apenado porque la primera expedición de Jorunn le hubiera salido tan mal, pero también fue consciente de que así la joven aprendería. Tan sólo lamentó que no hubiera hecho en un primer momento nada por seguir sus consejos. Sigurd creía haberse portado bien con ella, aún se acordaba de como le pidió que llevase sus caballos a las cuadras y que le trajera sus armas tras la cacería, hace algún tiempo. De no haber sido Jorunn, Sigurd, le habría cruzado la cara de un puñetazo por haberlo tomado por un sirviente, hija del jarl o no. Y a pesar de todo, parece que Jorunn no se da cuenta de que, todo cuanto hacemos, es únicamente porque queremos ayudarla.

El hirdman chasqueó la lengua observando a Thorgrím irse, el impetuoso berserker podría haber esperado antes de largarse sin que Jorunn rectificase, pero siendo quien es no le extrañaba para nada su reacción. Sigurd, por su parte, sí esperó para ver si Jorunn recapacitaba.

Este no es lugar para explicar por completo los planes pero si no lo hago, no creerán en mi.

Tranquila Hild. —dijo la chica al entender que había asustado a sus compañeros—No es mi intención recorrer los mares y el mundo en busca de señales esquivas, sin pensar en lo que hacemos. Tan solo creo que debemos dar la oportunidad al destino de ver si nos indica algo. Está claro que no estamos preparados para un largo viaje. No en estas condiciones... pero tampoco debemos zarpar nada más llegar donde Osvif. Es posible que una noche de descanso nos dé... o mejor dicho, te dé alguna señal. Eres poderosa Hild, y lo demostraste el año pasado.

Jorunn había dejado claro cuales eran sus intenciones: volver al barco, esperar que Hild tratase de obtener alguna respuesta y, ya con esta respuesta decidir; más no se imaginaba que tuviese que dar tantas explicaciones. ¿Acaso no se daban cuenta que si la völva detectaba la presencia de alguna señal antes de marchar podrían ir con más información? Era mejor comprobarlo antes de marchar. Sin embargo estaba claro que su temeridad y alguna mala decisión había ocultado a los ojos de los demás que ya no era una niña. La muerte de su sobrino había cambiado a la muchacha, aunque ni ella misma sabía hasta que punto. Mientras hablaba vio como Thorgrimm amenazaba con romper las costillas a Sigurd y no pudo evitar esbozar una sonrisa. Por supuesto, eso es algo digno de contar...y me alegra que las leyendas fuesen solo leyendas. Ahora será mejor que bajemos. Podemos hablar mientras caminamos. 

Klemet parecía reflexionar sobre lo que había ocurrido y ninguna palabra, ni siquiera de aliento, salió de sus labios. Yngwe sin embargo escuchaba atentamente lo que decían sus compañeros probablemente componiendo en su cabeza alguna canción para narrar lo que allí había ocurrido cuando volviesen a casa.

Al salir de la caverna, pese a tener la sensación de que solo habían pasado unas horas desde que entraron, ya se había hecho de día. El temporal había cesado, pero todo el paisaje estaba cubierto por un manto de nieve. A lo lejos en el valle se veía ascender el humo en el mismo lugar donde lo habían visto el día anterior. 

Solo quedaban dos opciones, o más bien una) o bajaban por el mismo sitio por el que subieron lo cual era un riesgo de caer o bajar por el camino que habían descubierto al subir.

Klemet mantuvo la cabeza mirando al suelo y no la levantó hasta que Sigurd apareció ante ellos. Una ronda de sonrisas, saludos y abrazos del grupo sólo provocaron en él un asentimiento de aprobación: el hirdman estaba bien y todo, por ahora, parecía estar en orden. La Dama de Escarcha no había sido tan terrorífica como la pintaban, pero algo le decía al thurl que aquello no había terminado ahí.

No intervino en la pequeña discusión del grupo y salieron afuera, momento en el cual Klemet observó arriba y abajo, cerrando los ojos en un momento de concentración. - Deberíamos continuar hacia arriba. Si bajamos ahora, dudo que tengamos ni energías ni moral para volver a subir. Si hay algo aquí de utilidad, deberíamos asegurarnos de aprovecharlo antes de volver con Osvif y con el jarl. -

En realidad, él era de la opinión de Jorunn, pero no pensaba discutir sobre eso hasta llegar al campamento.

Jorunn asintió. La escalada había sido difícil para todos, especialmente para la völva. Además, varios de sus compañeros estaban heridos y, como líder debía tener esto en cuenta. bajar por el precipicio podía significar la muerte y el camino parecía llevar también descender. Sin embargo, no quería ofender a Klemet o Hild diciendo que estaban heridos, tampoco quería quedarse en evidencia ella misma diciendo lo mismo. Es mejor bajar por el camino, si. No sabemos si los salvajes nos han seguido y nos esperan abajo... Mientras bajamos podrían atacarnos sin que tengamos posibilidad de defendernos. 

Era obvio que debían bajar por el camino más fácil, el grupo no estaba precisamente en las mejores condiciones. Lo más probable es que el peligro venga de frente, ya que en retaguardia lo único que hay es la caverna de la dama.

Sigurd estaba de acuerdo con Jorunn, pero dadas las circunstancias no se dirigió hacia ella directamente. Se giró hacia el berserker para proponerle algo que le gustaría:

- Thorgrím, tú y yo deberíamos ir delante y los demás detrás...- Tras estas palabras al guerrero feral, Sigurd hizo un movimiento de cabeza para que le acompañase, antes de emprender la marcha que Jorunn había indicado. Podrían discutir el orden en el que tienen que ir, pero el hirdman lo consideraba una tontería en ese momento, bastaba con que los hombres que estuviesen en mejor estado fueran delante.

Si son tan imprudentes para esperarnos abajo volverán a probar el filo de mi hacha.- Contestó el berserker deseando que la prudencia no fuese la característica que definiese a los salvajes de la playa.

Dalo por hecho.- dijo adelantándose al hirdman en dirección al camino por el que descenderían.- Tú vas segundo. En caso de ataque tienes un deber que cumplir.

El grupo comenzó a caminar a través de la nieve por aquel glaciar brillante de regreso a la playa junto con el resto de la tripulación. Habían llegado allí buscando respuestas y ahora tenían incluso más dudas que antes... 

Los dos guerreros se pusieron en cabeza mientras el resto caminaba detrás atentos a cualquier señal que se cruzase en su camino ya fuese de los dioses o de sus enemigos.