La lluvia aprieta más y más, la claridad desaparece a medida que el viento empuja las nubes que se apelotonan sobre vosotros, a punto de desplomarse sobre la tierra. Negras, oscuras, rugientes. Los relámpagos centellean toda la noche y no pocos caen entre las montañas. El bosque cruje violentamente y un pequeño desprendimiento cae junto a la entrada de la cueva sin ninguna consecuencia más. Es una buena tormenta y no será seguro cuando acabe, no tenían alimentos de reserva pero al menos tenían el fuego. Si el día siguiente les permitía salir a por leña tal vez pudieran resucitar las ascuas del fuego que Hankal había encendido.
La hoguera era grande y vigorosa y su calor inundaba toda la cueva, no obstante la piedra seguía siendo fría e incómoda, lejos de ser perfecto era más de lo que ninguno de los dos neandertales hubiera soñado dos semanas atrás. De no ser por la lluvia torrencial, la hoguera a la entrada de la cueva seria visible desde varios rincones de aquellas montañas. Los pequeños riachuelos de agua de manantial ahora eran furiosas trombas de agua que caían, y en uno de tantos golpes de agua, la empalizada de Hankal desapareció montaña abajo. Todo el trabajo de horas aquella tarde se había ido arrastrado por aquella furiosa tormenta. Sería peligroso salir ahora para cualquier cosa, era mejor guarecerse en la cómoda, segura e inalterable caverna.
Oya no había hecho absolutamente nada con el sílex, ni siquiera había intentado hacer un pedernal y miraba de soslayo el sílex que le quedaba en la penumbra del fuego, llevando su mirada de vez en cuando al hacha que hace un momento había construído.
Noche
2º, Lluvia fuerte, Viento Fuerte
-1 de Alimento en la Noche
-1 de Estrés por Terreno Conocido
+1 de Estrés por Hambre
+1 de Estrés por Frío
-1 de Estrés por Fuego
+1 de Estrés por Soledad
Aún podeis aprovechar la noche si quieres seguir interactuando, además, puedes aprovechar la noche para seguir familiarizándote en el dialecto con Oya, y que ésta aprenda una palabra de tu vocabulario.
Noche 2º, Lluvia fuerte, Viento Fue
El tiempo había empeorado mucho menos mal que se había conseguido guarecer a tiempo, aquel era un refugio muy bueno y Hankal se sentía orgulloso de él. Unió los tres primeros dedos de la mano derecha picoteando la palma de la mano izquierda enseñándole los dientes a Oya reprendiéndola por no haber tallado el pedernal. Le enseñó el hueco que había estado haciendo durante toda la tarde sobre la tierra húmeda , enseñándole un trozo de hueso en forma de costilla o más bien pico indicándole que tallase esa forma mientras él se acurrucaba a su lado para descansar. No era el momento para salir fuera, ni mucho menos, al amanecer ya se preocuparían por el tiempo, aunque en algún momento tendrían que salir fuera tanto para recoger más leña como para cazar, pero decidir cuando dejaba de llover no estaba en su mano.
Le enseño el gesto de *Tallar y aprendo lo que ella me quiera/pueda enseñar.
Yo de noche duermo, pero si ella ha perdido el turno de la tarde Hankal riñe a la hembra y la hace currar. Los neantherdales no aceptamos mantenidas XDDDD.
Oya rehúye la mirada de Hankal. Ha estado deambulando sin hacer nada de provecho toda la tarde mientras llovía y ahora bajo el estruendo del viento huracanado ve los dientes de Hankal mientras le dice que talle. Parece reticente, aún le queda otra piedra de sílex pero coge el hueso y empieza a picotear algunas lascas a modo de práctica y calentamiento con desgana.
Cuando Hankal parece que se echa a descansar Oya le despierta - Hankal - Picotea los tres primeros dedos de su mano derecha contra la izquierda - Oya Kish - y entrega el hacha, para la cual aún ninguno de los dos tiene una palabra que la nombre. Mientras deja el hacha frente a Hankal para que entienda qué quiere decir. Ella se desplaza detrás de él, y pasa ambas palmas de sus manos por la espalda peluda del homínido- Hankal-Oya
Noche
2º, Lluvia fuerte, Viento Fuerte
Noche 2º, Lluvia fuerte, Viento Fuerte.
El homínido remuga cuando Oya le despierta, la toma con fuerza y la pone junto a él para que ambos se den calor mutuo y ella se este quieta. Sino quiere trabajar que al menos no le moleste piensa para si después de toda una tarde moviendo piedras y palos que ahora se ha llevado la fuerte tormenta. La mira cuando le ofrece la nueva herramienta aceptándola aún algo reticente a causa de la desidia y pereza de la hembra. Una vez Oya esta a sus espaldas el macho se deja querer olisqueando a su pareja para advertir el celo de la hembra.-Hankal-Oya- asiente posesivo más complacido por las caricias y sumisión de la hembra. Hankal se ladea para observar a la mujer colocando el mentón sobre su pecho, ladeando la cabeza como a poco acunándose a medida que captaba el olor de la hembra a la para que se frotaba contra ella y le lamía el cuello para marcarla con su olor. Mucho más fuerte al tratarse de un macho, eran una tribu de dos y la hembra se mostraba propicia, así que la haría suya para que futuros miembros de la tribu ya pudieran notar su olor en ella cuando llegasen.
La noche pasa en la cómoda caverna de Hankal, al amparo, calor y seguridad del fuego, juntos los dos homínidos en uno de los rincones de la cueva. La tormenta ha sido violenta y ahora los truenos han quedado silenciados, tan solo el viento parece lanzarse violentamente buscando el reencuentro con la ruidosa tormenta, ahora la lluvia cae constante como un montón de agujas finas y heladas que viajan en todas direcciones en busca de una diana que colisionar.
Cuando Hankal empieza a echar en falta algo de calor se levanta y Oya ya se encuentra hacendosa afilando su lanza. Asiente al mirarte y se coloca la lanza al hombro, apoyado su extremo sobre la piedra para liberar las manos y picotear con los dedos de la derecha la palma de la mano izquierda - Oya
Oya observa las brasas del fuego, durante la noche habeis ido echando los trozos de leña seca y corteza que Hankal encontrara la tarde anterior, pero ahora es solo un montón de brasa que de vez en cuando resplandece con el viento ligero que sopla en la entrada de la cueva, ella se acerca y torpemente prueba a moverlas con la lanza y aunque resplandecen ligeramente, a ojos de Hankal no hace otra cosa que alejar el calor que les queda a las brasas unas de otras.
Mañana
6º, Lluvia ligera, Viento fuerte
-2 de Alimento
-1 de Estrés por cópula
El fuego se debilita, debe recolectarse leña o tras la noche se apaga, al estar ya encendido tiene un +1 a la tirada, y un +1 adicional por el hacha que aún no habeis nombrado.
Mañana 6º, Lluvia ligera, Viento fuerte
Amaneció con algo de lluvia pero sin que fuera una gran molestia, el homínido se desperezó con calma habían descansado bien junto al calor de la hoguera. Ahora mismo la única preocupación inmediata sería llenar el estomago, aunque aquella lluvia espantaba a las presas estas no vendrían solas a la cueva. Hankal cogió el hacha y se la enseñó a Oya simulando dar un hachazo Oghk, Oghk dijo con voz gutural intentando reproducir el sonido que hacía la herramienta al golpear la madera. Le había dado un nombre a la herramienta y con ella en la mano examinó el triste estado del fuego, miró a Oya quien le pedía salir de caza y le negó con la cabeza señalándole el cielo. Sacó la mano de la cueva y se mojó la mano enseñándosela a la hembra para luego señalarle los pedernales que quedaban por trabajar. Mientras tanto Hankal salió bajó la lluvia hasta el viejo árbol muerto aporreándolo con el hacha llevando ramas gruesas a la cueva dejándolas a un lado, una ves tuvo un buen acopio se sacudió el agua y empezó a partir la leña. Hankal arrojaba al fuego el interior seco de los troncos soplando para no mojar la débil llama esperando a que se avivase el fuego, así a lo largo del día iría secando el resto de la leña para su futuro uso. Esperaba que a mediodía el tiempo amainase y entonces si o si deberían salir a cazar.
Motivo: Fuego
Tirada: 3d6
Resultado: 4, 4, 3 (Suma: 11)
Lluvia Ligera -1 Caza/Rastrear. Viento Fuerte -1 a Percepción, -2 a Armas Arrojadizas.
Oya unió los tres primeros dedos de la mano derecha contra la mano izquierda - Oya Kish - Tras esto y muy dispuesta agrupó los tres pedazos de sílex que Hankal y Oya tenían en el lado de la cueva en el que había hecho aquella primera hacha. Apartó algunas esquirlas del tallaje anterior y guardó otras por si requería más adelante, debido a su tamaño aunque inútiles a la hora de hacer herramientas.
Con paciencia empezó a tallar el sílex que tenía, aunque las idas y venidas de Hankal bajo la lluvia provocaban que continuamente se apartara de su faena a la entrada de la cueva, para asegurarse que el homínido no corría ningún peligro. El viento soplaba muy fuerte y la lluvia podía traer algún disgusto rodante por la ladera de la montaña.
No obstante y cuando Hankal había recogido leña suficiente y la sostenía sobre las brasas tratando de secarla, Oya ya había tallado un excelente pedernal. Su filo y grosor lo harían muy útil, pero aún encerraba muchas más posibilidades si podía convertirse en alguna otra herramienta.
Mientras Hankal empezó a tallar la madera con su hacha buscando partes más secas con las que avivar la llama Oya se interesó por el fuego acercándose junto a la tarea de Hankal. Cuando recibió la mirada del hombre, Oya extendió sus manos hacia el fuego cuyas brasas empezaban a encenderse más, proporcionando de nuevo el calor necesario, pronto sería de nuevo una rugiente hoguera que mantendría caliente toda la cueva. El aire fresco que soplaba no afectaba en absoluto a la hoguera en aquella excepcional cueva y el viento renovaba el humo y daba una agradable brisa que recorría la espalda de ambos neandertales mientras sentían el calor de la hoguera.
Motivo: talla lítica
Tirada: 1d6
Resultado: 6 [6]
Motivo: talla lítica
Tirada: 1d6
Resultado: 2 [2]
El fuego siempre consume toda la franja
La lluvia se detiene, de forma gradual y poco a poco el sonido del repiquetear contra la roca de la furiosa tormenta desaparece y los rayos y los truenos quedan fuera del alcance de ojos y oídos. Riachuelos de agua clara caen junto a las entradas de la cueva. Oya deja su trabajo y se aparta un par de metros de la entrada de la cueva para agacharse y hacer sus necesidades.
El cielo se ha mantenido oscuro y nublado pero el viento ha aflojado durante el mediodía. Quizá pudieran pensar en hacer una pequeña excursión antes de que alcanzara la noche. Oya se coloca frente a Hankal con todos los dedos de su mano izquierda golpeando furiosamente la palma derecha - Hankal
Oya-Sa - Oya recoge su lanza y se coloca con ella frente a la entrada de la cueva.
Mediodía
6º, Cielo nuboso, Viento ligero
-2 de Alimento a Mediodía
Resta dos sílex y añade 1 pedernal por la talla lítica de Oya
Mediodía 6º, Cielo nuboso, Viento ligero.
Por fin parecía detenerse la lluvia, Hankal se desperezó y salió fuera en busca de la luz del sol. Bebió agua de los frescos manantiales aliviando luego su vejiga mientras espera el regreso de la hembra. Las prioridades están claras, el rugido de sus estómagos les recuerda que deben salir a cazar. El homínido dejó el fuego alimentado para que aguantase hasta su vuelta antes de prepararse para partir y los pedernales ocultos en la cueva.
Una vez dispuestos Hankal llamó a Oya con tono autoritario entregándole la lanza que había hecho el día anterior con la punta de pedernal. Él por su parte llevaba la lanza con pinta de pedernal, la vieja lanza de Oya y el Oghk, pues así habían nombrado a la nueva herramienta por su sonido al morder la madera. El macho señaló hacia el valle de los perros mientras repetía el gesto de Oya picando con todos los dedos de su mano izquierda golpeando furiosamente la palma derecha.
Ya no volverían hasta la noche, esperando regresar con el estomago lleno.
Oghk-Hacha
Descendeis la ladera de la montaña, contra el techo de nubes grises se apelotonan bastantes bandadas de buitres. Las lluvias de la noche anterior debieron dejar bastantes víctimas en el valle, y bien sabía Hankal que si se internaban en el laberinto de las colinas encontrarían en sus peligrosos cañones más de un cadáver. Los buitres podían guiarles, también podían únicamente cazar buitres o liebres, o quizá ir en busca de una presa un poco más peligrosa con la promesa de sus pieles para curtir.
Oya debía pensar lo mismo, pues comprobaba su lanza de pedernal. Un arma un poco más elaborada. El pedernal se partía y salía volando con facilidad. Se recolocaba en un momento pero la convertía en un arma poco confiable que por otro lado y si aparecían perros, sería sin duda el arma de elección para abatir enemigos peligrosos con mayor rapidez que el tosco venablo de madera.
Oya repasaba el pedernal de la lanza - Oya KishSá ... - Parecía querer decir algo, haciendo una seña que interrumpía ella misma sin estar segura y bajaba la cabeza. Debían estar a menos de una hora de las colinas, bajaban por el bosque reseco de la ladera montañosa cuando oyeron unos gritos
-¡EUUUUUUU! ¡EUUUUUUUU!
No provocaron ninguna alerta en Oya, que no identificaba que fuera el grito de una bestia peligrosa. Pero agarró un mechón de la espalda de Hankal dirigiendo su mirada a una roca no muy lejana donde una homínida sucia y cubierta de un pelo uniforme y lleno de mierda agitaba sus brazos
Motivo: Oya Sobreesfuerzo intelectual
Tirada: 2d6
Resultado: 3, 5 (Suma: 8)
Mediodía
6º, Cielo nuboso, Viento ligero
Mediodía 6º, Cielo nuboso, Viento ligero.
La pareja de neandertales estaba descendiendo de las montañas portando sus lanzas para dirigirse hacia los fértiles colinas en busca de caza, el camino prometía ser confuso y escabroso aunque aquello no parecía detenerles. El macho parecía estar llamando la atención a la hembra sobre la presencia de las numerosas bandadas de buitres que merodeaban por la zona, quizás una manera fácil de conseguir un poco de comida sino conseguían cazar una presa digna de mención.
En un momento repentino después de que Oya y Hankal terminasen una improvisada discusión sobre las lanzas que portaban la hembra llamó la atención del macho hacia algo que se movía ladera abajo. El macho dio un paso al frente con la lanza de pedernal presta mientras enseñaba los dientes con fiereza a la espera de un posible peligro, sin embargo la fiera expresión dejó paso a la sorpresa al ver a otra hembra de sus especie hacerles señas. Su instinto le hizo poderse en guardia a medida que observaba su alrededor en busca de alguna amenaza invisible mientras se iban acercando con cautela a la desconocida...
A medida que se acercaban la neandertal que habían encontrado empezó a explicar, bufando con fuerza - Naak Naak - Moviendo las manos a continuación - WaaIvi - Estaba visiblemente cansada y sus ojos eran tristes. Esperó un momento la respuesta de Hankal y Oya hasta que finalmente sacó un sílex de una bolsa muy gastada y lo dejó en el suelo, retrocediendo después para limpiarse la cara de secreciones.
Oya miró a Hankal directamente a los ojos. Se conocían bien y Hankal no necesitaba demasiados gestos para leer a Oya. Miraba con suspicacia y a la vez con ansiedad, estaba feliz de haber encontrado a alguien y no podía esperar para inspeccionarla y unirla a ellos.
Seguimos en la escena: Tribu