Partida Rol por web

La Reina Roja, acalorada por su caída y por todo lo sucedido, dá un traspies y vuelve a caer de bruces en el suelo. El Gato Risón no puede evitar soltar una carcajada aguda.

Inmediatamente, las Jotas de Corazones, empujando a la joven, se lanzan a levantar a su querida Reina, tropezando al mismo tiempo unas con otras. Verónika vuelve a caer al suelo, indignada por no ser el centro de atención y porque su piel sigue teniendo ese tono verdoso.

En ese preciso y caótico momento... alguien entra apresuradamente en el Castillo de la Reina Roja...

- ¡Hermana!

La viva imagen de la Reina Roja, más pequeña, delagada y con una cara más proporcionada. Soy claramente más hermosa, más bella y más admirada por todos. Y, por supuesto, también se me da bien cortar cabezas.

Miro con desdén a la chica verde que está en el suelo y saludo con la mano al Gato Risón, aunque odie los gatos con todo mi ser.

- Hermana... Siempre por los suelos - digo, disfrutando de la escena -. ¿Cuándo aprenderás a no caerte al andar? Pobres cartitas.

Suelto una carcajada histérica, apartando un mechón de pelo de mi cara, con una mano con las uñas exajeradamente grandes.

- Unos asuntos de vital seriedad me requieren aquí, hermana - pronunciaba la palabra "hermana" como si tuviera náuseas -. Si gustas, podríamos pasar a hablar... Por cierto, ¿La Reina Blanca?

La muchacha miro a la bella mujer que habia hecho entrada y que la había mirado con desdén.

Cuando le dio la espalda le saco la lengua enfurecida. Luego saco el pequeño espejo portátil con el que solía entrar y unas lagrimas aparecieron en sus mejillas. ¿¡ COMO DIANTRES SE SACARÍA ESE COLOR VERDE DE SU BELLO ROSTRO!?.

Se levanto luego de eso y se acerco a la Reina Roja.

¡¿Que quién soy yo?! ¡¡¿QUE QUIÉN SOY YO?!!, presa de la desesperación acaba tropesando con sus pies, su vestido, o con el aire, y termina en el suelo. Patalea y grita con furia hasta que, naipe tras naipe, alguien consigue levantarla. Continúa gritando, ¡YO SOYY... YO SOY....! hasta que su hermana se cruza en su mirada. Ah, hola, hermana, dice, relajando sus modos repentinamente. Abre mucho los ojos al escucharla, Íbamos ahora mismo a tomar el té, ¿querrías acompañarnos?. De repente parece una reina de verdad, henchida de dignidad.

Mira a los naipes con una actitud elegante. Por favor, sujetad bien a la muchacha. Nos acompañará, su aspecto nos hará reír mientras compartimos el té. Comienza a andar de nuevo hacia el castillo, como si fuera una nueva persona, mucho más orgullosa... si cabe.

El nuevo cambio de la cabezona sorprendió a Veronika.

Pero luego sus palabras generaron en ella un par de pucheros, acompañados con lagrimas que salian a borbotones de sus ojos, mientras era sujetada por los naipes y los miraba a cada uno desesperada.

- ¿Tan feo es el color verdoso que tengo en la cara? -

Tras unos momentos sin dejar mis carcajadas tras la caída de la Reina Roja, vuelvo a la realidad y me encuentro con la Reina Roja, la perfumada y la Reina Roja...¿¿¡¡¡¡LA REINA ROJA OTRA VEZ!!!!??? Pero que tontería.... fijándose se dio cuenta de que estaba más flaca...

Aprovechando el revuelto entre las dos reinas, se acercó a la perfumada y le dijo:

-¿Quieres salir de aquí? Muy bien, haz lo que yo te diga y sígueme el rollo

La muchacha era guiada por los naipes, sin que sus lagrimas salgan de sus ojos, hasta que oyó hablar al gato.

Nunca en su vida había probado la droga que las demás modelos le había ofrecido para que lograra llevar sin ningún problema la apretada agenda que tenia, pero, ver un gato hablándole no hizo más que dudar en el café que se había tomado en la mañana con su manager. Lo miro de reojos, lo examino de nariz a cola, y luego suspiro. Era el único que le daba opción de salir de ese maldito parque de diversiones e irse raudamente a su evento.

- Ok, ok, ok, pero más te vale que no sea una broma ... sino, conoceras de lo que es capaz una modelo de mi categoría ... -

Miro con desdén y disiumulo a la joven verde y al horroroso Gato Risón (en fin, mi hermana nunca ha tenido muy buen gusto para rodearse de cosas glamurosas). Los oigo cuchichear y curvo los labios con malicia. Levanto el dedo índice, exhibiendo una uña excesivamente larga, y les indico que nos sigan sin necesidad de pronunciar ninguna palabra.

Luego, me agarro del brazo de mi hermana, La Reina Roja, y camino a su lado de camino al interior del castillo, paseando entre el camino laberíntico y rodeadas de Jotas de Corazones. Observo el lujo que rodea a mi hermana con cierto recelo. Siempre ha sido avariciosa, con un negro corazón y un egoísmo abrumador... ese es el principal motivo por el que fue capaz, de la forma más vil posible, de arrebatarle a nuestra hermana, la Reina Blanca, todo lo que tenía.

Sin embargo, yo soy más malvada, avariciosa y egoísta que ella.

Sonrio para mis adentros.

- No estaría de más, querídisima hermana, que la Reina Blanca nos acompañase en esta agradable tertulia familiar para tratar de temas tan importantes - insisto, apurando el paso hacia el castillo -. Por cierto... ¿Alguna ejecución planeada para hoy?

Apenas percibe los murmullos a sus espaldas. Está tan henchida de ego que ni oye, ni ve, y camina correctamente porque sus pies ya se saben el camino, que si no...

Suspira. La tuya, hermana, como vuelvas a nombrar a esa... a esa..., golpea con un puño contra una mesita de jardín mientras caminan con final de frase.

Se detiene y mira a su hermana. Tira averiguar intenciones. ¿Y tú, querida, por qué querrías reunir a las tres hermanas en una misma sala? ¿Algún aquelarre preparado para esta tarde, o es sólo que echas de menos los viejos tiempos? Sus ojos despiden más furia que otra cosa, pero su voz, a pesar de la ironía, suena *demasiado* amable.

Aún mirando fijamente a su hermana, habla a la chica de la cara verde. Eh, verdosa, ¿cómo te llamas?

Miro la situación curiosa. Si por lo que escucho son hermanas, a mi parecer deberían llevarse mejor. Y por sobre todo la mujer que me había mirado con cierto desprecio, era bastante guapa y no le ayudaba a verse así a su hermana. ¿O será que le gusta llevarse la mirada de los chicos solamente a ella?. Si era así, ella no podía objetarle nada, después de todo ¿Quien es la modelo que siempre busca robar las miradas? ... "oh sea hellow".

Pero mis pensamientos son rápidamente olvidados dándole lugar a las palabras de la Reina Roja, no puedo evitar que mis ojos se llenen de lagrimas otra vez. Es denigrante que se me vea a MI, con el rostro color verde.

- Yo me llamo Veronika ¿Y tu? -

Intentando ocultar en vano los pucheros al hablar.

Pongo los ojos en blanco, tirando de mi hermana sin disimulo.

- ¡Vamos querida, vamos! - gruño, realmente enfadada - Tus modales van de mal en peor... ¿A caso esta es forma de tratar a tu querida hermana que hace tanto tiempo que no ves?

Echamos a andar a buen paso, seguidas de las Jotas de corazones, la chica verdosa y el Gato Risón (a los cuáles nadie ha dado vela en este entierro) y nos adentramos en el Castillo.

Llegamos a una estancia amplia, desordenada, en la que por doquier había Jotas de vigilancia. Miro con lujuría cada uno de los objetos de aquel lugar, pasándome la lengua por los dientes.

- ¿El té, hermana?

Sigo tirando de ella, de camino al comedor, mientras ordeno a una de las Cartas que se encargue de servirnos cuanto antes.

- Supongo que estarás al tanto, hermana - le digo, mientras nos sentamos a la mesa. Le indico a la chica verdosa que se siente a mi lado, enfrente de la Reina Roja -. De los forasteros que rondan por estos lares.

La Reina se detiene y mira fijamente a la joven verde. Acerca mucho su cara a la muchacha y, soltando un agradable aliento a pastas revenidas indica, Yo soy La Reina Roja. Se separa un poco y, abriendo los brazos, dice, y mi reino es éste en el que estás. O sea. Aquí mando yo.

Se da la vuelta y continúa caminando hasta llegar a la sala. Se sienta, ceremoniosamente y hace una señal a una de las jotas que aguardan. ¡Vamos, traiga el té! ¿A qué espera? Se acomoda la falta y sonríe, Sí, por supuesto que estoy al tanto, ¿qué forasteros? Apoya un codo en la mesa y entrecierra los ojos, buscando una respuesta...

Suspiro cansinamente, poniendo los ojos en blanco, exajerando el gesto. Aparto un mechón de pelo valiéndome sólo de una de mis largas uñas pintadas de color rojo, sonriendo con desdén.

- Como siempre, hermana, no te entereras de lo que se mueve a tu alredor - suelto una risita discreta -. Me temo que ese es el motivo por el cuál fue La Reina Blanca la que tuvo que llegar al trono, y tú únicamente te limitaste a meterte en el medio.

Me encantaba hacerla rabiar, y sabía que hablar de nuestra otra hermana la sacaba de quicio, pues la detestaba. Por eso mismo se había encargado de desterrarla en el Bosque.

- El picaporte me ha informado personalmente de la presencia de "intrusos" en el país de las Maravillas, hermana - digo, como restándole importancia -. Es posible que aquella jovencita de ocho años... mmm... ¿Cómo se llamaba?... ¡Alicia! ¡Sí! ¿Recuerdas a Alicia, oh Reina Roja? La misma que tomó ese mismísimo trono que tú ocupas ahora mismo hace... exactamente unos...mmm... ¿Diez años? ¡Oh! Una joven muy encantadora.

Me miro las uñas, sonriendo con malicia.

- ¿Qué aspecto tendrá...? - pregunto, y entonces miro a la chica verdosa - ¿Eh? ¿Qué me dices de nuestra querida invitada, la chica verde? ¿No te parece que le da un aire a... Alicia?

Veronika miro con atención a la Reina Roja.

Si, quizás por su atuendo era creíble que fuese Reina, pero no por su rostro. Aunque si miro sorprendida su Reino, ella seria increíblemente feliz si tuviese solo una quinta parte de lo que tenia la cabezona.

- Tu Reino es hermoso ... -

Luego miro confundida a la chica bonita.

- Picaporte? ... ese maldito que me hizo quedar verde!!! ... - Por un momento parecia que sus ojos se saldrian de su rostro por la rabia, pero las siguientes palabras de la chica linda la hicieron normalizarse.

- ¿Quien es Alicia? -