Hannibal mira al muchacho y luego suspira para decirle:
-Hasta que alguien decidió hacerlo, bien, ahora hazlo
Dicho esto Hannibal estira su mano izquierda y se prepara para el corte final.
-Vamos, es por el bien de todos, esto no lo hiciste nunca muchacho y espero que esta experiencia te enseñe más acerca de la valentía y el sacrificio que algunos seres humanos estamos dispuestos a hacer.
Hannibal aprieta la mandíbula y cierra los ojos. Con un valor y coraje envidiables, tiende su muñeca a Steve para que haga lo propio.
Caroline observa la escena cubriendose parcialmente los ojos, horrorizada por lo que está apunto de suceder. Billy, el vagabundo, se queda paralizado en un rincón, y su perro gimotea a su lado.
Únicamente se escucha la respiración acelerada de Steve, que está apunto de apuntarle un miembro a Hannibal.
Entonces, la víctima de la amputación, siente el gélido frío de la hoja afiladísima de la daga. Contiene un grito, que al fin es emitido por Steve, horrorizado por lo que está apunto de hacer. Un hilo de sangre recorre el brazo de Hannibal pero, al mismo tiempo, Steve siente un dolor atroz en su muñeca, lo que lo obliga a tirar la daga.
Ambos hombres, heridos, se agarran la mano dolorida con la otra.
Os cambiaré de escena este mediodía. Apareceréis en el Mar de Lágrimas.