¡Ja, ja, ja! Veo que vais bien acompañados amigos míos-exclamo socarronamente- en ese caso no tenéis nada que temer en el camino, ella os cuidará. De todas formas comprendo la dificultad de vuestra misión y, aunque me gustaría acompañaros, me temo que los caminos son peligrosos, todos ellos y por tanto no puedo caminar a vuestro lado. Más invocadme si lo necesitáis, rezad una plegaria en el camino en busca de paz y protección y os ayudaremos en cuanto podamos-afirmó con la cabeza decidido-lamento de veras no poder acompañaros y espero que no os metáis en más lios. Descansad hoy que podéis y partid mañana al alba, siempre es mejor evitar una noche al raso si es posible-aconsejó.
Artal saludó silencioso con un asentimiento de cabeza. Se guardó mucho de comentar lo raro que le sonaba su ofrecimiento de ayuda mediante un simple rezo en el camino. ¿Iban a acudir a su preciso lugar allá donde estuvieran cuando lo solicitaran en una plegaria?, ¿aunque estuvieran a veinte leguas de distancia?. Y lo de la mujer con alma de perro no le dejaba de atormentar la sesera, era como viajar con alguien poseído por los demonios. Esta misión se tornaba cada vez más extraña para el aragonés, hecho a cosas más mundanas.
Señor obispo..., no se moleste pero... -dije con cierta incertidumbre-, sería una herejía que cualquier hombre tuviera que rezar a otro para aparecérsele, pues tan sólo Dios es aquí...¡y es allí!, no Vuecencia... Comprendo lo que dice si una metáfora es lo que proponéis, aunque rezar no está nunca demás y nunca se nos olvida... pero... cuando estemos lejos de aquí, si es que llegamos, quizá no podréis ayudaros.
Luego tragué saliva, pensando en si me había extralimitado con mi comentario, pero es lo que pensaba.
No podremos agradecerle nunca lo que hizo, y hablaremos bien de Vuecencia cuando estemos junto al Padre, para que le tenga en cuenta... Si no os importa, señores, yo quiero acostarme ya...
Salieron de allí sin más preguntas ni requerimientos que hacer, encontrándose con uno de sus salvadores en el camino. Alvar escuchó con el ceño fruncido las palabras del Obispo, aquel monasterio cada vez le parecía menos un lugar santo y más la boca del mismo infierno.
- Parece que la tal llamada Perra ya os ha sido útil en más de una ocasión. -Que aquellos santos varones se sirvieran de la ayuda de aquella monstruosidad no acababa de entrarle en la mollera de Alvar, pero prefirió no seguir tentando a la suerte con todas aquellas dudas.- Yo también necesito descansar, mañana nos espera un largo camino y necesitaré toda mi energía. Así que si no se me necesita para nada más me retiro.
El obispo soltó una carcajada al escuchar las palabras de Fadrique.
-No me visteis bajar de los cielos, ni aparecer entre una nube de polvo si no a lomos de mi caballo. Descansad, cenad algo y preparaos pues aún os queda un largo camino hasta Çaragoça. Os recomiendo que toméis el camino que pasa por Calatayud, que tan solo está a tres días de camino y de allí sigáis hasta Çaragoça. Evitad, siempre que podáis seguir el camino y viajad campo a través, pues así será más difícil que esos hijos de mala madre os encuentren. Aunque bien sabéis vosotros que es lo mejor. Buena noche, y buen viaje mañana-se despidió de vosotros y marchó por el pasillo.
Bueno si quereis hacer algo mas o preparar algo ahora es vuestra oportunidad, si no cuando hayais posteado todos paso al día siguiente.
- Muchas gracias por vuestra ayuda y hospitalidad, señor obispo -dijo Artal con sinceridad-.
A pesar de sus reservas, esas gentes les habían salvado y les ofrecían su ayuda. Extraños aliados nos arroja Dios en mitad de nuestro camino -penssó el aragonés-. Pero no pudo evitar lanzar otra mirada llena de prevención a la mujer que se decía que tenía el espíritu de un perro y se preguntaba el por qué de la confianza que tenían estos extraños monjes en sus habilidades para protegerles. ¿Qué haría la mujer-perro si se volvían a encontrar con unos aguerridos asaltantes acorazados como los que les habían atacado?, ¿lanzarse a morderles a través del acero de sus armaduras?, ¿evitaría sus espadas saltando como una liebre?. Decidió Artal dejar de darle vueltas a tales asuntos y dormir para estar descansado para el viaje.
Antes de irme inmediatamente a la cama le pido bondadosamente a algún novicio que si me puede entregar unas vendas y un poco de ese "potingue" que taponó las heridas, para estar un poco más protegidos y precavidos. Sino me lo concede, me voy a descansar hasta el día siguiente.
El novicio se marcha y al cabo de unos minutos te trae un pequeño frasco de arcilla tapado con cera.
-Aquí lo tenéis pero a menos que descanséis tranquilos y completamente temo que no surtirá efecto-os advierte- Aplicadlo en vuestras heridas y tratad de descansar, el sueño a veces es el mejor alivio para estos males.
Apuntate un frasquito de eso, si lo aplicas comedidamente tienes para usarlo tu una semana entera, Claro que de ahí a que funcione si no sigues sus instrucciones...
Muchas gracias -le dije al muchacho. Acto seguido, fue a dormir tras guardar la "pócima" a buen recaudo.
Pues eso, voy a descansar.
Agradecido por todos los cuidados, ayudas y demás aportaciones de los monjes y sus novicios, se apresuraba a descansar al igual que su amigo Fadrique.Había recuperado cais todas sus energías ese largo tiempo en el que había vivido allí, pero aún le quedaba por curar alguna que otra herida.Así que despindiéndose gentilmente de los allí presentes, se emcaminaba a sus aposentos para dormir debidamente pues mañana debían madrugar y deseaba estar fresco y listo para retomar la aventura.
Los cuatro caminantes se retiraron para descansar pues el camino nunca acaba para el caminante. La noche pasó tranquila y amaneció temprano, con el canto del gallo. Tras un rápido pero opíparo desayuno los caminantes se dirigieron a la catarata. Pudieron ver como los establos estaban vacíos señal de que el obispo y sus sacristanes habían salido de nuevo a vigilar los caminos. Un muchacho aguardaba con Perra a su lado, que estaba sentada a la manera de los canes. El joven os entrego algo de cecina, pan y una bota de vino para amenizar el camino y os deseó lo mejor. Unos minutos mas tarde ya estabais recorriendo el camino a Çaragoça.