Partida Rol por web

Tomó asiento pesadamente el mentado aragonés, soltando con cierto estruendo los pertrechos que portaba. Se rascó la barba descuidada que le crecía y saludó al posadero con un movimiento de cabeza.

- Querido compañero, no estamos a menos de una semana de camino de Çaragoça, aunque afortunadamente el camino está jalonado por ciudades de importancia que harán llevadero el viaje y proporcionarán lugares de descanso y refugio. Seguramente pasemos por Pamplona, Sangüesa y Tudela si mi memoria no me falla. De todas formas, preguntaremos por el camino cual es el mejor recorrido, que hace varios lustros que no viajo a mi añorada cuna y quizá el itinerario mejor en estos tiempos sea otro.

Miraba atentametne a Artal en pos de que respondiese. Quizá tenía razón y habría que aguardar a esperar qué nos preparaban los acontecimientos y cuántos dineros se nos iban a ir. No obstante, siempre podríamos acampar al raso, aunque... dicen que las tierras de que los moros llamaban Siracusa son muy frías en la noche... Veríamos a ver.

Otra noche al raso, nada más de pensarlo su cuerpo se estremecía.Lo pasó francamente mal la noche que durmieron al raso, el frió penetró en sus huesos y hasta que no durmió debidamente en la posada no logró recuperarse por completo.Así pues, haría lo que estuviera en sus manos por no volver a pasar una noche al raso en tierras frías, o al menos procurar llevar la indumentaria adecuada entre sus pertenencias de viaje.

Tras un escueto saludo al tabernero cogía asiento con sus amigos en una de las mesas de la posada, ´debían debatir o al menos aclarar cual sería el plan de la siguiente gesta.Parecía que la propuesta de Artal sería la más adecuada debido a frecuentar estas tierras en su pasado al ser su tierra natal.Al menos no irían tan perdidos.Más relajado, Godesteo se acomodaba en su silla esperando a que el tabernero trajera algo de pan y queso para acompañar al vino, el cual ya resbalaba por su gaznate.

-Páreceme buena idea Artal.Debemos aprovechar las ciudades para recuperarnos de los duros caminos y así conseguir llegar cuanto más intactos mejor a nuestro destino- apoyaba la idea de Artal levantando su ligeramente su vaso de vino hacia Artal y bebiendo a su salud.

Comía y bebía sumido en oscuros pensamientos, aquella misión tenía visos de alargarse más de lo que a él le hubiera gustado.  De nuevo volverían a los caminos, durmiendo la mayor parte de las noches a la intemperie, topándose con maleantes, ladrones y asesinos, para ir en busca... ¿de qué exactamente?

Suspirando, apuró el útimo trago de vino que quedaba en su vaso, limpiándose con el dorso de la mano.

- Primero un monje chiflado nos da el alto, después esas brujas no nos pueden ayudar... ¿qué será lo siguiente que encontremos? No me fío de esos de Polo... tendremos que estar con los ojos bien abiertos para que no nos roben el códice, seguro que les resulta demasiado tentador como para no intentarlo.

-Sin duda amigo Alvar, fiarnos de ellos no debemos.Maleantes, malechores, todos cortos de mente y de grandes codicias.Aventureros sólo un nombre es, y quien sabe que clase de hombres pueden ocultarse tras esa fachada.Pero según las brujas, estos hombres han leido mucho, y me temos que no será fácil engañarles o que nos den su joven libro.Quizás pidan algo a cambio o nos reten a un duelo.Sin duda alguna no nos resultará fácil conseguir ese libro, y aún queda largo trecho tan solo para llegar hasta allí- saciaba su apetito y su sed con la comida y bebida de la taberna, aprovechando el momento pues temía que quizás habría días de camino en que se alimentarían tan solo de pan y agua.

Artal comía ya con avidez mientras escuchaba silencioso a sus compañeros. Sí, todas tenemos las mismas reservas para con esos de Polo hacia los que las brujas nos han dirigido... pero no saldremos de dudas hasta encontrarlos.

- Lo que tenemos que hacer es pertrecharnos para el viaje y partir cuanto antes, -decía tras tragar un bocado- al menos algo de comida para el viaje hasta la siguiente población hará falta. Ya veremos cuando encontremos a esos aventureros y estemos frente a ellos cómo se desarrolla todo.

El grupo comió y durante ese tiempo planearon como continuar. Çaragoça estaba a unos siete días de camino, claro que había varios pueblos pero aún así era un duro camino y tendrían que dormir al raso. Los viejos guerreros sabían de los peligros del camino, mas aún cuando unas brujas son sus consejeras.

Tras prepararse pagaron al posadero y se pusieron en marcha. La pequeña Fronilda les saludaba con la mano a la salida del pueblo.