La bolsa fue pasando de mano en mano. Pese a que aquello les parecía una tontería todos se mostraron nerviosos al sacar la bola. ¿Quizas el monje tuviera razón? El primero en sacarla fue Alvar, metió las bolas de igual manera en la bolsa y se las dio al monje. Este le tendió las bolsas. Alvar metió la mano y aferró la bola con fuerza. Cuando sacó la mano suspiró con alivio pues la bola era, en efecto blanca. Le siguió Artal que, demostrando una mayor astucia que sus compañeros metió en una bolsa la bola blanca y en otra las demás. En su cara se dibujó una sonrisa cuando al meter la mano solo había una bola en su interior. Pero cuando Godesteo saco la bola sus sonrisas se tornaron en un gesto de sorpresa. La bola era negra. Quizás se esperasen que un rayo cayese del cielo y le diese en la cabeza pero no fue así. El monje le sonrió a su vez y le instó a devolver las bolas a la bolsa. El último que la sacó fue Fadrique el cual, sorprendido por la mala suerte de Godesteo no se dió cuenta de que su bola era también blanca.
Tirada oculta
Motivo: Artal
Tirada: 1d100
Dificultad: 72-
Resultado: 40 (Exito)
Tirada oculta
Motivo: Fadrique
Tirada: 1d100
Dificultad: 50-
Resultado: 35 (Exito)
Tirada oculta
Motivo: Godesteo
Tirada: 1d100
Dificultad: 50-
Resultado: 70 (Fracaso)
Tirada oculta
Motivo: Alvar
Tirada: 1d100
Dificultad: 50-
Resultado: 12 (Exito)
Interesante...
El monje hizo una pequeña reverencia con la cabeza y se apartó a un lado.
-Adelante-dijo- ya podeis pasar. Si, si tu también-le dijo a Godesteo como si supiera lo que estaba pensando- ya os dije que no soy yo quien decide sobre vuestra suerte. Yo solo soy el padre portero.
Artal recogió las cosas que había dejado en el suelo a un lado del camino y empezó a caminar. No dejaba de mirar atrás observando al extraño personaje.
Luego miró al señor Godosteo, no sin cierta aprensión. ¿Qué clase de episodio místico acababa de presenciar?. Decidió estar atento al señor Godosteo y siguió caminando por el sendero.
Sin entender todavía a qué venía aquel juego Alvar metió la mano en la bolsa, un sudor frío empezó a correr por su frente y a mojar sus manos, cuando por fin se decidió a sacar la bola el suspiro que lanzó resultó bastante sonoro. Todos habían pasado la prueba a excepción de don Godesteo que para su infortunio había sacado la bola negra, más nada de terrible ocurrió.
- Insólito padre portero sin lugar a dudas. -Murmuró al dejar atrás al padre siguiendo el camino.- ¿Nuestra suerte? Sólo el buen Dios sabe de nuestra suerte y no creo que él pierda el tiempo en estos juegos.
De todas formas Alvar no iba convencido de todo lo acontecido así que decidió estar todo lo ojo avizor que pudiera.
Aquello le había parecido una aberración. Representar a Dios allí plantado, con un puñado de bolas... En la mente de Fadrique su mano comenzaba a sostener la empuñadura y sacar la hoja para defender a Godesteo de cualquier encuentro por su "pifia"... Sin embargo, el soldado se contenía al saber que no era más que un sacerdote quien les había hecho detenerse...
Vayámonos ya, no tenemos tiempo para juegos -dije a mis compañeros.
Godesteo, sin titubear introdujo su mano en la bolsa y agarró la mano con fuerza.La sacó y observó su color mostrando una ligera sonrisilla y mirada desafiante.No parecía preocuparle lo que pudiera pasarle, la volvió a introducir tranquilamente esperando a que terminarán de sacar bola el resto de sus amigos.
Sabía que su señor omnipotente estaba con él y no pondría en duda su fe o su alma a través de un estupido juego de bolas de colores.Cuando escuchó las palabras del portero, no se sorprendió ni alegró, simplemente asintió, pues sacara lo que sacara pasaría igualmente a pesar de lo que dijera o le hiciera aquel portero.
El monje se volvió a sentar encima del tocón de árbol, donde lo habíais visto al llegar y se despidió de vosotros con la mano. Aun os quedaba un trecho hasta llegar al monasterio y las brujas, según parecía, no podían estar muy lejos. Así, tras aquel extraño encuentro con el monje, seguisteis caminando subiendo en la sierra en aquel tranquilo y frío día.