-Sí, por supuesto. -Comentaría Mamoru Ai Yastis bajo aquel disfraz- Tu atienda a la llamada que nosotros... atenderemos... a este paciente... si... como doctores cirujanos que también somos...
Estaba claro que aquello iba a terminar bastante mal, Mamoru Ai Yastis tenía un pulso tembloroso por lo que no iba a ser capaz de hacer demasiado bien una operación, mucho menos cuando ni siquiera sabía qué era lo que tenía que operar ni qué era lo que tenía que cortar.
-Voy a hacerle una incisión por aquí. -Dijo entre susurros a Akane Ryuguu bajando el bisturí hasta el costado del paciente- Para que vea que ya estamos haciendo algo y así ganar algo de tiempo y... -Cortó. -Oh...
A pesar de que la heridita tan solo tendría un par de centímetros en el costado, de ella salió un fuerte chorro de sangre que empezó a manchar la mesa de operaciones, al paciente, el suelo y un poco a Mamoru Ai Yastis el cual parecía estar entrando en crisis nerviosa y tan solo se mantenía cuerdo por los pelos.
-¡Pero de donde saca tanta sangre!. -Exclamó para su mascarilla impresionado a la par que horrorizado- ¡Haz algo, Akane!. ¡Tapale la herida!.
-Un adulto tiene entre 4,5 y 6,0 litrros de sangrre en su cuerrpo, porr eso sale tanta sangrre de su cuerrpo, además al cortarr a una perrsona la sangrre suele saltarr dirrectamente contrra el agrresor, porr eso no es muy rrecomendable matarr a alguien con una arrma blanca y además soy la Dra. Akite Korto, no conozco a ninguna Akane- a pesar de la urgencia me tomo mi tiempo para las explicaciones, dejando a mi compañero ser empapado de sangre, es lo que merece luego de no dejarme aquí cortar.
Finalmente decido ayudar, busco algo con lo que poder cubrir la herida, entonces veo a mi compañero -Usa tu chaleco, eso detendrrá la hemorragia, mientrras preparrarré algo parra suturrarr- primero mire entre los instrumentos quirúrgicos si había algo para cerrar la herida.
-¿¡Tu estás loca?! ¡Es mi única ropa que me queda limpia! -Exclamó el policía indignado con la propuesta- Usa las gasas o algo para tapar la herida, yo de mientras... haré otra incisión en el otro lado para aliviar un poco la presión y...
A pesar de que la nueva heridita tan solo tendría un par de centímetros en el costado, de ella salió otro fuerte chorro de sangre que empezó a manchar la mesa de operaciones, al paciente, el suelo y un poco a Mamoru Ai Yastis y ahora a Akane Ryuugu, aunque al menos ella SI se cambio de ropa...
-Mala idea, mala idea... hay que pararla... la sangre... -Sin pensar dos veces, Mamoru Ai Yastis rebuscó en los alrededores, todo estaba lleno de gasas, grapas, hilo quirurgico... así que de una mesa tomaría un café que habia por ahí. La bebida estaba en un vaso de una popular marca de cafetería con un café bastante malo con el logotipo de una sirena con cola bífida enseñando todo ante la cámara. - ¡Tranquila, la estoy recogiendo!. -Exclamo mientras la sangre se mezclaba con el café.
-Esto es increíble... -Se escuchó la voz del Dr. Narko Lepsia desde detrás de ellos, este anestesiologo parecía completamente sorprendido a la par que decepcionado- Es por el Barco... al parecer un grupo de adolescentes me lo han robado... estoy devastado...
Echando un vistazo a aquel paciente con doble chorro de sangre saliendo de su cuerpo, este anestesiologo asintió con al cabeza señalandolo. En efecto, se había percatado de todo aquel desastre que habían hecho aquellos dos y por tanto iba a actuar como verdadero profesional.
-Todos tenemos un día duro al parecer... -Comentó apartándose de la linea de acción de los chorros.
Las alarmas empezaron a sonar en los aparatos de la mesa de operaciones y en el exterior del pasillo una luz azul se iluminó, ciertamente habían llegado a cierto punto con el paciente en donde ya no había marcha atrás. Otros cirujanos, doctores y enfermeros se adentraron en la estancia.
-¡Traigan el carro de paradas!. -Exclamó una de ellas.
Por su parte, el Dr. Oga Dikto viendo que estaba empapado de sangre, que la víctima a pesar de haber perdido tranquilamente un par de litros de sangre eso no le impedía a seguir lanzandola a chorro; este hizo lo más inteligente que podía hacer en estos momentos.
-¡Ya vamos nosotros a por el carrito de bebidas! -Exclamó tirando de la Dra. Akite Korto lejos de toda aquella escena, probablemente para poder inculparla luego en caso de que los vieran cubiertos de sangre- ¡Todos nos merecemos una buena bebida luego del día de hoy!. ¡En especial al tipo de la dirección realizadora tortilla aeroplano!.
Por su parte el Dr. Oga Dikto y la Dra Akite Korto terminaron la mini-operación y dejaron que los otros profesionales se encargaran de hacer que aquel tipo dejara de echar más sangre que un monasterio en cierto días del mes. Es una comparación asquerosa, pero si no te dio asco un tipo en una camilla desangrandose a chorros esto tampoco debería.