Llegas hasta la habitación en que se aloja tu agente, llamas a la puerta y nadie responde. ¿Estará en el baño? No, poco probable.
Consigues forzar la puerta y acceder a la habitación, le encuentras inconsciente en el suelo enmoquetado.
Se acerca a su compañero mientras intenta despertarle. Tras esto mira a su alrededor buscando el objeto que habían logrado sustraer del museo.
Consigues hacer volver en sí a tu compañero, pero del objeto ni rastro. Te asegura que estaba "justo ahí", pero resulta que sobre la mesa no hay nada. Lo último que recuerda es haber escuchado como se abría la puerta, ir hacia allí y... nada más.
El objeto no estaba... ¿como había ocurrido aquello? Y justo en ese instante Alexander cae en la cuenta. ¡La mujer! La encontró en el museo -¿quizás inspeccionando la zona?- y también en aquel hotel. No podía ser casualidad.
Quédate aquí- raudo sale de la habitación y corre hacia el ascensor. Sabedor que este no llegaría a tiempo comienza a bajar frenético las escaleras.
Llegas hasta la recepción del hotel, miras hacia los ascensores... no te cuadran los pisos y entonces, es cuando la ves saliendo a la calle con su maleta.
Tu respiración agitada apenas te permite tener una conversación, debido al sobreesfuerzo de la carrera escaleras abajo.
Querías gritar alto pero tienes que respirar -desde luego, no estabas en muy buena forma-. Tras recuperar algo el aliento te diriges hacia la puerta. Aún podrías detenerla.
Ves como mete la maleta en la parte trasera de un coche y cierra la puerta. Te mira y sonríe tan amable como siempre.
- Buenas noches Alexander, ¿haciendo algo de ejercicio?
Si, bueno, algo así- dice Alexander- la verdad es que tenía un encuentro con un compañero en este lugar- confesó- pero que casualidad que me lo he encontrado al pobre desmayado al suelo y sin un objeto que tenía que darme. Y que casualidad también encontrarla aquí. ¿No cree?
- Tan gran casualidad como encontrarnos en el museo - te sonríe y rodea el coche para subir a él
También- dijo- la cuestión es, ¿como diablos a tumbado con tanta facilidad a mi compañero?- preguntó, sin andarse con rodeos- y sobretodo, ¿para quien trabaja?
- Esas preguntas para una segunda cita, son algo atrevidas, Alexander. La próxima vez - promete
Una sonrisa, la última, antes de acceder a su coche y salir de allí. Eso fue todo.
Fin del flashback