-Seres deformes y corrompidos por Kazgaroth el oscuro. El enemigo declarado de la Madre Tierra.- Viejo Roble caminó alrededor de la gran bestia, que Wolwyff habia terminado de arrastrar hasta la cubierta. Despacio, examino las cicatrices y los escarificaciones que recorrian su torso.
-Dejate de sandeces, viejo. ¿Como está Helfdanne?- Dijo, mientras se arrodillaba alado del norteño caido, al principio del combate. Este se mantenía agarrado el muñon del antebrazo. Pero parecía mas dormido, que febril y dolido. -¿Has obrado tu magia, druida?-
A Helfdane le sobra una mano, Vierjo Roble... pero si puedes devolvérsela o hacer algo por él, yo te recompensaré por ello.
Dicho esto, tomó una de las velas de reserva y cubrió con ella los horribles cadáveres de los monstruos apilados en la proa del barco.
Una vez ocultos los restos del Troll y del Scragg, se puso en pie sobre la baranda de la amura de estribor del Temerario, agarrado al cuello del dragón, y desenvainó su espada
¿Qué os había dicho? ¡Cantad fuerte, para que las criaturas del mar sepan que llega Wolwyff! Ahora ese sea lo que sea que nos espera sabrá, por sus primos que no han tenido los arrestos necesarios para luchar por nosotros, que vamos por él... Y si no se lo dicen, se enterará muy pronto de lo que se le viene encima, compañeros. ¡Nosotros somos los verdaderos dragones del mar, e inspiramos el temor en los corazones de nuestros enemigos! ¿Acaso no es cierto?
Alzó vigorosamente su espada con el brazo empapado de su propia sangre. Las heridas de su cara y la melena mojada al viento le dieron un aspecto brutal y a la vez heróico cuando rugió un grito de guerra para honrar a su tripulación, que tán valientemente se había batido.
Tras los gritos de victoria, la cura de heridas, las palmadas, las bromas y las bravatas, Wolwyff, sin ponerse la capa de pieles se dirige a la tripulación.
Bueno, ya nos hemos divertido lo suficiente, y ya hemos perdido mucho tiempo. Volvamos a los remos, que la tormenta perdura y hay prisa por recoger la gloria en el Norte, y no hay mayor gloria que la que los hombres de esas frías tierras entregan a los valientes.
Mientras los hombres ocupan los remos, Wolwyff se dirige hacia Proa, y arroja una mirada cómplice al Druida, como esperando a que este capte un silencioso mensaje.
Heidal menea la cabeza ante las brabatas de Wolwyff. Por lo que a él respecta se ha pasado el combate medio convencido de ver acercarse su muerte o la de algún otro compañero. La idea de que más monstruos puedan estar acercándose a acabar la faena le pasa por la mente, pero un rápido vistazo por la borda no muestra sino mar embrabecido y un par de petreles poco amenazantes.
- ¿No se le infectará la herida? - pregunta, acercándose hacia Helfdanne - Deberíamos al menos cubrirla contra el agua de mar, o le costará cicatrizar y perderá más sangre
Una mirada alrededor muestra escasas posibilidades de conseguir una tela seca o algo similar.
-Conoces los remedios de sanar, sin duda, Brujo. Pero no te preocupes, pues he rezado a la madre tierra. Y esta ha cicatrizado las heridas. Aunque aqui, y ahora, me es imposible devolverle la mano perdida.- La mirada del druida denotaba confianza y confraternizacion con el compañero estudioso.
Al ver como rapidamente Wolwyff volvía a lanzar imprecaciones y salvas. El viejo frunció el entrecejo.
-Wolwyff vuelve a mirar demasiado alto, y no recuerda lo que tiene a sus pies...-
Eigil observó al lider norteño con resquemor. La herida de Helfdanne no era de broma. Había perdido la mano derecha, la de la espada. Y eso significaba mucho para un norteño.
-Llevemosle a la popa, entre los petates tendrá calor...-
Mientras los tres llevaban a Helfdanne a la popa, los norteños acompañaron los vitores de Wolwyff con imprecaciones al mar y canciones lividinosas. La adrenalina había pegado fuerte y todos estaban chispeantes. Estaban deseosos de cortar una cabeza de scrag y clavarla en la proa del "Temerario".
Cuando la situación se fué calmando, los hombres volvieron a los remos. Y el temerario atravesó, fiel a su nombre, una de las tormentas mas peligrosas del año, rumbo a la costa.
El paladín se levanta de su lugar y se acerca hasta el herido, con un educado gesto aparta a sus compañeros para quedar frente al herido. Permitidme. Lentamente el guerrero coloca sus manos sobre su compañero de aventuras y una cálida luz traslucida las rodea, ante la mirada atónita del resto la herida comienza a cerrar por si sola...
No os preocupéis por el, se pondrá mejor... Dice con tono apagado.
Bueno gasto dos healing surge... Uno para curarme yo y otro para usar Lay on Hands
-¡Basta de brujerias y dejarlo descansar en paz!-
Cita:
El druida detuvo las manos del paladin.
-La madre tierra ya ha obrado su milagro, guerrero de Bahamut. Lo que necesita ahora es descansar.- Viejo Roble observaba con serenidad al paladin y a sus buenas intenciones.
Realmente me ha dolido... ;)
Cita:
Soy clerigo!... XD
"Aunque aqui, y ahora, me es imposible devolverle la mano perdida..."
Wolwyff se va calmando, y mira hacia popa, donde Helfdanne se acurruca de dolor. No se acerca a él aún... sabe lo que representa quedar mutilado, pero ahora nada puede hacer. La mirada que le dedica a Viejo Roble lo dice todo...
Yo pagaré el precio por la mano de Helfdanne, viejo amigo... no lo olvides. Tengo mucho oro, aunque se que con eso no te compraré... y se que lo que me pidas será algo que no me va a gustar tener que hacer...
Wolwyff mira al cielo, cubierto por la tormenta. "En cuanto se pueda, desplegaremos la vela... debemos llegar pronto a Tierra, pero hemos de hacerlo descansados".
"...aflojemos la marcha, hermanos... no es bueno llegar en mitad de la noche, cuando todos duermen. Ya lo haremos al amanecer"
Mejor llegar a la hora de una buena comida para poder acompañarla con buena bebida.
El enano se sienta y observa los golpes.
Ha sufrido heridas de consideracion y si ha sobrevivido ha sido por la curacion que ha recibido mientras trataba de ayudar a su compañero a subir de nuevo al barco.
Pensaba que moriria atacado por la espalda y aunque era por ayudar a un compañero no es la muerte buscada.
Con tan poco espacio de combate y tanto hechizo lanzado por sus compañeros se sintio fuera de luegar.
Esperaba que esto cambiase la proxima vez.
Wolwyff se arrebuja en su capa de pieles, y se sume en uno de sus mutismos habituales. Se traslada a popa, y sujeta la caña del timón, poniendo rumbo al Norte.
Su expresión está endurecida, y muchos pensamientos agitan su cabeza. Mejor así, pues con el final del combate llega el dolor que inunda su cuerpo desde una herida en su hombro que oculta a todos con sus pieles de lobo.
Así es, Gardar... comeremos y beberemos al llegar. No importa cuándo acabemos con la criatura, importa más que lleguemos a tiempo para que no desfallezcan sus corazones... "Y que no piensen que Wolwyff no va a ir"
Wolwyff observa a Helfdanne. Sabe que el veterano guerrero sobrevivirá... y que volverá a pelear. No es la primera vez que sus compañeros resultan malheridos, o muertos. Es un precio a pagar por vivir y luchar en el Norte, y así lo asume.
Con la mirada puesta en el horizonte, Wolwyff mantiene el rumbo del Temerario.