El paladín da un paso al frente molesto por que el desconocido le ha podido confundir con un maleante... Pero es que decís que tenemos cara de maleantes, no es evidente en mi porte y los adornos de mi armadura que soy un fiel sirviente de Bahamunt?Sin embargo al enterarse del destino de sus compañeros el paladín pareció envejecer varios años... No...no debimos dejarles ir solos, es nuestro error, todos estamos cansados, agotados por el combate con aquellas criaturas, pero por lo menos debemos recuperar sus cuerpos...
En realidad, el miraros compartiendo fuego junto a los demás y sentir la bondad de vuestro corazón fue lo que me impulso a acercarme. Lamento lo de vuestros compañeros. Adasdair se calla un momento pero subitamente se da cuenta de algo más. ¿Criaturas? ¿qué criaturas?...
He llegado hasta aqui sin contratiempos, habre sido afortunado o... mira a su alrededor... ¿la mala fortuna persigue al grupo?
El paladín acaricia el pomo de su espada esperando como recordando lo acontecido hace apenas unos días, su semblante se torna un tanto taciturno al tiempo que comenta. Nos hemos topado con una criatura terrible, una especie de lobo humanoide que ha terminado con los habitantes de una pequeña casa en el bosque y que nos ha causado no pocos problemas...
Adasdair resopla entre sus manos. Los guantes de ante son poca protección en estas tierras. El calor del fuego le hace bien. Un enemigo terrible y extraño. Me sorprende esta tierra inhospita... se queda en silencio un rato oyendo el crepitar de las llamas... ¿quereis que os guie a ver a vuestros compañeros?
Vamos!!, es menester enterrarlos como los dioses mandan, mucho me temo que de dejarlos a la intemperie las bestias hagan pronto de las suyas... Dice el paladín al tiempo que comienza a caminar, aun que como precaución desenvaina su espadón...
Ummmmmmmm... supongo que esta bien, con un suspiro Adasdair deja la comodidad del fuego. Se coloca su arco a la espalda y se mueve hace el linde de la luz. Venis conmigo? su pregunta casi retorica no espera respuesta y sale caminando a buen ritmo hacia la noche.
Alla vamos
Wolwyff mandó a Eigil, Edgtho y Herger con Zenram y Adasdair. El olor advirtió a los compañeros del lugar, mucho antes de ver nada. Desde la distancia ya se podían distinguir las telas y los tipos de armadura. El león del talabarte del Ffolk que viajaba con el grupo, el cuero del ladron de aguas profundas. El joven elfo arquero, que tanto se había hecho valer en el combate del barco. Todos estaban muertos.
El combate había sido brutal y los enemigos, numerosos. Un grupo armado poderoso, pues ningún grupo de trasgos o gnols podrían haber acabado con los hombres de Wolwyff. Los cuerpos, habian sido despojados de todos los objetos de valor.
Ninguno de los norteños dijo nada. La vida era un combate constante, que nos provaba dia a dia. Unos veian el dia siguiente, fortalecidos, otros no. Con esfuerzo y tesón se cabó una zanja en el terreno y se depositaron los cuerpo dentro. Luego se tapó con la misma tierra humeda del bosque.
Al volver al campamento los compañeros, cansados y llenos de barro, vieron que había llegado un mensajero de estas tierras. Los hombres hacían el petate con premura. Incluso Helfdanne, ayudado por Viejo Roble.
El emisario viajaba a caballo y no había desmontado, esperando al grupo de Wolwyff.
El paladín avanzo hasta colocarse a unos pasos del desconocido al tiempo que giraba su cabeza buscando con la mirada al líder del grupo, al cual pregunto sobre lo que acontecía... Que sucede aquí Wolwyff? Su mano seguía por si acaso en el pomo de su espadón, sin embargo era evidente que lo hacia mas por costumbre que por que temiera algo.
Adasdair se mantuvo al margen. ¿Un emisario? ¿estos tipos serán importantes? esperaba en silencio a que los acontecimientos se sucediesen.
Todos estaban firmes, y armados escuchando al jinete.
-Mi señor, el rey Hrothgar, poseedor de todo aquello que alcanza la vista en esta isla, esperaba tu llegada. Wolwyff de los diez lobos. Acompañadme, por favor.-
-Y nosotros iremos con Hald el Heraldo del rey.-
Wolwyff asintió y dió la orden al grupo, que rapidamente se echaron los petates al hombro. Eigil miraba a Wolwyff de reojo, preocupada, pues este no se mantenía muy bien en pie. Viejo Roble no apartó la vista del guerrero, cuando comenzó a lloviznear de nuevo sobre sus cabezas.
El señor de los diez lobos clavó su mirada en Zenram, y le convino con un gesto a acercarse. Viejo Roble también se acercó hasta el lider, aunque no hubiera sido invitado. Cuando Zenram estuvo lo suficientemente cerca le dijo.
-Me muero, Zenram hijo de Bahamut. Siento como la vida a empezado a avandonar este cuerpo. Las puertas de Tempus se abren ante mi, y no puedo irme sin poner ciertas cosas sobre la mesa...-
Eigil, la guerrera norteña de salvajes cabellos rojos, se acercó a Adasdair con un pellejo para beber. Estaba bastante seria desde el entierro de los compañeros.
-Bebe, Adasdair, es hidromiel fermentado por los nuestros. Pues te estamos agradecidos de que encontraras y nos ayudaras a enterrar a nuestros compañeros.-
Gracias, el semielfo empino el pellejo con ansia. ahhhhhhh alcohol. Hace meses que no lo pruebo. Tras un largo trago el joven da un respingo... es... fuerte... parpadea un par de veces recuperando el horizonte y se queda contemplando el pellejo.
Gran bebida a fe mía. Eigil ¿verdad? tal vez me puedas decir que haceis aqui y que ocurrirá ahora.
-Hemos venido para ver al rey. E iremos a ver al rey. Se nos ha hecho venir, porque el rey esta siendo humillado por una criatura a la que no ha logrado vencer. Estamos faltos de hombres, quizás, quiera unirte a nosotros. La gloria y el oro están asegurados...-
Dijo abriendo una ancha sonrisa.
El paladín observa a Wolfwyff sin comprender muy bien como puede alguien como él rendirse ante apenas algunas heridas, sin embargo un rápido vistazo al guerreo le revela que sus ropas están manchadas con abundante sangre, seguramente el valiente a ocultado su dolor hasta ahora... Pero... Que pasa compañero???
Me perdí un poco, pero creo entender que mientras los demás hablan yo estoy con el líder...
-Hablaremos mas adelante, Zenram... ahora sera mejor ponernos en marcha...-
Acepto vuestra oferta. Aventuras y riquezas siempre han sido mis fieles compañeras. Estoy deseando sentirlas a mi lado una vez más.
Dicho esto el semielfo se levanta con una sonrisa y acompaña al resto, contrastando con su semblante serio.
El paladín asiente obediente, no tiene ni ganas ni fuerzas para debatir nada, por lo que se limita a caminar al lado del valiente guerrero para ayudarle en caso necesario...