Partida Rol por web

Al parecer, tocar las imágenes no había servido de nada. Pero al menos la llama nos había revelado algo más de información. 

En ese momento, llegó Jaycee. Se mostró desconfiado de la situación. Era entendible. Pero parecía confiar den Katherine, así que preferí dejar que fuera ella quien le explicara. 

Por lo pronto, decidí seguir el plan de Notah y tomé su mano. Tal vez eso funcionaría.

Apenas Hikari terminó de hablar y quiso responderle cuando la llama habló de nuevo, por lo que Katherine se preguntó si aquél ser tendría relación con Umhti, el verdadero, cuando ahora escuchó unos pasos atrás y al voltear por inercia se topó con Jaycee, pensando primero que si él estaba ahí fue porque pereció en vez de caer en cuenta que ellos no podían salir de ahí pero otros sí podían arribar. Eso no impidió que quisiera ayudar a "Verdi", pero aquella luminosidad y calor la hizo retroceder y entrecerrar los ojos hasta ver a ese niño pequeño que no podía reconocer en ese momento. Con su voz confirmó que era la flama ahora adoptando una figura humana y cuando éste extendió su mano, la inglesa lo miró por unos momentos mientras Notah decidía confiar al igual que Hikari. ¿Qué garantizaba que no fuese una trampa? ¿Quién era "ella" de quien el niño huía? Y en lo que reflexionaba escuchó al ojirojizo hablar y ciertas palabras que él dijo le hicieron voltear a verle con sus ojos azules muy abiertos.

Why..?

Su mirada se nubló rápidamente y se llevó el antebrazo a su cara para cubrirse, aunque fue audible un pequeño sollozo que se acompañaba con un pequeño temblor en su cuerpo intentando ocultar... ¿Tristeza, alivio, dolor, frustración? No era un sentimiento alegre, eso era seguro. Pasaron solo unos segundos cuando tomó aire profundo y bajó su brazo para mirar directamente a los ojos de su ex-novio.

-No deberías olvidar que tú eres tú y yo soy yo, nada más-había algo más tras esas palabras. ¿Qué había querido decir en realidad? Si es que algo se ocultaba entre líneas; pero la joven optó por no seguir hablando. 

Katherine se giró y decidió tomar la mano de Hikari, mirar a Jaycee para indicarle que su decisión había sido confiar en el infante desconocido y a su vez tenderle la mano al peliverde pero dando tiempo por si el pelinegro decidía seguirla tal y como él dijo.

You have lied to yourself...

Dolido en parte por qué Katherine no tomara su mano antes, Jaycee ya no sabía cómo recuperarla, cada vez que se acercaba le rechazaba y darle espacio le separaba más... Y sus palabras; solo tajaron su pecho, "él siempre había sido él", un individuo desde que sus padres se fueron hacia ya bastantes años. El creyó que Katherine le entendía que "no quería ser solo él".

- espero... - balbuceó algo más vacío - ... que exista un nosotros, en algún sitio...

Miró al niño, era tan fácil confiar en un infante... Obligado a escoger en soledad una vez más, su deseo de confiar en otros le llevó a poner su mano sobre la de el niño y Walker, ¿Otro error en su colección? Y rodeado pero solo nuevamente.

El niño asintió delicadamente a las palabras de Notah mientras sonreía cuando este tomó su mano. Notah, por su parte, se resistió al movimiento de Jaycee de hacerse entre él y el niño, por lo cual el dragón se vio ligeramente desconcertado, pero aceptó y se ubicó entre Hikari y su compañero dragón. Katherine tomó su la mano libre del niño y así se cerró el círculo. A continuación, el pequeño se giró hacia todos y les dijo con una voz infantil, pero una solemnidad que solo podrían poseer miembros de la realeza.

Son tan prisioneros como lo soy yo…

Miró a Jaycee.

Excepto tú…

Y se giró hacia los cuadros de las paredes para luego mirar a Jaycee una vez más.

A ti no te atraparon, pero te llamaron aquí…

Si nos liberamos, ella perderá fuerza…

Y tras estas palabras, el pequeño fijó su mirada en algún punto en el vacío. Tal vez ninguno podía ver lo que él veía, pero eso no parecía importarle. Asintió y cerró los ojos. La luz que lo rodeaba se hizo cada vez más fuerte mientras un círculo de un color verde se formaba rodeándolos a todos. Su luz era cálida, conocida… El distante sonido de una flauta se escuchó solo un momento para luego desaparecer, casi como una paloma mensajera que vuela llevando un mensaje y que se funde con el enorme firmamento.

Giraba cada vez con más velocidad y el calor de la habitación aumentaba. Sus ropas y cabello se veían empujados por el vórtice que se generaba y si no fuera porque sus pies permanecían fijos en el suelo gracias a la energía del círculo, de seguro habrían salido volando.

El sonido de cristal rompiéndose hizo que se giraran hacia los cuadros y pudieron notar que las antes traslúcidas armas ahora se habían tornado corpóreas y, una a una, brillaban para desaparecer como cometas que vuelan hacia un destino desconocido. Por último, la rama que aún brillaba estalló y el pequeño se transformó en alguien diferente. Parecía una versión del mismo niño, pero de adulto. Su aura seguía siendo gentil, aunque ahora su voz era diferente, su rostro era serio y su mirada era tan infinita como el universo.

Los einar somos longevos como el árbol, pero nacemos como las semillas. Nuestras armas representan nuestra alma. Con sus armas cautivas, sus almas fueron encerradas. Ahora hemos sido liberados.

Tras esto, hizo sonar su arpa y ese lugar tembló, el suelo se resquebrajó y las grietas se extendieron hasta las paredes, de modo que empezaron a caer trozos de estas y las columnas que parecían sostener el lugar se derrumbaban con facilidad. El arpa seguía sonando hasta que quedaron suspendidos en el aire. Alrededor solo podían ver la enormidad de la galaxia y estrellas brillando por todo el lugar. Y con una última nota del arpa, sus cuerpos se tornaron en estrellas fugaces que volaron para unirse a los astros que iluminaban el firmamento.