Partida Rol por web

Es una fría mañana, la nieve apilada, de hecho se está convirtiendo en hielo en muchos lugares. El tránsito de gente sin embargo, no se detiene por el frío y mucho menos en Edimburgo donde la gente esta acostumbrada a las bajas temperaturas. 

Aquí habíais quedado, en principio para ir en el coche de la señorita Dingwall. La estación de Edinburgo está situada en un valle  y tiene 100000 metros cuadrados de superficie. A lo mejor lo lógico hubiera sido concretar un poco más pero suponéis que la parada de taxis sería lo mas adecuado, tampoco os intercambiasteis los teléfonos (fijos) ayer. 

Hacía cinco minutos que había llegado, y ya estaba agobiada de esperar en el interior de mi coche, así que había decidido salir a fumar un cigarrillo. Sí, los acababa de comprar y aunque no me gustaba dejar ni el coche, ni mi casa con el olor del tabaco, a mí me resultan sumamente relajantes y eso lo necesito más que cualquier otra cosa.

Apoyada en mi coche, contemplo el tráfico pasar con total indiferencia, mientras mi mente se aleja más y más de esa parada de taxis. Va recorriendo la calle, y gira hacia la izquierda para dirigirme hacia la A90, y tomar la carretera norte. «No», ese no es el camino y por mucho que quisiera volver a mi hogar, siempre acabo en el mismo sitio, a unos treinta kilómetros de Edimburgo.

Doy una profunda calada y me giro para mirar hacia un señor que pasea a su perro, parece contento y a mí me gustaría poder sentirme como él. Voy a viajar a Londres, voy a ver a mi hermano y se supone que voy a tener la oportunidad de ver algo especial y aun así, no podría decir que estoy emocionada, no sin mentir.

—Lamentable...— murmuro apagando el pitillo en la chapa de mi todoterreno de color verde oscuro.

Dejo el coche aparcado a un par de calles de la estación y me dirijo hacia la parada de taxis, algo malhumorada por el frío, el madrugón, y porque al final ni siquiera he conseguido sacar unas pilas nuevas para la grabadora.

Echo un vistazo por encima de las cabezas de turistas y transeúntes, y diviso a la hermana de Brian fumando junto a un coche. En fin, supongo que ahora empieza nuestra aventura. Con un suspiro, cargo la mochila al hombro y meto las manos en los bolsillos, acercándome a ella.

-¿Me das uno de esos? -Le pregunto, señalando los cigarrillos con un gesto de la barbilla-. Bueno. Si son mentolados no. Los cigarrillos mentolados son lo puto peor.

Seguro que los Dingwall pueden permitirse algo mejor que los Camel para liar.

Outfit

Miro hacia la señorita Stonewall, ya la voy conociendo, sus formas la pierden. «Allá ella», me digo alzando los hombros.

—Buenos días. Claro— le digo metiendo la mano en el bolsillo de mi gabardina y sacando una cajetilla— ¿Estos te gustan?— le pregunto dejándole ver la inconfundible tipografía de la marca Dunhill.

—De momento hay sitio en el maletero, por si quieres dejar tus cosas— comento a la joven—, aunque espero que no se llene.

No sé como lo haremos a la vuelta, pero por supuesto me gustaría que mi hermano tuviera sitio para dejar sus cosas si lo necesitase. Al menos ella trae poca cosa, punto a su favor.

El autobús dejó a Lorna a unos pocos pasos del sitio acordado. Tras el casi-resfriado con el que se había levantado aquella mañana llevaba una chaqueta negra algo más gruesa que la del día anterior, con una camisa a cuadros. Portaba también colgada la mochila de las cámaras y una pequeña maleta en la mano con ropa y otros efectos personales.

-Buenos días -dijo saludando al acercarse al coche-. ¿Cómo va todo?

Tenía la nariz roja y algo irritada de tanto mocarse.

Douglas dejó su casa stockbridge tras un desayuno que había consistido en un par de tostadas, huevos y panceta. Un desayuno caliente para una mañana fría pensó Douglas mientras se calaba la chaqueta y arrastraba su maleta, calle abajo hacía la parada de bus, que le llevaría a la estación.

Apoyo su cabeza en la ventana, observando la ciudad, mientras el autobus realizaba su ruta.

Se bajó del autobús en la parada de market street, cruzó la calle y entro en Bettys Café Tea, donde pidió cuatro tés, que le sirvieron en un carton para poderlos llevar, así como sándwichs diversos para el viaje.
Tras pagar salió y cruzó la calle de nuevo, para dirigirse hacía el todoterreno de color verde.
- Buenos dias, he traído té por si alguien le apetece- dijó Douglas levantando la bandeja de cartón, ofreciendoles a sus compañeras.
- Y unos sándwiches - levantó la bolsa de plástico donde los llevaba. - Por si alguien tiene hambre-

No tardan mucho en aparecer el resto de mis compañeros de viaje, estoy contenta que hayan sido puntuales, no me gusta mucho tener el coche en la parada de taxis. —Buenos días— contesto a los últimos en incorporarse.

—Se lo agradezco señor Mindstale, lo cierto es que a mí se me pasó por completo— digo haciendo un gesto hacia la bolsa de plástico—. Podéis colocar las cosas que no necesitéis en el maletero y podemos salir ya.

Camino hacia el maletero y lo abro, esperando para colocar las cosas de mis compañeros y así asegurarme de que todo queda perfectamente dispuesto. Después me dirijo a mi asiento, concienciada a conducir todo este largo trayecto. Al abrir la puerta de mi vehículo, respiro profundamente, «quizás sí sean demasiada horas...»

Vuelvo a asegurarme que veo correctamente por los retrovisores y me pongo el cinturón. La sensación al tener que llevar a otros no es la que esperaba, quizás sí hubiera sido mejor hacer esa carrera.

—Cuando queráis— les digo mirando para ver si todos están listos.

Cojo uno de los tés que ofrece el tal Mindstale y le pego una última calada al cigarrillo antes de lanzarlo a la calle y entrar en el coche, en el asiento del copiloto. El que llega primero, se sienta delante. De toda la vida de Dios.

-¿A alguien le gustan las Spice Girls? -Pregunto, alzando una cinta de cassette en tono jovial. Acto seguido, esbozo una mueca y una carcajada- Es broma. Está vacía.

Deslizo el cinturón por encima de mi cuerpo, mirando al resto de los pasajeros por el retrovisor.

-Venga, animad esas caras, que se nos va a hacer el viaje muy largo.

Y yo sólo tengo ganas de terminar...

Apuro el té, ya templado, sólo para no tener que decir nada más.

Una vez todos habían cogido su vaso de té Douglas se acerco a la papelera más cercana tiró la bandeja y se subió a la parte de detrás al coche, en el lado izquierdo.

Cita:

Douglas estaba abrochándose el cinturón de seguridad, y se quedo quieto levantando la mirada hacia la copiloto, esperaba que fuera una broma, porque aguantar un viaje Edimburgo a Londres escuchando las Spice Girls, era lo más parecido al infierno que se le podía ocurrir en ese momento.

Cita:

Douglas respiro tranquilo, gracias a dios había sido una broma, se acabo de abrochar el cinturón, y se acomodo.

Cita:

Razón no le faltaba pensó Douglas a lo que decidió que seria el primero en romper el hielo. - Bueno, donde creéis que deberíamos ir primero una vez estemos en Londres, tenemos muchas opciones, incluso ir hablar con los periodistas que realizaron los artículos. ¿Alguna idea de por donde empezar? -

Termino el té y lo dejo junto a mi asiento. A ver cuánto aguanto antes de necesitar parar para ir al baño. Miro hacia la radio tras el comentario de Rosemary.

—Podéis poner lo que queráis— comento con tono neutro.

Sí, quizás debería intentar mostrar algo más de alegría; pero por mucho que el motivo de este viaje me parezca interesante, entre muchas otras cosas, no estoy segura de poder expresarlo con palabras. Giro la llave en el contacto, provocando un suave tintineo del llavero, y arranco el motor del coche, preparándome así para emprender la marcha hacia nuestro destino.

Respiro profundamente, hablar de trabajo siempre ayuda. Echo un ojo por el retrovisor a Douglas.

—Son muchas horas de viaje, y aunque nos vendrá bien estirar las piernas, quizás nada más llegar deberíamos de hacer algo que no requiera mucho esfuerzo mental— contesto volviendo a mirar hacia la calle—, se nos podría escapar algo y eso me disgustaría.

El chico hace una propuesta, sobre la cual reflexiono mientras giro el volante para tomar dirección sur.

—Si es posible que nos atiendan cuando lleguemos, que será algo tarde, podría ser una buena opción— y tras una pausa, continúo—. No suelo hacer preguntas a los vivos ¿qué es lo que te gustaría saber?— al terminar de hablar, me paro a pensar si quizás fue precisamente eso lo que me llevo hasta este punto, es posible que me alejara tanto de la realidad que ni siquiera me diera cuenta.

Douglas: Buenos dias, he traído té por si alguien le apetece

¿Lo ves? eso se te olvidaba.

-Ostras, gracias Doulgas.  

Con la congestión que tenía no notaría mucho el sabor, pero quizás conforme avanzaba la mañana se le pasaba. En aquella época era difícil determinar cuando era alergia y cuando un resfriado.

Dejó la maleta en el maletero y se metió en el asiento trasero del coche.

Rosemary: ¿A alguien le gustan las Spice Girls? Es broma. Está vacía.

 A Lorna se le escapó una pequeña risita.

-Luego podríamos escuchar a Vanilla Ice para hacer un buen combinado.

Yvaine: Son muchas horas de viaje, y aunque nos vendrá bien estirar las piernas, quizás nada más llegar deberíamos de hacer algo que no requiera mucho esfuerzo mental.

-Estoy de acuerdo, cuando lleguemos a Londres estaremos algo quemados de tanto viaje.

Mientras el coche arrancaba y se ponían en marcha, Lorna sacó la cámara de vídeo para revisarla. Lo había hecho antes de salir, pero quería volver a asegurarse de nuevo de que estaba todo preparado y lo tenía todo listo.

-¿Queréis que grabe durante el viaje rollo Bruja de Blair? si es parece bien claro.

-¿Queréis que grabe durante el viaje rollo Bruja de Blair? si es parece bien claro.

Me vuelvo sobre el asiento, para dirigir una mirada incrédula y casi divertida hacia Lorna Duverger.

-¿De verdad te gustó esa película? Pfff. Un montón de planos desordenados y chavales llorando a cámara. Reconozco que es original, pero esperaba un poco más de sangre y acción, tipo La Noche de los Muertos Vivientes o algo así. No se disfruta bien una película de terror si los protagonistas no sufren un poco. Y de lo que sufrían esos chavales era de un mal viaje de setas alucinógenas.

Me encojo de hombros.

-Y eso nos ha pasado a todos al fin y al cabo. Se pasa mal, pero nadie se muere de eso.

Me rasco la cabeza, ¿a qué venía todo esto?

-Bueno. Puedes grabarnos si quieres. Me la pela, ¿es para algún proyecto de clase o algo así? -Vuelvo a girarme en el asiento, encaramándome esta vez sobre el respaldo- ¿Cuántos años tienes? ¿No deberías pedirle permiso a tus padres? Si voy a hacer de niñera, espero que me paguen. ¿Qué tal cinco libras la hora?

 Con una sonrisa irónica, me vuelvo hacia Douglas Mindstale.

-Deberíamos ir directos al sanatorio. Dicen que es más fácil subir una montaña rodeándola en círculos que escalando directos a la cumbre; pero esto es periodismo, no el kilimanjaro. Vamos directos a la fuente, y a ver qué pasa -le doy un repaso de arriba abajo con la mirada, y luego le sonrío-. Hablaré con tus padres también. Puedo haceros descuento de grupo.

La conversación que transcurre a mi lado es extraña, posiblemente para emprender este viaje e investigar algo que podría superar cualquier conocimiento que tengamos hay que estar un poco tocado, y la copiloto es bastante singular. No solo no parece tener filtro, sino que su comportamiento me parece sumamente infantil. Miro de reojo cuando se encarama por el respaldo y enseguida vuelvo mi atención a la carretera. Suelto un suspiro. Solo espero que no esté así todo el viaje, aun queda mucho trecho y es incómodo tener tanto movimiento dentro del coche.

Levanto las cejas al escuchar que quiere ir directa al sanatorio.

—Lo que queráis, podemos votarlo, a mí me da igual— respondo a lo dicho por la señorita Stonewall—. El problema es que no hemos avisado; pero podemos hacer un alto y llamar desde una cabina y concertar así la cita. Además, nos vendrá bien para estirar las piernas.

Si finalmente deciden ir hoy, va a ser un día muy largo, nada que no haya tenido antes; pero personalmente creo que ir descansados es mucho mejor para poder así atender a todos los detalles.

—Y aunque ahora, grabar no creo que tenga ningún interés, más adelante sí podría tenerlo— contesto a lo dicho con anterioridad por la señorita Duverger—. Esos sonidos guturales que comentó el señor Klodzinsky, podríamos tener solo una oportunidad de oírlos, y si lo grabásemos quizás podríamos escucharlos numerosas veces y someterlos a un estudio que nos revele mucho más.

—Es solo una opinión, casi lamento no haber tenido tiempo para comprar una grabadora… creo que podría ser útil— le comento a la joven observándola por el retrovisor. Por supuesto sabía que ya la iban a traer y ese pensamiento me había hecho ahorrarme un tiempo del que ni siquiera disponía, aun así, normalmente es mejor disponer de tu propio equipo y aunque no me ha dado tiempo a conocerlos bien, no me inspiran la confianza que me gustaría tener en los miembros de mi equipo.

Cita:

Douglas sonrió y apoyo la cabeza la cabeza en el respaldo, era obvio que estaban bromeando y no tenia porque temer que el viaje se convirtiera en un infierno.
- Para terminar NSYNC, para darle un buen final al viaje - Douglas puso el tono más exagerado y sarcástico que podia.

Lo que si sorprendió a Douglas era la intención de la señorita Duveger por grabar el viaje, nunca había sido muy fotogénico y siempre salia más tieso que una vela en los vídeos, nunca sabia que hacer cuando le grababan, que tampoco era muy habitual. Así que se quedo callado y espero a que las demás decidieran por él, cosa más habitual en su vida.

Cita:

Douglas se encogió de hombros, no sabia mucho de periodismo, Rosemary parecía saber mucho más en este campo, mejor hacerle caso, pero antes de poderle contestar la broma que hizo descoloco totalmente al joven, Abrió la boca para contestarle, pero no su cerebro no proceso ninguna maldita respuesta salvo una - Gracias -.

Douglas se quedo callado unos segundos ¿le había dado las gracias? cada día estas más tonto pensó - Pero no hará falta -
No tardo en añadir, para intentar arreglar el desastre de ese estúpido gracias.

EL viaje transcurre tranquilo, aunque está encapotado y hay nieve, la carretera está limpia. Probablemente el quitanieves haya pasado a primera hora de la mañana y como no ha vuelto a nevar se mantiene limpia. Habrá unos tres grados, lo sufiente para no helar. 

Un coche te adelanta es un sedán negro, instintivamente te giras hacia la derecha para ver al conductor. Se parece tanto a tu... marido, el mismo mentón prominente, los rasgos fuertes y marcados, el pelo castaño ondulado, tu estómago se encoge. 

En ese momento, justo cuando estáis a la misma altura es cuando vuestras miradas se cruzan, no se parece a tu marido. Es tu marido, gira el cuello de un modo casi antinatural, como si no le importara la conducción del vehículo. Por un fugaz instante te mira y el mundo parece detenerse. Niega con la cabeza y vocaliza la palabra NO.

Tras parpadear el coche termina de adelantarte y se marcha sin realizar ningún otro movimiento sospechoso. 

Douglas: Para terminar NSYNC, para darle un buen final al viaje 

 -Si hacemos eso acabaremos peor que el señor Gallagher y tendrán que enviar otro grupo a investigarnos también.

Rosemary: ¿De verdad te gustó esa película? Pfff. Un montón de planos desordenados y chavales llorando a cámara. Reconozco que es original, pero esperaba un poco más de sangre y acción, tipo La Noche de los Muertos Vivientes o algo así. No se disfruta bien una película de terror si los protagonistas no sufren un poco. Y de lo que sufrían esos chavales era de un mal viaje de setas alucinógenas.

 -Pero eso es lo que le da la gracia a la película -dijo algo extrañada-. A ver, creo que les pasaba algo un poquiito más fuerte que una noche de setas.

Aquella reacción la había pillado algo desprevenida. 

Rosemary: Bueno. Puedes grabarnos si quieres. Me la pela, ¿es para algún proyecto de clase o algo así?

Yvaine: Y aunque ahora, grabar no creo que tenga ningún interés, más adelante sí podría tenerlo

-No, era algo que hacíamos a menudo en la facultad, nada más...  

Comenzó a guardar la cámara de forma disimulada, intentando no haber quedado demasiado en ridículo. Quizás había tratado de traer un ambiente demasiado familiar para ella.

 Rosemary: ¿Cuántos años tienes? ¿No deberías pedirle permiso a tus padres? Si voy a hacer de niñera, espero que me paguen. ¿Qué tal cinco libras la hora?

 -Ehm... veintiséis -dijo algo avergonzada.

Sonrío ante la respuesta apurada del chavalín, y la cortante y avergonzada de la pelirroja, y me vuelvo hacia adelante.

El paisaje empieza a volverse aburrido conforme vamos recortando quilómetros, y, perezosa, me cruzo de brazos para echarme una buena siesta en el asiento del copiloto.

-Bueeeeeno -murmuro, dándoles una última oportunidad para convertir este viaje en una buena road movie-, y vosotros... ¿qué soléis hacer en vuestro tiempo libre?