Partida Rol por web

Palpar las paredes os ha ayudado a seguir el camino de vuelta, Cuando tocáis alguna puerta, un golpe seco desde el otro lado os recuerda que hay enfermos peligrosos al otro lado. Muchos os miran asustados a través de la ventana de ojos de buey, suplicando que les ayudéis, que les soltéis, alguno insinúa que hay alguien más en su habitación, que tienen miedo.

Encontráis a duras penas la puerta de servicio con la escasa iluminación del pasillo, y que os lleva hasta unas escaleras hacia el piso superior. Las luces de emergencias parpadean como si estuviesen a punto de apagarse, y en cada parpadeo un miedo irracional a que no vuelvan a encenderse os sacude profundamente. Cada instante que no hay luz, solo se ve la oscuridad más fría e intensa. Si la muerte es capaz de manifestar algún tipo de emoción, deber ser algo parecido a cuando os quedáis a oscuras en ese pasillo.

Los gritos de Rosemary hacia la enfermera solo ayudan a que emita un alarido aterrador, pero que aunque os congela la sangre, también os permite saber que vais en la dirección adecuada. Cuando llegáis a un rellano, la imagen es estremecedora. Ellen, la simpática enfermera que os recibió en la residencia, cae con rostro pálido sobre el suelo sujetándose el cuello. Apenas puede contener un chorro de sangre que sale a borbotones de su cuello desgarrado. Sus ojos cada vez más vacíos de vida, buscan alguna forma de comprender lo que le ha pasado. Por la velocidad a la que pierde sangre, es bastante probable que muera si no se hace algo urgente.

Un par de gotas de sangre caen del techo. Cuando levantáis la cabeza podéis ver unos pies de un cuerpo que sale reptando por el techo hasta desaparecer en el siguiente piso. Esa criatura... Gallagher... estaba gateando por el puto techo.

-Joderjoderjoderjoderjoderjoder -murmuro, mientras mis pies patinan por el rastro de sangre que ha dejado la enfermera en el suelo-. Me cago en... ¡Tú! -señalo hacia la hermana de Brian- ¡sálvala! 

Me vuelvo furiosamente hacia el muchacho, más inútil que la polla del Papa, y le arranco el spray antivioladores de la mano.

-Pelirroja, ¡conmigo! -Grito, antes de correr siguiendo al puto Drácula de Bram Stoker-. ¡Espero que sepas cómo se usa la cámara!

Al ver a la enfermera tirada en el suelo en un charco de sangre me quedo parada, mirando hacia lo lados, hasta que finalmente un goteo llama mi atención. Mis ojos suben hacia arriba para ver como los pies de esa criatura desaparecen, mi expresión apenas varia y ahora mismo hay algo más importante delante de mí. Bajo la vista hacia Ellen. Recuerdo que mencionó que estaba embarazada y además tenía una niña pequeña.

Levanto las cejas al ver como me señala Rosemary. «¿Acaso pensaba que no iba a hacerlo?», me pregunto mientras me voy acercando a ella.

—Tranquila, todo va a ir bien— digo, con un delgado hilillo de voz mientras me agacho a su lado y retiro se pelo con cuidado de la herida, deteniéndome a observarla.

«No tiene buena pinta, un poco más y sí sería mi trabajo», pienso lamentando la suerte de la joven madre. Después, levanto mi jersey y rompo un trozo de tela de mi blusa, no es muy grande, así que seguidamente rompo otro más.

Me arrodillo a su lado, situándome cerca de su cabeza, y la alzo con sumo cuidado para apoyarla sobre mis rodillas y de esta forma, la mantengo más elevada. Cojo los dos trozos de blusa y los pongo sobre la herida, presionando con mis manos sobre ella. La mancha de sangre no tarda en extenderse a través de la tela de aquellos retazos de tela.

—Señor Mindstale, si no tiene que hacer, podría conseguirme más trozos de tela o algo similar. Quizás haya un botiquín con vendas, eso sería perfecto— le pido, sin dejar de presionar la herida, ni de mirar a la enfermera—. No se entretenga.

Por mucho que presiono, no observo que el flujo de sangre se detenga, quizás sea demasiado profunda o quizás yo haya perdido la práctica con los vivos. De todas formas no me apartaré de su lado, estas heridas tardan bastante minutos en conseguir cerrarse. 

—Tranquila Ellen, no deje de mirarme, se pondrá bien y mañana podrá estar con su hija— susurro a su lado, aunque siento que su vida se va lentamente entre mi dedos y eso me duele. «¿Qué hubiera pasado si hubiera estado en aquel momento?», me pregunto. 

«Hoy también se ha estampado un macabro sello carmesí», rememoro, mientras mis ojos se mueven mirando el charco de sangre que se había formado bajo la víctima de aquella monstruosa criatura.

Lorna avanzó por aquellos horribles pasillos junto a Yvaine. Por si el ataque de Gallagher no hubiese sido suficiente, los golpes de los otros internados acababan de completar el toque de pesadilla que le faltaba a aquel lugar.

Pronto llegaron al sitio donde estaban el resto junto a la enfermera, que se desangraba en el suelo. Por suerte o por desgracia para Lorna, el pequeño shock que le provocó aquella visión le impidió ver como el señor Gallagher trepaba por el techo. Al sentir algo de náuseas ante tanta sangre, retrocedió unos pasos y se apoyó en la pared para tratar de recuperar la compostura. Se frotó la sien tratando de tranquilizarse y no vomitar, pero entonces...

Stonewall: Pelirroja, ¡conmigo! ¡Espero que sepas cómo se usa la cámara!

-S-sí, joder, ya voy -dijo precipitada.

Inspiró hondo sacando energías de donde podía y avanzó sacando la cámara, siguiendo a Rosemary. 

Douglas llegó hasta la alegre enfermera que les habia recibido, y se quedo de piedra al ver la escena, Ellen se llama Ellen pensaba Douglas en bucle por alguna extraña razón. 

Cuando levanto la vista para ver el origen del goteo de sangre, rezando porque fuera una fuga, una mancha, una humedad, al ver los pies de Gallagher desaparecer se quedo paralizado. No escucho a Rosemary ni se dio cuenta de que le habia quitado el spray y se habia ido corriendo junto a Lorna.

Parpadeo un par de veces y bajo la vista hacia Ellen y Yvaine, esta le miraba, le habia dicho algo. Vendas, te ha pedido vendas, su cerebro volvía a funcionar. 

- S-si vvoy - balbuceo el joven, tras lo cual se puso a buscar cualquier cosa que pudiera ayudar a parar la hemorragia. 

Yvaine coloca sus manos como puede sobre a herida sangrante de la enfermera. La sangre brota como de un manantial, y está terriblemente pálida. Al parecer no solo le ha destrozado el cuello de un mordisco, de la violencia con la que la ha empujado le ha roto la clavícula y alguna costilla. Su respiración es agónica e intermitente.

Yvaine se esfuerza, comienza taponando la herida y pidiéndole a Douglas que se quite una manga para poder hacer una hemostasia temporal. 

Comienza a hablarle, intentando que la enfermera mantenga la conciencia, pero todo es insuficiente. La mujer susurra el nombre de sus hijos mientras una lágrima brota de sus ojos antes de que la pupila se dilate completamente emitiendo su último suspiro.

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Rosemary sube las escaleras con valor, seguida de cerca por Lorna. Una puerta de emergencia se mueve hasta cerrarse. Las dos compañeras salen a un pasillo impoluto en el que no hay nadie. Está levemente oscuro aunque se pueden ver las luces del hall al final de uno de los pasillos.

Al ver y sentir como la vida abandona el cuerpo de Ellen, dejo de apretar la herida, y cabizbaja, muevo el rostro a los lados de forma negativa. Me quedo un rato junto al cuerpo, esperando por no sé qué razón, y finalmente me levanto, pensando que quizás hubiera sido mejor que yo estuviera en su lugar.

—Lo siento… —murmuro, antes de apartar la vista de ella.

Miro hacia Douglas, sin saber bien que decirle, ahora mismo no encuentro las palabras adecuadas, si es que puede haberlas.

—Aquí poco podemos hacer, deberíamos ir con los demás —le digo, al concluir mi frase me giro en la dirección en la que me parece que han marchado—. Pensaremos luego en todo este desastre, ahora debemos evitar que escape.

Le insto con la mano a seguirme y empiezo a caminar rápidamente por donde han ido las chicas. Sigo dándole vueltas a la situación, al final eso ha escapado por mi culpa y no hay otra culpable que no sea yo. Sabía que era peligroso, pero no podía imaginar hasta dónde podría llegar.

«Joder», pienso mientras muevo la cabeza intentando orientarme.

Siento como el corazón se me acelera, al igual que la respiración, sé que estoy nerviosa y ni siquiera se me ocurre como podría detener a esa criatura.

—Señor Mindstale, ¿tiene alguna idea mejor que las que he tenido hasta ahora? —le pregunto con la voz temblorosa por la rabia y entrecortada por la cadencia de mi respiración.

Rosemary alcanza a Gallagher que camina dando tumbos y bastante incoordinado. De repente se gira y fija sus ojos en ti ciertamente desconcertado. 

Por fin tengo un plano directo con este hijo de puta sobrenatural.

-Lorna, la cámara -mascullo hacia atrás.

Sin embargo, estoy acostumbrada a trabajar sola, así que sostengo el spray antivioladores con el brazo derecho totalmente estirado hacia delante, mientras pulso el disparador de la cámara que llevo colgando del pecho con la otra mano. No estoy enfocando una mierda, pero algo saldrá.'

-A ver, hijo de puta -le digo al teniente-, tranquilito o te dejo ciego. Vas a entrar en una de las celdas vacías, ¿me oyes? Y le diré a la poli que has colaborado.

Lorna siguió de cerca a Rosemary. Sus primeros pasos fueron algo vacilantes, tratando de no caerse por el desequilibrio, pero pronto mantuvo la compostura.

Subió las escaleras y recorrió el pasillo hasta que Rosemary vio a la criatura. 

Rosemary: Lorna, la cámara

-Ya la teng... -no llegó a completar la frase.

La criatura les miraba directamente con sus ojos inyectados en sangre. La cámara le tembló un poco entre sus manos. Al principio no entendió muy bien qué utilidad podía tener si se acercaba a ellos, pero enseguida ató los cabos. Enfocó y realizó una pequeña tira de fotos con luz natural, sí tendrían material gráfico si salían vivas de aquel encuentro, y acto seguido preparó el flash. La siguiente foto podría ser su única defensa. 

Galagher se gira con los ojos inyectados de sangre y oscuridad, como si las palabras de Rosemay le hubiesen despertado curiosidad.

Galagher se mueve en un parpadeo a una velocidad sobrehumana hasta posicionarse en el flanco de la joven. Le lanza un revés con el brazo golpeando su costado con una fuerza inhumana. Rosemary sale volando por los aires hasta impactar con una máquina de bebidas de la planta baja. El dolor en su brazo derecho y su costado es considerable.

Sonríe al ver un hilo de sangre descendiendo por su piel. Ahora se gira hacia Lorna, la contempla y abre la boca hasta que parece que se pueda desencajar.

- Yo también estaba perdido como tú, pequeña. Y ahora lo veo todo tan claro.  ¿quieres salir de tu mundo de dudas?

Antes de que pueda presionar el botón del spray de pimienta, en un parpadeo el pseudohumano está junto a mí, y en el siguiente parpadeo, abro los ojos y estoy empotrada contra una máquina expendedora. El desconcierto se impone al dolor durante unos segundos, mientras me pregunto cuándo cojones he salido volando por los aires y de dónde coño me viene ese terrible dolor a hostiazo sobrenatural.

Algo está goteando y se me mete en el ojo, lo que me obliga a cerrarlo, incómoda. Coño, escuece. Torpemente intento limpiarme con la mano, así que descubro que lo que está goteando es mi frente. 

 Yo también estaba perdido como tú, pequeña. Y ahora lo veo todo tan claro.  ¿quieres salir de tu mundo de dudas?

 Me intento recomponer rápidamente, comprobando con una mano que la cámara está ilesa, y con la otra accionando el spray antivioladores, bien lejos de mi cara, y bien en dirección a la cara del hijoputa que intenta matarnos.

No puedo quitarme la imagen de Ellen de la cabeza y aun tengo las manos manchadas de sangre, y por mucho que me las limpie seguirán así. Su muerte ha sido culpa mía, he liberado a ese monstruo y no he podido salvarla. Veo sus ojos llorar mientras exhala su último aliento y recuerdo el nombre de sus hijos, también tengo su sangre en mis manos. Solo veo a la gente morir, solo veo muerte. 

Sin darme cuenta he caminado más de lo que hubiera imaginado tras la pista de mis compañeras. Detengo mis pasos cada cierto tiempo y hago uso de mis sentidos e ingenio para averiguar el camino que debo tomar. No estoy muy segura y titubeo en más de una ocasión dando un paso en una dirección que corrijo segundos después.

Finalmente escucho un fuerte golpe y seguidamente una voz. Rápidamente voy hacia ahí, decidida y a la vez temerosa por lo que encontraré más adelante. Solo espero que no sea más muerte.

Todo ocurrió muy rápido; Rosemary había preparado su spray de pimienta, pero en cuestión de segundos estaba volando por los aires. Lorna apenas tuvo tiempo de reaccionar, pero si su compañera de trabajo había salido volando desde su posición hasta la máquina de refrescos, significaba que Galagher estaba exactamente a su lado.

Mierda...

Efectivamente, aquella cosa estaba peligrosamente cerca y mirándola. Las piernas le temblaron levemente nada más oyó aquella horrible y fría voz.

Galagher: Yo también estaba perdido como tú, pequeña. Y ahora lo veo todo tan claro.  ¿quieres salir de tu mundo de dudas?

La muchacha no respondió; lo único que hacía era tratar de concentrarse en pulsar el flash de la cámara y, con suerte, cegar a esa cosa y así poder escapar.  

El flash de la cámara de Lorna deslumbra el pasillo y a la criatura, comienza a hacer fotos. Galagher esboza una sonrisa, enseñando sus colmillos llenos de sangre.

Por el rabillo del ojo mira a Rosemary levantarse, pero no parecía sentirse amenazado, más bien parecía... divertirse. Vuelve a mirar a Lorna, muy interesado.

- Eres una pequeña zorra interesante. ¿Te gustaría tener este poder? ¿Te gustaría dejar de sentir miedo? - su voz es profunda, sus pupilas se dilatan, incrustándose en su mente, metiéndose en sus recovecos como una legión de insectos, buscando los puntos débiles de su voluntad. - Déjame entrar, déjame traerte... paz. - su voz, apenas un susurro, es como un cuchillo al rojo vivo atravesando el cerebro.

Cuando Rosemay se avalanza con el spray, se mueve a gran velocidad.