El conductor es un hombre de mediana edad, normalito, elegantemente vestido, aunq se le notan años al traje. Te mira con indiferencia cuando te abre la puerta para que entres, se toma su trabajo en serio, todo en el parece eso, servicial, pero nada más.
Cita :
or supuesto le pregunto su nombre.
Michael, señor, encantado de conocerlo.
Cita :
-Odio ir a estas cosas, pero esos niños necesitan un hospital nuevo...
Por supuesto, señor, estaré esperando cerca, cuando quiera marcharse sólo ha de llamarme.
Cita :
-Quiero hablar con el alcalde, ya está bien que esos chupatintas se beneficien de los currantes...
Eso mismo pienso yo señor.
Cita :
-Yo empecé conduciendo limusinas, sólo necesité un golpe de suerte y relacionarme con la gente adecuada...
Por primera vez se rompe su estoico tono de conductor de limousinas, se le va la cabeza hacía atrás, como redescubriendo a su pasajero, vuelve a centrar su atención en la carretera mientras exclama
¿De veras?... señor.
Asientes, mirando al conductor por el espejo retrovisor, puedes observar un rictus de sorpresa, sorpresa y respeto.
Yo... tuve mi golpe de suerte, me gusta conducir, y estoy felizmente casado, no ansío mucho más.
Tras escuchar tu pregunta acerca del jefe de policía, y animado por tus palabras comienza, algo reticente en un principio y soltándose luego.
¿El jefe de policía? Es un ca... un malnacido. Aquí en NY, una ciudad tan grande, el principal problema de la policía no son ni los asesinatos, ni las drogas, ni las bandas callejeras, es la corrupción, ni un diez por ciento se salvarían de la quema, y el imbécil de Arnold (el jefe de policía) no hace nada al respecto, que digo yo, que será porque algo se llevará, si no, cómo iba a mantener a la ostentosa de su mujer, quito de las pasarelas a una supermodelo quince años más joven que él! Latina! Dicen que fue una maniobra política, yo creo que es un cerdo.
Continuais una amena conversación sobre cosas intrascendentales, hasta que en un silencio normal, no incómodo, aprovechas para llamar a Donalson.
Su mujer se llama Gabrielle, es una chica latina, supermodelo, ahora se dedica a pegarse la gran vida, ir de compras, y no tener responsabilidades. Es algo escurridiza, no siempre vivió así, creo que es neoyorkina, del Bronx. La gente de a pie piensa que Arnold la compró de alguna manera, yo no sabría decirte si fue él el que la consiguió a ella, o fue ella la que lo engatusó. Supongo que como a toda ex-modelo le agradará hablar de su carrera, de su portada de Vogue, y darle tiritos a su marido. No he tenido el placer de conocerla en persona, por lo que no puedo decirle mucho más.
Unos veinte minutos más tarde, la limousine se para.
Aquí es señor, creo que no han puesto la alfombra roja esta vez, demasiado pomposo para una obra de la beneficencia. En el momento que quiera abandonar la fiesta no tiene más que llamar a mi busca. Estaré por los alrededores,
Se levanta, sale del coche, se quita la gorra, y te abre la puerta para que puedas salir
Encantado de haberlo traido, señor.
-Seguro que apareces antes de que te llame Michael, bueno, a ver qué nos ponen de comer, seguro que salgo de ahí sin probar bocado.
Le doy un afectuoso golpecito en el hombro y le tiendo 100 dólares.
-Entretente mientras estoy ahí dentro.
Me identifico en la entrada y entro con una enorme sonrisa en los labios. Me presento a todo el que puedo y soy tremendamente encantador. Les digo a todo el mundo que he venido a New York porque es la mejor ciudad del mundo y pretendo mejorarla... con mi dinero. Escucho atentamente a todo el mundo como si lo que dijesen fuese importante o me importara.
Busco con la mirada a la que pueda ser la mujer del jefe de policía y, en caso de que la localice y la vea, le sonrío desde la distancia.
Hago como que como y como que bebo, pero con una refinada elegancia europea.
-Pues en cuanto oí lo de ese hospital saqué la chequera y puse a calentar mi muñeca...
-Acabo de heredar una gran fortuna y quiero hacer grandes cosas con ese dinero. Quiero que la gente oiga mi nombre y sonría.
-El alcalde tiene todo mi apoyo, es un visionario y una gran persona, es una lástima que aún no nos hayan presentado.
-Esta es una ciudad segura, ¿y sabe por qué? Por la eficacia de la policía. Denme un puñado de policías de New York y pondré orden en toda Calabria.
-Mi principal defecto es que me enamoro con facilidad... si supieran la de veces que me han roto el corazón.
-Si hubiese sabido que vendría todo el mundo así de legante me hubiese arreglado un poco...
Me río con franqueza fingida de cada chiste o comentario "gracioso" que me cuentan.
Si necesito algo de ayuda "extra" pues vale, pero enprincipio quiero poner en práctica mi carisma, apariencia y voz encantadora. Y mi habilidad para mentir, por supuesto.
No tienes que esforzarte en llamar la atención, eres nuevo, y eres rico, todo el mundo quiere cotillear un poco. En la recepción, un poco más austera de lo habitual por correr a cargo del hospital, están gran parte de las personalidades de la política neoyorkina, no tardas en encontrar al alcalde con su mujer de la mano, al jefe de policía, solo, algún que otro personaje televisivo parte de la campaña, médicos, abogados, una amalgama de toda la gente con dinero de la ciudad, con dinero, e interesada en política claro.
Pronto te encuentras en un círculo entre la crème de la crème, compartiendo anecdotas, comentarios agudos, y palabras bonitas a las damas. La gente rie contigo, te da la bienvenida a la ciudad, te recomiendan cosas que hacer, sitios donde ir, donde comer. Se interesan por tu vida, les parecen acertadas tus razones. Y se toman muy bien tu decisión de invertir en NY. Asienten con tus palabras, las referidas al alcalde, las referidas la policía. Te acogen con los brazos abiertos.
Aunque como en toda fiesta tu fino oido te permite escuchar algunos rumores que ya comienzan a viajar por la sala, que si viene de italia, que seguro que está con alguna mafia, que si tienes acento de Nápoles, que de Sicilia, lo propio de los rumeros, un poco de la realidad, y un mucho de imaginación. Conforme avanzan los minutos, la gente va cambiando de tema de conversación. Algunas de las mujeres están hartas de la mujer del jefe de policía, detectas cierta envidia en su voz. Los hombres discuten de política, economía, la crisis.
De repente, el Dr Walter, quién solo te ha escuchado decir chequera y gran herencia, se acerca con quien puedes reconocer como el alcalde de la ciudad, Philips K. Steward y su esposa.
Creí haber escuchado que no tenían el placer de conocerse, dejenme el honor de presentarles. Señor alcalde, Luca de Toni, Luca de Toni, Philips Steward y su señora Johanne. El señor de Luca acaba de llegar a la ciudad, tiene que conocerlo es tan europeo!
Supones que eso ha sido un cumplido de lo más chic.
Tirada oculta
Tirada: 6d10
Motivo: Percep+Alerta
Dificultad: 8+
Resultados: 2, 7, 5, 7, 10, 10
Exitos: 2
Notas una gran aceptación por parte de todo el mundo, quizás algunas reticencias debido a tus rasgos italianos. Pero buena impresión por regla general. Has conocido a mucha gente. Aunq no has hablado demasiado con nadie, has cruzado un par de frases con la mayoría lo justo para poder entablar una conversación si os encontrais más tarde en el lavabo, la pista de baile o donde sea. Parece que la mujer del jefe de policia no llega. Aunq a nadie parece sorprenderle. Puedes conversar algo con el alcalde si quieres, si quieres puedes introducir al jefe de policia tambien en la conversación, son buenos amigos, y puede aparecer en cualquier momento si lo crees oportuno.
En breve se servirá la cena en el salón adyacente.
Sonrío ampliamente y estrecho fuertemente la mano del alcalde.
-Alcalde Steward, es un auténtico honor.
Beso la mano de la esposa del alcalde.
-Señora Steward, más que un honor, un verdadero placer.
Me giro de nuevo hacia el alcalde.
-Quiero que sepan que me siento muy honrado y humilde de estar entre tan grandes personalidades... y personas. No considero que haya hecho nada de provecho en mi vida, aún, y espero que me den la oportunidad de hacer grandes cosas en su ciudad. Quiero ganarme el respeto y el cariño de cada habitante de New York, quiero ponerme al servicio de la comunidad, y quiero que todos sepan que el alcalde Steward tiene todo el apoyo de Luca Toni. Es usted el mejor espejo en el que pueda elegir mirarme, alcalde.
Miro a mi alrededor buscando al jefe de policía.
-Estoy pensando en crear una beca de estudios, las becas Toni, para los huérfanos del cuerpo de policía, para que puedan ir a la universidad que elijan y hacer que sus padres los miren orgullosos desde el cielo. Por cierto, ¿saben de alguna bonita iglesia donde un buen cristiano pueda pedirle a gran jefe un par de favores?
-Y alcalde, no se preocupe por el nuevo ala del hospital, delo por hecho y disfrutemos de la cena.