Partida Rol por web

 Lyssa se arrebuja sobe su pecho en un cándido abrazo. Ahora, al igual que él, puede escuchar como su corazón bombea exhausto resonando en sus oídos como un tambor de guerra.

-          No temáis, estoy aquí para cubriros.- Responde con grabe suavidad.

Girándose hacia ella coge las gruesas mantas y los cubre a ambos aislándolos del frio nocturno que se cuela por la ventana. Acto seguido la abraza protectoramente aprisionándola entre sus fuertes brazos, enredando las piernas con las de ella. Disfrutando de aquel momento de paz, se limita a mirarla a los ojos esperando que aquel momento, aquella sensación de felicidad extrema, quedase capturada en su mente para recordarla eternamente.

-          Ahora descansad dulce Lyssa.- Gruñe  atorado.- Mañana será un día muy largo, y deberéis lidiar con todas las viejas chismosas de este corral de cotillas que llamamos Bastión...-

Acercando su rostro le vuelve a robar uno de sus besos, y acomodando la cabeza en la almohada deja que los ojos se le cierren lentamente sintiéndose transportado al agradable mundo de los sueños.

Al fin venturoso por el futuro que se abria ante el.

Sonrio mirandole, abrazandole, devolviendole el beso y acurrucandome mas contra él.
No os preocupeis, mañana lidiare con todas y se encontraran con un lobo que devolvera cada una de sus pullas o que simplemente les sonreira

Cierro los ojos y dejo que me lleve el sueño, esta noche es una buena noche, mi futuro me abrazaba y me protegia. Tenia rostro, tenia nombre y tenia voz, un corazon que latia por mi como el mio latia por el.

Descansad mi amado, yo velare vuestros sueños y en ellos nos encontraremos
Nieva con mas fuerza fuera, esta noche me dan pena los guardias, me dan pena los que estan bajo el frio mientras estoy caliente en esta habitacion con el.
Mañana sera otro dia Lyssa, preocupate entonces. Ahora solo se feliz
La respiracion se va relajando poco a poco para quedarme dormida.

Solo se que acaba de amanecer hace un poco y que llaman a la puerta un par de vecesMi señor Murmuro abrazandole mas sin apartarme, por que no pueden dejarme solo un segundo mas con él. Al otro lado la voz de un niño llamandole

 Balder se despierta al instante y casi se deja llevar por el impulso de levantarse de golpe y asir la espada contra el enemigo que le acecha. Maldita fuera aquella manía del guerrero. Por suerte recupera la compostura acordándose de donde se encuentra y sonríe confortado mientras observa a la ronroneante mujer que tiene entre sus brazos. Podría estar así toda la mañana, pero el deber le reclama.

-          Descansad mi señora.- Rezonga irguiéndose en el lecho con tiento de no molestarla.- He de recibir a los “nobles” invitados.-

Besándola en la mejilla se levanta dirigiéndose directamente a la entrada de la habitación. Entreabriendo la puerta se asoma a fuera fulminando a Baldrick con una de sus terribles miradas de ogro hambriento.

-          ¡Ya basta de ruidos mastuerzo! Esperaos calladito que hay una dama que intenta dormir.- Gruñe amenazante.

Sin dar derecho a réplica cierra la puerta y con varias zancadas se presenta ante la jofaina de agua. Aseándose rápidamente, se limpia el sudor y los fluidos nacidos del placer nocturno, y secándose llega hasta la panoplia donde su armadura le espera. Procede a colocarse los pesados ropajes y el tabardo de la casa Karstark. Cogiendo la espada que como siempre le espera en el cabezal de la cama, se la cuelga al cinto y se coloca la tupida capa sobre los hombros.

Parándose ante la puerta mira por última vez a su amada, suspirando coge el casco y demuda el rostro en una mascara ceñuda antes de salir al pasillo.

-          Muy bien mozo.- Rezonga amenazante.- Más te vale no haber confundido la comitiva de Lord Umber con una carreta de buhoneros porque ese sería el ultimo error que cometieses en vida…-

Haciendo un gesto para que le siga, se dirige presto hacia el patio de armas, para montar sobre Methee e ir a recibir a las por su parte, non gratas visitas.

Se acurruca mas en la cama en el hueco que has dejado.
El mozo da un respingo y parece que va a decirte algo pero no es asi al ver tu cara. Traga saliva y asiente.

Hay nieve en el alfeizar de la ventana, habra que pensar en poner algo para cubrirlas y que no entre el frio nocturno, aunque poco importa con la compañia del lecho. Se revuelve en la cama con una sonrisa mientras te vistes, pero no se despierta o si lo ha echo no ha dicho nada. Asi es la vida de la mujer del guerrero.

Cuando te acercas a la puerta y te giras a mirar, te ha parecido que te miraba con una sonrisa antes de que salieras. El mozo te mira y vuelve a tragar saliva siguiendote.
Mi señor, son 12, a la cabeza van dos hombres creo que con ropas negras, aun estan algo lejos, pero como me dijisteis que os avisara en cuanto los viera, eso he echo. Vuestro sobrino esta aun en las murallas intentando ver mas. Me mando en cuanto los distinguimos en la otananza

Fuera presta para salir esta Methee y tu sobrino al lado para hablar.
12 seguros estamos de eso, vienen por el camino que nos une con los Umber, asi que solo pueden ser ellos.  Una figura destacaba sobre todos, por las descripciones debe ser  Jon Umber, es imponente como vos tio El mozo mantiene a Methee sujeta por las riendas mientras esperas que montes.

 Cogiéndose de las riendas Balder se monta sobre la grupa de Methee y gruñe ante la afirmación de su sobrino.

-          Ya será menos muchacho.- Rezonga despectivo haciendo girar a su montura.- Gran Jon Umber es como su apodo indica muy grande y cuenta con una fuerza descomunal, pero le falta lo más importante para un guerrero.- Golpeándose el casco con la mano enguantada le sentencia sonriente.- Una mente lúcida y astuta.-

Guiñándole el ojo conspirativamente se despide de Harrion.

-          Mantén a los guardias atentos y posiciónalos para dar una buena impresión, y por todos los Dioses, llama a los sirvientes y los mozos de cuadras para recibir a los invitados y sus monturas.-

Chasqueando la lengua hace que Methee comience a trotar hacia la entrada del bastión Kar. Ante él las puertas se abren y entonces el paso de su montura se torna en un cabalgar raudo y veloz. Era hora de ir al encuentro del Lord Comandante y sus hombres… y por supuesto el irascible Umber. Supira resignado, ¿Quien sabe? Tal vez viese alguna cara amiga en tan selecto grupo...

Pasamos a La sangre de los primeros hombres