Partida Rol por web

Solo una nueva intervención celestial podía salvar a la nueva ¿y mejorada? guía de la visita guiada de recibir un balazo. Tal vez fue la suerte, tal vez la intervención de la virgensita de Guadalupe, en cualquier caso la bala impacto contra un jarrón de la dinastía twink, que se rompió con el sonido propio de la cerámica al romperse

[Glass pottery break]

El productor judío no daba puntada sin hilo ni dejaba escapar una oportunidad de rodar más metraje. De inmediato dio luz verde a una nueva película, el primer Spin off de "Cataclismo absurdo": ¡Se rompio el jarron!

[¡Se rompio el jarron!]

Increíble, el ritual había dado resultado y aquel ser, mitad director mitad guía se había levantado.

Antes de poder decir nada, el nuevo ser supremo de la central me cogió por la camisa atrayéndome hacía el y comenzó a besarme con una pasión que pocas veces se había visto. Parecía que me estaba intentando absorber el cerebro con su lengua de director, tirando fuertemente de la mía. Mis ojos comenzaron a quedarse totalmente blancos mientras mi cuerpo convulsionaba violentamente. La escena había quedado perfecta, los espectadores pensaría que aquel beso había provocado en el cuerpo del empresario una reacción que estuvo a punto de acabar con él... pero en realidad, en lo más oculto de mi, lo que había ocurrido es que aquel beso me hizo tener un orgasmo, posiblemente el mejor de mi vida.

Tras el beso (y el orgasmo), tuve que durante unos segundos retomar el aliento como pude. "Maldita sea, como es capaz de besar así esa cosa." pensé.

Me reincorporé y miré fijamente a mi nueva creación, la cual adoptaba una pose de modelo de pasarela en plan sexy. -Oh... Oh mi querida guía...- la dije mientras acercaba mis manos a su rostro. -Te he traído de nuevo al mundo de los vivos, a la planta química que tanto amas para que podamos juntos terminar aquello que empezamos... aquello que nos unió. La visita. Aquella visita que quedó pendiente por consumar, y que poco a poco nos iría uniendo, visitando sala por sala, habitación por habitación, hasta culminar en un climax que encontraríamos en la zona de tratamiento de la sustancia química. Como ves, no puedo vivir sin ti.-. Las balas se escuchaban como si estuvieran a miles de kilómetros de distancia, muy lejanas a la magia del amor de aquel momento. La medusa era un evento lejano a lo que acababa de conseguir. -Y mira, te he mejorado. Ahora con la cabeza del director, conocerás mucho mejor los secretos de la planta. Podrás hacer la mejor visita guiada de la historia. Cada rincón, cada esquina... lo sabes todo.-.

Poco a poco el follón de la sala comenzó a acercarse hasta devolverme a la realidad. El metroid había atacado a Samus con un rayo eléctrico que le había fundido alguna que otra neurona. Tenía que hacer algo. No, mejor aún, la nueva súper guía y yo teníamos que hacer algo. El resto de personas no me importaban... pero Samus... Samus era mi heroína. 

Miré de nuevo a la súper-guía. -Direguía, tenemos que hacer algo con ese metroid o no podremos hacer la visita. ¿Qué se te ocurre? ¿Tenéis algún tipo de exoesqueleto con un rayo láser en el brazo y capaz de hacerse una bola e ir rodando por el suelo?-.

Medusas supersónicas, transexuales que resucitan, apariciones marianas...

No había duda, John estaba totalmente zumbado estaba viviendo sin duda los prolegómenos el fin del mundo. Decidió acercarse a la guía resucitada:

- Guía extraña, dirige mi paleto culo hacia la salvación. Eres una auténtica líder religiosa. Reniego de la deidad que habita en el hongo de moho que vive en mi nevera desenchufada -se dirigió también a Pancho en voz más baja-. Pancho, únete a nosotros, estamos salvados.

A pesar de disparar ráfagas de tiros con los pistolones militares que Stephany les había preparado, la medusa parecía estar intacta y cada vez más furiosa, cosa que se notaba perfectamente con solo ver la inanimada e invariable cara que el monstruo tenía.

- ¡¡Nuestras armas no le causan ningún daño!! -gritó el sheriff Morrigan. La frase era algo ya obvio para todos, pero a Douglas le encantaba soltar clichés en cuanto podía.

Miró a su alrededor para buscar, sin ningún éxito, algún armario de 170 x 200000 para esconderse (y a ser posible, lleno de palmeras de chocolate) y en ese momento vio a Dennis Archment besándose apasionadamente con el engendro frankenstino que era ahora la guía y el director de la planta química. 

"Por el más grasiento de los chorizos fritos con manteca de la barata, ¿es que en esta escena va a pillar cacho hasta el apuntador, o qué?", pensó el actor que hacía de sheriff, herido en su orgullo. Y de repente, se le ocurrió una idea que no solo le haría quedar como un héroe en pantalla, sino que además asentaría su papel de machote protagonista. Ya se imaginaba su cara rechoncha en pósters promocionales, al más puro estilo Bruce Willis, mientras todas las chichas suspiraban por su enorme barriga curtida por los thrillers de acción.

Sin mediar palabra, se acercó con paso decidido a su adorada Txiki, la cogió con pose peliculera (vamos, como ésta pero con doscientos kilos más en los cuerpos de sus protagonistas) y la besó apasionadamente. Los del equipo de sonido decidieron silenciar los horribles sonidos que salían de las dos bocas al intentar succionarse el uno al otro; bastante tenía el pobre espectador con la imagen en pantalla de esas dos morsas amándose. De hecho, parte de la audiencia cambió de canal creyendo que estaban viendo un documental de la 2.

Douglas soltó a Txiki de cualquier manera, como si no le importase nada aquella mujer (eso es lo que hacían los tipos duros, ¿no?), y los de sonido aprovecharon para volver a desmutear la escena y meter unos suspiros enlatados de mujeres enamoradas que decían "¡Oyrghs! ¡Qué hombre!", "Uuuuhh", "¡Wey, eso sí fue un beso de buen macho aseitado!".

- Tenemos que salir de aquí -gruñó manteniendo la calma, a pesar de que esa cutre medusa le hacía temblar las pantorrillas. De repente, el adorable y peligroso bicho disparó un rayo psíquico contra Candance y el sheriff dijo una frase que había escuchado en alguna parte y ya no se acordaba de dónde, pero que le parecía que quedaba bien-: Salva a la animadora, salva el mundo -a continuación, empezó a dar órdenes a diestro y siniestro. Ya no tenía cuerpo de policía (if you know what I mean), pero tenía que descargar el ser cargo superior de alguna manera- Archment, el viejo loco tiene razón: que su híbrido guía-director nos saque de aquí a un lugar seguro, y así de paso nos explicará de nuevo por qué la planta no contamina; encabecen la comitiva. McFlanagan*, ayuda a la animadora para evitar que haga esfuerzos innecesarios; no tendrá problema: seguro que has cargado vacas con ubres más gordas. Los demás... ¡¡CORREEEEEED!! ¡Detrás de la Frankenstein!! 

- ¡Madición! – Pensó Robert. Siempre que empezaba algo le tocaban las narices. El hombre del sombrero y un jarrón chino se habían interpuesto entre el transexual guía-director de la planta y las balas del difunto Jack El Palizas y ahora el mismísimo Sheriff requería sus servicios. Si no hubiera sido porquero, hubiera se hubiera presentado a Sheriff. De hecho se presentó en el año 92, cuando James Robertson le tiró un vertido en sus porquerizas y el anterior Sheriff no le hizo ni caso y no investigó. Pero no salió elegido, y siguió como cerdero.

Rob tenía cierto respeto por la ley, y anque los chupatintas del Sheriff hasta ahora no habían servido de mucho y de hecho, estaban todos muertos, ahora parecía que Douglas se ponía por fin al mando. La orden era clara y le gustaba. Coger esos pechos y sacarlos de ahí.

Robert tiró la pistola de Jack y salió corriendo de nuevo, esta vez hacia Candance. Al estar a su altura la agarró por la cintura y se la cargó sobre los hombros. No sabía cuanto pesaba una urbe de una vaca, pero esa joven pesaba menos que su bolso, eso estaba seguro. Una vez tuvo caragada a Candance y sus pechos le golpeaban dulcemente sobre la espalda mientras él babeaba se dio media vuelta y comenzó a seguir al engendro que había estado a punto de matar. Ahora era su guía, otro giro del destino y que hacía que el argumento de la película tuviera poco sentido y fuera difícil de  seguir. 

John vio los pechotes de Candance bambolearse, mientras la cámara los enfocaba en primer plano y sonaba la OST plagiada de la peli.

Estaba tan atontado que ya no sabía si seguía las órdenes del Sheriff, del guía mutante-sexual o de su dios del moho, pero echó a correr tal y como le habían pedido.

Tras volar casi la cabeza de Candace y ver que los pocos disparos que acertaba a aquella cosa no valían para nada Steph dejó de disparar y corrió manteniéndose alejada de aquella medusa que, viéndose atacada por Candance le lanzó alguna espécie de ataque mental.
Steph se fijó en aquel portento de la ciencia que era el zombie travelo perpretado por el hombre del sombrero. Steph ahora ya se acercaba caminando hacia los demás, casi sin aire de tanto esfuerzo físico.
Uf..uf.. dadle un mechero al zombie y que queme esa cosa, si algo ha de ser inmune a los poderes psiónicos será un zombie con cabeza ajena ¡que jena! Como sabía que las probabilidades de coordinar alguna cosa con los demás eran mínimas levantó los hombros, o que nos saque de aquí como dice el Sheriff!! cualquier cosa que acabara con Steph vivita y tecleando le congratulaba.

Mis ataques contra el medusoide resultan infructuosos y para colmo de males no consigo esquivar su burbujeante y refrescante ataque pepsionico, patrocinado por pepsi.

El ataque pepsiónico me golpea de lleno y la medusa intenta aterrarme con un complejo truco mental en el que me veo yendo al baile del instituto sola y con un traje barato.

–Ja ¿habéis visto con qué adefesio a venido Melinda? Tsk, para ir con ese, casi vale la pena haber venido sola.

La medusa cambia la ilusión y en ella la tal Melinda va del brazo del tío más bueno del instituto.

-¿Pero habéis visto que traje lleva Merlinda? que hortera. Más valdría que se hubiera quedado en casa.    

La medusa vuelve a cambiar la ilusión y en ella la tal Merlinda no solo lleva del brazo al tío más bueno del instituto sino que va vestida con un traje de Dior de catorce mil dólares cada lentejuela, le han crecido las tetas, es más alta, más guapa y ha desaparecido hasta la última imperfección de su piel.

-¿Habéis visto a Merlinda? Seguro que se ha operado, menuda fulana, sus tetas son de plástico, lleva peluca y dentadura postiza…  

Si la medusa psiónica pudiera soltar tacos se cagaría en todo lo que se menea. El duelo mental apenas ha durado milésimas de segundos pero la medusa renuncia a tratar de confundirme y opta la sencilla táctica de freírme el cerebro.  

Ante eso no puedo defenderme y cuando recibo el daño mis neuronas se declaran en huelga.  

-Confucio fue uno de los chinos japoneses de lo más antiguo que inventó la confusión... –Digo imitando el tono de voz de una Miss antes de cambiar el registro a una voz más aguda. - Si Fry, una dola telacatola. – y cambiar de inmediato a una voz mucho más grave- Soooooooy William Wallace, Morris Saffer y Nicolas Cage en 60 segundos.-Asevero antes de empezar a reír como una loca- Jua jua jua jua jua.

-Mujerador ordena… ¡Muerte por kiki!, ¡Muerte por kiki!, ¡Muerte por kiki! ¡Muerte por kiki!...  

Completamente ajena a la realidad no ofrezco ninguna resistencia cuando el granjero me carga a sus espaldas y me limito cacarear agitando los brazos y meneando la cabeza mientras hago sonidos extraños. Uhhh, ahhh, uhh, ahhh. ¡Blublublublublbu!

Pancho había gritado “huir insensatos” por un buen motivo. La medusa maligna mutante pepsionica iba a matarlos a todos si permanecían allí.

-Me cambio de religión pero corre ¡corre!

-Reniego del moho celestial que vive y mora en el estante sagrado de la nevera y adoro a la nueva y mejorada guía de la visita guiada, que volvió de la muerte con una cabeza nueva. Alabados sean sus números santos: 21, 36, 11, 5, 52, 2.

Tras su nuevo juramento se metió en el bolsillo pronunciando los números una y otra vez.

Pero qué hace usted, puto policía. Deje de besar a mi prometida.- El embaucador de serpiententes se lanzo en dirección hacia el sheriff con intenciones homicidas.

Txiki abrazo a su amado con fuerza, reviviendo una pasión que había intentado apagar, pero que aun se mantenía caliente como para freír una bolsa de empanadillas congeladas del Carrefour. Tras dos minutos intensos de puro muerdo, apartó al sheriff con una actuación más sobreactuada que otra cosa. Se interpuso en medio de ambos hombres con la palma de sus manos en el pecho de cada uno.

-No os peguéis por mi- Dijo fingiendo que esa idea le desagradaba. –Douglas aun siento algo por ti, no voy a negarlo. Pero el encantador de serpientes estuvo allí cuando tú te fuiste. No puedo traicionarle.- Sus palabras más que zanjar el asunto solo habian servido para enrevesarlo más todo, que era lo que queria la cadena: crear un triangulo amoroso cutre y predecible, pero no por ello menos interesante. 

La medusa era mala, más mala que la chaning y de inmediato y con otro no-pestañeo se lanzo a atacar a su siguiente víctima.

Mientras algunos se comían las bocas y otros gritaban y corrían como pollos sin cabeza, la nueva y mejorada guía del museo estaba trasvasando el contenido de la caja de puros de la mesa del despacho del director en sus bolsillos. –Rápido por aquí, a la siguiente escena- dijo mientras daba los tres pasos que la separaban de una gran puerta metálica y pulsaba un botón.

De inmediato comenzó a sonar una nueva alarma y una tochopuerta metálica empezó a descender.

John se sintió atacado por aquella medusa pocha.

- ¡AAAAAYYYY! Pedazo picotazos que mete el pordiosero bicho. ¡MALDITA BABOSA!

El ataque de la medusa hizo tener a John un momento de lucidez, muy fugaz.

Tal vez no existan mis deidades mágicas de piruleta y gazpacho. No puede ser, no puede ser, no puede ser...

Una espiral de colores aparece en la pantalla, y la cara de lerdo de John aparece en el centro de ésta girando solidariamente con ella.

John tiembla y siente dolor. No es un dolor físico, más bien es una especie de energía concentrada en la región anal que le hace dudar de su credo. Aunque desorientado mentalmente, siguió corriendo para salir de allí.

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