Partida Rol por web

Ante nosotros se muestra una escena de Nueva York a vista de helicóptero. La imagen es de calidad inferior, posiblemente tomada prestada de una película más vieja pero con capacidad para grabar desde un helicóptero.

El asesor empresarial entró en el rascacielos, un enorme edificio de oficinas en uno de los corazones financieros del mundo. Se coló en el ascensor antes de que se cerraran las puertas y pulso el piso “57”. Iba a ver a la junta directiva. Había trepado mucho y por fin tenía el honor de ser recibido por ellos (o Ellos) como insistían en pronunciarlo todo el mundo.

Una mujer con algo de sobrepeso y pinta de abogada corporativa le dedico una sonrisa, insinuante y sensual. Pero al mirarle vio el último botón iluminado y su expresión cambio a pánico.

-¡Piso 57! ¡Piso 57!¡Piso 57!-

Las puertas que estaban a punto de cerrarse fueron detenidas por el pie de un becario gafotas, becario que fue empujado al suelo y pisoteado por todos los ocupantes del ascensor que salieron en estampida:

La abogada fue la primera en salir. No paro de gritar “piso 57” una y otra vez mientras atravesaba el hall y salía a la calle. Los testigos dicen que recibió con una sonrisa liberadora el autobús escolar que la atropelló.

Una recepcionista salió justo tras ella. se busco un rincon junto a un fiqus y se quedó apoyada en el suelo, abrazando sus rodillas y llorando.

Dos ejecutivos se gritaban el uno al otro “tranquilízate” mientras se abofeteaban. Un año después batieron el record guiness de abofeteamiento mutuo.

El becario fue el mejor parado, solo le habían dislocado un par de vertebras. Se arrastró hacia afuera, dejando al fin que las puertas se cerraran y llevaran a un solitario Dennis hasta la junta directiva, que ocupaba el último piso del edificio.

[Bizet - Carmen: Habanera]

El último piso le recibió con un hilo musical más elegante. Una atractiva mujer, escasamente vestida de rojo contemplo el ascensor abrirse desde su mesa mientras masticaba, o más bien lamia, una guindilla roja. Esa era toda la sala: los ascensores enfrentados a una puerta de doble hoja y la zona de la secretaria en una esquina. La sala era de mármol y la cristalera mostraba la ciudad. La mesa era de roble, al igual que un perchero de pie situado en la esquina. Sobre la mesa había un cuenco de cristal con varias guindillas mexicanas como cortesía con las visitas. Los techos eran de doble altura, lo que explicaba que hiciera un poco más de frío que en el resto del edificio.

- Señor Archment, que bien que ya ha llegado… Ellos le están esperando. ¿Me permite su gorra y su abrigo?- Se acerca más de lo adecuado para cogerlos, embelesando al hombre con su aurea encantadora. Era la mujer perfecta de no ser por un ligero aroma a azufre que su perfume caro no podía disimular del todo

-¿Un chile?- Ofreció tras tomarle la ropa y colgarla en el perchero.

-Gracias, pero ahora no me apetece chicle- dije con una voz un tanto nerviosa. Estaba sudando un poco ya que no sabía que me iba a encontrar en aquel lugar. Era la primera vez que era convocado en persona por Ellos y la situación se salía un poco de mis expectativas. Sin embargo estaba dispuesto a todo ya que ser convocado de esta manera indicaba algo muy gordo.

La secretaría era realmente guapa y para romper un poco el hielo me lancé a hablar con ella. -Se nota que usted come mucho chicle. Tiene una mandíbula preciosa. Ya sabe, el comer chicle hace que se ejerciten los músculos de la boca, me lo dice mi dentista siempre que voy- Era una conversación bastante absurda pero era lo primero que se me vino a la cabeza. La situación en la que estaba no me permitía tampoco mucha mas libertad para pensar.

Estaba deseando entrar en aquel lugar y ver que es lo que ocurría. Al principio cuando fui convocado pensé que algo había hecho mal y estaba metido en un buen problema. Sin embargo descarté la idea muy rápidamente. Si hubiera sido así, ahora estaría muerto y posiblemente mi carne sirviera de hamburguesa en alguno de los restaurantes de comida rápida dirigidos por Ellos. Estar aquí únicamente podía significar algo bueno y malo a la vez. Bueno porque sería una gran oportunidad de negocio. Malo porque requeriría un gran esfuerzo de trabajo y por lo tanto un mayor riesgo de acabar mal. 

Los dentistas son sabios.- entona con solemnidad -Lideran el coro de los torturadores. Bien, le están esperando.

Empuja la puerta abriendo las dos hojas a la vez. Al otro lado, la habitación carece de ventanas y, una vez avanzáis unos metros y salís de la silueta de la puerta, solo iluminan unos fuegos que coronan los pedestales situados a tramos regulares del camino. Las puertas dan a un largo pasillo elevado sobre un estanque en el que se aprecian movimientos de peces. El pasillo termina frente a una plataforma más amplia. Hay una gran mesa donde se asienta la junta directiva (tres individuos encapuchados) y una silla vacía y separada para que puedas sentarse frente a ellos. La disposición es más propia de un tribunal que de una reunión. Cuando llegáis allí la secretaria hace una reverencia y se marcha de vuelta. Sus tacones resuenan en la sala mientras se marcha.

Los tres tipos, hablan uno detrás de otro, como si se complementaran:

-Señor Archment ha venido. Siéntese.

-Sus ideas son buenas y nos han hecho ganar mucho dinero

-Nos gusta el dinero. Si pudiéramos, iríamos a un bar de alterne a tirar estrípers al dinero.

-Por algún motivo que no entendemos, su idea de cambiar el nombre de “Banco maligno que mataría por dinero” por “Banco Ahorro y Progreso” ha multiplicado el número de clientes.

-No queremos entenderlo, mientras sea rentable nos vale.

-¿Sabe que es muy rentable también? El espionaje industrial.

-Necesitamos que viaje a Tranquility Cerrado

-Tranquility Town – corrige otro

-Queremos saber porque “Judíos por la dominación mundial” ha invertido tanto oro…

-Dólares

-… dólares en mejorar la planta química local. Si nos trae una muestra de los compuestos que estén produciendo, nuestros científicos podrán analizarlo y les plagiaremos lo que sea que estén haciendo.

-Es tan irritante que otras empresas hagan cosas que no entendemos.

-Sea nuestros ojos en Tranquility.

- Nuestra asistente habrá dejado un teléfono móvil con comunicación directa con nosotros, por si necesita de ayuda en algún momento

-Pero recuerde que todo tiene un precio.

Las palabras de Ellos retumbaban en mi cabeza provocando por algún motivo un pavor del que me era imposible escapar. Podría decir que incluso no eran humanos... tal vez alguna vez lo fueron pero hace años que dejaron de serlo. Aunque no lo puedo asegurar, son solo conjeturas mías que me hago en el momento y que bueno, tal vez alguna vez en el pasado también pensé.

En ningún momento les miro fijamente. Mi mirada no se despega del suelo, como temiendo que el mirarles a los ojos me pueda provocar una profunda locura. Escucho sus palabras sin perder detalle y una vez han terminado de hablar les contesto. -S si... por supuesto... pueden confiar en mi, n... no les decepcionaré. Traeré esa muestra como ustedes me han ordenado e investigaré que es lo que se proponen "Los judíos por la dominación mundial". No les fallaré... se lo prometo-.

Mis palabras suenan con miedo pero decididas. Confío en mi mismo y se que puedo lograrlo, sin embargo la presencia de Ellos me hace sentir como una oveja entre una manada de lobos.

Bien. Nosotros tenemos cosas más importantes que hacer- dicen a la vez que sacan el monopoly edición Hello kitty y despliegan el tablero sobre la mesa. 

De repente todo se empieza a llenar de oscuridad que avanza hacia él. Está en el centro de una estrella de cinco puntas, claramente demoníaca, que rápidamente mengua hacia él, devorada por la oscuridad que cada vez la hace más pequeña. Finalmente todo es negrura... Ah no, está en un descampado delante de una planta química, vuelves a llevar tu abrigo y tu sombrero.

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