Sentí como la mano de Laura se aferraba a la mía propia y antes de poder mirar estaba siendo arrastrado por medio parque… nos cruzamos con muchos arboles por el camino lugares perfectos donde cobijarnos, pero simplemente pasamos de largo.
Ella al fin me suelta y corre hasta una especie de banco doble con mesa bajo una cubierta. Se sube a la mesa y espera allí sentada. No había otra opción, me estaba comenzando a empapar de nuevo. Deje de cuestionarme la situación y acudí a su lado. Ya solo quedaba esperar a que la lluvia amainase.
El cielo se ilumino y aunque débil trono un trueno… Mire el cielo esperando ver otra vez aquel juego de luces. Me encantaban los días lluviosos…
-¡Vaya!, vamos a tener un espectáculo de luces- comente emocionado… observe a Laura con el rabillo del ojo. Estaba empapada al igual que yo, la observe de arriba abajo y no pude evitar detenerme en su camisa, pues en esta dos bultitos se notaban a través de la tela. No pude evitar sonreír.
Cuando resonó aquel trueno pegué un pequeño salto por la sorpresa pero en mi cara no se mostraba rastro alguno de miedo, es más, me eché un poco hacia delante para poder ver el cielo nublado con una sonrisa en la cara. Miré de reojo a Michael y le pillé mirando hacia mis pechos mientras sonreía. Me crucé de brazos para llamar su atención mientras le miraba con el ceño fruncido -El espectáculo de luces es en el cielo... no en mi pecho...- le enseñé la lengua y me reí a carcajadas sin descruzar los brazos.
En cuanto cruzo los brazos, baje ligeramente la cabeza intuyendo algún tipo de represalia que nunca llego. La mire a la cara y encontré su seño fruncido. Pensé que se había enfadado y sus palabras me ayudaron a entender eso.
Sin embargo su risa me dejo algo confuso, descolocado… tarde un poco en reponerme, me aclare la garganta y a pesar de que mis labios se despegaron para soltar alguna disculpa, no llego a salir ninguna palabra. Sonreí algo nervioso y aparte mi mirada de ella, fijándome en la cortina de agua que caía en el parque que se iluminaba de vez en cuando.
-Parece que nos quedaremos aquí mucho rato- sin duda parecía no querer dejar de llover… intente abrir una conversación pero estaba en blanco.
El que Michael agachara la cabeza me hizo gracia, por unos intantes me había parecido un perro que esperaba el castigo de su dueño por algo que había hecho mal. Volví a reirme, esta vez algo más bajo mientras me tapaba la boca con la mano. Me gustaba la cara que ponía cuando estaba confuso, me hacía gracia. La lluvia aumentó su intensidad y los rayos iluminaban de vez en cuando el cielo. Miré hacia arriba mirando fijamente la madera sobre nuestras cabezas -Esta madera no creo que no proteja mucho t-tiempo...- dije tartamudeando un poco a causa de un escalofrío, empezaba a congelarme por culpa de la ropa mojada -como me gustaría estar a cubierto y con la ropa seca...- aquella frase era muy obvia, tal vez pudo haber sonado como una indirecta pero nada más lejos de la realidad. Solamente quise expresar con palabras lo que pensaba para que no volviera aquel silencio incómodo que tanto nos perseguía. Miré de reojo a Michael mientras subía las piernas a la mesa para abrazarlas dejando el osito a mi lado -Parece que te gustan las t-tormentas...- dije en un intento fallido de empezar una conversación.
Laura observaba sobre nuestras cabezas y yo la observe a ella durante un instante, luego seguí su mirada hacia nuestra única protección contra la lluvia. Allí pude ver como la madera comenzaba incluso a volverse en un tono oscuro. Parecía que absorbía el agua y no tardaría mucho en dejar que esta cruzara la pequeña barrera que nos salvaba por el momento.
A mi lado sentí como Laura se estremecía de frio y uniéndolo a sus otras palabras hizo que mi mente se debatiera en unas ideas que pasaron fugaces… habiendo pasado lo que ya había sucedido, no era una idea tan alocada. Sin embargo antes de moverme siquiera oí mas palabras provenientes de ella.
Consideré sus últimas palabras una pregunta, pero aun así no respondí, al menos no tan pronto. Me recoloqué en la mesa y aprovechando que ella estaba encogida sobre si misma la rodee con mis brazos, mientras mi propio cuerpo quedaba tras ella con mis piernas cayendo a sus lados hasta el asiento de madera. No era muy difícil estar así, pero me obligaba a estar muy pegado a ella sino quería caerme pues apenas estaba al filo. Pronto comencé a sentir el calor que emanaba de su cuerpo y fue reconfortante…
-Me gustan, sobre todo cuando son eléctricas me pongo a observarlas y cuando no, leo algún un libro, la verdad es que me relajan mucho...- dije aquello bastante cerca de su oído pues había acercado mi cabeza y era la única forma de que no me perdiera entre sus cabellos.
El movimiento de Michael me sorprendió un poco y me tensé ligeramente pero al notar como mi espalda empezaba a entrar en calor me relajé y me acomodé un poco. Las palabras que me dijo cerca del oído me provocaron un escalofrío y una sonrisa tras lo cual asentí -a mí también me gustan las tormentas eléctricas, a mi madre le aterrorizan y cuando yo era pequeña jugábamos a que yo era la madre y le protegía de ellos, era divertido...- dije mientras sonreía al recordarlo. Miré un poco hacia atrás girando la cabeza y golpeé suavemente mi cabeza contra la suya -Tu también debes tener frío... espero que pronto amaine... si quieres volver a tu casa a cambiarte... - dije volviendo a mirar hacia delante apoyando la barbilla en mis brazos, los cuales rodeaban aún mis rodillas.
A pesar de estar pegada a ella su calor solo me protegía por delante… el viento soplaba y unido a la humedad en mi ropa hizo que el frío calara en mi, respondiendo mi cuerpo con un breve espasmo.
-Si, puede que tenga un poco de frío…- admití, pues negarlo era una tontería. Me quede pensativo, meditando sus últimas palabras. Y ciertamente no parecía que fuera a amainar muy pronto.
Una gotas se precipitaron sobre mi cabeza y al mirar pude ver como aquella barrera de madera ya no nos iba a servir demasiado, poco a poco el agua la había ido atravesando quizás colándose por las finas rendijas que unían los tablones. Más gotas cayeron y no fui su único objetivo…
-Laura, no parece que vaya a amainar… mi hotel esta cerca de aquí-Si aquellas palabras parecían portar segundas intenciones, no se podía negar.-si quieres podemos quedarnos allí hasta que pare la tormenta, solo si quieres claro…-
Noté como Michael se estremecía a mi espalda, algunas gotas de agua comenzaron a caer sobre nosotros y me tensé al notar lo frías que estaban. Aquella pregunta me sacó los colores pues no parecía una propuesta muy inocente aunque tal vez lo era, es más, en realidad habría sido una buena idea si no fuera porque estaba completamente segura de lo que pasaría en aquel hotel si acabábamos allí. Carraspeé nerviosa intentando buscar la respuesta adecuada y en consecuencia tartamudeé un poco -tal vez... pero yo... yo no... yo también vivo cerca...- tragué saliva al darme cuenta de que no podía rechazar su invitación como es debido y suspiré -...a... a cuatro manzanas...-dije señalando con la mano en dirección a mi casa. Entonces recordé las llamadas perdidas de mi madre que habían en mi móvil justo antes de apagarlo y lo saqué de mi bolsillo. Estaba algo húmedo pero al apretar el botón rojo encendió sin problemas y pude ver que ya no eran dos como antes sino que tenía siete llamadas perdidas. Me tensé de inmediato y quedé completamente pálida. -Cre...creo que debería irme...- dije mientras le enseñaba la pantalla del móvil por encima de mi hombro -mi madre no me suele llamar tanto si no es importante....- dije mirándole de reojo.
La escuché tartamudear y excusarse. Con aquello, para mi significaba que ya se finalizaba cualquier esperanza de algo más allá, que no fuese pasar la tarde juntos, pues yo no desea insistir demasiado y no esperaba otra respuesta diferente, al fin y al cabo era nuestra primera cita…
Le sonreí aunque sabía que no me vería hacerlo, estando aun abrazado a ella.
-Bueno, entonces permíteme acompañarte- Le dije, esperando a que ella se levantase. Pues no creía que pudiera hacerlo por mi cuenta, sin caerme o llevármela por delante en un temible intento de salir de aquella postura.
-¡C-claro!-respondí aún nerviosa a su invitación de acompañarme mientras me levantaba lentamente de la mesa y esperaba a que me imitara. Aún llovía fuerte pero supuse que como íbamos a volver cada uno a su casa no importaba mucho que volviéramos a mojarnos así que di un paso hacia atrás dejando que la lluvia me mojara de nuevo. Un rayo resonó detrás de mí iluminando el cielo mientras yo sonreía -mi madre debe estar aterrada...- dije cruzando los brazos para que no se me viera mucho ahora que mi camisa volvía a estar mojada. Encabecé el paseo seguida de cerca por Michael y no tardamos en salir del parque. La gente corría por la calle intentando no mojarse mientras yo caminaba tranquilamente disfrutando del ambiente. Me gustaba la lluvia, lástima que no fuera vestida para la ocasión. No tardamos en llegar a mi casa. Era un edificio como cualquier otro en cuyo portal decía "edificio Azahar portal 3". Me detuve de espaldas a la puerta dándole la cara a Michael y le miré a los ojos -N-No puedo invitarte a entrar... mi... mi madre no sabe lo de las citas...- sonreí nerviosa sin dejar de mirarle, aquellas situaciones se me daban fatal, nunca había llegado al final de una cita aunque había visto muchas en las películas. <¿que debo hacer? ¿le doy la mano como cuando nos conocimos o dos besos?... ¿tal vez debería volver a besarle?... no sería tan raro después de lo de la noria... aunque...> -Siento que la cita haya acabado así...- acabé por decir cada vez más nerviosa mientras dejaba mi mirada fija en sus labios.
Apenas había un alma en las calles, únicamente coches con gente bien resguardada en su interior. Y los pocos con los que nos cruzamos huían como si el agua que caía sobre ellos fuese ácido. En cambio nuestro paso era lento, poco importaba ya mojarse en mayor o menor cantidad, sin embargo los pasos bajo la lluvia se sintieron entre agradables y fríos.
Laura caminó siempre por delante de mi y en apariencia se sentía como intentando alejarse a pesar del ritmo lento, pero podrían ser tonterías mías. Sacudí un poco la cabeza intentando deshacerme de cualquier estupidez en mi mente y la seguí…
Y como había dicho vivía cerca… se detuvo frente a la puerta de un edificio. Mi curiosidad me pudo y observe el nombre y la apariencia del mismo, para luego darme cuenta de que se había girado hacia a mí. Crucé la mirada con ella, sentí sus palabras mientras observaba como me miraba.
Sonreí a sus últimas palabras, pero fue una sonrisa fugaz, por mi mente rondaba una idea típica de cine y el pensarlo solo hizo que me pusiese un poco nervioso, era extraño como cada vez me sentía mas a gusto con ella, pero eso no evito que me mordiese ligeramente el labio golpeándolo ligeramente con mi lengua. Deje a un lado el nerviosismo y avance hacia ella.
Y al igual que ella se había fijado en mis labios yo me fije en los suyos, dejando apenas espacio entre nosotros, pudiendo incluso sentir su respiración caliente ante la fría caída de la lluvia. Me mantuve así un segundo quizás mas, me pareció eterno… y un instante después uní mis labios con los de ella, cerrando los ojos en el último momento, luego de siquiera rozarlos. Sin poder evitar que mis manos se alzasen en torno su cadera.
Michael se había acercado a mí, pude notar el calor que desprendía su cuerpo en contraste con mi piel fría. Cerré los ojos incluso antes de que nuestros labios se unieran. Noté como sus labios, fríos por la lluvia, se unían a los míos y también como su aliento y su lengua calentaban los míos. Sus manos sujetaron mi cadera provocándome un dulce escalofrío que recorrió todo mi cuerpo e hizo que soltara un sordo suspiro junto al movimiento de mis manos acariciando sus brazos. A pesar de que el beso duró bastante, cuando nos separamos apenas unos centímetros para mirarnos sentí que a penas había durado unas milésimas de segundo. Tenía tantas ganas de continuar aquello que mis manos no soltaron las mangas de su camisa. <Primera cita... primera cita...> me repetí mentalmente mientras carraspeaba y aflojaba mi agarre -T-Tengo que...- dije señalando hacia arriba indicando que tenía que entrar pronto -yo... me alegro de haberte conocido... Michael...- puse mis manos sobre las suyas que aún sujetaban mi cadera y le miré a los ojos -espero volver a verte...- En aquel momento uno de mis vecinos salió por la puerta del portal y me miró de arriba a abajo, fue entonces cuando me acordé que no llevaba las llaves encima así que con una de las manos evité que la puerta se cerrara y luego volví a mirar a Michael -Porque... volveremos a vernos ¿verdad?- pregunté con una pequeña sonrisa mientras daba un par de pasos hacia atrás.
Apenas nos separamos un momento… un instante que marco el final del beso y cualquier otro intento. Mis manos aun se mantenían donde las había dejado, aferrando su cintura con las de Laura sobre las mías. Mientras, ella hablaba mostrando en sus vocablos el camino a una despedida de su último intento por escapar.
Y no podía culparla, al fin y al cabo era el primero en muchas cosas de las que habían sucedido hoy… me henchí de un orgullo que no comprendí, pero me basto para hacerme feliz. Ella se alejó unos pasos sumergiéndose en el interior del edificio.
La lluvia seguía cayendo sobre mí.
-Tengo la esperanza de que si- acabe diciendo, dedicándole una media sonrisa.
Entonces espere a que terminara de huir de mí, antes siquiera de darme la vuelta e intentar recordar como llegar a mi hotel.
Una vez cerré tras de mí la puerta del portal me quedé mirando entre las sombras cómo Michael se iba, caminando bajo la lluvia. Me arrepentí de no haberle bajado un paraguas, pero si mi madre no sabía lo de las citas le parecería muy extraño que bajara de nuevo con un paraguas y que no lo subiera. Cuando perdí de vista a Michael suspiré mientras me apoyaba en la pared para luego subir pesadamente las escaleras. Las gotas de agua caían de mi cuerpo continuamente empapando el suelo en mi camino pero no me importó. Al llegar a la puerta de mi piso toqué al timbre y esperé. Mi madre no tardó en abrir con el ceño fruncido y abrazando una almohada. Me esperaba una buena bronca por haberla ignorado una tarde de tormenta.