Partida Rol por web

El palacio de Pwelle se alzaba majestuoso en el centro de la bahía atrayendo a los Nayas perdidos en el continente. Traían con sigo nuevas curiosidades y cientos de conocimientos recolectados de sus tantos viajes errantes por los asentamientos de otras razas. Las tareas de la nueva ciudad se fueron asignando a los recién llegados, organizando nuevas milicias para proteger a la creciente población, centros de entrenamiento y zonas de cultivo, así como también aserraderos y talleres para reparar y construir nuevas embarcaciones.

Justo antes de partir en su misión una larga charla con Madre le había abierto los ojos, en un principio no comprendía su objetivo, porque salir en busca de aquellos nayas perdidos en el continente quitándole naves que pudieran defender a Gäldale y a la misma Madre si tarde o temprano llegarían a ellos. Aquella tarde Madre reposaba en su habitación tras una jornada de intensos preparativos, los almohadones reflejaban los últimos rayos de sol en sus exquisitos bordados en hilo de plata a la vez que inundaban la sala con el intenso aroma frutal con el que habían sido perfumados.

En medio de la calle en un remolino de plumas apareció el tragador de sombras, negro como la noche rodeado de su mejor élite córvida, a un lado suyo un gigante aporreaba una casa que se derrumbaba mientras en su interior, el graznido quejumbroso de una familia agonizante apenas duraba un suspiro. El líder de los tvus cogió aire, enfurecido, bandadas de tvus huían de la ciudad a la llegada de los once gigantes, pero esto iba a terminar inmediatamente....

El tragador de sombras corrió hacia el gigante alzando el vuelo y empuñando dos dagas entre sus garras, acabaría con él de un solo golpe, el vuelo era directo pero algo intentó alcanzarle, con gran maestría, el Tvu esquivó la gigantesca mano que brotó del suelo tratando de alcanzarle.

Ante él surgió de la tierra el Hijo del odio, Uhmar, hijo de Hoyuh, quien ahora solo vivía para odiar a los asesinos de su padre, cubriendo las espaldas a su compañero gigante alzó sus propias manos, y dos enormes planchas de piedra trataron de aplastar al Tvu, una vez más con gran agilidad lo esquivó y se lanzó a por el avatar gigante

La magia de la tierra trataba de golpear una vez tras otra al rápido guerrero emplumado, quien lanzaba rápidas cuchilladas mermando la energía del gigante, buscando su cuello, buscando arrancar su vida. Pero el tvu no podía tener suerte eterna, y finalmente los dedos de Uhmar se cerraron entorno al Tvu, y con un graznido que resonó en Pankheru augurando su derrota, ambos desaparecieron bajo tierra y tras algunos minutos de silencio, los esperanzados tvus que esperaban a su avatar, tan solo vieron emerger de nuevo al herido gigante, que habiendose cobrado su venganza, ahora ejecutaria las órdenes de su rey, dejando Pankheru reducido a cenizas.

Los Tvus, que antes de mirar a Albur, se miraron a si mismos, habian
advertido de la proximidad de gigantes en Pankheru, y aunque antaño
recibieron la visita de su guia , no se fiaban de aquellos que husmeaban
en las inmediaciones de su ciudad...

En cada calle de Pankheru se encendio una hoguera, siendo todo iluminado
por las llamas...

Pronto se vio llegar al enemigo...

Los desperfectos ya eran importantes, pero por suerte, los guardianes no
tardaron en llegar hasta los gigantes...

Las llamas de las hogueras ubicadas por toda la ciudad se encogian, como
si estuvieran siendo oprimidas, aunque crepitando con fuerza... Despues,
explotaban violentamente, expandiendo su alcance hacia el cielo,
consumiendo el aire...

Una masa de oscuridad se asomaba a la superficie, en el lugar donde
yacia Omeghiru, y brotaron lenguas negras, agitandose nerviosamente,
fustigando a los Gigantes, mientras las sombras de los Tvus, enloquecidas
por su perdida llegaban desde las inmediaciones de la ciudad, llamadas a
ella por una fuerza desconocida...

Algo palpitaba bajo ese manto tiznado, y lo que quiera que fuese, se
estaba poniendo de pie...

Unas alas se dejaron ver, brillando con fuerza ante el fuego, empapadas
de aquel fluido oscuro, y bajo el, unos pequeños ojos azulados
escudriñaban alrededor...

-Pankheru??

Poco despues, alcanzo a ver a los gigantes, destruyendo todo a su paso, y
aun tambaleandose, avanzo en esa direccion, dejando un reguero siniestro
tras de si...

Ya frente a los gigantes, se detuvo, y estos trataron de golpearle, pero
no consiguieron si no verse atrapados por la viscosa sustancia que lo
cubria, envueltos por ella finalmente, acabando como una sucia masa
humeante de piel y huesos sobre el suelo...

Omeghiru era la carcasa que protegia al mundo de un mal mayor...

Agachandose el ser, toco lo que quedaba de esos cadaveres, y los restos
de su recien roto cascaron vibraron, amasando piel huesos y sombras en
una abominacion...

Los gigantes habian sembrado la semilla de su propia destruccion, y ahora
cosecharian sus frutos...

Cita:

La extraña forma de bruma, esa mujer que todos veían pasar con curiosidad, avanzó entre los guardias. Los habitantes de Hydratan la observaban sin miedo; acostumbrados a los extraño, a lo ajeno y lo propio, a explorar, la curiosidad Vandrer era enemiga del miedo.

Finalmente llegaron a la tienda de Llewyn, y se le ofreció paso, así, sin más ceremonias.

El interior estaba en penumbras, iluminado por el dorado resplandor en la lejana esquina de la enorme carpa que hacía de centro de gobierno. En el centro, Llewyn esperaba sentada sobre una rica alfombra llena de cojines.

- Adelante, invitada de tierras lejanas. Me han dicho que eres importante. Que mi pueblo tendrá un antes y después de esta visita. Luego, bajando la voz, pero no inaudible para alguien como Procellae que vivía en las corrientes de aire, Si al menos los malditos videntes fueran específicos de vez en cuando...

-Oh, ¿eres tu la que mantiene el orden en este curioso sitio? La clarividencia es un asunto extraño y desconocido de donde vengo, pero la brisa estival habla con mas precisión a veces... -empezó con una pregunta, sin mas. La pompa y la soberbia no eran cosas propias de si misma. La naturalidad espontanea que le dictaba su propio elemento era por lo que solía regirse, ya que a diferencia de muchos ella no había sido criada en una cuna real ni adiestrada para su cargo. Tampoco era algo que molestara mucho, ya que sin esas florituras que ofuscaran su criterio se había ganado la confianza y el aprecio de su pueblo.

Miró cada detalle de aquella tienda, apreciando todo aquello tan extravagante para sus ojos.

-Realmente era cierto todo lo que comentaban en las tierras del sur. Este es un sitio ciertamente agradable y pululante. Espero no os moleste haber venido sin anunciarme, tengo entendido que en algunos sitios se toma como una ofensa aparecer sin invitación.

Luego reparó en que quizá sería bueno sentarse  cerca, y así lo hizo buscando acomodo de forma sencilla.

-Probablemente a los niños les encantaría la mayor parte de las cosas que pueden verse en estos mercados. A mi al menos, me fascinan -agregó mientras examinaba algo parecido a una escultura miniatura de dragón de entre sus "compras".

La Expedicionaria sonrió. El ser delante de ella era tan... extraño. Simple pero complejo. Inocente pero... sabio. Esa primer frase... la brisa habla con más precisión a veces. Cuanta verdad.

- Hydratan es un escaparate extenso. Tanto de bienes, como de personas. De intenciones. De culturas. Los Vandrer vamos por el mundo recolectando todo aquello que nos llama la atención. Algunas de esas cosas, en el paso de la gran Vandrerfrán, terminan aquí.

Un sirviente aparece de entre las sombras para ofrecer bebida. Agua? Algo más fuerte?

Ella misma toma una copa con una bebida destilada, amarga, conocido localmente como Astincia. En Hydratan está invitado quien venga a traer algo. Y siempre se lleva algo también. Ahora dime... qué has venido a buscar? Qué has venido a ofrecer?

Por la mirada de Llewyn, era obvio que no se refería a los juguetes que Procellae tenía entre manos...

Aceptó cortesmente un vaso de aquella bebida, aunque la consumió lisa y llanamente de pocos tragos.

-Vaya, que sabor tan curioso, gracias. Oh si, el asunto que me trajo hasta aqui, ya es la tercera vez que se me olvida por completo, es fácil distraerse aqui. Vuestro comercio aqui es reconocido en toda Albur, y en las tierras sureñas hemos vivido aislados durante demasiado tiempo. Tenemos una larga sombra a cuestas por el pasado, pero en estas épocas puedo decir que las hemos dejado muy atrás...había pensado en que quizá tuvierais interés en expandir aún mas vuestro mercado. Y seguramente a quienes estan en mi tierra es agradaría empezar a tener contacto con el exterior a modo de comercio. Estoy convencida de que hayaréis sumamente interesantes algunas de las cosas que nuestras tierras pueden ofreceros.

Se detuvo un instante, pensativa, y sintió que el berbaje le había dado un pequeño golpe bajo. Se rió algo.

-Me atrevería a ofreceros incluso, un nuevo punto para otro mercado similar a este. Probablemente os reportaría un beneficio bastante importante, aunque no se bien como funciona vuestro mecanismo.

A simple vista estaba ofreciendo algo bastante considerable tan pronto. Quizá hubiese sido aquella franqueza con la que hablaba la Vandrer la que le inspiró mas confianza. El conjunto de esa actitud con el resto de las personas con las que se había topado ya en esas tierras le resultaba tan agradable como la simetría natural de una flor.

Los kohiri observaron con creciente preocupación como sus aliados gigantes partían hacia la guerra, el conflicto parecía inminente pero sus razones seguían oscuras.

Se enviaron emisarios a los Tvus para que explicasen su presunta traición, se consulto a El Camino, pero las sendas eran oscuras y poco se saco en claro

Ademas de los dos consejeros varios guerreros de los Sombrios viajaron a la ciudad de Talruum, allí observaron las pesadas armaduras de los gigantes, que hacían mas lentos y torpes a los enormes brutos, pero no se podía negar su eficacia para defenderse. Así se encargo a los herreros kohiri la elaboración de unas armaduras similares pero mucho mas livianas para que no entorpeciera su velocidad, tras un tiempo de pruebas en la forja desarrollaron unas armaduras hechas con finas bandas de metal, ligeras pero capaces de absorber con eficacia fuertes golpes

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En la ciudad de Piliplok los Vurmak seguían buscando como entender a las demás razas, las noticias de guerra les alarmaron, aunque fueron de los primeros en saber de ella y les hizo apresurarse en completar los comités de bienvenida

-si un ejercito invasor llegase a nuestra ciudad no podría mas que reconocer que somos sus amigos- con esta filosofía los eruditos Vurmak empezaron a crear unas normas de protocolo que ayudarían a cualquier Vurmak a solucionar sus problemas con los extranjeros, siempre

Uriel estaba pasando revista a sus tropas ,sus ejercitos eran de un numero grandioso ,los mas numerosos de todo Albur sin duda ,no se habian visto ejercitos asi desde hacia mas de 40 años...
Cuando le llego un mensaje lo abrio ,y su semblante parecio cambiar a un negro mas oscuro.
-Moved a la orden de espias algo a destruido a Orion ,necesito saber a que me enfrento.

Tantas preocupaciones ,tantas batallas por venir y tantos enemigos en todas partes....
¿Que extraña fuerza habia golpeado a los elementales esta vez?

Despues siguio caminando hasta una de sus multiples salas de descanso donde tenia uno d elos tantos mapas del continente,marcado con multiples reseñas.

Pronto llamaron a su puerta y una figura entro:

-Mi señor Uriel -el ser intentaba reistirse al aura de miedo y muerte que el elemental provocaba ,al parecer estuvo apunto d eresistirse aunque fueran unos segundos pero enseguida el emperador bajo la intensidad de esta y el invitado solo sentia un frio que calaba lentamente sus huesos ,algo que al intruso le recordaba a casa.Aun con temor en su voz siguio hablando.

Creo que me llamo desde bastante lejos para que hiciera algo por usted ,si me puede aclarar que es .
Y saliendo de las sombras surgio el Karrdum.

-Si ,quiero que busques algo para mi algo poderoso ,necesito que colabores junto a mis hechiceros por si eso se encuentra en el reino de Yoonel

-Esta bien pero ,¿Que es lo que busca ?.

-Pues se trata de...

TURNO CERRADO

Permitidme que desvele algunos de los oscuros misterios que rodearon la batalla de Phankeru. O al menos, que relate lo que nos llegaron a nosotros.

Es bien sabido que tres poderosos gigantes partieron a la batalla. Aunque se desconcia que ocho mas les seguian ocultos. Cazando a todo aquel que se les cruzaba. Evitando asi, que fueran localizados y cogiendo por sorpresa a la ciudad sitiada.

No es tan conocida, la presencia de un veterano y poderoso ser Tvus. Una criatura que se habia dado por muerta, pero que en realidad continuaba ralizando sus hazañas, ocultas, si, pero no para todos los ojos.

La batalla hubo comenzado, cuando El Hijo del Odio, se lanzo en desafio contra el lider de los Tvus, dandole muerte. Pero no era la unica fuerza capaz entre los Tvus. Otro ser mas antiguo, mas venerado, estaba entre ellos, dando ordenes entre las sombras. Ignorando que junto a los Gigantes otra criatura habia atravesado su portal.

El Naya, tambien llamado Filo. Se deslizo con presteza entre los pasillos de la ciudad. Era un veterano, que ya habia dispensado muchas cuchilladas. Era tan veterano que estaba consumido por el veneno de Luciel. Pero aun asi, continuo su avance, hasta alcanzar su oscura meta.

Se dice que este Naya, portaba un aviso en forma de nota, pero si es cierto o no, es algo que ignoramos. Aun asi, segun hemos descubierto la nota decia asi:

 "Los Tvus habeis crecido en arrogancia. Vuestro pecado debe de ser justado. Vuestra penitencia es la muerte de quien la dispensa.
 Solo hay un Dios de la Sangre y un Señor de los Asesinos y este no desea burdos imitadores. Es suya y solo suya la voluntad de dar muerte bajo la mascara del secreto y la mentira. Pues el fue en otro tiempo, el secreto y la mentira"

Asi fue como en silencio, se infiltro, encontro y dio muerte al mayor secreto de entre los Tvus de este tiempo y como de la misma manera, huyo alejandose del combate, que nada tenia que ver con los suyos.

Un ser espantoso,
Decenas de terribles tentaculos
en el cuerpo de una dulce niña
Cubierta con de piel, petalos.

La criatura aparecida de la nada.
En una noche de cortina estrellada
otorgando una rapida muerte
sea quien sea, a quien se encuentre.

Ya en otra ocasión, en un tiempo pasado.
Ya en otros años, se hubo presentado.
Ya presto un tiempo de horrores olvidados
Ya nadie recuerda aquel funesto sino.

Otros lloraran ahora lo mismo.
Desamparados de este mundo de injustos.
El fantasma del odio, les dara el aviso
Volviendose infaustos, por el infortunio.

El avance de los Gigantes fue devastador. Las piedras volaban aplastando a los Tvus. Las mazas eran capaces de hacer caer edificios enteros de un solo golpe y sus gruesas pieles les sirvieron para frenar las armas de los enemigos.

Todo el caos, toda la destruccion termino con una ciudad semi derruida, con una linea de defensa diezmada y una fuerza de ataque casi anquilada.

Solo dos de los gigantes que habian participado, regresarian victoriosos a su hogar. Si es que a ese terrible final se le podia llamar victoria.